lunes, 8 de agosto de 2011

LOS SEMIDIOSES DEL OLIMPO ARGENTINO

Curiosamente las profusas opiniones y análisis vertidos acerca del caso Zaffaroni han omitido la consideración de un aspecto de sus declaraciones revelador de un pensamiento equívoco de muchísimos magistrados respecto de su investidura, tomado este término en la segunda acepción que le asigna la Real Academia:
“Carácter que se adquiere con la toma de posesión de ciertos cargos o dignidades”.
La socarronería de sus primeras explicaciones (“me facilitan el desalojo”) denuncia una subestimación de la opinión pública absolutamente impropia en el integrante de un cuerpo que tiene la última palabra en el país sobre vidas y haciendas de los ciudadanos. Tomarse a la chacota un asunto tan serio fue la primera muestra de su desubicada autosuficiencia pero también de su arrogancia: “¿Quiénes son estos vulgares mortales para venir a cuestionarme por estas minucias?” es el trasfondo subyacente de sus ironías.
Una de sus declaraciones es particularmente contradictoria con sus explicaciones y extraña en una persona que conoce el derecho a no autoincriminarse: “No soy un débil mental” dijo. Obviamente que no lo es, y por eso mismo es que a la gran mayoría de la opinión pública le resulta imposible creer que nada sabía de lo que ocurría durante años en seis de sus departamentos porque esa supuesta ignorancia está reñida con un parámetro muy elemental del derecho civil como es el de la “diligencia de un buen padre de familia”. ¿Con que autoridad moral podrá en adelante el juez resolver un caso donde deba aplicar el concepto que el mismo dice no haber tenido en cuenta en sus negocios?
A medida que vio que el panorama se oscurecía y que la cosa pasaba a mayores fue abandonando su arrogancia y cambiando gradualmente sus expresiones hasta finalmente victimizarse en un vano intento de conmover a sus cuestionadores con una humildad divorciada de sus primeras actitudes altaneras.
En alguna medida es comprensible que un personaje de la talla de Zaffaroni que goza de un merecido reconocimiento nacional e internacional por su trayectoria académica, profesional y judicial, ungido con inamovilidad e intangibilidad se sienta miembro de una especie de Olimpo social y por lo tanto superior al común de los ciudadanos y exento de sus responsabilidades (entre ellas la de pagar el impuesto a las ganancias).
Pero eso no es suficiente para cubrir un desaguisado tan serio, como pretenden hacer corporativamente algunos miembros del poder judicial aludiendo a sus valores personales, académicos y jurídicos y eludiendo la consideración de los hechos.
A cualquier otro propietario que le hubieran descubierto el funcionamiento de una red de prostíbulos en sus inmuebles ipso facto le hubieran iniciado un procedimiento instructorio para determinar si existieron infracciones al Código Penal art. 145 ter, a la ley 12.331 art. 17 y a la ley 26.364 arts. 4° y 11° y en su caso quienes las cometieron.
Eso porque es una costumbre muy extendida entre un número muy alto de jueces del fuero penal indagar y procesar a personas utilizando el conocido latiguillo del “grado de sospecha suficiente” con supuesto indicios fundados solamente en sus presunciones subjetivas. Claro está, los imputados no son jueces de la Corte.
Esto lleva a un planteo que la sociedad nunca se hace ¿Qué es un juez? ¿Es un ser superior que ha recibido un mandato divino de arreglar las querellas de los tontos y pendencieros mortales, una especie de semidiós moderno investido por el Espíritu Santo de un poder y una sapiencia sin límites? Categóricamente no, pero muchos se lo creen.
Un juez es simplemente un ciudadano común al cual los demás le han dado la facultad de arbitrar sus diferencias, no la de convertirse en un gran Señor y Rajadiablos -caracterización del escritor chileno Eduardo Barrios- ante cuyas decisiones solo cabe inclinar la testa y rendirle pleitesía como parece sugerir el enorme poder del que disponen sobre vidas y haciendas como dueños del tiempo de los demás. Y los abogados lo saben.
