martes, 29 de noviembre de 2011

Las reservas ya no respaldan íntegramente la base monetaria

Las reservas ya no respaldan íntegramente la base monetaria

Las recientes medidas de control de cambio solapado instrumentadas por la AFIP significaron un aumento tangible de la inseguridad jurídica. Sin embargo, no se trataría de un episodio aislado porque, a tenor de los últimos datos en materia de reservas, el BCRA estaría incumpliendo la normativa específica sobre la materia, contenida en la Ley 25.561 de Emergencia PÚBLICA Y REFORMA DEL RÉGIMEN CAMBIARIO. Dos artículos de esta norma prescriben claramente que las reservas del BCRA deben respaldar la base monetaria.

Así, el artículo 4° de la norma sostiene: “En todo momento, las reservas del BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA en oro y divisas extranjeras serán afectadas al respaldo de la base monetaria. Cuando las reservas se inviertan en los depósitos, otras operaciones a interés, o a títulos públicos nacionales o extranjeros pagaderos en oro, metales preciosos, dólares estadounidenses u otras divisas de similar solvencia, su cómputo a los fines de esta ley se efectuará a valores de mercado.”
Congruentemente, el artículo 6° de la misma ley complementa lo anterior al sostener: “Los bienes que integran las reservas mencionadas en el artículo anterior constituyen prenda común de la base monetaria, son inembargables, y pueden aplicarse exclusivamente a los fines previstos en la presente ley. La base monetaria en pesos está constituida por la circulación monetaria más los depósitos a la vista de las entidades financieras en el BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, en cuenta corriente o cuentas especiales”.
Por debajo de la línea
Ahora bien, el Banco Central de la República Argentina publicó la Comunicación “C” 59966. La misma informa que al día 18/11 las Reservas Internacionales eran 46.022 millones de dólares, que en pesos representaban 195.902 MM (4,2567$/u$s). Y el pasado viernes 25, la entidad publicó otra Comunicación, la “C” 59997, revelando que la base monetaria correspondiente a ese día era de 196.599 millones. La conclusión es obvia: desde la semana pasada las reservas no respaldan íntegramente la Base Monetaria, aunque es cierto que esta situación puede variar en cualquier momento.
Sancionada en enero del 2002 en plena etapa del corralito, o sea, hace una década, la ley 25.561 buscó con este tipo de normas restituir la confianza pública -nacional e internacional- imponiendo un rígido esquema de respaldo al circulante. Aunque en forma mínima, este esquema empieza a mostrar ahora falencias objetivas. Por lo pronto, la semana pasada el BCRA compró varios millones de dólares, para lo cual emitió pesos, a la vez que en la licitación del martes renovó sólo una parte de los vencimientos, por lo que debería haber un incremento adicional de Base Monetaria. No sería entonces de extrañar que cuando aparezcan los datos de la Base Monetaria correspondientes a esta semana, la brecha entre los dos valores se agrande.

Todo lo que siempre quiso saber sobre los subsidios pero nunca se atrevió a preguntar

Todo lo que siempre quiso saber sobre los subsidios pero nunca se atrevió a preguntar

