lunes, 1 de agosto de 2011

PROPIEDAD PRIVADA "PROHIBIDO PASAR "

Disculpe que le pregunte, pero ¿esto sirve para algo?
Una sociedad que roba a un individuo el producto de su esfuerzo... no es estrictamente hablando una sociedad, sino una revuelta mantenida por violencia institucionalizada.”
“El estatismo sobrevive saqueando; un país libre sobrevive por la producción.”
“El capitalismo ha sido el único sistema de la historia en el cual la riqueza no se ha adquirido mediante saqueo, sino mediante producción, no por la fuerza, sino mediante el comercio, el único sistema que ha defendido el derecho de los hombres a su propia mente, a su trabajo, a su vida, a sí mismos.
“No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio.”
Ayn Rand
Hace un par de días fui caminando por la calle Uruguay hasta las proximidades de la Avda. Corrientes, aquí en la Ciudad de Buenos Aires, en búsqueda de un letrero que dijera “Propiedad Privada. Prohibido Pasar” o algo por el estilo.
A pesar de que en dicha zona existen varios comercios que se dedican a la venta de carteles me fue difícil dar finalmente con un negocio que tuviera uno con tales características.
Una vez allí le pregunté al comerciante si podía llevarme el que había identificado y me dijo que no tenía stock porque “a esos carteles nadie los pide”. De manera que lo encargué y regresé en dos horas a retirarlo.
Luego de abonarlo y mientras finalizaba de envolverlo, el señor del negocio -un hombre de mediana edad- levantando la vista me miró a los ojos y me espetó: “Disculpe que le pregunte, pero ¿Esto sirve para algo?”
Mientras regresaba del negocio a mi lugar de trabajo me “cayó la ficha” e inevitablemente me puse a pensar por qué extraño motivo el comerciante me habría preguntado eso. Más temprano que tarde, me percaté, para mi espanto, que el interrogante significaba ni más ni menos que poner al explícito desnudo una de las razones – o tal vez, la principal de las razones-que explican nuestra decadencia desde hace por lo menos 70 u 80 años: se ha borrado de la mente y del corazón de los argentinos la noción del derecho de propiedad. La misma no sólo ya no se encuentra internalizada en nosotros, sino que, incluso, hasta sorprende que alguien pretenda efectuar con éxito alguna manifestación para hacerla valer ante terceros.
Desde hace ya largo tiempo, los políticos, los “intelectuales”K y no K, los bienpensantes, los progresistas, una gran cantidad de juristas y muchos sujetos más nos vienen atiborrando en forma pública y privada con toda clase de loas a la redistribución de la riqueza, al derecho a recibir bienes o prestaciones en forma “gratuita”, a la legitimidad de la alteración o incumplimiento de los contratos en ciertos -muchos- casos, a la preeminencia de la preclara inteligencia del Estado a través de sus funcionarios para decidir qué, cuánto, cuándo y cómo se debe producir -y ganar- y un larguísimo etcétera de monsergas de similar tenor.
El respeto y el sostenimiento del derecho de propiedad, siempre ausentes. O aún peor, se anatematiza a sus defensores a punto tal que muchos hombres públicos que están convencidos de la esencialidad del mismo como condición necesaria del bienestar de todos y cada uno, a lo sumo ensayan tímidamente balbuceantes defensas vergonzantes -tan fuerte es la ola “progre”...
Reflexionemos si los siguientes hitos que han tenido lugar en nuestro país desde hace diez años a esta parte -podríamos remitirnos sin demasiada dificultad a episodios anteriores, pero el agravamiento y reiteración de los mismos en los últimos tiempos han sido exorbitantes- pueden razonablemente conducir al bienestar de cada uno de nosotros y si permiten mantener la armonía y la concordia:
• La pesificación de los depósitos bancarios de comienzos del 2002.
• La grosera intromisión del Estado alterando los contratos entre particulares, especialmente en lo que respecta a la moneda de pago, que también data de la mencionada fecha.
• La conculcación procesal del derecho de los acreedores, mediante innumerables normas que impidieron, demoraron u obstaculizaron el desarrollo de los juicios tendientes a obtener el cumplimiento de los contratos, especialmente, en casos de préstamos con garantía hipotecaria.
• La confiscación de nuestros aportes administrados por las AFJP.
• La despreocupada tolerancia -y hasta simpatía de funcionarios y particulares- en casos usurpaciones de predios e inmuebles.
• La exorbitante presión impositiva -que para peor se “vende”a través de los medios masivos de comunicación como algo bueno, justo, necesario y generador de riqueza...
• Las exacciones continuas, demenciales y vejatorias efectuadas sobre el sector agropecuario a través de la imposición de retenciones, cupos de exportación y otras medidas de similar tenor.
• La exacerbación hasta el delirio de las trabas burocráticas implementadas por el Estado Nacional, los Estados Provinciales y los Municipios, para emprender y producir.
Podría seguir listando toda la noche, pero en homenaje a la brevedad y por pudor no lo voy a hacer. Ya sabemos de qué estoy hablando. Y sabemos que el listado de “virtuosas” conductas que anteceden no han sido privativas del sector público ni tampoco de un gobierno o partido en especial. Las mismas condicen con nuestra actual idiosincrasia, porque en todos o en muchos casos por acción u omisión, implícita o explícitamente las hemos -me incluyo- aceptado, tolerado, apoyado o incluso fomentado y alabado.