Por eso mismo, porque no son deidades que habitan un Olimpo extraño a los seres humanos corrientes no sólo deben ganarse el respeto de sus justiciables sino además mantenerlo con una conducta decorosa y diligente tanto pública como privada durante todo el ejercicio de su magistratura.
Este sencillo concepto de la judicatura fue receptado por las Naciones Unidas que lograron la conformación del llamado Grupo Judicial de Reforzamiento de la Integridad Judicial integrado por presidentes de Superiores Tribunales de más de 80 países que elaboraron los llamados “Principios de Bangalores sobre la conducta judicial”, de conformidad a la Resolución 2006/23 del Consejo Económico y Social de la O.N.U., complementario de los “Principios básicos relativos a la independencia de la Judicatura” según Resoluciones 40/32 y 40/146 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Cabe destacar que en sintonía con la cerrada defensa de Zaffaroni que hace el oficialismo judicial y político de la República (¿) Argentina los principios de Bangalores no fueron incorporados al derecho interno de nuestro país pese a haberse presentado en 2007 y 2009 sendos proyectos en tal sentido que ni siquiera fueron tratados en comisión en la Cámara de Diputados. ¿Cerrada oposición de la corporación judicial? Es probable.
Y ello no es extraño en tanto en su punto 4.1 el documento reza: “Un juez evitará la incorrección y la apariencia de incorrección en todas sus actividades.” Y en su punto 4.7: “Un juez deberá informarse sobre sus intereses personales y fiduciario-financieros y hará esfuerzos razonables para informarse sobre los intereses financieros de los miembros de su familia.” ¡Ja!
Si la Argentina hubiera adoptado formalmente esos principios Zaffaroni ya hubiera sido historia, y quizás otros varios jueces amigos del gobierno.
Por ahora y a pesar de los años sigue vigente la fuerte denuncia que hizo de José Hernández poniéndola en boca del Viejo Vizcacha: “Hacete amigo del juez... “Nunca le llevés la contra/ Porque él manda la gavilla/ Allí sentao en su silla / Ningún güey le sale bravo/ A uno le da con el clavo / y a otro con la cantramilla”.

¿Renunciar por las mancebías?

Mojigatamente, como ya es su inveterada costumbre, la sociedad argentina se ha conmovido con la grosera historieta de un consigliere de la Suprema que entendió que debía hacer algo por su futuro y como idea luminosa se le ocurrió alquilar algunos de sus “derpas” más pequeños, alrededor de seis, como mancebías al paso.
¿Por qué hizo tal desbarre?, chi lo sa, quizás porque después de tantos años de retozar en defensa de los delincuentes quiso, mínimamente, transgredir la ley; quizás porque decidió no perderse la ola de indecencia e impunidad sobre la que “surfean”desde hace ocho años, en pingües negocios, los acólitos del poder o quizás porque sobran madamas en las esferas oficiales. La respuesta solo la tienen Dios y él, y es probable que nunca la sepamos. Lo que importa es, ¿Cabe tanto alboroto porque un consigliere de la Suprema alquila sus departamentos como corrales de fornicio? Al fin y al cabo, aunque el consigliere supiera el destino de sus cotorros, sólo ha trozado, una a una, las páginas de la ley 12.331. ¿Qué es esto, para él, que desde que fue ungido consigliere de la Suprema ha colaborado con decisión en darle destino de albañal a la Constitución Nacional?
Todo este barullo sería justificable en un País en serio. No es nuestro caso. Somos lo que nosotros hemos decidido ser. Somos los amansados de y por el bolsillo, ni siquiera mansos de corazón lo que sería un logro ante Dios Nuestro Señor, sino que nuestra mansedumbre deviene del hecho que somos cagones de alma y por eso mismo, por sumisos, nos han sacado la tierra, que es, ni más ni menos, la Patria.
