sábado, 20 de agosto de 2011

LAS BATALLAS LAS PIERDEN LOS DIRIGENTES; LAS GUERRAS, LOS PUEBLOS. EL ELECTORADO SE NEGÓ A PERDER LA GUERRA

El 50,07% que se convirtió en el 35,5%, o una mirada seria y respetuosa del mensaje de las urnas
Las PASO clarificaron ciertos interrogantes políticos, a la vez que dejan abiertos otros; por un lado el “relato oficialista” del “ya ganó” y por el otro el que surge de las infinitas denuncias de fraude, manipulación de telegramas y llenado de urnas realizadas a la vista de todo el mundo y mostradas omnipotentemente en la página oficial del Ministerio del Interior.
Con las primarias realizadas el domingo la Argentina ha estrenado un nuevo sistema electoral, pensado originalmente -cuando se ideó durante el mandato provisional de Eduardo Alberto Duhalde- para cumplir una función de naturaleza diferente a la que finalmente tuvo tras la re-sanción de la Ley en 2009 luego de la derrota de Néstor, y aún más modificada al ser reglamentada por CFK a la muerte de éste. Lo que debía haber sido un sistema para que el pueblo pueda elegir los candidatos presidenciales y legislativos nacionales de cada partido, terminó siendo una compulsa de intención de voto sobre candidatos y fuerzas políticas definidas de antemano.
Esto empezó por quitarle legitimidad e importancia a este inédito acto comicial, ya que se transformó por el imperio de las situaciones existentes en una “compulsa” más parecida a una “encuesta” que a una elección, y si además tomamos nota de que ya a las 21,30 horas del domingo 14-A un canal -C5N- emitía informando que CFK se imponía por el 51% de los votos, tuvimos los primeros indicios de lo que se venía. La falta de fiscales de la totalidad de los partidos opositores y la presencia “religiosa y militante” -mercenaria- de los fiscales oficialistas, más ciertas autoridades de mesa de dudosa capacitación para ejercer el cargo nos mostraron un combo que no podía dar un resultado diferente al que hoy se está empezando a constatar.
Las gravísimas denuncias de ciudadanos que emitieron su voto y al consultar las planillas vía Internet publicadas por el Ministerio del Interior comprobaron que se los había timado, o la del intendente de la localidad bonaerense de Pergamino -Héctor Gutiérrez- entre muchísimas otras más, denunciadas por el mismo jefe de campaña de Frente Popular no muestran que aquello que empezara a las 21,30 por C5N y se propagara como reguero de pólvora hasta terminar con que el mismísimo Ministerio del Interior y su Director Electoral, Alejandro Tulio, publicitara ante la algarabía de los jóvenes K y el cristinismo en general apenas pasadas las 24 horas del 14-A que “ella” había obtenido un 50,07% de los votos sobre un 77,82% de votantes que habían concurrido a expresar su voto.
Extrañaba enterarse mientras la televisión pública y privada -oficial, de los amigos y hasta los del multimedios Clarín- machacaba con esos guarismos e informaba que estos surgían de computar el 96,84% de las mesas, que los compañeros fiscales generales de las escuelas de la provincia de Buenos Aires (específicamente del conurbano 2º y 3er cordón) aún se hallaban abocados al recuento de votos, hecho que duró hasta pasadas las 6 horas del lunes 15, llegando en algunos casos a cerrarse el escrutinio en algunas escuelas de Quilmes, La Matanza, Merlo y José C. Paz recién a las 11 horas de ese lunes de Agosto.
Cuando se verifican las planillas entregadas por los fiscales generales tanto del FP como de UDESO se llega a la conclusión de que la cantidad de votantes estuvo en la media típica de éstos últimos 10 años post crisis 2001, o sea arañando el 63 al 65%, muy lejos por cierto con la cifra engañosa del oficialismo que habla de que rozó el 80%; los resultados publicados tienen, del mismo modo, particular importancia a la vista de tamañas desprolijidades, engaños y falsedades pues permiten fijar una fotografía, sin los “retoques”, “maquillajes” o “deformaciones” impuestas desde el Ministerio de Randazzo del estado de opinión con el que el pueblo argentino encarará las elecciones presidenciales de Octubre.
