sábado, 24 de diciembre de 2011

Ante el avance cristinista, Massa prepara su ruptura

Ante el avance cristinista, Massa prepara su ruptura

El importante avance del cristinismo en el control de la legislatura bonaerense y la instalación de un doble comando, con Gabriel Mariotto funcionando como gobernador paralelo, está empezando a tener efectos colaterales en el peronismo provincial. Recientemente se volvió a reunir el grupo de los ocho intendentes de la primera sección electoral, que tiene una visión crítica dentro del oficialismo. En éstos y otros cónclaves hay un denominador común: la creencia de que CFK está preparándose para controlar el PJ bonaerense sobre la base de un cuarteto de incondicionales: Mariotto, Sergio Berni (Vicepresidente Primero del Senado y mano derecha de Alicia Kirchner), Cristina Fioramonti (esposa de Carlos Kunkel y presidente del bloque de senadores del FpV) y José Ottavis (dirigente de La Cámpora y vicepresidente de la Cámara de Diputados). Este cuarteto ya estaría trabajando en la convocatoria a internas en marzo o abril próximos, para renovar la conducción del PJ local a la que acaba de renunciar Hugo Moyano. El plan de la Casa Rosada consistiría en que la conducción del partido se la repartan entre los arriba mencionados, como primer paso para poner en marcha un armado absolutamente cristinista para el 2015. Esto es, un sucesor de Daniel Scioli que responda sólo a Olivos. Retener la gobernación platense sería el gran reaseguro K para el caso de que el próximo presidente no pueda ser digitado por Cristina.
Con partido propio
Esta tendencia que se va configurando progresivamente tiene sus damnificados. Es primero es, obviamente, Daniel Scioli, que no puede ser reelecto porque la Constitución de Buenos Aires se lo prohíbe, pero corre otros riesgos, por ejemplo, que el sciolismo quede fuera del reparto de poder y de la estrategia para el 2015, así como fue barrido de los cargos en la legislatura. Esto lo dejaría seriamente herido para la carrera presidencial.
El otro que está entrando en emergencia es el mejor posicionado en las encuestas junto con el gobernador, o sea, Sergio Massa. A tres años de su alejamiento del gabinete nacional, el tigrense nunca pudo recuperar la confianza presidencial y ahora, con la irrupción de Boudou, Mariotto, Abal Medina y Mariotto, sus chances de recibir la bendición oficial para su candidatura a gobernador son ínfimas. Por otra parte, su expansión territorial funcionó a partir de que el 23 de octubre consiguió que Gabriel Katopodis y Luis Andreotti ganaran en San Martín y San Fernando respectivamente. Con vistas a la inminente interna del PJ bonaerense, Massa intentaría “quedarse adentro”, pero las señales no son buenas. Para el caso de que el cristinismo le cierre todas las puertas de la conducción partidaria, el tigrense y sus aliados ya tendrían plan B. Éste consistiría en “ir por afuera”, o sea, presentarse en el 2013 como un peronismo paralelo, intentando repetir la maniobra que a Francisco de Narváez le diera resultado en el 2009, aunque después no tanto. En este marco también estaría en vista un acercamiento con Mauricio Macri, cuyas dificultades para expandirse en el conurbano son importantes, pese al reciente triunfo de su primo Jorge en Vicente López. El plan en el que ya trabaja el equipo de Massa incluye la conformación de un nuevo partido político que sería nacional, “por las dudas”, según expresión de uno de los dirigentes que trabaja en el tema. Es decir que Massa no descartaría que, si Scioli se deteriora y hay crisis de candidaturas, le toque a él aparecer en la primera línea de la carrera presidencial. Por el momento, sus esfuerzos apuntan a evitar que la concentración de poder en manos de las distintas tribus cristinistas termine por dejarlo fuera de juego.

Entonces… ¿Qué hacer?

Entonces… ¿Qué hacer?