Hoy se santiguan hasta los ateos frente al despropósito de los bulines del consigliere, pero todos esos que hoy se rasgan vestiduras y echan cenizas sobre sus cabezas nada dijeron de los desatinos jurídicos o de las ofensas al estado de derecho que elconsigliere junto a sus scagnozzi urdieron para mayor gloria de sus patrones.
Acá prima la cobardía. Nadie quiere quemarse del todo. Crucifíquenlo primero que nosotros nos encargamos del último lanzazo. Los políticos al hablar del consiglieretodavía se pelean por ver quién más cerca de Dios lo ubica, porque ni siquiera se animan a ponerlo cerca de una presunta culpa, con la misma irresponsabilidad con que, en su momento, pedían la canonización de la madre Bonafini o el Nobel para la abuela Carlotto. Nadie de los que hoy sobre el papel, en la radio o en la televisión intentan aleccionar a este estúpido pueblo sobre las inconveniencias erótico-inmobiliarias cometidas por el consigliere y su administrador jamás han dicho una palabra de lo que verdaderamente es vergonzoso, sino criminal, en los hechos negociados por esa camarilla infame que integra la Suprema Corte y a la cual el consigliere pertenece. Porque durante ocho años se han callado la boca sobre la vergüenza que son en sí mismo los tribunales federales devenidos en tribunales revolucionarios donde es sistemáticamente violado el principio constitucional de presunción de inocencia, donde se imputan delitos que no existen en el Código Penal ni en la Constitución Nacional, donde se juzga a los procesados con leyes que no existían a la fecha del presunto delito y donde cualquiera puede decir cualquier cosa y ser testigo si pertenece a la querella.
Ninguno de estos alarmados ciudadanos ha dicho una palabra de lo que antecede. Cobardes o pagos han mirado hacia otro lado. A ninguno de ellos les preocupó jamás -como tampoco a los consiglieri de la Suprema- que con la fábula de presuntos excesos de guerra en los penales federales haya militares y policías que sin haber sido procesados nunca llevan más de cuatro años detenidos. Como siempre, estos medrosos plumíferos, están prestos para lo minúsculo. Es mejor pegarle al supremo por sus presuntos intereses alcahueteriles que por la gravedad de sus acciones contra la Constitución Nacional.
Hoy, este coro de timoratos dice que el consigliere debe renunciar. Que si bien no configura delito lo cometido por él, por la “dignidad” que conlleva su cargo debería hacerlo. ¿Por dignidad?, no jodamos, hace ocho años que la dignidad, la decencia, la honra fueron asesinadas por el mandato intelectual de un desquiciado que se encaramó al gobierno de la usual manera que suceden estas cosas en Argentina. “El” dio esa orden y prestos prepararon sus dagas los esbirros a quienes convenía en grado sumo borrar de la vida nacional esas actitudes. El consigliere de la Suprema fue uno de los primeros en empuñarla, pero también otros que es menester no olvidar: Rossi, Pichetto, Menem, Balza, Garré, Fernández, Vendini, Milani, Godoy, Pozzi, y tantos más que celebraron con alegría el deceso de lo que otrora fueron llamadas virtudes republicanas.
El consiglierede la Suprema por el que se ha hecho tanto ruido se llama Eugenio Raúl Zaffaroni. No me mueven -para opinar sobre él y sus bellaquerías- ni sus preferencias sexuales ni me dejo llevar por los presuntos mails que han salido a luz. Creo que lo que he dicho precedentemente lo define como una de las personas más miserables de la República y si ascendió a las alturas en las que hoy se encumbra en este gobierno es sólo por su condición de “progre” siempre listo para cometer cualquier ultraje que se le encargue.

Zaffaroni: La Biblia junto al Calefón

En una república según Montesquieu debe primar la virtud, en consecuencia ante el descubrimiento que un Ministro del más alto tribunal de justicia de la Nación, tiene seis departamentos donde se ejercía la prostitución y la trata de personas, descubramos también, a los principales responsables de su nombramiento y a sus sostenedores actuales.