La insolencia del espejo
Quienes conjeturamos erróneamente hace diez meses, acerca de la posible negativa de Cristina Fernández a encabezar este tercer capítulo del ciclo iniciado en 2003, basados en un racionalismo que se reveló inapropiado para la prospectiva política, fundamentábamos aquel equivocado vaticinio en el previsible agotamiento del llamado “modelo”, que la realidad se ha encargado de confirmar.
La adversidad fue correctamente pronosticada, pero la causalidad no se verificó. Es opinable si subestimamos la vocación presidencial por darle pelea, o si fue la presidente quien subestimó la complejidad de la situación a enfrentar. Lo que está en entredicho, en tanto, es su capacidad potencial para domar una realidad económica hostil, dados los condicionantes que le impone su particular cosmovisión, así como los márgenes políticos que está dispuesta a poner en juego.
El blindado hermetismo, tanto como el críptico metalenguaje oficial, sólo permiten inferir la sensibilidad frente a los desajustes de la economía, a partir de las medidas de gobierno. En ese sentido, el mamarracho del control de cambios nos notificó que en Palacio se ha registrado el estrechamiento de los márgenes de maniobra que exhibe el sector externo. Parecida vibración generaron las señales de deterioro en el frente fiscal. La dimensión de las inconsistencias acumuladas las torna inocultables y empieza a amenazar la consistencia del “relato”. Las correcciones que impone la realidad ponen en foco, por ejemplo, la extravagante política de tarifas de los servicios públicos, que la retórica oficial pretende convertir ahora en una cruzada nacional a favor de la igualdad. Los anuncios apenas dejan entrever los márgenes de un entramado, que en cualquier país donde el sistema jurídico prevalezca por sobre las bravuconadas telefónicas de un funcionario, cobraría ribetes de escándalo.
Desde aquella jugada declaración, que con desconocida osadía, se permitió el entonces vicepresidente Daniel Scioli en Tucumán, en el curso del Precoloquio preparatorio del 39° Coloquio de IDEA, el 12 de agosto de 2003, cuando aseguró que en 90 días “las subas del gas y la electricidad van a venir porque necesitamos inversión para que haya más energía”(sic), audacia que le valiera el destierro interno, el tema registra algún intento fallido de Roberto Lavagna y un paper interno de Martín Lousteau, aconsejando una “re-tarifación” progresiva, cuando su impacto presupuestario era 15 veces menor que el actual. La centralidad que ha ganado merece un detallado abordaje, que admite un triple cuestionamiento.
Instrumento inadecuado.
Después de ocho años de una disparatada política tarifaria que, entre otras aberraciones, condenó al 35% de los hogares más pobres a pagar el gas domiciliario entre tres y cuatro veces lo que demandaba el servicio a los más pudientes, el gobierno intenta redimirse inventando una pretendida epopeya igualitaria, que propone mejorar la distribución del ingreso apelando a la discrecionalidad tarifaria.
Ese reduccionismo absurdo desconoce que la desigualdad sólo se combate genuinamente elevando la calidad de los bienes públicos que el Estado provee a los sectores socialmente postergados, y llegado el caso, con asignaciones directas selectivas, pero no mediante la burrada de establecer precios según la capacidad económica del comprador. La patética campaña de algunos mediáticos oportunistas, sólo revela su condición de vasallos del poder o, peor aún, su profunda ignorancia. En cuanto a la complejidad de una correcta instrumentación, basta considerar que aún parámetros socioeconómicos presuntamente inobjetables, pueden resultar invalidados por la realidad. Por ejemplo, si el 71% de los jubilados incorporados al sistema por la moratoria previsional pertenecen a hogares que rankean por encima del cuarto decil de la pirámide de ingresos, percibir la jubilación mínima no parece ser un criterio de elegibilidad suficiente para mantener el subsidio.
Efecto incierto