Las mencionadas conductas, no son ni más ni menos que manifestaciones patológicas del dramático desgarramiento del derecho de propiedad que venimos padeciendo desde hace largos años, prohijado por las banderas dirigistas, estatistas y socializantes que han infestado nuestro espíritu desde hace siete u ocho décadas a esta parte.
Así, el respeto y sostenimiento del derecho de propiedad, se han venido reemplazando por ideas y actitudes que únicamente pueden conducir al desastre para todos y cada uno -ricos, de clase media y pobres-. En el corto plazo tales ideas y actitudes pueden presentarse o querer ser presentadas como “buenas”,“piolas”, “con swing” -en el lenguaje de algunos capitostes culturosos- “humanas”,“justas”, “liberadoras” -en el idioma de los “intelectuales” de izquierda, tan mediocres y tan propensos a creerse iluminados y con derecho a mirar a los demás“desde arriba”, etc., etc.
Algunas de esas ideas y actitudes que nos conducen al suicidio:
• La riqueza es estática. De modo que para que a los que menos tienen le vaya mejor, hay que sacarle un pedazo de torta a los que más tienen. Ignorancia crasa: la riqueza se crea y recrea en forma dinámica y resulta imposible generar riqueza pretendiendo jugar a ser “Robin Hood”. Y si no se genera riqueza, siempre va a haber pobreza y estancamiento.
• Es legítimo y necesario sacarle la utilidad a alguien para dársela a otro. Esta idea está emparentada con la anterior, pero se erige con entidad propia porque supone algunas manifestaciones concretas como por ejemplo, la de la concepción de la “apropiación y redistribución de la renta extraordinaria”, que recurrentemente se pretende implementar en los últimos tiempos -vgr. confiscando la utilidad de los productores agropecuarios-. Esta idea es:
A) Profundamente autoritaria, ya que supone que hay alguien -un funcionario o grupo de funcionarios estatales- iluminado y de intachable envergadura moral que está en condiciones, puede y debe decidir cuándo la utilidad es poca o es mucha -es normal o extraordinaria- y que ese sujeto tiene derecho a arrebatar patrimonios a determinadas personas para dárselos a otras.
B) Moralmente irresponsable -al punto del “dolo eventual moral”, si se me permite este giro jurídico- , porque supone que un sistema de tal naturaleza no produce ni genera necesariamente corrupción.
C) Carente de la más mínima fundamentación empírica que la avale. ¿En qué se basan los “redistribucionistas” para sustentar que un grupo de funcionarios y burócratas tienen mayor lucidez y aptitud moral que los individuos interrelacionándose espontáneamente, para determinar cuándo se gana poco o mucho?
D) Ridículamente ingenua: supone que el sujeto exaccionado, al cual se le arrebata su riqueza, va a seguir produciendo y generando riqueza para que se la lleven otros. ¿No han bastado, entre otros “experimentos sociales” 70 años de Unión Soviética, Gulags incluidos, y otros patéticos colgajos contemporáneos como Cuba y Venezuela para desmentir a los “redistribucionistas”?
E) Promotora del clientelismo y de la denigración de la persona humana -al punto de la reducción a servidumbre-, porque posibilita y fomenta mecanismos de sometimiento de los beneficiarios de la distribución, alos cuales les cae el “maná del cielo estatal”.
F) Hipócrita, porque en la generalidad de los casos es raro que quien sustenta ideas “redistribucionistas” comience por redistribuir lo suyo a favor de quienes tienen menos que él -que siempre los habrá, no importa cuán rico o pobre sea el corifeo de esta teoría-.
G) Promotora de la ineficiencia crónica, porque no establece incentivos para que cada individuo aplique su esfuerzo, creatividad e inventiva para progresar y procurarse su propio sustento. Por el contrario, desalienta las conductas eficientes, al establecer castigos para el que obtiene beneficios y estimula las ineficiencias de los receptores de las dádivas.
* Las cosas son gratuitas. Podríamos llamar a esto “el mito de la gratuidad”, que consiste en sostener que tenemos derecho a acceder a bienes y servicios sin afrontar sacrificio económico alguno para obtenerlos, lisa y llanamente porque ningún sacrificio económico requieren para su obtención. Según los sostenedores del mito, algunas cosas, o mejor, casi todas las cosas -sea el fútbol, los plasmas, las milanesas, la energía eléctrica, las prácticas médicas, los servicios educativos, etc.- son o deben ser gratuitos, porque no tienen costo y nadie paga para obtenerlas o producirlas. Si esto fuera así, los argentinos habríamos descubierto la piedra filosofal y revolucionado la ciencia económica: es posible crear algo de la nada y los bienes, lejos de ser escasos, son omnipresentes e ilimitadamente abundantes. Lo peor del caso es que de tanto que se repite y machaca esta idea por los medios de comunicación hay gente que en forma consciente o inconsciente cree y vive como si esto fuera así, sin darse cuenta que si alguien consume algo sin pagar, el costo inevitablemente se lo está trasladando a otro. Interesante: la izquierda se dice promotora del altruismo y la solidaridad y a la vez apoya cuanta iniciativa anda por ahí que fomenta la gratuidad, lo cual implica necesariamente recargar coercitivamente -a la fuerza- sobre los hombros de otro -muchas veces más pobre- los consumos que alguien realiza. ¿Es que no perciben la contradicción o son lisa y llanamente hipócritas?