El 22 de julio pasado, la jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carmen Argibay declaró públicamente con respecto a la trata de personas, “Cada vez se llevan más chicos, no solamente mujeres, también varones”. Con respecto al gobierno nacional y a los provinciales agregó, “miran para otro lado” y siguió diciendo, “no creo que el Poder Judicial se salve, que sea totalmente impoluto en este tipo de cosas”.
¿Sabía algo la jueza y quiso anticiparse para salvar su imagen? No lo sabemos, pero sí es público y notorio que la jueza se ocupa en la Corte Suprema de la “Oficina de la Mujer” y por eso se había demostrado preocupada por la prostitución que trae aparejada el secuestro y la explotación violenta de mujeres.
Por su parte, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, afirmó “los detalles de la situación del ministro Zaffaroni “ya fueron explicados” por el juez y corresponden a una actividad privada.
“Hoy el acuerdo fue normal, con clima de cordialidad”,sostuvo el titular de la Corte. “No hay ningún problema, porque no hubo ningún cuestionamiento a lo que Zaffaroni hace dentro de la Corte”, agregó una fuente judicial.
“Tenemos un gran respeto y amistad, que no ha cambiado en absoluto”, comentó, después del acuerdo, Lorenzetti, y refiriéndose a Zaffaroni, un ministro del alto tribunal que participó de la reunión dijo, la Corte mantiene una “fuerte unidad interna, estamos muy unidos y nadie le increpó nada ni mucho menos; para nosotros sigue siendo el mismo Zaffaroni de la semana pasada”
Claro ya sabemos que las prostitutas y los tratantes de blancas no ejercían dentro de la corte, por lo menos por ahora, pero sí en seis departamentos propiedad de uno de sus miembros. Esta solidaridad, que declara el presidente de la Corte, de todos los miembros de la misma hacia Zaffaroni, incluye entonces a la Doctora Argibay, a quien ya citamos criticando la trata de personas y la prostitución y además la misma está encargada en dicho órgano de gobierno, nada menos que de la Oficina de la Mujer responsable del problema de la prostitución y la trata de personas.
Nuestra Corte de lujo mira para otro lado, como había dicho sobre este tema Argibay, quien ahora se solidariza con Zaffaroni, junto con Lorenzetti y el resto de la misma.
Lamentablemente, con esta actitud la Corte se implica en el caso y no en uno aislado sino en un tema que es considerado, después del narcotráfico, el principal negocio ilegal, que azota al país, con jóvenes desaparecidas y secuestradas. El ejemplo moral imprescindible, que se espera de sus miembros, como garantía de los derechos de todos los ciudadanos argentinos, queda afectado seriamente, junto con su confiabilidad.
¿Quién nos protege entonces? ¿Dónde está la independencia del máximo organismo judicial de esto que debería ser una república? Sin embargo prefieren apoyar una posición política indefendible del gobierno nacional y reaccionan como parte de una corporación política a las que se sumó Horacio González, Presidente de la Biblioteca Nacional, quien dijo, “Van contra Hebe y Zaffaroni para destruir el núcleo ético del kirchnerismo”, pero se olvidó González, que Hebe de Bonafini el 17 de octubre del año pasado declaró públicamente con respecto a la Corte Suprema, “No solo turros hay que decirles, mucho más que turros” y continuó la jefa de Sueños Compartidos con el gobierno,“Y si hay gente honesta y proba y son buenos, como algunos que son casi nuestros amigos, que se vayan, que se vayan, que renuncien a la Corte, no se pueden quedar”, agregando “Porque donde hay un tipo que comete delito, todo lo demás queda sucio. No hay cosas limpias si Lorenzetti se reúne por atrás y recibe dinero y sobres y lo que sea, los demás también están envueltos en esto.”.