Si computamos que existió un 68% de votantes como máximo, venimos a descubrir que 9.233.010 argentinos -por un motivo u otro- se expresaron por el no o el ni ya que no concurrieron a convalidar la pantomima a la que nos obligaba el cristinismo, que dicho sea de paso así como les exigió un diezmo a los empleados del ANSES (¿y a cuantos otros?), obligó o instó al voto masivo de sus adherentes; si a esto le sumamos que 1.057.390 ciudadanos votaron en blanco, impugnaron o anularon su voto nos encontramos que 10.290.400 argentinos votaron NO, o como mínimo ni al oficialismo siendo este porcentaje de votantes casi la misma cantidad que aquellos que, más allá de las trampas, las irregularidades y el fraude votaron por CFK.
Las cifras oficiales nos “cuentan” que con el 96,84 de votos escrutados Cristina obtuvo 10.363.319 votos (existiendo una diferencia en más de apenas 72.919 votos con los no votantes o los votantes que anularon de alguna manera su voto), si sumamos los votos válidos de la oposición -luego de las perrerías oficialistas- encontramos que 10.336.344 argentinos se expresaron rotundamente contra el oficialismo K, mostrándonos una paradojal situación de que las cifras obtenidas por CFK más las de la oposición, y las de los votos anulados, impugnados, blancos o de aquellos que directamente se negaron a votar casi se reparten en partes iguales, desmitificando el relato del “ya ganó” que pretende imponernos el oficialismo y la totalidad de los medios de comunicación masiva sin distinción de banderías.
Aquel supuesto porcentaje publicitado se transforma por obra de las matemáticas más serias en un 33,44% o a lo sumo si eleváramos el presentismo al 72% esta cifra no lograría superar el 35,5% del electorado nacional mostrando a todas luces el porqué de la falta de euforia de las huestes K y el discurso más que conciliador de la Presidente. De ser el “partido único” al que aspiraban, se transforman vía una falsa humildad presidencial en el partido gobernante a nivel nacional y CFK encontraría despejado el camino hacia su reelección junto a Boudou en octubre, sin necesitar de una segunda vuelta; lo hace exponiendo sus propios méritos, justificando déficits y desgastes y aprovechando la ausencia de una alternativa creíble, con una oposición que no logró mostrar hasta aquí suficiente capacidad para articular una oferta más atractiva y convincente.
Es cierto que ella concita un fuerte respaldo, basado en distintos grados de conformidad con la marcha del país y con el sentimentalismo de un pueblo que vio a la mandataria sufrir estoicamente la pérdida de su marido y jefe político; esto no significa que a la hora de hacer su balance, tales evaluaciones olviden u omitan las serias distorsiones, desatenciones y deudas sociales que siguen lastimando luego de nueve (9) años de crecimiento continuo el tejido social y obstruyen las potencialidades de la Patria. Quienes intenten interpretar este respaldo significativo a la “continuidad” del modelo kirchnerista con un cheque en blanco se equivocan e intentan imponerle a la sociedad un relato equivocado, ya que ese 35% es apenas una evaluación racional de la realidad, una voluntad de no perder lo que se ha logrado y una aspiración mayoritaria a que sobre esa plataforma se puedan construir pilares más consistentes de autoestima individual y colectiva, previsibilidad, institucionalidad republicana y calidad democrática.
La gran distancia existente asimismo entre ella y sus más inmediatos opositores, si no tomamos como válidos los guarismos que tanto UDESO como Frente Popular manejan y que hablan de que se les ha birlado entre un 5 y un 8% a cada uno de ellos en beneficio del “inflado” oficialista, que arracimados apenas obtienen un porciento similar nos demuestra que a la oposición le hace falta un liderazgo claro y un discurso-relato que deje de ser balbuceante para convertirse en uno de opción creíble para ese pueblo ávido de un cambio y que lo saque tanto del neoliberalismo que destruyó la riqueza nacional privatizándola a mansalva, como de este seudo socialiberalismo populista berreta que discursea por izquierda mientras enriquece a los funcionarios y sus amigos.