* Existen derechos vitalicios, sin obligación de contraprestación. Según esta idea, hermana del mito de la gratuidad, y que podríamos llamar “derecho a beca de por vida, universal e incausada”, la entelequia llamada “Estado” tiene que garantizar para siempre determinados derechos -como, por ejemplo, a la vivienda, a la asignación universal por hijo, etc.- sin que al beneficiario se le exija contraprestación concreta, efectiva y eficiente alguna. Difícilmente pueda rechazarse la idea de que cada persona deba acceder a determinadas prestaciones básicas, pero el principio debe ser que cada uno debe conseguir las mismas mediante su propio esfuerzo y no recargándose compulsivamente sobre otro -”polucionando” coercitivamente a otro-.Sin dejar de sostener que el altruismo sólo puede sustentarse y basarse en forma sana, perdurable y compatible con la libertad, en la caridad espontánea, desde un enfoque “político-social”, una cosa es pretender una ayuda coercitiva -es decir, impuesta por el Estado a otras personas- de carácter excepcional, lo más transitoria posible y sujeta a contraprestación y otra muy diferente es sostener el derecho a universalizar y eternizar la ayuda sin ofrecer nada a cambio. Los progresistas y otros sostenedores del fracasado Estado de Bienestar -si se quiere un ejemplo patente, véase lo que está sucediendo actualmente en la mayoría de los países europeos- parecen no querer darse cuenta de que si no se incentiva el trabajo, la creatividad y el esfuerzo, inevitablemente se fomenta la pereza, la falta de iniciativa, la vagancia y el envilecimiento del ser humano, con sus consiguientes consecuencias sociales y económicas.
* Riqueza estática, “redistribucionismo”, “mito de la gratuidad” y “derecho a beca de por vida, universal e incausada” son la contracara del respeto del derecho de propiedad. Y mal que les pese a los integrantes de la runfla de dirigistas, “progres” y sujetos de similar pelaje, únicamente el respeto del derecho de propiedad puede conducir a la prosperidad para todos y cada uno. Estos individuos -algunos, incluso, en forma honesta, en el sentido de que tal vez creen sinceramente lo que sustentan- destrozan cotidianamente con su prédica y sus actos los fundamentos de la riqueza de los habitantes de cualquier Nación.
* El respeto irrestricto y simultáneo a la vida, a la propiedad y a la libertad son los únicos fundamentos razonables del respeto a cada persona y de la prosperidad.
* Ah, me olvidaba... Tal vez a esta altura no tenga demasiada importancia, pero a la pregunta del comerciante acerca de si el cartel iba a servir para algo, lo miré por unos instantes y no sin cierta perplejidad le dije: “Espero que sí, lo tengo que llevar a Uruguay.”

El discurso de la intolerancia

El jusfilósofo Ernesto Garzón Valdés ha especulado en torno a la idea de tolerancia:
¿Hasta qué punto está justificado que impongamos nuestras propias normas de vida a los demás? ¿Cuáles son los actos de los otros que atentan contra esas normas y que, sin embargo, debemos tolerar, esto es, no prohibir? (1)
Acerca de la tolerancia, de manera clarificante se indicó que: “La verdadera tolerancia no es mera permisividad, dictada por el afán de garantizar una mínima convivencia; no implica indiferencia ante la verdad y los valores; no supone aceptar que cada uno tiene su verdad y su forma propia de pensar por el hecho de pertenecer a una generación o a otra; no se reduce a afirmar que se respetan las opiniones ajenas, aunque no se les preste la menor atención. El que se proclama respetuoso con otra persona pero no le presta la atención necesaria para descubrir la parte de verdad que pueda tener no es tolerante; es indiferente, lo que supone una actitud bien distinta […] Por tolerancia se entiende respetaral otro, pero no en sentido de indiferenciasino de estima. Yo te estimo como un ser capaz de tomar iniciativas, aportarme algo valioso, buscar conmigo la verdad”. (2)
Hablar de tolerancia, reconduce a la noción de diálogo presupone una actitud abierta a la posible verdad que el otro pueda ofrecerme, sin que ello signifique necesariamente abandonar mis propias convicciones. Significa sopesar las distintas razones que uno y otro aportan a la discusión. En cambio, la disputa implica que cada uno se aferra obcecadamente a sus propias convicciones, sin abrirse a la posibilidad de que el otro pueda tener razón en algo.
Como se ve, la tolerancia, no es un acto individual, sino que implica -en todo momento- un diálogo: una relación de cuanto menos dos sujetos.
De inmediato, impacta otra cuestión en torno a esto: la justificación de la tolerancia en el plano interpersonal implica que la democracia, en cuanto institucionalización de la tolerancia recíproca, es el único sistema político que puede aspirar a ser legítimo.
La intolerancia, a contrario sensu, es antidemocrática. Presupone un acto de autoritarismo ideológico-discursivo. Procura imponer una tesis sin diálogo: va en pos de vencer, no de convencer.