Claro Hebe no contaba en ese entonces con que se descubrirían sus Sueños Compartidos con Schoklender y la presidencia. Si el “núcleo ético del kirchnerismo”, como dijo el kirchnerista Horacio González, son Hebe y Zaffaroni, no necesitamos agregar nada sobre el tema.
Continuando con la reacción corporativa, el ministro del interior, Florencio Randazzo afirmó, “Creo que hay una carga ideológica con respecto a un ataque sin sentido, sobre todo teniendo en cuenta el prestigio, la honorabilidad y la trayectoria de Zaffaroni”. Lo esperado frente a una situación tan grave, era que el gobierno avalara la investigación judicial y del Congreso sobre tan grave hecho.
Lo que ocurre es que el kirchnerismo tiene una responsabilidad moral y política mayor, en conjunto con sus partidarios judiciales y culturales por la designación de este Ministro de la Corte Suprema, propietario de seis departamentos donde se ejercía la prostitución, Esta responsabilidad o irresponsabilidad, surge en 2003, cuando el Presidente Néstor Kirchner fue quien envió los pliegos al senado, proponiendo a Eugenio Zaffaroni como Ministro de la Corte Suprema.
Con el control que tuvo y tiene el kirchnerismo de los servicios de información, no podía ignorar los antecedentes de Zaffaroni. Frente a la Comisión de Acuerdos del Senado, que trato los pliegos, hubo más de cuarenta impugnaciones. Entre ellas sobresalió la de la senadora por San Luis, Liliana Negre de Alonso (PJ), quien pidió que se remitan oficios a la AFIP, a la Oficina Anticorrupción y a la de rentas porteñas, para indagar sobre presuntas irregularidades en las declaraciones juradas de Zaffaroni y quedó comprobado que el ministro propuesto por Kirchner, había evadido impuestos y además no había pagado aportes.
Entre las entidades que reiteraron las impugnaciones presentadas ante la Comisión de Acuerdos del Senado, estuvieron el Colegio de Abogados porteño, que acusó a Zaffaroni de adherir a la corriente “abolicionista”del delito penal.(en este momento de auge de la delincuencia, parece una burla a la ciudadanía soportar a un Juez supremo, con estos principios).
Otra de las impugnaciones sostenía que no ha explicado las vinculaciones laborales que mantenía con personas detenidas por secuestros extorsivos, como su socio Jacobo Grossman, quién es un ex convicto que pasó 13 años en prisión, por habérsele probado una larga lista de secuestros extorsivos, y que fue indultado en 1991. El amigo de Zaffaroni reunió en 1973 a un grupo de delincuentes y los lideró conformando una banda de secuestradores que se dedicaban a sustraer menores de familias adineradas, cobrando por su rescate cuantiosas cifras, vinculándoselo también, con un homicidio sucedido en junio de 1985. Zaffaroni lo habría vinculado a Grossman con el Ministro de Economía Amado Boudou y es actualmente el abogado de este.
Zaffaroni cuando había sido juez, sobreseyó a un violador acusado de abuso deshonesto sobre una nena, porque según él la niña no tuvo conciencia de que el violador la obligó a hacerle un fellatio, porque estaba oscuro y la niña no pudo ver nada. En otra oportunidad sobreseyó a un ladrón de un automóvil, sosteniendo que al dejar estacionado el vehículo en la vía pública, el propietario lo había abandonado y en consecuencia no había robo.
Cuando se expusieron estas impugnaciones en la Comisión de Acuerdos del Senado, el senador kirchnerista Jorge Yoma, fue quien lo defendió con argumentos sofistas, pero quienes lo aprobaron a pesar de todas estas impugnaciones, fueron los senadores, Jorge Busti (PJ- Entre Ríos), José Mayans (PJ-Formosa), Carlos Verna (PJ-La Pampa), Sergio Gallia (PJ-Neuquén), José Luis Gioja (PJ-San Juan, ahora gobernador), Gerardo Morales (Frente Cívico Jujeño), Carlos Prades (UCR-Santa Cruz) y Jorge Agúndez (UCR-San Luis).
