miércoles, 12 de octubre de 2011

La Corte Suprema no es garante del Derecho, o sea, en este país no hay Justicia

La Corte Suprema no es garante del Derecho, o sea, en este país no hay Justicia
Si alguna prueba faltaba para demostrar que Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema, es un faccioso o un adulón de la izquierda y no un juez imparcial, la acaba de ofrecer él mismo al organizar un acto en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, en el cual presentó su libro “Derechos humanos, justicia y reparación”. El presentador fue Eduardo Anguita, terrorista del ERP y uno de los asaltantes del Comando de Sanidad del Ejército que asesinaron al Tte. Cnel. Juan Duarte Hardoy en los años 70.
Estaban presentes en el acto otros ministros de la Corte Suprema, uno, el dueño de seis departamentos dedicados a la prostitución, Raúl Eugenio Zaffaroni y el otro Juan Carlos Maqueda, un político peronista de larga actuación hasta que aterrizó en la Corte por voluntad de Duhalde quien lo nombró durante su interinato presidencial.
Además, asistieron otros jueces penales federales como Claudio Bonadío, Ariel Lijo y Sergio Torres y Raúl Madueño integrante del Tribunal penal de Casación, el mismo que acaba de condenar a quince años de prisión al Coronel Alejandro Duret, entregado por el presidente de Chile a la tiranía kirchnerista en insólita violación del derecho de asilo.
No faltó Luis Cabral, presidente de la Asociación de Magistrados, deshonrando así la memoria de su padre, un gran Juez al cual aquel señor dista mucho de asemejarse; la presidenta de las energúmenas abuelas de plaza de mayo, el ministro de Justicia, Julio Alak, el premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel, y otros de la misma laya. Hasta se hizo presente el presidente de la DAIA Aldo Donzis, vaya a saberse a qué título (“Clarín”,28/9/2011, pág. 16 y “La Nación” del mismo día, pág. 9).
En ese acto Lorenzetti, que trepó a la Corte con fama de ser un intelectual del Derecho, mostró, sin embargo, su militancia activa en la persecución de los secuestrados políticos actuales y futuros declarando: “Los juicios de lesa humanidad no tienen marcha atrás. Son una política de Estado. Vamos a seguir con ellos. Les pido a los jueces que sigan en ese camino.” (“La Nación”, 28/9/2011, pág. 9).
Confesó así, desvergonzadamente, que esos juicios no son procesos imparciales y serenos en los cuales se respete la presunción de inocencia, sino que son actos políticos impulsados por el Estado, hoy convertido en una tiranía de ex-terroristas y de simpatizantes con ellos.
De esa enfática amenaza sólo puede deducirse que, pase lo que pase, esos juicios deberán llegar a su objetivo: la condena de los procesados, sea como sea. De ninguna otra manera se considerará cumplida la exhortación vehemente del autor del libro presentado, con el sugestivo título de “Derechos humanos, justicia y reparación”.
“Justicia” es sólo la palabra con que se cubre la inicua voluntad de estos jueces facciosos disfrazada como “sentencias” que no se basan en la ley sino en su odio contra las FFAA que los combatieron o en su deseo de hacer carrera complaciendo a la tiranía kirchnerista. Los “derechos humanos”poco les importan, como lo prueban los 140 muertos en las cárceles del régimen y los mil secuestrados que yacen en ellas por la ilegal voluntad de jueces como Lorenzetti. Y la palabra “reparación” oculta la malversación de fondos públicos destinados a pagar “indemnizaciones” a los terroristas que tanto daño le causaron al país derramando la sangre de miles de víctimas inocentes o a subsidiar los negociados de las arpías de plaza de mayo y de su secretario parricida.
El libro de Lorenzetti es un monumento al cinismo. Ya se sabe por anticipado cual será su voto cuando alguna de esas parodias judiciales que él incita llegue en grado de apelación ante la Corte Suprema. Ha prejuzgado con total desparpajo.
* * *
Respecto al “presentador” que eligió Lorenzetti para su libro, he recibido una carta de Arturo Larrabure que lo denuncia como terrorista. La carta dice así:
“El presentador del Dr. Lorenzetti
“Perplejo, he leído que el presidente de la Corte Suprema de Justicia eligió a Eduardo Anguita para que presentara su libro “Derechos humanos, justicia y reparación.
“El gesto del Dr. Ricardo Lorenzetti, de singular significado, no parece evidenciar “el respeto y la tolerancia” que se autoadjudica el magistrado, ni es prueba de “la igualdad ante la ley para todos”que predica; más bien se asemeja a una burla al dolor de las víctimas del terrorismo guerrillero, se aleja de la prudencia e imparcialidad con que deben conducirse los jueces, y anticipa que para algunos de ellos hay una sola clase de derechos humanos.
“Como miembro de la organización terrorista ERP, que secuestrara y asesinara a mi padre, Anguita integró el grupo guerrillero que copó, el 6 de septiembre de 1973, el Comando de Sanidad del Ejército, asesinó al Tte. Cnel. Juan Duarte Hardoy e hirió a un oficial y a un conscripto, en el marco del ataque sistemático a la población civil que en pleno gobierno constitucional realizó el terrorismo guerrillero para imponer un régimen marxista.
“Confío que otros jueces tendrán el coraje para desoír la convocatoria del Dr. Lorenzetti a imitar su cuestionable proceder, y alguna vez juzgarán a los guerrilleros que entonces torturaron, secuestraron y asesinaron a miles de personas, y a quienes hoy presuntamente malversan los caudales públicos indemnizando a los deudos de los guerrilleros muertos durante el ataque a cuarteles, en plena democracia.
“Y espero también que cuando la causa por el asesinato de mi padre llegue a la Corte, el Dr. Lorenzetti tenga el decoro de excusarse, porque evidentemente con su gesto ha prejuzgado.”
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Felicito a los quince jóvenes de la “Agrupación de Hijos y Nietos de Presos Políticos” que protestaron en el acto de Lorenzetti. Como toda respuesta, el faccioso que funge de Juez de la Corte, se empecinó en sus pésimas intenciones diciendo: “No vamos a retroceder en los juicios de lesa humanidad. Los juicios no se van a detener. Esto va a continuar” (“Clarín”,loc. Cit.)
Qué quiso decir con “esto va a continuar” está claro. No se refiere a los “juicios” en sí, sino a la persecución descarnada contra toda ley en que están empeñados contra las víctimas del odio de esta tiranía neo-marxista como “política de Estado”, en estrecha colaboración con el terrorista Eduardo Duhalde que, irónicamente, revista como secretario de derechos humanos de la tiranía.
Ante la angustiada protesta de los hijos y nietos de las víctimas de esa persecución, además de la enfática réplica de Lorenzetti, “la inmensa mayoría de la concurrencia, jueces, embajadores, organismos de derechos humanos, legisladores y funcionarios, se pusieron de pie y aplaudieron las palabras de Lorenzetti” (“Clarín”, loc. cit.).
Es decir, esa pequeña multitud de personajes importantes (que lo son sólo por sus cargos) actuó como una “patota” al servicio del odio y del abuso de poder, despreciando el derecho tan humano de los hijos y nietos de los secuestrados políticos a expresar su dolor y su indignación de la única manera que se les permite, a viva voz. Todos los demás medios, los del poder, los del dinero y los de la prensa, los tiene la “patota”...