EL PODER DE LAS IDEAS
No caben dudas de que si la izquierda hoy goza de hegemonía tanto cultural como política, eso es porque primero ha sabido moverse de manera astuta en el terreno de las ideas imponiendo extensa e inadvertidamente su distorsiva visión del mundo. Después de todo, la cultura no es sino una mixtura de ideas arraigadas socialmente (compuestas por creencias, tradiciones, costumbres, etc.) y la política no es sino la idea llevada a la praxis.
El poder de las ideas es, por tanto, determinante. Ludwig von Mises explicó que “La historia de la humanidad es la historia de las ideas. Son las ideas, las teorías y las doctrinas las que guían la acción del hombre, determinan los fines últimos que éste persigue y la elección de los medios que emplea para alcanzar tales fines”.
La izquierda, podría decirse que desde los orígenes mismos del marxismo (la filosofía de Marx mantiene que el conocimiento debe estar orientado a transformar la existencia), ha entendido sobradamente el poder de las ideas. Si se desean ejemplos contemporáneos y nacionales, el kirchnerismo como fuerza política inscripta en la filosofía colectivista, ha dado importantes lecciones al respecto: los intentos por controlar no sólo la realidad del presente manipulando información y diseminando ideología a través de medios comprados y comunicadores rentados, sino también la adulteración del propio pasado montando un relato historietístico de los años ‘70 y, más recientemente, fundando un Instituto de Revisionismo Histórico que acomode la historia en función del ideario que sustenta sus maniobras políticas, bastan como para que el lector compruebe que la izquierda ha entendido muy bien que las ideas mueven a los hombres y que jamás -ni aun siendo gobierno- deben descuidar ese campo.
Contrariamente, aquellos que en resumidas cuentas defendemos las libertades individuales por sobre la coerción estatal; que creemos que la igualdad es ante la ley y no a través de ella; que promovemos la responsabilidad individual y no la holgazanería subsidiada, es decir, aquellos que para simplificar nos encontramos en la “derecha” del espectro ideológico, hemos descuidado mortalmente la batalla de las ideas. En efecto, creemos que la filosofía se trata de divagaciones alejadas del mundo real -aunque nuestra cosmovisión esté determinada por lo que pensaron en su momento quienes probablemente nunca leímos-; que los intelectuales son ratas de biblioteca cuyos aportes no tienen ninguna incidencia en el mundo tangible -aunque sean en verdad los responsables ocultos de los grandes hitos de la historia del hombre-; que las artes y la cultura en general son cuestiones de escasa importancia -aunque sin darnos cuenta educan y adoctrinan a nuestros vecinos en el izquierdismo más rancio-; que la literatura es un pasatiempo o un simple hobbie -aunque, sin reparar en ello, ésta inyecte en la sociedad el lenguaje que luego filtrará a nuestros ojos la realidad de una manera determinada-.
¿Se ha preguntado por qué la mayoría casi absoluta de filósofos, sociólogos, antropólogos e intelectuales en general son de izquierda? Pues esa es la respuesta: los hombres de “derecha” hemos estado siempre más atraídos por la dimensión concreta y tangible del mundo.
¿QUÉ NOS TOCA HACER? LA RESPUESTA GENÉRICA
De lo expuesto se deduce rápidamente que nuestro quehacer se encuentra indefectiblemente vinculado a la noción de idea. En efecto, si estas son las que determinan la forma en que una sociedad percibe la realidad, y la sociedad en un sistema electoral es la que elige a sus representantes (no decimos sistema democrático porque le queda demasiado grande a la Argentina kirchnerista), llevar adelante una ofensiva dentro del mundo de las ideas se constituye en la principal meta de quienes pretendemos poner freno a los amantes del Estado paternalista y la servidumbre.
Podría decirse que una idea mantiene vigencia social en la medida que da forma al código moral de los individuos que habitan en esa sociedad; una idea mantiene su vida, por otro lado, en la medida de que disponga de personas que la defiendan y promuevan sus valores permanentemente. Nuestras ideas no mantienen vigencia social (así están las cosas después de todo), pero afortunadamente aún mantienen su vida.