¿Por qué a una década de la crisis del 2001 seguimos inmersos en un fracaso tan rotundo? Aún perduran las consecuencias de aquel desastre a nivel del sistema político, el colapso de los partidos organizados con la instauración de la democracia en el 83 y la posterior entronización del peronismo -o de sus variantes con desviaciones ideológicas incorporadas- como fuerza predominante de un sistema partidario desequilibrado por la pérdida de los apoyos del espectro no peronista, transformando aquella fuerza dominante en una fragmentada, alimentada por la proliferación de partidos minoritarios o creados ex profeso para captar y contener al votante peronista expulsado por una partidocracia centrífuga y excluyente, hoy cooptada por el cristinismo como hasta hace poco lo hiciera el kirchnerismo.
El crecimiento económico y el auge del consumo sostenido cuasi artificialmente por el Gobierno no alcanzan a explicar los resultados de esta elección, a ellos se debe sumar la muerte repentina de Néstor que trajo aparejada la revalorización de su liderazgo impulsado incansablemente por el relato oficialista y el mensaje épico de la Presidente. La atomización de la oposición y del propio peronismo no K contribuyeron a la desarticulación de las estrategias opositoras, la imagen de “ella” en duelo, pero aparentando energía para conducir el gobierno, le insuflaron simpatías por una parte importante de la sociedad conmovida.
El peronismo como movimiento político dio paso a una serie de grupúsculos desmembrados y atomizados, a lo que contribuyeron casi por igual las dirigencias políticas internas, los sindicalistas y particularmente Néstor y Cristina desde la asunción misma de ellos en 2003, culminando este desmembramiento con la aparición desembozada del cristinismo tras la muerte del caudillo en 2010, y particularmente con las candidaturas impuestas a dedo por CFK en todos y cada uno de los distritos, salvo los honrosos casos de los seudo oficialistas Urtubey y De la Sota y de los opositores Das Neves y Rodríguez Saá. La imposición de los jóvenes camporistas en los lugares más destacados de estas listas trajo aparejado la renuncia del Senador Verna a la candidatura a gobernador por La Pampa y las derrotas consecutivas en Tierra del Fuego, Neuquén, Capital, Santa Fe y Córdoba.
Las internas anticipadas y fallidas del radicalismo y del peronismo no K desgastaron la imagen de su dirigencia, luego las internas -PASO- establecidas por Ley, que muchos presumieron letra muerta, desataron una danza de idas y vueltas entre candidatos que contribuyó a debilitar aún más la imagen de los partidos y de sus líderes, sobre ello, las listas colectoras -impedidas de existir en la ley votada por exigencia de NCK y apañadas por su consorte- llevaron agua al molino dispersivo pensado por “La Jefa” y la política partidaria se transmutó en política electoral, con partidos circulando alrededor de un candidato, y las estrategias se definieron de acuerdo con los cargos a elegir. Dos pusieron a la gestión como telón de fondo de sus campañas con suerte dispar, y Duhalde intentó mostrarse como el “piloto de tormentas”que la sociedad requería en 2001 pero no en el 2011, donde aparentemente las cosas andan bien.
Son muchos los equivocados que no perciben tormentas en ciernes y aprecian una mejoría relativa en sus propias vidas, mientras Cristina presentó un futuro blindado ante la crisis internacional -algo que ya se demostró inadecuado y falaz en la crisis de 2008/9-, la oposición no supo explicar cómo evitar los problemas gravísimos que se avizoran y que el Gobierno disfraza con las cifras del INDEC o con el silencio cómplice de los medios que dejan traslucir apenas los desfasajes de la balanza comercial, el déficit de cuenta corriente, la merma de las reservas del BCRA por la suplantación de papeles del Tesoro o por bonos de deuda interna emitidos para achicar el circulante monetario desmadrado por una equivocada política monetaria.
La asimetría de recursos de un Gobierno confundido con el Estado y la oposición, también contribuyó a engrosar la desinformación popular, estas internas lograron, eso sí, una asistencia similar a la de las elecciones generales -y no la fantasiosa cifra publicitada por Cristina del 77,82%-, pero perdieron su significado original: antes que instrumento para la democratización de los partidos, fueron el expediente para renovar liderazgos a costa de trampas, fraude y llenado de urnas -todas practicas muy viejas de las internas partidarias- e intentar definir un “sucesor” en el peronismo, o en esto en lo que el cristinismo intenta definir como peronismo, de la misma forma que en los 90 del siglo pasado el menemato lo intentara desviándolo al neoliberalismo.