“La intolerancia más peligrosa es siempre la que nace, en ausencia de toda doctrina, de las pulsiones elementales, y es precisamente por eso por lo que es difícil teorizar y rebatirla a través de argumentos racionales”. (3)
Ejemplos de esta intolerancia es lo que estamos viendo en algunos discursos recientes.
Así, el cantante rosarino Fito Páez sostenía en el matutino Página 12: “a la mitad de los porteños le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa”,agregando: “lo que esa mitad está siendo o en lo que se está transformando, cada vez con más vehemencia desde hace unas décadas, repugna”, titulaba su aserto: “Da asco la mitad de Buenos Aires”.
El pseudo historiador Norberto Galasso en cadena BA titulaba un editorial: “Carta abierta a Fito Páez: ‘No me da ese asco ese 47%. Me da pena’”, y escribía, dirigiéndose en primera persona, que entendía a Fito Páez, pero que no se equivocara, no había que agredir a esa mitad de la Capital Federal, sino convencerla de su error. Aún peor, por lo menos Páez atacaba genuinamente. La intolerancia aquí se encubría bajo eufemismos.
Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, ante la buena performance electoral del candidato del pro en la provincia de Santa Fe, el humorista Miguel del Sel, para La Nación, decía que este último importaba “un vaciamiento completo de la palabra política”, pero iba más allá al indicar que “Estamos ante una situación que supone una emergencia política, social y cognoscitiva”, de lo que claramente se extrae que los votantes macristas precisan una reeducación feroz por sus falencias de entendimiento político. Esto y sostener la sonsera del elector es lo mismo. Días antes, en Página 12, el mentado director de la Biblioteca Nacional expresaba en una larga columna repleta de adjetivos calificativos impropios de la representación pública que ostenta que “gana el macrismo con una vulgaridad sutil”, pero convoca a “adentrarse en el espíritu de la ciudad, indagar aún más esa médula pertinaz de la urbe ensimismada, con un machismo popular amasado en miedos harapientos que habrá que interrogar con más eficacia argumental”.
En una parodia de amplitud ante las diversas opiniones y de prototolerancia, el programa 678, en un editorial estructurado con cortes y recuadros y una voz en off sostenía: “Es tan respetable el 47% que votó a Macri, como Fito Páez y tantos otros que opinaron sobre los comicios. Debemos señalar que las expresiones de Fito son en el contexto de un editorial de una página que tiene una construcción y una argumentación, intencionalmente omitida por los detractores al servicio de Macri…”.
Héctor Timerman, más preocupado por el Twitter que por cubrir sus funciones, señalaba en uno de sus mensajes de opinión a través de la mencionada red social: “La columna de Morales Solá de hoy es la primera vez que leo a un periodista imitando el estilo de Corín Tellado. ¿Heredero de Alberto Migré?”
Ejemplos como estos proliferan en la cotidianeidad Argentina. Es inadmisible en una sociedad democrática (que para ser tal presupone la interacción tolerante) que un grupo o facción intente silenciar a otro en forma violenta por no coincidir con su opinión o por responder a otra línea política. No es posible convivir en un permanente ambiente de guerra. La Argentina, desde 2003, se encuentra inmersa en la revancha y el odio. Hace ya algunos años Carlos Menem instauraba un slogan que el resto de los dirigentes de nuestro país utilizaron sin distinguir banderías políticas: “Voy a ser el presidente de todos los argentinos”; es interesante destacar que aquel presidente surgido del riñón peronista, advertía claramente que votantes y contrarios dependían igualmente de él.
Quien dirige hoy día los destinos de esta gran nación, haría bien en recordar que no gobierna para una fracción o un sector determinado y que, en lugar de insistir en convocar a los fantasmas del resentimiento, debe forjarse la unidad nacional sobre la agenda de necesidades y pretensiones mutuas.
Vicente Gonzalo Massot señalaba que: “La meta totalitaria-poco importa que, a la
larga, los distintos totalitarismos históricos hayan renunciado a su consecución- supone el control de los cuerpos y las almas, de los movimientos y pensamientos de las gentes… si había algo que la ideología no podía avasallar era el pensamiento íntimo de las personas y las lealtades que del mismo se derivaba…”
Debe tenerse especial cuidado, entonces, en evitar calificar de autoritarios a los contrarios, por el mero hecho de no compartir el discurso de quien gobierna coyunturalmente; y, paralelamente, practicar políticas hegemónicas y homogeneizantes.

LA CERTEZA: GANÓ MACRI - LA DUDA: ¿CFK ES O SE HACE…?

Es cierto, y suena lindo: “un domingo electoral es una fiesta democrática”, ¿por qué no decirlo? Sin embargo, que esa haya sido la premisa más oída durante más de la mitad del día, no parece servir de base para analizar un ballottage.
Son vastos los interrogantes que agitan el clima preelectoral, casi tantos como los silencios que emanan de Balcarce 50, donde no se buscan respuestas sino negaciones de la realidad, y en todo caso, culpables pero afuera.