Para la teoría económica la reducción de un subsidio genera un efecto equivalente al incremento de un impuesto. En términos macroeconómicos, las medidas anunciadas constituyen apenas el cambio de la fuente de financiamiento de un gasto. El Presupuesto 2012 -en tratamiento en el Congreso- contempla erogaciones por 75 MM en concepto de subsidios a las tarifas. En el esquema vigente, la porción de la factura que no paga el usuario, la abonamos entre todos los contribuyentes, en la proporción en que aportamos a financiar el gasto público en su conjunto. La decisión de eliminar el subsidio que beneficia a determinados usuarios significa que se reducirá el citado gasto público en el monto global que se determine -se habla de 20 MM-, que pasará a ser afrontado por los usuarios. En ese caso, podría ocurrir que el PE mantenga el nivel agregado del gasto, disponiendo otro uso para esos recursos o, en caso contrario, que ahorre ese importe y vea reducida la necesidad de apelar al financiamiento inflacionario, o bien que recorte algún recurso tributario alternativo (p.e. la actualización del Mínimo no Imponible para la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias). Como se advierte, hasta que no conozcamos las respuestas a esos interrogantes resulta imposible abrir juicio sobre el efectivo impacto sobre la distribución del ingreso.
Discrecionalidad tarifaria
El paradigma regulatorio adoptado por el modelo de privatización de los servicios públicos dispuesto por el Congreso de la Nación en los ´90 reconoció, entre otros, dos criterios básicos. La tarifa sería el mecanismo de financiación de la inversión -hasta entonces financiada con fondos presupuestarios- y su nivel y estructura, se ajustarían al esquema denominado “price-cap”,que garantiza una razonable racionalidad y transparencia en su determinación. La Ley de Emergencia Económica de 2002 derogó todo ese marco conceptual y habilitó la instalación de la más absoluta discrecionalidad y arbitrariedad en la materia. Las ruinosas consecuencias de la injustificada prolongación de la emergencia están a la vista. En materia de energía, las erráticas señales de precios han espantado a la inversión, lo que hoy se expresa en un déficit en la balanza comercial energética que pone en riesgo la holgura de las cuentas externas que nos regala el yuyito.
A esta altura, tamaña incompetencia resulta sospechosa. Lo cierto es que pueden rastrearse al menos dos efectos colaterales de este extravagante experimento que merecerían ser explorados en profundidad, propósito que excede la naturaleza de estas reflexiones, que intentan, al menos, disparar la inquietud.
El estrangulamiento tarifario ha resultado, en los últimos años, un mecanismo eficiente para facilitar la transferencia de los paquetes accionarios de muchas prestatarias, a precio de remate. El nuevo mapa así conformado le ha permitido al gobierno contar con el respaldo de empresarios auténticamente consustanciados con el “modelo”, que supieron adecuar sus legítimas aspiraciones de rentabilidad a los propósitos igualitarios del régimen. Tanta generosidad justificaría que la construcción de la retórica oficial los inmortalizara con una identificación -tal vez “empresario solidario”-tan imaginativa como aquel inefable “experto en mercados regulados”, con que Antoni Brufau distinguiera a Enrique Eskenazi, para fundamentar su elección como socio local de Repsol.
El llamado eufemísticamente “redireccionamiento de subsidios” (Aimé dixit) asume como dada, una tarifa total (importe que efectivamente abona el usuario + subsidio), que es producto de decisiones unilaterales y poco transparentes que ha ido disponiendo en forma discrecional el Poder Ejecutivo a partir del congelamiento tarifario dispuesto en 2002. Es natural que los usuarios se hayan desentendido de esos sucesivos ajustes tarifarios, ya que no impactaban en su bolsillo. De tal manera, esta movida vendría a representar el blanqueo diferido de un tarifazo encubierto, que sigilosamente y a oscuras convinieron el gobierno y los “empresarios solidarios”,al amparo de encriptados procedimientos, que en muchos casos escapan -como los Fondos Fiduciarios- al sistema de control de las cuentas públicas.
Si bien el deliberadamente complejo sistema vigente no facilita su cotejo con el que resultaría de un esquema regulatorio alternativo, un documentado paper de Santiago Urbiztondo, economista de reconocido expertiseen regulación de servicios públicos, que titula “Tarifas y Subsidios: diez años después, lo barato sale caro”, permite afirmar que el valor medio de la sumatoria de lo que hoy aportan usuarios y contribuyentes, resulta superior en moneda constante a la tarifa que abonaban por el servicio en 2001, en un rango promedio que va desde el doble, en el caso del agua, hasta el triple, en el caso del servicio eléctrico.