¿Podrá la oposición fragmentada y desordenada hacer en esos 70 días que restan hasta octubre lo que no supo o pudo hasta el pasado domingo 14-A? Esta es la verdadera cuestión, luego de la falacia del relato del“ya ganó” impuesto en los medios queda una realidad inexorable que es que un 65% mínimo de argentinos no acompañó a CFK, ni al oficialismo; de la capacidad y patriotismo de los cuatro posibles candidatos opositores que aún quedan en posible carrera depende que esa nítida mayoría de argentinos pueda expresar en las urnas el descontento y el descrédito que sienten por el “modelo K”.

LOS LÍMITES DEL ASCENSO SOCIALISTA

Binner: ¿puede polarizar con CFK?
Después de la elección del domingo pasado, surgió como estrella mediática Hermes Binner y su Frente Amplio Progresista, y la elección del 23 de octubre dirá si fue duradera o fugaz. A favor de su performance pasada acredita una campaña corta de cinco semanas y, pese a que apenas superó el 10%, se colocó a sólo dos puntos del peronismo disidente. En contra, Binner tiene que en la Provincia de Buenos Aires estuvo en el 8%, con una muy mala actuación en el conurbano bonaerense y una buena en el interior. Pero en Santa Fe, su provincia, obtuvo 5% menos que Antonio Bonfatti para gobernador el 24 de julio pasado. Esto evidencia que tiene dificultades para aglutinar el voto del campo de su provincia y que su 14% en Córdoba llegó sólo a la mitad de los votos de Luis Juez. En Entre Ríos y Mendoza, por su parte, estuvo en niveles similares. Por último, el 10,5% del binnerismo en la Capital no es mucho más que el obtenido por Claudio Lozano en el 2007.
Poco espacio para crecer
A modo de síntesis, se puede decir que Binner en los grandes distritos hizo una aceptable elección, que se resalta justamente porque la UCR y Frente Popular de Duhalde tuvieron un débil desempeño. Pensando en el 23 de octubre, parece difícil que el gobernador santafesino pueda desplumar a Alfonsín de sus votos radicales y mucho menos absorber a los que siguieron a Francisco de Narváez. También es poco probable que los socialistas capten votantes del duhaldismo. Si bien muchos de éstos no son peronistas, tampoco son proclives a votar por el progresismo, como se autocalifica el FAP, para diferenciarse del cristinismo. Hasta ahora, los dirigentes que siguen a Binner de ninguna manera adhieren al “todos contra los Kirchner” y manifiestan cierta tendencia a subvaluar a la dirigencia de la UDESO y FP. Su objetivo apunta claramente en otra dirección: capturar a los independientes que en las primarias votaron por otras alianzas.

¡CARAJO, QUE ASCO!

El sistema democrático tiene una peculiaridad, más bien una característica distintiva con respecto a otros sistemas políticos, que es que el pueblo, la ciudadanía, es la que elige a aquellos que serán sus dirigentes durante un tiempo determinado.
En nuestro país, desde el nuevo período democrático iniciado en el año 1983, los argentinos elegimos, para bien o para mal, los líderes que conducirán la Nación, ahora, en una elección preliminar, por un nuevo lapso de cuatro años.
En éstas, las primeras elecciones primarias que se realizan, el oficialismo se impuso con un 51% de los votos. Un triunfo aparentemente claro, contundente y terminante.
Pero también absolutamente sorpresivo. Este guarismo sorprendió inclusive al cristinismo. ¿Habrá habido fraude? ¿O los argentinos se volvieron locos?
El primer interrogante es muy probable. Los Kirchner inexorablemente obran de mala fe, mienten, engañan descaradamente, tergiversan y falsean la realidad. Utilizan cualquier medio para el logro de sus fines. Es casi una fija que haya habido fraude, porque de ello depende que gran parte del gobierno no termine con sus días en una cárcel estatal, y por ello, harían cualquier cosa para escapar al “…que Dios y la Patria se lo demanden”.