Ahora bien, una idea se fortalece principalmente como producto tanto de una cuestión intrínseca (su contenido argumentativo y su coherencia con la realidad) como de una cuestión extrínseca (la promoción y el alcance que a tal idea se le da). La izquierda -a falta de resistencia al margen de contadas excepciones- se ha visto con el camino allanado para formular ideas que al no ser refutadas obtuvieron al mismo tiempo poder intrínseco (pues como se le opusieron pocas o ninguna idea, recibieron casi automáticamente el status de “verdaderas”) y extrínseco (pues habiendo previamente copado la educación, la cultura y los mass media, las promovieron ampliamente).
De ello resulta claro que si queremos fortalecer nuestro ideario, debemos intensificar primero que nada nuestra formación y al mismo tiempo promover la generación de nuevas ideas. De manera casi simultánea, será menester descubrir nuevos canales de difusión que las pongan en circulación. En efecto, cometemos un grueso error al creer que para divulgar ideas precisamos inexorablemente de grandes medios de comunicación y el control total de las universidades. Claro que el peso específico de sendos espacios a la hora de difundir es superlativo, pero lamentablemente debemos ser conscientes que nos toca jugar el papel de quienes resisten una hegemonía cada día más consolidada.
En la era de Internet, por ejemplo, cualquiera que disponga de conexión puede contribuir en la difusión de ideas a través de las redes sociales, en los foros virtuales de discusión, en los reenvíos de e-mails, o mandando una simple carta de lector a un diario solicitando su publicación.
Vale destacar que no debemos pretender “poner de moda”nuestras ideas como lo hace la izquierda con las suyas, pues el resultado de la persuasión irreflexiva es aquel autómata (en los últimos tiempos multiplicado de manera exponencial) que repite sin saber lo que dice, y que defiende todo aquello cuyas consecuencias desconoce. Se trata, por el contrario, de acabar con esas “ideas de moda” promoviendo procesos reflexivos y críticos que pongan sobre la mesa nuevas alternativas de pensamiento.
¿Y A MÍ QUÉ ME TOCA? LA RESPUESTA ESPECÍFICA
Nadie que, creyendo en los valores y las ideas antedichas, y considerándose un detractor de la filosofía según la cual el hombre es un animal que debe ser sacrificado en nombre de la sociedad, puede al mismo tiempo pensarse por fuera de la batalla de las ideas. Cada quien, sin importar su sexo, su edad o su ocupación, desde su lugar puede contribuir en el fortalecimiento de nuestro ideario.
¿Sos intelectual? Pues tu contribución está vinculada al fortalecimiento intrínseco de las ideas.
¿Sos comunicador? Pues podrás contribuir traduciendo a lenguaje sencillo las ideas para que la sociedad en general las comprenda, y diseminando en tus escritos o alocuciones el ideario de la libertad.
¿Estás en política? Pues puedes contagiar a quienes militan contigo de nuevas alternativas de pensamiento. Si ocupas un espacio de poder, se abren incluso mayores posibilidades.
¿Eres profesor? Pues, aún cuando la libertad de cátedra en la Argentina sea una entelequia, puedes contribuir enseñando a tus alumnos las dos campanas, generando un proceso de pensamiento reflexivo auténtico. No olvides que la juventud es la etapa de mayor receptividad ideológica: lo que se incorpora a esa edad según las teorías de socialización, suele acompañar por el resto de la vida al individuo.
¿Sos padre, madre, hermano o amigo? Pues puedes contribuir dialogando con tu hijo, hermano o amigo sobre tu visión de las cosas y explicándoles qué valores defiendes.
Nuestras ideas, como se dijo, aún están con vida y así permanecerán mientras haya gente dispuesta a defenderlas. Va de suyo que asistimos a una lucha desigual fundamentalmente por una cuestión de medios y recursos. No obstante, y como se vio, hay muchas cosas que podemos hacer mientras tengamos en claro que la peor batalla es la que no se ha luchado.