EL RETORNO AL PREMENEMISMO

EL RETORNO AL PREMENEMISMO

No obstante conformar las reglas básicas de la economía un sistema a prueba de tontos, nunca falta el o la imbécil que se supone por encima de ellas y se lanza a contradecirlas con el entusiasmo propio de quienes entienden el tiempo dedicado al estudio y la investigación del fenómeno económico como un lamentable e innecesario desperdicio, algo que como es obvio constituye un problema mayúsculo cuando el Estado está conducido por esas molleras de arcilla, y mucho más cuando ellas se autoconvencen -cual modernas réplicas del rey Alfonso el Sabio- que si Dios las hubiera consultado oportunamente las cosas hubieran andado mucho mejor en el país, o que va, en el mundo.
Por cierto todavía hay en la Argentina pelmazos varios empeñados en demostrar que el paso del tiempo ha dejado en la obsolescencia la alegoría pedagógica del brillante economista francés Federico Bastiat que hace 161 años pintaba en su obra “Armonías económicas” a Jerjes el Grande como un vívido ejemplo de ciertos delirios que acometen a gobernantes de mala bebida. “No sabemos de nadie más que como Jerjes estuviera tan embriagado con su poder -escribió- como para decir a las olas del mar “Hasta aquí habéis venido, pero no más allá”. Las olas, sin embargo, no se retiraron de Jerjes, pero sí Jerjes de las olas, y, si no fuera por esta sabia aunque humillante precaución hubiera sido ahogado”. Obvio, eso porque no llegó a conocer este país. Aquí se ahogaron varios -metafóricamente hablando- pero aún hay quien sigue intentando obtener resultados diferentes empleando los mismos métodos, algo que una palabra autorizada como la de Einstein calificó de auténtica locura.
Claro que para quien confunde el símbolo químico del oxígeno con un cero siendo presidente o quien confunde dólares con pesos siendo ministro de economía, todas estas fruslerías son simples elucubraciones de especuladores que quieren quedarse con “la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos” según la elevada construcción lingüística e intelectual que gusta utilizar la viuda de Kirchner para apostrofar empresarios que se aplauden encima. Tampoco importa mucho que en varios frentes se haya vuelto a la época pre-Menem de los cuantiosos déficits en las empresas del Estado que justificaron su remate para demostrar una vez más que como dijeron Gardel y Le Pera “veinte años no es nada”.
Lo importante para esta parodia de gobierno es la tan hipócrita como ridícula renuncia de ricos y famosos (funcionarios y artistas) a los subsidios energéticos que en un refritado del “fondo patriótico” de Galtieri se hubiera llevado el primer premio en un festival de tonterías pero que sirve para seguir ocultando a los giles que votaron este “modelo” (incluida la “oposición”) los portentosos e impunes negociados escondidos detrás de la compra de gas y derivados del petróleo adquiridos para abastecer el consumo a resultas de los cuales al menos un 30 del 54% que votó sin importarle la corrupción pasará a transferir en directo gran parte de su ingreso personal a afortunados bolsillos de empresarios amigos y miembros del funcionariato pagando así en diferido el costo de su comodidad y de su insensato desprecio por la salud de las instituciones de la República puesto de manifiesto al emitir el sufragio.
Al paranoico enfoque oficial acerca del modo de enfrentar los estropicios económicos causados durante años por los rudimentarios conocimientos en la materia de Néstor Kirchner -rumbo a hoy a convertirse en un santo laico- se suma la insólita actitud de prestigiosos periodistas de medios supuestamente “opositores” que al igual que hicieron años ha con Néstor Kirchner celebran en sus artículos la supuesta habilidad de la viuda para “construir poder”, “manejar la agenda pública”, “ganar el centro de ring”, “enfrentar la situación” y otros remanidos lugares comunes utilizados solapadamente para disimular ponderaciones que tienen un inocultable tufillo a “reacomodamiento posicional”.
Estos requiebros mediáticos de grandes plumas, que maquiavélicamente pensando pueden estar quizás destinadas a allanarle a la viuda el camino hacia el abismo acelerando su natural propensión a las chapucerías, son sin embargo fuente de confusión para la opinión pública en tanto implican poner dudosas virtudes personales por sobre valores que son esenciales al funcionamiento social y que han sido pisoteados una y otra vez sin escrúpulos por la señora de Kirchner y su cohorte de paniaguados, cohorte que, dicho sea de paso, ha dejado en claro en esta oportunidad como pocas veces antes su condición reptante.
La misión del periodismo de opinión se torna así sospechada de acomodatitis con una imagen nebulosa y desvirtuada que contribuye muy poco cuando no frena la maduración cívica de la ciudadanía tan necesaria para lograr que alguna vez en este dichoso país la sociedad lleve al poder en defensa propia funcionarios y legisladores que superen la mediocridad dirigencial que ha caracterizado los últimos veinticinco años de democracia.

