miércoles, 21 de septiembre de 2011

Metas y medios incompatibles

Metas y medios incompatibles
El gobierno de Cristina Kirchner, como muchos otros gobiernos populistas, comete el error de no distinguir la injusticia de la desigualdad. Es por ello que combaten todo lo que huela a capitalismo porque consideran a ese sistema económico como portador de injustas desigualdades sociales. Les asusta la competencia porque la desigualdad que provoca no proviene de las decisiones arbitrarias del gobierno sino de elecciones y acciones surgidas de la espontaneidad social.
Abrir la sociedad a la competencia y a la libre elección de los ciudadanos no se ajusta a sus necesidades: se forman centros de poder alternativos al del gobierno y ello evita y controla la extensión de su poder.
Los gobiernos populistas no se cansan de repetir que van a dar a cada uno lo suyo. Esta utopía no considera que los recursos sean escasos y que sin la división del trabajo (basada en la desigualdad) no podría existir la sociedad.
Cierran los mercados o los obstaculizan creando lo que dicen combatir: más desigualdad social porque aumenta la pobreza.
Detrás de subsidios indiscriminados se esconden las metas demagógicas. En Argentina y también en muchos otros países la ayuda estatal se ha extendido a tal extremo que ha fomentado la vagancia, el desamor por el trabajo, personas inútiles ante los desafíos que propone la vida, por eso el aumento de la drogadicción y otras adicciones.
El Estado en vez de supervisar la ayuda social dejando la responsabilidad al sector privado se convierte en un papá Noel irresponsable y burocrático que le quita injustamente al que trabaja y se esfuerza por mejorar, para darle a quienes les aportan votos sin que importe el mérito.
Tanto en nuestro país como en Europa, los votos han respondido positivamente al Estado de Bienestar: éste da respuesta al problema de cómo repartir los recursos escasos mediante un Estado que con un gasto público exagerado busca satisfacer los reclamos de la gente.
Este método se opone cada vez más al sistema de mercado que reparte mediante un mecanismo espontáneo basado en la acción electiva de las personas de manera automática e imperfecta. Por este método, que promueve y necesita de los derechos civiles para desarrollarse y extenderse, se logró el crecimiento económico, la modernización, la igualdad jurídica y un mejor reparto de la riqueza.
Parece mentira que se pretenda volver a recorrer el camino socialista: el que terminó con la libertad , no logró la igualdad que pregonaba, militarizó a la sociedad, y degradó a la persona humana llevándola a la esclavitud del trabajo forzado y de los campos de concentración.
La pretensión utópica de Marx de que todos podemos ser iguales y que podremos tener cada uno según nuestras necesidades, apropiada también, por los gobiernos populistas, termina siempre en la misma cosa: un estado fuerte, burocrático, y corrupto que concentra el poder asfixiando a la sociedad civil. Fue la base de los totalitarismos.
Argentina necesita políticos que en vez de preocuparse tanto por repartir autoritariamente, se preocupe por crear condiciones que mejoren la producción y la productividad dejando que prospere la iniciativa, la creatividad y la libertad de las personas. De esta manera el abanico de posibilidades se extenderá aunque no se logre la igualdad vanamente soñada e imposible porque va, incluso, contra la vida humana.
El mercado en la sociedad capitalista nos brinda muchas más oportunidades que las sociedades que han pretendido ser socialistas por lo cual, si bien no trae la felicidad, un bien sumamente escaso, nos permite compensar mejor las desgracias que trae la vida.
La continuidad del modelo kirchnerista implica un voluntarismo irrenunciable por cumplir metas idealizadas. Si no se impone un cambio el gobierno será responsable de los costos sociales que exigirá, irremediablemente, seguir adelante con una interpretación simplista de la realidad.