En las espaldas de Cristina Kirchner descansan ya 14 muertos (mencionando solamente a las víctimas de desbordes sociales), nadie se atreve encima, a garantizar que no aumente la lista de aquí en más. Son pobres, y por esa “categoría” que les otorga un gobierno autodeclarado “nacional y popular”, amén de “progresista” (valgan las comillas), ni siquiera se conocen sus nombres. Forman parte de hechos que “otros” han provocado para desestabilizar, denuncian o denunciarán desde los despachos oficiales.
En ese mismo ámbito, buscan menguar el efecto de una derrota anunciada. El balotaje, con los guarismos de la primera vuelta, era una porfía supina. Millones de pesos sólo para pagar otro paso de baile de Mauricio Macri, e inmolar al senador que, posiblemente, si se siguen las generales de la ley, deberá abandonar las huestes cristinistas. Los “fracasados” no tienen cabida en ese espacio, aun cuando al cadalso los haya empujado ella misma.
No hay pues, en este aspecto, grandes novedades. Una ratificación del electorado que ya se había manifestado, y en un territorio donde además los resultados eran previsibles de antemano. La pregunta que quizás pueda hacerse es si esta situación realmente afecta a la Presidente. La respuesta debería ser afirmativa, pero acordemos que lo razonable no es lo que prima.
Nuevamente vuelve o volverá, en breve, a minimizarse el tema, como si los porteños fueran, además de un “asco”, parte de otra geografía. Una sinergia perdida, no dispuesta a comprar a ciegas apenas un “trailer” de la película. La Capital -piensan en el gobierno-, no votará a la jefe de Estado. Habrá casos aislados, pero es un microclima muy afectado por aumentos de precios y maltrato que no termina de expandir la indignación hacia otros costados.
Para el Ejecutivo, en ese reducto de insensatos está la llamada “clase media”, un binomio que a esta altura no aclara demasiado. En definitiva, ¿qué puede importar lo que haga o deje de hacer un ghetto urbano? En algún momento, tal vez, algo preocupaba pues todavía tenía ánimo de reclamo, blandía cacerolas, y hasta fue tan osado de acompañar la protesta de los “oligarcas-piqueteros de la abundancia”. Hoy apenas protesta en sobre mesas. Y se ve que las urnas son mudas para Cristina.
En consecuencia, esa franja social le es materia de descarte. No debe creer en el refrán español según el cual “un grano no hace un granero, pero ayuda al compañero”. Los votos, en definitiva, se suman por unidades. No vienen en combo. La “Cajita Feliz” que ofrece el Estado pierde demanda. Después de 8 años, los juguetitos que trae no distraen…
En rigor de verdad, la suerte de Cristina Fernández no depende cabalmente de la ciudad de Buenos Aires, aunque se viva en este hábitat otro fracaso “huérfano”, o vástago únicamente del Filmus-candidato (pese a haber sido parido, por la Señora, en Olivos).
El distrito en el cual debe centrar su atención el kirchnerismo, si no quiere verse vencido por esa extraña ramificación de otros peronismos, (las diferencias merecen un análisis extra para explicarse si es que puede hacérselo), es La Matanza. Esa franja del conurbano sí tiene importancia. Equivale -en el padrón electoral- a cinco comarcas nacionales.
Allí, huestes de la Presidente, y otras con un pie de cada lado por si acaso, hacen honor al nombre: se matan como animales. Con excesiva impunidad, se van sumando heridos de bala, y choques entre bandas. Marcan territorio en la estructura que antaño dominara Alberto Balestrini. ¿Quién hubiera dicho que se lo extrañaría tanto como a Néstor Kirchner, aunque muchos prefieren guardar ese secreto? De confesarlo, el precio a pagar es caro.
A Daniel Scioli le han de encomendar (a medias nada más) que mantenga la paz, en esa área adonde, el clientelismo y los punteros políticos, no son precisamente ficticios como los del programa televisivo…
En medio de esas atrocidades, con sangre derramada, derrotas electorales (acumulan 5 en lo que va del año), jueces cuestionados no precisamente por nimiedades, fondos millonarios para un fútbol devaluado, Madres de Plaza de Mayo que intentan pasar desapercibidas -mientras Schoklender da muestras palpables de sus complicidades-, e internas y pactos espurios que soslayan pérdidas y evitan futuras, se continúa transitando con certezas escasas y difusas.
Por otra parte, la agitación social aumenta siempre en épocas electorales. Aguardan pues, mayores inconvenientes para transitar libremente, ocupaciones de tierras, avance de pueblos originarios, y movimientos sociales que aprovecharán el instante para sus reclamos.
Es probable que veamos también intentos por modificar el maquillaje. El traje negro destiñó hace tiempo: mala calidad del género, y la tristeza por la viudez dejó de convencer. De todas maneras, nadie cambia su esencia aunque esta vez hubo llamado telefónico al ganador, y felicitación de parte del perdedor. Gestos loables pero tampoco para engañarse…
En breve, Estados Unidos y Europa, con sus respectivas crisis económicas, serán usufructuadas con desmesura. Cristina Kirchner y Amado Boudou se ocuparán de hacer ver que el caos les llegó por no copiar el modelo que Él empezara, y ella profundiza. Sostendrá su afán en los números del INDEC que muestran un país pujante, en pleno progreso. Todos contentos. Felices como Román. En definitiva, es así para ellos. Sus patrimonios aumentaron más de un 150%…
Los jubilados serán, otra vez, también una herramienta proselitista. Recibirán aumento por lo ya acordado, y no por un nuevo acto con aplaudidores en el Salón Blanco, como han de venderlo sin embargo. Así las cosas, nada cambiará sustancialmente porque se acerquen las elecciones. Los Kirchner encararon el gobierno como una eterna campaña desde el vamos.