La Comisión de Acuerdos del Senado sesionó en aquella ocasión, en el auditorio Manuel Belgrano, del edificio anexo del Senado y entre los concurrentes que asistieron silenciosamente en apoyo de la designación de Zaffaroni figuraron algunas madres y abuelas de plaza de mayo y también ex camaristas federales y ex ministros de Justicia como Ricardo Gil Lavedra y León Arslanián hasta el ex ministro del Interior Esteban Righi, ahora procurador nacional de justicia.
Entre los que se opusieron ahora al juicio político a Zaffaroni, están Ricardo Gil Lavedra y treinta firmantes del oficialismo entre los cuales se destacan Vilma Ibarra, Cecilia Merchán, Sandra Rioboo, Claudio Lozano, Victoria Donda, Nélida Belous, Juliana Di Tullio, Ariel Basteiro, Martín Sabbatella, Silvia Vázquez, Jorge Rivas, Carlos Heller, Adela Segarra, Alicia Comelli, Olga Guzmán, Edgardo De Petris, Remo Carlotto, Héctor “Pampa” Álvaro, Adriana Puiggrós, Hugo Prieto, Ruperto Godoy, Teresa García, Raúl Barrandeguy, Alfredo Villalba (MC).
Todos estos apoyos a Zaffaroni en estas circunstancias, delatan que las denominaciones de república o democracia, no cuadran con el tipo de sistema político que tenemos. La definición más aproximada correspondería a Enrique Santos Discépolo como Cambalache, en donde un gobierno autoritario se vale de la anarquía para lograr su propósito de perpetuarse en el poder e “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto a un calefón...”.

JUJUY: SIN PODER NI AUTORIDAD

Dice Giovanni Sartori en su “Teoría de la democracia” que: “En tanto el poder ordena y está respaldado de ser necesario por la imposición, la autoridad apela y deja de ser tal si se impone.” O sea que el poder puede recurrir al temor, a la sanción física, a la manipulación y puede ser violento llegado el caso. Pero la autoridad la ejerce aquel que está al servicio de la legalidad, por lo tanto, merece respeto. Hoy, en Jujuy, no existen ni el poder, ni la autoridad.
Jujuy está en problemas. Problemas que no deberían ser tales en una nación a la que le sobran kilómetros cuadrados de tierras fiscales. Pero en Jujuy, como en tantas otras provincias, hay demasiada personas sin techo.
¿Qué ha hecho el gobierno nacional, provincial y municipal al respecto? Poco y nada, pero envuelto en promesas incumplidas una y otra vez. Estamos en año electoral y siempre, ante situaciones de este tipo, alguna corriente política, algún candidato dejado de lado, alguien con intereses espurios o genuinos, aprovecha la ocasión para movilizar gente.
Demasiados jujeños y no pocos bolivianos (que habitan Jujuy), no tienen ni tierra, ni techo. Por alguna desconocida razón, el gobierno nacional prefiere darle fondos para construir viviendas a fundaciones privadas como la de Madres de plata de Mayo (mamá Hebe) o la Tupac Amaru, que no son empresas constructoras.
Hace ya 2 años, la familia Blaquier donó 80 has, 20 en Libertador Gral. San Martín y 60 en Calilegua, confiando en un plan de urbanización del gobierno provincial. Las pocas viviendas que se empezaron, no se terminaron y la mayoría, no existe. Desde la provincia de Buenos Aires, la Corriente Clasista y Combativa, viajó a Jujuy, dicen que con armas.
La CCC instó a los necesitados y a los vivos de siempre, a ocupar terrenos del ingenio Ledesma de los Blaquier. ¿Responden a una interna de la extrema izquierda frente al gobierno K? No se sabe. La Tupac Amaru de Milagros Sala recibe cuantiosos fondos, mientras que los ex aliados piqueteros K, del conurbano bonaerense, han caído en desgracia.