SEÑALES COINCIDENTES

Cristina, cerca de reunificar el peronismo
Felipe Solá no sorprendió ayer al anunciar su reingreso al oficialismo y, a su juicio, la extinción del peronismo federal. Una semana atrás, un aliado de Solá, Mario Das Neves, se le plantó a su compañero de fórmula, Eduardo Duhalde, criticándolo por su agresividad contra el kirchnerismo, lo que debe interpretarse como una propuesta para distender los ánimos. Los que toman nota de los detalles advierten además otra cosa. Sumamente debilitado luego de que su delfín Martín Buzzi, una vez electo gobernador se pasó al kirchnerismo, Das Neves empezó a mostrarse cada vez más moderado y ahora está ausente de la campaña electoral duhaldista. Coincidentemente, Alberto Rodríguez Saá, un aguerrido contendiente de CFK en las elecciones presidenciales del 2007, luego de las primarias del 14 de agosto cambió su discurso hacia una línea lightque excluye cualquier cuestionamiento importante hacia la Casa Rosada.
No menos significativo es que Hugo Moyano, que pocos meses atrás encabezaba un movimiento laborista para copar la conducción del peronismo, ahora está a punto de renunciar a la presidencia del PJ bonaerense. Estas señales y otras más convergen en un punto: el cristinismo está acelerando los preparativos para, después de su triunfo en octubre, ponerle el broche de oro a su apoteosis. Esto es, proclamar la reunificación del justicialismo bajo el sol presidencial. La realidad es que el elenco de figuras que le dieron vida al peronismo disidente se va raleando rápidamente. Carlos Reutemann no estaría dispuesto a sumarse al oficialismo pero tampoco lo enfrentará, al igual que Juan Carlos Romero. Francisco de Narváez, un caso especial, está dando también señales de eludir la confrontación directa con CFK y sólo combate con Daniel Scioli. Todo esto sin hablar de que la postura “ni oficialista ni opositora” de Mauricio Macri les cierra las puertas del PRO a los antikirchneristas.
Con este panorama, la resistencia a la reunificación se concentraría sólo en Duhalde, sostenido por Gerónimo Momo Venegas y Luis Barrionuevo.
Pero da la impresión de que la subsistencia de un polo peronista opuesto al cristinismo depende de que el ex presidente no termine de desbarrancarse electoralmente el 23-o. Un Duhalde con menos votos que en las primarias sería una empresa en quiebra. De ahí que este resultado adquiera importancia estratégica.
Disidentes adentro
En realidad, bien podría pensarse que la enorme concentración de poder que está consiguiendo el kirchnerismo hace irrelevante si subiste o no el peronismo disidente. Sin embargo no es así. El gobierno estaría decidido a poner en marcha su mayor emprendimiento político desde su llegada al poder en el 2003: la reforma de la Constitución Nacional, con la inclusión de la reelección presidencial indefinida. Las condiciones necesarias para la misma serían no sólo una oposición fragmentada con una UCR en crisis (lo que está por ocurrir). También necesitaría la Casa Rosada un PJ formalmente unido, donde los disidentes critiquen desde adentro para salvar las apariencias. A juzgar por como hoy están las cosas, este escenario no estaría lejano.

EL FISCAL DEJÓ AL DESCUBIERTO LA ÚLTIMA TECNOLOGÍA DE ESPIONAJE DE LA SI

Caso Candela: el nuevo escenario de las intrigas cristinistas contra Scioli
Es importante la suma de desaciertos de la investigación que lleva adelante en el caso de Candela Rodríguez Federico Nieva Woodgate, el fiscal general de Morón. Pero tal vez el error más grave fue vulnerar la seguridad de la SI (ex SIDE) al decir públicamente que pedirá a ese organismo de inteligencia que intercepte los celulares Nextel de los policías sospechados y de los detenidos. Hasta ahora, la opinión pública desconocía que las comunicaciones por el sistema de radio de Nextel se podían “pinchar”. El fiscal acaba de reconocer implícitamente que la Secretaría de Inteligencia tiene en pleno funcionamiento los nuevos equipos que eliminan la privacidad en las comunicaciones por el sistema Nextel y también los de otras empresas de telefonía que trabajaban con radios.
Crimen y política
Nievas Woodgate y su subordinado el fiscal Marcelo Tavolaro, a cargo de la investigación, recibieron en los últimos días una fuerte presión de la Procuradora General María del Carmen Falbo, una ex duhaldista ahora vinculada a León Arslanián. Falbo les exigiría a los fiscales que acepten todo lo que investigue el subjefe de la bonaerense, el comisario general Hugo Matzkin, también hombre de Arslanián, que ya fabricó seis detenidos acusados por su participación en el homicidio. A todo esto, Fernando Burlando, abogado de Carola Labrador, la madre de Candela, habría recibido 200.000 dólares de la bonaerense para que monte una investigación más seria que la hecha hasta ahora. Es que en pocos días es inevitable que se caiga la acusación.
Los detenidos, Gladys Cabrera, dueña de la casa de Villa Tesei donde se halló el ADN de Candela; el carpintero Néstor Altamirano; el uruguayo Hugo Bermúdez; el albañil Alberto Espíndola; el fletero Guillermo López y el verdulero Fabián Gálvez, todos están acusados por un testigo de identidad reservada totalmente trucho. Esto rememora lo ocurrido en el ‘97 en la investigación del homicidio de José Luis Cabezas con el testigo Víctor Redruello, colocado por la bonaerense para señalar como culpables a la banda de “los Pepitos”. A éstos les plantaron una pistola que habían disparado sobre Cabezas cuando ya estaba muerto. Luego se descubrió que el fin de la maniobra era desviar la investigación de la pista de Alfredo Yabrán.
En el caso Candela, los dos testigos de identidad reservada puestos por la bonaerense acusaron a algunos detenidos con antecedentes, supuestamente con la intención de demostrar, por un lado, que no hay policías implicados en el crimen. Pero además, se sospecha que Matzkin estaría trabajando para desgastar la figura de Daniel Scioli (tal vez Arslanián mediante). Lo notable, una vez más, es que Scioli sigue demostrando que es incombustible y que no le entran las balas que le disparan desde la Casa Rosada y las oficinas de su compañero de fórmula Gabriel Mariotto. En esta historia de ofensivas fracasadas contra el gobernador se anotan, sobre todo, la ministra de seguridad Nilda Garré, Arslanián y Horacio Verbitsky, que quieren la cabeza de Ricardo Casal, el ministro de seguridad bonaerense. La caída de Casal, de producirse, sería el comienzo de una escalada cristinista para vaciar de poder al ex motonauta.