Posiblemente, la mayor incógnita a resolver apunte a descifrar si la Presidente es o se hace… Es o se hace pasar por Jefe de Estado, claro.
Si se cree a pie juntillas su relato, quizás el problema sea más complicado.
Si acaso es consciente de estar vendiendo blanco por negro, es probable que todo cuanto se le está destapando, le ponga algunos obstáculos insalvables, hasta el día en que los almanaques marquen la llegada de las presidenciales, y el destino de Cristina y del resto de los argentinos, en el mejor de los escenarios, se torne inexorablemente distinto.
Hoy por hoy, sólo se sabe a ciencia cierta que Macri ganó. Arrasó, ¿por qué atenuar realidades? Sin embargo, los votos tienen remitente fijo pero variables destinatarios. Conviene no olvidarlo.
Hay aire esperanzador, y es bueno respirarlo.
Mientras, algunos kirchneristas -hasta hace un rato obsecuentes y “leales”-, se detienen a pensar dos veces adónde han de ubicarse. ¿Para qué negarlo? Es la dinámica de estos tiempos, en los cuales, el oportunismo, gana más allá de todo comicio.

LA LEY IDIOTA

Si algo faltaba para certificar lo dicho reiteradamente en esta columna acerca de los agujeros operativos del estrafalario mamarracho legal llamado “ley de la democratización de la representación política”inventado por los siervos de Néstor Kirchner para estafar a la ciudadanía eran las declaraciones de la Dra. Servini de Cubría denunciando la increíble ineficiencia del Ministerio del Interior.
La ley 26.571, aparte de ser un engendro antidemocrático concebido por la malicia de un enfermo, gestado por una cohorte de mediocres obsecuentes, y alumbrado con la participación de un enjambre de ignorantes del derecho electoral merece inscribirse en la lista de leyes idiotas que dedicados internautas ponen en la web.
En ella figuran por ejemplo la ley de Texas según la cual cuando dos trenes se encuentran en un cruce de vías, ambos deben parar completamente, y ninguno debe seguir adelante hasta que el otro se haya ido.
La de Nevada que prohíbe conducir un camello por una autopista porque no alcanza la velocidad mínima.
La de Nuevo México que prohíbe cruzar la avenida principal con una fiambrera bajo el brazo.
La de Chicago que prohíbe comer en un lugar que está ardiendo.
La de Francia que prohíbe ponerle a un cerdo el nombre “Napoleón”
Antes de reírse de esta idioteces piense que en estas elecciones se eligen candidatos a presidente de la Nación y a diputados y senadores nacionales... ¡Qué ya fueron elegidos y a dedazo limpio!
¿Y la democratización de la representación política? ¡Ya lo explicó el ministro Randazzo, queda para el 2013! Esto.... es sólo un simulacro. O sea, para la gilada, que tiene que ir por obligación a simular que elige algo. Si esto no está para el Guinness de la idiotez, le anda cerca.

EL JUEZ, ¿NO SABÍA?

El 15/12/2009, la Fundación Alameda que combate la trata de personas, denunció penalmente 613 prostíbulos en la ciudad de Buenos Aires. Lo hizo ante la Procuración General de la Nación, la UFASE, la justicia Contravencional de CABA y la Agencia Central Comunal de CABA. Nadie hizo nada.
El tema toma estado público al comprobarse que algunas viviendas que funcionaban como prostíbulos, eran propiedad del Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni.
El Juez reconoce tener 15 propiedades, todas en blanco, declaradas y sin problemas legales, eso no está en discusión. Alega que no teniendo tiempo para ocuparse del asunto, tiene un administrador, que a su vez trabaja con una inmobiliaria. El Juez dice no tener idea quiénes son sus inquilinos.
Pertinentes preguntas impertinentes. Una desgracia con un inquilino, es mala suerte. Dos desgracias con 2 inquilinos, es mucha casualidad. Tres desgracias con tres inquilinos, entra en lo que la policía llama MO, modus operandi. Cuando aparecen, hasta ahora seis domicilios alquilados a prostíbulos, es difícil creer en tanta mala suerte, toda junta y sobre una sola persona.
Los domicilios registrados a nombre del Juez Zaffaroni, usados como prostíbulos, están en: Av. Santa Fe 1240, 10º A; Vicente López 2217, 5º A; Marcelo T. de Alvear 1906 9º A; Paraguay 877, 1º; Pasaje Luis Dellepiane 668, 3º 8; Bacacay 3112, 6º B. ¿Es posible que el Juez no estuviera enterado?
El Juez que dice que no sabía y recién se entera de sus departamentos usados como prostíbulos, delega la administración de los mismos en Ricardo S. Montivero. Montivero aparenta ser más que un administrador, un socio del Juez.