Con respecto al segundo interrogante, después de haberlo medito largamente caigo en la cuenta y lo confieso verdaderamente avergonzado, mi grave error de apreciación y de concepto.
El Pueblo jamás se equivoca. La voluntad popular es inapelable y en consecuencia no tiene que rendirle cuentas a nadie de su comportamiento en las urnas.
Más de la mitad del país, a lo largo y ancho de su extensa geografía, apoya la gestión gubernamental de Cristina Kirchner. Su victoria fue contundente y abrumadora.
Más de la mitad del país está de acuerdo con su política con el campo, con la forma autoritaria y personalista de Cristina de conducir a la Nación como si fuera una pertenencia particular, de su “capitalismo de amigos”, de su política prebendaria y su agresiva confrontación permanente.
Más de la mitad del país no le importa ni le saca el sueño, el escándalo de las “Madres de Plaza de Mayo”, los asentamientos irregulares en Jujuy, los oscuros manejos del ex secretario de Transportes Ricardo Jaime, la enorme cantidad de presos políticos sin juicio y sin condena, los 550 millones de dólares que se fugaron sin destino cierto de la provincia de Santa Cruz, la valija de Antonini Wilson, el escándalo de los medicamentos, la inseguridad, y delincuencia, el vaciamiento de la ANSES y otros fondos públicos para las necesidades partidarias del gobierno, las permanentes quejas de los jubilados y pensionados, las falencias de la educación y de la Justicia, para mencionar solo unos pocos ejemplos, en los cuales nos hemos quejado sin causa ni sentido.
A nadie le preocupa en lo más mínimo la destrucción de las FF.AA. y la indefensión en la cual se encuentra el país, ni el atropello a las leyes y a la Constitución ni la escandalosa y descarada corrupción estatal.
Todo lo mencionado son simplemente anécdotas o hechos sin importancia que no tienen peso ni significación, ante los extraordinarios aciertos de este gobierno: el fútbol para todos, el pan a $2.50 el kilo y la enorme cantidad de planes sociales y “planes para todo”, entre otras muchas importantes decisiones gubernamentales que benefician a la ciudadanía.
¿Quién soy yo para no concordar con el gobierno y la mayoría del país? Es evidente que estoy absolutamente errado en mis apreciaciones y evaluaciones.
Creo que fui una cándida víctima de las patrañas y falsedades de las editoriales de periódicos como “Clarín” y “La Nación” y otros diarios opositores.
También de analistas políticos, periodistas, opinólogos y comentaristas de radio y televisión, mediocres, malintencionados y tendenciosos como Mariano Grondona, Eduardo Van der Kooy, Nelson Castro, Jorge Lanata, Jorge Asís, Carlos Tórtora, Alfredo Leuco, Ricardo García, Pepe Eliaschev, Marcelo Longobardi, Carlos Manuel Acuña, sólo para mencionar a algunos.
No están ausentes de esta diatriba disolvente, economistas como Roberto Cachanosky, Néstor Sibona, Carlos Melconian, Roque Fernández, Ricardo López Murphy, Martín Lousteau, Alfonso Prat Gay, Gerardo Della Paolera, José Luis Espert, Miguel Ángel Broda, entre muchísimos otros.
En realidad, casi todos los analistas políticos y economistas de renombre buscan poner palos en la rueda del gobierno. ¡Casi pareciera que existiera una peligrosa confabulación anti cristinista!
Pese a todo, la presidente se impuso arrolladoramente. La mayoría de los argentinos de todos los sectores del quehacer nacional le dieron un espaldarazo de apoyo.
El rotundo triunfo de Cristina también trajo otros beneficios para la maltrecha política argentina.
Prácticamente sacó del escenario político nacional, esperemos que sea en forma definitiva, a dirigentes absolutamente perimidos y fuertemente cuestionados como Ricardo Alfonsín, sin carisma ni experiencia política ni de gestión alguna, una pésima réplica de la imagen de su fallecido padre, a la popular pitonisa y frustrada futuróloga, Elisa Carrió, que no alcanzó a vislumbrar el rechazo generalizado de las predicciones de su bola de cristal, al saltimbanqui pelirrojo Francisco De Narváez, a quien le resulta totalmente indistinto postularse para presidente o gobernador o ser radical o peronista (y ahora también cristinista).