UNA DISCRETA PURGA

Garré se saca de encima a comisarios no confiables.

El ascenso a comisario general de Horacio Torlasco provocó en la Policía Federal algunos cimbronazos que derivaron en los pases a retiro de cuatro jefes de la cúpula policial. Se trata de los comisarios generales de una promoción más antigua que Torlasco, superintendente de Bienestar Social: el superintendente de Investigaciones, José Novoa; el superintendente de Planificación y Desarrollo, Sebastián Seggio; el de Drogas Peligrosas, Ricardo José Ortega; y el director General de la Agencia Federal Regional Cuyo, Carlos Estévez. El miércoles pasado, la presidenta Cristina de Kirchner encabezó el acto de ascenso conjunto de las fuerzas de seguridad nacional, en el cual se les entregó el sable a Torlasco y el espadín a Mabel Franco, la primera mujer en la historia de la Federal que llega a comisario mayor. “De esa manera, el jefe de la Federal envió un mensaje por elevación para frenar a aquellos integrantes de la cúpula que piensen o pensaron en encabezar alguna especie de sublevación en la fuerza, con el objetivo de intentar forzar su renuncia”, precisó una fuente policial. El próximo martes saldrían los ascensos de los comisarios inspectores a mayores. Posteriormente, -se especula que sea también la semana que viene- saldrían los ascensos de comisarios a comisarios inspectores y los de subcomisarios a comisarios.
Fuentes policiales revelaron que desde que empezó a funcionar el Ministerio de Seguridad que conduce Nilda Garré tiene que haber “al menos un ascenso” en cada escalafón.
Sin embargo, en esta oportunidad, la Jefatura de la Federal no envió ningún nombre para subir a comisario general, por lo que le advirtieron al titular de la fuerza, Enrique Capdevila, que hiciera la designación.
“Parece que Capdevila quería hacer como en la época en la que era jefe Néstor Valleca, cuando no se nombraba a nadie por temor a que le serrucharan el piso a futuro”, precisó una de las fuentes consultadas por la agencia NA.
Fue así que el titular de la Federal empezó a pensar a qué comisario enviaría para ascender y el nombre de Torlasco, más allá de su capacidad al frente de Bienestar Social, no se dio por azar.
Un vocero de la fuerza explicó que esa jugada tendría como consecuencia la salida de Novoa, Seggio, Ortega y Estévez, cuatro de los hombres que “podrían hacerlo tambalear en el cargo” a Capdevila, ya sea “por hacerle sombra o con la posibilidad de tirarle en contra al resto de la cúpula y boicotear alguna disposición ministerial”.
“De esa manera, el jefe de la Federal envió un mensaje por elevación para frenar a aquellos integrantes de la cúpula que piensen o pensaron en encabezar alguna especie de sublevación en la fuerza, con el objetivo de intentar forzar su renuncia”, precisó una fuente policial.
Por otra parte, el próximo martes saldrían los ascensos de los comisarios inspectores a mayores -el caso de Franco fue especial, porque era la primera mujer de la fuerza en lograrlo-.
Posteriormente, -se especula que sea también la semana que viene- saldrían los ascensos de comisarios a comisarios inspectores y los de subcomisarios a comisarios.
Mientras se completan estas grillas, también se pensarán en los reemplazantes de los jefes salientes (Novoa, Ortega, Seggio y Estévez).
Asimismo, al determinar los ascensos de subcomisario a comisario se cambiarán algunos titulares de las seccionales porteñas, los cuales serán seis o siete, ya que hay dependencias vacantes (10ª y 42ª) y hay comisarios que por ascensos o disposiciones de la Jefatura deberán dejar de ser los titulares.