En la declaración ante la AFIP del Juez, se lee: Zaffaroni Eugenio Raúl, CUIT 23-04299533-9, domicilio Av. Boyacá 932, 1406 CABA; mismo domicilio fiscal. Agencia Nº 47, Av. Álvarez Jonte 2376, 1416 CABA.
En la declaración ante la AFIP del administrador, se lee: Montivero Ricardo S., CUIL 20-08041540-1; Reg-seg. Social Empleador, domicilio fiscal Av. Boyacá 932, 1406 CABA; Agencia Nº 47, Av. Álvarez Jonte 2376, 1416 CABA. Comparten el domicilio fiscal. El administrador/socio, ¿tampoco sabía quiénes eran los inquilinos?
Ahora, el Juez sabe. ¿Por qué no ha denunciado a su administrador/socio, a la inmobiliaria y a los inquilinos? Es una pregunta difícil de contestar. El Juez sabe sobre leyes, ha sido durante 35 años juez penal, ¿no conoce la ley 12.331, la ley de Profilaxis, que en su artículo 17 se refiere a “las casas de tolerancia”? ¿El Juez va a seguir “tolerando” cobrar dinero de alquileres pagado con el trabajo de las prostitutas?
El Juez que dice que no sabía, evidentemente eligió mal a su administrador/socio/representante. Si Montivero no sabía que 6, ¡seis! departamentos eran usados como prostíbulos, Montivero no es demasiado despierto, o es muy distraído con los bienes de su empleador. Y si Montivero sabía quiénes eran los inquilinos, en cualquiera de los dos casos, el Juez es muy malo eligiendo empleados o socios.
Si el Juez es tan malo, y lo es, eligiendo a sus colaboradores, si el Juez puede equivocarse tanto poniendo su confianza en quien no la merece (eso siempre que el Juez no supiera), ¿quien asegura que el Juez no se equivoca cuando imparte justicia?
Se supone que el Juez no frecuentaba los avisos del rubro 59 de algunos diarios (prohibido hace muy poco tiempo), porque ahí aparecían sus domicilios ofreciendo servicios sexuales a cambio de dinero, es decir, prostitución.
Se supone que el Juez no frecuenta sitios en la web donde se ofrecen servicios sexuales a cambio de dinero, o sea prostitución, porque en las páginas prostibularias de “Tacos Altos” y “Mimosas Argentinas”, también aparecen sus domicilios. Pero el Juez, no sabía.
Ante las denuncias penales y la intimación de la diputada nacional Fernanda Gil Lozano de la CC, para que el Juez se presente ante la comisión de juicio político de la cámara, las respuestas mediáticas del Juez, no han sido como hubieran debido ser, de congoja y disculpas ante la sociedad.
Insiste en inventarse una persecución mediática. Resumiendo, en ¡seis! departamentos propiedad del Juez, funcionan ¡seis! prostíbulos, el Juez cobra los alquileres que provienen de un negocio prohibido por la ley, ¡y la culpa es de los periodistas! Una típica reacción K.
En el 2003, la fórmula presidencial Kirchner/Scioli, que ganó la elecciones, tenía como eslogan “Argentina, un país en serio”. En cualquier país medianamente serio, un juez de la Corte Suprema de Justicia, que no debe tener ni una multa por mal estacionamiento, ya hubiera renunciado. No es suficiente saber derecho, hay que defender valores. Argentina no es seria. Perdón por la insistencia, pero el Juez, ¿no sabía?
Decía un enorme poeta dominicano, Manuel del Cabral,
“El juez mientras descansa, limpia sus anteojos,
¿Y para qué los limpia si el sucio está en el ojo?”
El voto, el suyo, más el de él, más el del otro, más el de aquel; sumados pueden ser mayoría y cambiar esta triste, decadente y sucia historia.

QUIEN ES MARCELO FILGUERAS ???

ACTUAL DUEÑO DE LABORATORIOS RICHMOND Y PAREJA DE MARIA LAURA LEGUIZAMON

La aventura empresarial en el periodismo incluye, además de periodistas que se creen tocados por el destino, como Jorge Lanata, a personajes de extrañas fortunas logradas de la noche a la mañana como es el caso de Marcelo Figueiras, dueño de un laboratorio que en estos años multiplicó sus ganancias como proveedor del Estado y que, como accionista del diario Crítica, se quedó con los sueldos de los trabajadores del diario.
Repartía remedios en un Renault 18 y ahora maneja un Audi TT. Pasó de una butaca a otra gracias a sus negocios con el Estado. Buscó prestigio con el diario. Quién es el hombre de la sonrisa Colgate Poco antes de que este diario saliera a la calle Jorge Lanata reunió en su oficina a los accionistas.
El skecht aún se puede ver en YouTube: “Éstos son los dueños del diario”, los señaló y fue presentando a los socios que lo acompañarían en su proyecto: Gabriel Cavallo, Pablo Jacoby y su socio Patricio Carballés y un empresario del área de seguros, Juan Zitnik. Todos, ahora, ex accionistas del diario.
Pero en medio del humo de los incontables cigarrillos que fumaba Lanata sobresalía sobre el resto uno de los socios, el único que, por su aspecto, aparentaba ser un verdadero hombre de negocios: alto, flaco, entrecano, sonrisa Colgate. Pulcro hasta el extremo, ese hombre, como siempre, vestía de impecable traje oscuro y zapatos de corte italiano.