LA DRAMATURGA DE LA ESTAFA MORAL

LA DRAMATURGA DE LA ESTAFA MORAL

Cuando “él”… se fue a otro lado…
quedé sola… con mi drama…
pero allí, creció mi fama…
y mejoré… el desenfado
y… cuando hablaba de Estado…
en este pueblo de tiernos…
me creyó cualquier tarado…
que el Estado… era el Gobierno

El código moral de la reina… da náuseas.
Su visión oblicua de las obligaciones que tiene asumidas por la Constitución Nacional, da pauta muy clara de una hipocresía ética inadmisible.
Quien esto escribe, quisiera pensar que esta mujer es víctima de una confusión o de un desorden de valores… quizás como producto de algún golpe traumático… profundamente espiritual o afectivo.
Pero no.
Los síntomas y los signos de su conducta y de sus prácticas morales públicas, ofrecen la evidencia seria de que se trata de su propia determinación… lamentablemente deshonesta.
Ella y su marido difunto, con premeditación casi científica y con fines perfectamente prefigurados, fueron los que diseñaron, articularon… compusieron y decidieron el formato de esta catalepsia de las tarifas a través de la gran farsa de los subsidios que no fueron otra cosa que un saqueo programado al pueblo, para financiar dos campañas políticas completas.
En efecto: los subsidios, les permitieron mostrar una inmovilidad absolutamente falsa y artificiosa… de una parte importante de los costos operativos en el “gasto fijo” que cualquier ciudadano debe enfrentar en su vida diaria: las tarifas.
Y esta mujer… contaba para eso, con cuatro formidables mentiras montadas por su ingenio falsificador… en los últimos cuatro años.
- Mentía los índices de cualquier actividad macroeconómica
- Mentía diciendo que era la casa rosada la que pagaba los subsidios, cuando en realidad era el propio pueblo -con sus impuestos- el que sostenía tamaña artificialidad.
- Con el sello rojo cruzado en las boletas, armó un sofisma de cultura elemental (sabía perfectamente que más del 70% de los súbditos de esta comarca no tenía -ni tiene hoy- la menor idea de la diferencia conceptual en entre Estado y Gobierno. Peor que eso, sabía que toda la gente creía… de buena fe… que “el Estado” era “el Gobierno”).
Y este sofisma sencillo… fue la base de la estafa popular mejor armada de la historia.
- Mentía… respecto a presentarnos a todos el “statu quo”de tarifas como un logro permanente… que jamás habría de cambiar (y por eso lo dejó irresponsablemente inmóvil, hasta que pasara el 23 de octubre).
Mentía en forma enciclopédica sobre que ignoraba las consecuencias catastróficas de esa infame maniobra de tramoya a la sociedad.
Pero… mucho peor que todo esto:
En ningún discurso posterior al 23 de octubre… esta actriz dramática de la ordinariez… aceptó -al menos- haberse equivocado con esta verdadera fábula barrida bajo la alfombra en esa, su obra maestra de todas las mágicas postergaciones, improvisaciones y simulaciones de la historia nacional.
Como discípula impresentable del gran Eurípides, en la dramaturgia de su vida y en su pasión casi morbosa por la tragedia griega… no ha tenido el menor recato en refregarle a la sociedad entera… una especie de “vía crucis” de su viudez, como episodio aislado y único que… no afecta a la vida de otros seres humanos… del cual ha sido, ella sola, una dolorosa víctima.
Sus pobres hijitos… quedaron huérfanos, trágica y dolorosamente, en su ya avanzada adolescencia… tal como les puede haber ocurrido a muchísimos ciudadanos de esta comarca… pero con la diferencia de que… pese a disponer de una impresionante cuenta bancaria digna de FORBES… a ellos les afectó mucho más que a cualquier otro súbdito de la tierra (una injusticia terrible).
