domingo, 4 de diciembre de 2011

Para concentrarse en el ajuste, CFK posterga la ofensiva contra Clarín y Moyano

Para concentrarse en el ajuste, CFK posterga la ofensiva contra Clarín y Moyano

Entre el 23 de octubre y el 10 de diciembre, el impacto local de la crisis global obligó al cristinismo a replantear no sólo la economía, sino también la política. Así es que el ingreso a la era del ajuste estaría anticipando la aparición del enemigo más temido por el gobierno: el conflicto social y la pérdida de consenso que le provocaría el deterioro de la situación económica. La preocupación oficial por los costos políticos y sociales del ajuste sería tan grande que lo estaría llevando a suspender -por lo menos en lo inmediato- las ofensivas previstas contra sus principales enemigos. En este punto, CFK parece aplicar un principio elemental de la estrategia, que es no avanzar en todos los frentes simultáneamente. De ahí que, al menos por ahora, no hay señales de que el Ejecutivo active el tratamiento del proyecto para regular la producción, distribución y comercialización del papel para diarios, destinado a someter definitivamente a Papel Prensa. Tampoco la aplicación de la Ley de Medios Audiovisuales se aceleró como se había anunciado. Es que un clima signado por tarifazos, mayor presión impositiva y seguramente topes a los aumentos salariales no parece ser el ideal para la ofensiva final contra el multimedios que dirige Héctor Magnetto.
Una situación similar se da entre la Casa Rosada y la CGT. Desde principios de año, el entorno presidencial hizo planes para golpear a Hugo Moyano. Éste se encuentra expuesto por la investigación que afecta a la obra social de Camioneros en la causa de la mafia de los medicamentos. Pero el punto central sería el avance del gobierno sobre las obras sociales sindicales. La última amenaza es que se extendería el pago del IVA a los planes complementarios que ofrecen las mismas. Pero la realidad es que, en los hechos,el gobierno redujo el ataque a Moyano a las frecuentes declaraciones de la presidente criticándolo. Por ejemplo, el reciente rechazo de ésta al proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. A partir de febrero, cuando se inicie la discusión de las paritarias, la situación volverá a tensarse peligrosamente. Pero el gobierno habrá ganado 60 días valiosísimos para reorganizarse y tratar de controlar el retiro de los depósitos bancarios en dólares y la presión alcista de la divisa.
El tercer gran enemigo del gobierno, Eduardo Duhalde, cayó en las urnas y a partir de entonces el frente político opositor pasó a ser apenas una expectativa de mediano plazo.
Siempre acudiendo a comparaciones bélicas, da la impresión de que el objetivo de aniquilación está siendo reemplazado por la disuasión. Es decir, que el gobierno está postergando su ataque contra Magnetto y Moyano para una etapa posterior al ajuste y que, mientras tanto, se contenta con que ambos estén a la defensiva. Para tener éxito, este plan requeriría que el ajuste en marcha no afecte la gobernabilidad, o sea, que las reacciones que seguramente se provocarán sean controlables. En caso contrario, el kirchnerismo tal vez termine lidiando simultáneamente con el conflicto social, Moyano y Clarín.
Sólo incondicionales
Mientras se prepara para atravesar la peor tormenta que le tocara en suerte, el gobierno hace débiles esfuerzos por mejorar su imagen, que son desmentidos por sus propios actos. Por ejemplo, la presidente intenta dar un toque republicano declarando que sólo gobernará cuatro años, es decir, que no habrá reforma constitucional. Pero al mismo tiempo entrena para la política a su hijo Máximo, que ya para muchos se está probando el traje de heredero de la dinastía. Con la quita de los subsidios pasó algo semejante. Ni bien se anunciaron las reducciones por más de 4000 millones de pesos, se conoció un incremento presupuestario de partidas para subsidios en el 2012 del orden de 7000 millones. Un primer balance indica que el gobierno no se propone en lo más mínimo una política de austeridad fiscal sino apenas transferirle los costos del ajuste a la clase media, en tanto continúa acelerando el gasto público. El supuesto giro hacia la “racionalidad económica” se expresó realmente en todo lo contrario: la aplicación de un control de cambios antijurídico por parte de la AFIP y el encumbramiento de Guillermo Moreno como comisario político de las empresas. Coherentemente con estas señales, es que nadie espera nada significativo del gabinete que entrará en funciones la semana que viene. La aparición de un empresario en el Ministerio de Economía -de concretarse- no sería entonces más que un telón, porque la política económica la dictará CFK con el auxilio de Moreno.
El desplazamiento de Aníbal Fernández, que creía que iba a ocupar la Presidencia Provisional del Senado, por Beatriz Rojkés, y la aparición de un delegado presidencial -el Ministro de Agricultura, Julián Domínguez- en la presidencia de la Cámara de Diputados no dejan lugar a dudas acerca de la tendencia. Ante un contexto económico hostil, CFK es está encerrando en el núcleo de sus incondicionales. De superar con éxito los próximos y difíciles meses, es probable que otra vez flameen las banderas de la reforma constitucional y se inicie la postergada ofensiva final contra Moyano y Clarín.

LAS SEÑALES QUE ESTÁ DANDO CFK

El que gaste en dólares pagará en dólares

En sus últimos discursos, la presidente emitió algunas señales que luego no fueron percibidas claramente por analistas y economistas. Por ejemplo, la mayoría de los mismos sigue repitiendo que ella reconoció la inflación. Esto es en realidad falso. Lo que dijo es que habría inflación si se moviera el tipo de cambio. Otra errada interpretación es que disminuirá el gasto público a partir de que el Estado ahorre los miles de millones que destina a los subsidios de luz, gas y agua. Hasta ahora, la quita rondaría los 10.000 millones de pesos y, cuando se extienda a casi toda la Capital y amplios sectores del conurbano, podría llegar a 20.000 millones de pesos de los 72.000 que se utilizaron en el 2011. Y que serán más en el 2012, ya que en el presupuesto futuro, que tendría media sanción el 14, se incluye un aumento del 15%. O sea, que no habrá ahorro para el Estado sino más inversión en la obra pública sobrefacturada, como claramente lo señaló días atrás CFK en el acto de la Cámara Argentina de la Construcción.
Sin cambio de ideas
A la hora de sacar conclusiones, hay que tomar en cuenta que la presidente dijo que el gobierno quiere impulsar el crecimiento y no las metas de inflación, que son noventistas. Que los miles de millones que se utilizan en subsidios y los que se usan para la obra pública salgan de la emisión monetaria no es un problema para la líder que obtuvo el 54% de los votos y que cree firmemente en la acción del Estado para fomentar el crecimiento. La emisión y el aumento del gasto público hasta ahora han permitido crecer fuerte y con una alta inflación (que ella no reconoce) sin que se haya producido, hasta ahora, la implosión que muchos pronosticaban. Esto la llevaría a Cristina a la convicción de que hay que persistir en la misma política.
Hace unos días anticipamos que seguramente se seguirá con el control de cambios de hecho que impuso el todo poderoso Guillermo Moreno. Pero éste tendrá un serio desafío para alrededor del próximo 20. Es que todo el turismo argentino al exterior, que será masivo teniendo en cuenta el dólar subsidiado por el Estado a 4,30 pesos, se volcará a las compras fuera del país, incentivado por la tarjetas de crédito, que envían publicidad diciendo: gaste en dólares, pague en pesos. Pero Moreno estaría dispuesto a impedir esto. Al revés de la publicidad de las tarjetas, impondría -manu militari, por supuesto- que el que gaste en dólares pagará en dólares. Sobre todo, teniendo en cuenta que en enero hay también muchas importaciones.