Cuando Lanata posó su mirada sobre él, dijo, bromeando: “Éste es un conocido traficante del cartel de Medellín”.
Se refería a Marcelo Figueiras, quien, claro, no es ningún narco sino un próspero empresario farmacéutico argentino que amasó su fortuna vendiéndole medicamentos al Estado.
Figueiras es dueño de los laboratorios Richmond, que factura más de 135 millones de pesos al año –según la página web de la empresa- y tiene, además, el 22 por ciento de las acciones de este diario y es quien, junto al español Antonio Mata, dejó de abonar los sueldos a los trabajadores de Crítica.
Richmond se especializa en productos para VIH, oncológicos y del sistema nervioso central. Fue el primero en producir en el mundo medicamentos oncológicos genéricos de marca y es uno de los cuatro laboratorios elegidos por el Gobierno para producir Oseltamivir, la droga para combatir la gripe A.
Los contactos de Figueiras con la política datan de la época de Fernando de la Rúa, cuando empezó a venderle medicamentos al Estado. Sin embargo, fue durante el gobierno de Néstor Kirchner cuando su empresa logró dar el gran salto; y no sólo por las licitaciones que ganó.
Su llegada al poder político, como el ex ministro de Salud Ginés González García y los contactos que le provee su actual pareja, la diputada oficialista María Laura Leguizamón, le significaron cuantiosos beneficios económicos gracias al aval que le permite renovar las patentes que se vencen para producir medicamentos.
Sus contactos mantienen alejados del mercado argentino a los fabricantes del exterior de medicamentos contra el VIH que cuestan más baratos que los que Richmond produce, según fuentes del mercado de la salud.
Figueiras es un hombre de suerte. Hasta el momento no ha llegado a la Justicia el expediente de la Auditoría General de la Nación 18/2008, que denuncia irregularidades en la compra del Estado de una partida de medicamentos para el VIH: “Se ha observado que se ha adjudicado a laboratorios que no cumplen con disposiciones de la autoridad sanitaria. Se han verificado compras a los laboratorios Elea, Richmond y Filaxis, que según consta en informe de ANMAT Nº 478 del 05/05/05 no cumplimentaban los requisitos de biodisponibilidad y bioequivalencia exigidos por la resolución Nº 46/03 de la Secretaría de Políticas y Relaciones Sanitarias”, dice el informe que, traducido, significa que esos medicamentos no servían.
Tampoco Figueiras tuvo que pisar tribunales por uno de los expedientes de la megacausa de la mafia de los medicamentos que investiga el juez Norberto Oyarbide, pero por la que sí fueron allanadas las oficinas de Richmond en noviembre de 2009, en relación con las compras poco transparentes (se las llama “rotativas” porque se trata de partidas especiales para comprar remedios en caso de epidemias) que realizó el Estado de la droga oseltamivir, la sustancia que se usa para producir el Tamiflú, especialidad del laboratorio de Figueiras.
Esta causa se desprende de escuchas telefónicas en las que se detectó a empresarios, entre ellos a un gerente de Richmond, poniéndose de acuerdo para vender más caro la droga en plena emergencia sanitaria.
Figueiras se jacta ante quienes lo escuchan de sus orígenes humildes; dice, con orgullo, que se hizo bien de abajo. Le gusta, ahora que conduce un Audi TT, recordar las épocas en las que repartía medicamentos arriba de un Renault 18 destartalado.
Si el empresario hubiese atendido los llamados que se le hicieron desde esta redacción, podríamos explicar mejor cómo este autoproclamado self made man versión criolla pasó de ser un simple contador de un laboratorio familiar a convertirse en el dueño de Richmond sin “heredar ni un peso”, como le gusta recordar.
Pero Figueiras quiso más; después del dinero quiso el prestigio, algo que le pareció que le podía llegar de la mano de Jorge Lanata y con un nuevo diario de corte independiente.
Según escribió el propio Figueiras en una columna de este diario de marzo de 2008, titulada “A mis amigos (que preguntan por qué invertí en este diario)”, fue su “amigo y compañero de golf”, el ex juez Gabriel Cavallo, quien lo convenció de invertir en Crítica cuando lo invitó a arriesgar en un proyecto que significaba un “gran aporte cultural”. Sus amigos, escribió el empresario, le dijeron que estaba “loco”, pero que él les repondió que “soñaba de chico con ser cronista de guerra... Pero la vida me llevó por otro camino”.
Figueiras aseguró en esa columna que tuvo miedo cuando sus amigos le dijeron que fracasaría, que el Gordo lo metería en problemas con el Gobierno que le iba a cerrar sus empresas. Escribió: “Puta, tienen razón. Me asusté... ¿qué es este cagazo? ¿La libertad de prensa es un verso? ¿Qué queremos para nuestros hijos?, ¿a Chávez?”. Aseguró que se decidió cuando anunciantes le ofrecieron dinero para el diario pero sin poner la publicidad: “Eso me terminó de convencer: pongo mi granito de arena, esta vez no arrugo”.
Pero, finalmente, Figueiras, el empresario exitoso, arrugó: dejó de pagarles los sueldos a los trabajadores del mismo diario que tanto lo entusiasmó.