También a Eduardo Duhalde, única opción alternativa, fiel representante del político del pasado que tantas veces la ciudadanía condenó al“...que se vayan todos”, con una pesada mochila de antecedentes negativos. Pese a ello, le corresponde el mérito de haber entregado el poder al matrimonio Kirchner que tanta aceptación popular tiene y que tanto hizo y hace por el país.
El hecho de que el ex presidente Carlos Saúl Menem, principal adversario del gobierno, casi enemigo, que fue vituperado, denigrado e insultado a más no poder por el matrimonio gobernante, no sólo se haya convertido al oficialismo de Cristina Kirchner, sino también haya exaltando públicamente sus virtudes y aciertos, me indica que evidentemente yo estaba totalmente desenfocado en mi apreciación.
Es evidente que yo estaba equivocado en mi postura política. No quiero entrar en el insólito exabrupto del cantante Fito Páez de insultar a la mitad de los habitantes de la Capital cuando mencionó su asco para los que votaron a Mauricio Macri.
No obstante mis convicciones y apreciaciones a la luz de este resultado electoral, no puedo menos que expresar mi repudio y asco a mi equivocada posición, contraria al interés y deseo de la mayoría de los argentinos. Tómese lo expresado como un mea culpa.
Probablemente también sean equivocados y erróneos mis convicciones y valores. Afortunadamente aún puedo conservar la religión católica sin ir en contra de la “mayoría” de los argentinos y de “nuestro”renovado gobierno.
Lo único que lamento es que no me encuentro comprendido dentro de esa enorme masa de argentinos, que bajo el paraguas protector del oficialismo, reciben excelentes beneficios por su clientelismo incondicional.

¿Dónde está el voto del “CAMPO”?

El presente trabajo tiene por objetivo esquematizar los resultados de las elecciones primarias del 14 de agosto, con el fin de colaborar con los ciudadanos que toman decisiones de los comentarios de los líderes de opinión, de los periodistas y de los comentaristas.
Estoy sorprendido del resultado numérico de la votación, reflejado por el desconocimiento en las localidades que viven de la producción agropecuaria, del origen de los buenos precios de los productos agropecuarios, la realidad de los costos y de los efectos de las políticas gubernamentales sobre la rentabilidad de las diferentes actividades. Se sigue considerando rentabilidad extraordinaria los resultados numéricos de precio por cantidad y la valorización de la tierra (que es utilidad cuando se vende la tierra, sino es un indicador a considerar cuando se analiza la rentabilidad real del negocio), sin considerar el resultado último y real considerando los costos de comercialización, flete e impuesto a las ganancias.
Estoy sorprendido por los análisis que he escuchado respecto a la participación del “campo” en el resultado electoral. Parece que los números reales alinean detrás del que obtuvo la mayoría (en los votos y en los sectores), adjudicándole al sector agropecuario (sugiriendo que corresponde a los responsables de la producción) un protagonismo y ubicación irreales.
Otra vez queda demostrado que tanto la ciudadanía como los dirigentes no saben de la realidad del campo por el solo hecho de vivir fuera de las grandes ciudades.
Parece que así como, a partir de marzo de 2008, la población tomó conocimiento de Que, Quien, Cuantos y Cual era el aporte al país del sector agropecuario, así deberían haberlo entendido los Periodistas, Comentaristas, Líderes y pretendidos “formadores de opinión”, que “el campo”SON aproximadamente 300.000 Productores (sin considerar los que desaparecieron después de 2008). Es decir que NADIE, me incluyo, está en condiciones de demostrar a QUIEN votaron los Productores agropecuarios, que son los que producen, viven y reciben económicamente lo que los precios internacionales marcan como precio de referencia, al que hay que adicionarle los efectos de las políticas internas.
Vale recordar que la producción agropecuaria está sujeta a condiciones climáticas, diferentes en las regiones, continentes y hemisferios, que repercuten en el precio internacional (la Argentina es tomadora de precios). Las modificaciones de precios se manifiestan con motivo de los informes periódicos donde se exponen el estado de los cultivos en el mundo y su relación con los stocks y consumos. Las tan amplias posibilidades geográficas presentan producciones en contra estación, lo que explica porque los análisis se realizan por campaña, del 1 de julio de un año al 30 de junio del siguiente, y no por año calendario.