Como es fácil ver, el código axiológico de esta dama… sin dudas, ha emergido de alguna alcantarilla.
Como magistralmente señala Jorge Lanata… esta monarca lo nombra a su difunto esposo… en forma absolutamente delirante… como “ÉL”.
Pero ésa… es sólo una muy pequeña parte de su moral de baldío… copiándole, sin el menor estilo… la comedia dramática al noruego Henrik Ibsen. Y en verdad… termina siendo en ese camino… casi una primera actriz de la obra “Los pilares de la sociedad”… la revelación más cruda de la hipocresía humana después de Moliere.
Para quien esto escribe… es fácil pronosticar algo hoy:
La mentira extravagante de este enorme circo de renuncias aparatosas a los subsidios… es algo que termina mal.
Y termina pésimo… por cuanto esta mujer… si alguna vez tuvo tránsito académico terciario… lo cual parece muy dudoso… se copió o se macheteó la materia deontología… de algún manual de las cloacas.
Veamos lo primero que se nos viene después de esta falsedad… en donde los funcionarios de la corona… es como si renunciaran a la careta, que fue, justamente, el instrumento que les permitió postularse disfrazados en las elecciones para engañar a todos.
Pues así fue… exactamente:
Con la careta de los subsidios, robaron gran número de votos.
Y ahora vienen… se quitan el disfraz… y nos dicen lo más campantes… “renunciamos a la careta que nos permitió prometerles esta farsa”.
Y mucha atención con esto:
Lo que se viene… en pocas semanas… es esta gran salvajada:
Cada uno de los imbéciles ciudadanos engañados de esta comarca de zombies… ha de recibir un papel… con un gran sello oficial (para poder amedrentarlo un poco más) y con un plazo perentorio estampado allí, en el que…en lugar de verse un sello rojo cruzado en el papel, con falsas prerrogativas…habrá una especie de intimación para que cada uno haga -compulsivamente- algo novedoso y conmovedor:
UNA DECLARACIÓN JURADA DE POBREZA
Como en esta “papeleta”… muy poca gente va a poder justificarse del modo que exige la corona… pues, acto seguido, remitirá la respuesta.
Y como el formulario no le permitirá en absoluto perfilar para “pobre”… entonces… en forma inmediata y oficial quedará ingresado en el “index expurgatorium” y será considerado como “no pobre”… por lo tanto… será pasible de recibir el aumento pleno del tarifazo más grande de la comarca, desde la capitulación de Beresford.
Es decir: Haya renunciado o no… haya hecho aspaviento o no…
…se haya querido arrodillar o no, cualquier imbécil de esta comarca… considérese automáticamente fusilado por un formidable tarifazo que no tiene precedentes.
Y el último acto de la comedia dramática de Ibsen… en su obra genial “Al despertar de nuestra muerte”… consistirá en lo siguiente:
Todas las empresas, todos los bienes y todos los servicios… recibirán el impacto directo de este tarifazo. Y lo trasladarán derecho a precios.
Los precios, pues, serán el triple o el cuádruple.
En lugar de una pistola en la cabeza… al que quiera comprar un dólar… se le pondrá una recortada en los huevos.
Y la inflación de los años 2012, 2013 y 2014 ya se halla redactada en un decreto de necesidad y urgencia de esta actriz de segunda de la comedia dramática: será del 5% anual.
Como en esto, ella no tiene límites, en su gran obra del 54%, hay un capítulo escrito que acaso podrá justificarlo con idéntico desenfado:
El acercamiento veloz a la ruina moral de la sociedad argentina