El crecimiento de la producción viene generándose tanto por un incremento del área sembrada, como la intensa inversión en investigación y tecnología, como por los altos rendimientos fruto de los avances en el manejo especializado (genética, sanidad animal y vegetal, control de plagas y otros).
El resumen de los resultados de la votación, insertado al principio de este informe responde al 97% de las mesas escrutadas o sea 21.757.053 votantes, tiene por objeto respaldar mi anterior afirmación de QUE NADIE puede afirmar que “el campo” apoyo masivamente el Proyecto o la política oficial, no respondiendo a la dirigencia agropecuaria. Los ciudadanos habilitados para votar considerados eran 28.600.000 con una participación ciudadana (votantes) del 77,82% del padrón.
Si partimos de marzo 2008, donde el número de Productores del País rondaba los 300.000, HOY representarían el 1,45% de los votos positivos, o el 1,38% del total de los votos realizados ó el 1,12% de los ciudadanos habilitados del padrón electoral. El valor absoluto de 300.000 es menos de la mitad de los 776.000 votos en blanco y muy parecido a los 258.000 votos nulos (considerar la cantidad de individuos y comparar con la cantidad de opciones presidenciales ofrecidas).
RESUMIENDO:
El resultado numérico obtenido por el gobierno 47,63% de los votantes efectivos no se explica por el voto de apoyo a la política oficial de los Productores agropecuarios, sino de los habitantes de los pueblos. En tal caso si se puede afirmar que los habitantes del interior, que viven comercialmente y de los servicios que prestan a los Productores Agropecuarios, desconocen la realidad económica del sector y dan valor al discurso de otros ignorantes de su economía, “opinólogos” varios: analistas políticos, periodistas independientes y rentados, dirigentes sectoriales y otros.
CONCLUSIÓN:
I. Si fuera productor agropecuario, propietario o arrendatario y recordando los resultados numéricos de las primarias, cada vez que deba ir al taller a reparar el tractor, o al comercio a comprar repuestos, o al transportista para encargarle un flete, etc. me vendrá a la mente la siguiente reflexión: “¿Por VOS funciona así mi actividad?”
II. Excepto con una guitarra o con mala fe se puede afirmar donde depositó su preferencia el Productor Agropecuario. Un “real ESPECIALISTA” puede estimar mejor la proporción de votantes del Sr. Del Sel, del Ing. Macri o del Dr. De la SOTA que de los Productores Agropecuarios.
NOTA: Las cifras de la tabla responden a la información oficial:

NUEVOS INDICIOS DE FRAUDE

El juego de los 8
Reproducimos algunos de los muchos telegramas con los cómputos que muestran evidentes adulteraciones de los ceros para convertirlos en ochos.
Fíjense lo que encontramos, sólo entrando a los partidos de Pergamino y Lomas de Zamora.
¿Es una manera de aumentar votos?
¿Es una manera de repartir votos para que no los compute un partido determinado, es por eso que los segundos estuvieron tan parejos?
En http://www.primarias2011.gob.ar/paginas/paginaspdf/itelegramas.htm están todos los telegramas de las primarias. Comparando los números 8 de los telegramas de dos partidos tan distantes se encuentran similitudes:
Pergamino - Circ. 750 - mesa 0216/3
Lomas de Zamora - Circ. 587 - mesa 0580/7
O la misma persona llenó planillas sentada en un escritorio, o la orden era convertir ceros en ochos. Debe investigarlo un perito calígrafo.
De aquí para abajo son todas mesas de Lomas de Zamora
Lomas - circ 593 - mesa 1161/5
Evidentes ochos dibujados arriba de un cero o de un seis
Lomas - circ 593 - mesa 1164/6 - mesa 1171/4
Mesa 1177
El 8 del medio es distinto a los otros dos
mesa 1180
mesa 1186
mesa 1191
mesa 1196
Santa Fe - Binner perdió
Siguen los ochos
La misma planilla. Evidente que el primero era un 10.

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ampliado
La parte de abajo de los ochos es igual a los ceros.
Igual en las mesas siguientes.