El intendente de Libertador, Alé, el gobernador de Jujuy, Barrionuevo (Walter, FPV, no confundir) y el juez Jorge Samman, ordenaron el desalojo. Fue violento. Cuatro muertos, 3 okupas y un policía. ¿Los muertos, como los equipos de fútbol, clasifican en la A y en la B? Dos muertos en Avellaneda, Kosteki y Santillán (2002), obligaron a Duhalde a renunciar. Un muerto, Mariano Ferreyra, envió al jefe de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, a la cárcel. ¿Cuatro muertos jujeños no cuentan? ¿Y el artículo 16 de la CN que dice que todos los ciudadanos son iguales ante la ley? ¿No lo leyeron? Cristina muda, no sabe, no contesta.
Las tomas de tierras se multiplicaron. Hay 16 asentamientos. Se cortaron rutas. El gobierno nacional no ve, no escucha, no se entera, está en campaña y las tomas son muy malas para la campaña. El gobierno de Jujuy tiene una idea genial: expropiar tierras. Es decir, premiar aquello que se debe castigar.
La gente necesita viviendas, el gobierno debe crear las condiciones de trabajo para que puedan acceder a ellas a través de créditos blandos. Pero expropiar, para que no expropien por su cuenta, es demencial. Tampoco conocen otro artículo de la CN, el 17, que sostiene que la propiedad privada es inviolable.
Como a pesar de estas tropelías legales, hasta las mujeres de los policías, que también necesitan techo, han ocupado las casas sin terminar, y no sabiendo qué hacer, sin autoridad moral, ni poder real, le piden ayuda… ¿al gobierno nacional, a gendarmería, a la justicia? No, se la piden a Milagros Sala, la dueña de la Tupac Amaru y por lo visto, la dueña de la paz en Jujuy.
Eduardo Fellner FPV, 2 veces gobernador de Jujuy, presidente de la cámara de diputados de la nación, candidato a gobernador en octubre, declara que “Jujuy es un caos”y habla de: “intereses políticos”.Corren rumores que sostienen que lo de Fellner se debe a que en las tomas, hay tierras que le pertenecen. Son rumores. Desde el gobierno nacional lo obligaron a desdecirse y aseguró que nunca había dicho, lo que sí dijo. De todos modos, Jujuy es un caos.
Resumiendo. Jujuy está sumido en un estado caótico. Las tomas se extienden hasta Tucumán. Milagros Sala tiene la paz de Jujuy en sus manos. ¿Pero quién es Milagro Sala? De las armas cortas y largas llevadas desde el gran Bs.As por la CCC, no se habla. Los 4 muertos son recordados sólo por sus familias. Las tomas ilegales se premian con expropiaciones de apuro. La pobreza extrema y su uso político se desbordan en el NOA.
Mientras, en otro mundo paralelo (y para lelos), la campaña presidencial del gobierno desde las pantallas de los “LCD para todos”,nos atosiga con el cuento del país de las maravillas. ¡Cuidado con la reina de corazones! ¡Pobre Jujuy! ¡Pobre Argentina!
Lewis Carroll, “Alicia en el país de las maravillas”, 1865, Inglaterra. Aula de literatura Vicens Vives, Barcelona, descripción del personaje: “La reina de corazones siempre está enfadada […] La reina no sabe juzgar, ni pensar lo que la gente hace, simplemente si alguien le molesta, dice que le corten la cabeza”. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
Para aliviar la tensión, un poco de historia. Luego de la derrota de Huaqui (20/6/1811), Belgrano se refugia en San Salvador de Jujuy. El ejército español con 3.000 hombres al mando de Pío Tristán, se acerca a la ciudad. El 23/8/1812, Belgrano organiza la retirada y proclama: “Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, os he hablado con verdad. Llegó la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros con el ejército a mi mando, si como aseguráis, queréis ser libres….”
Jujuy quería ser libre, y respondió. Los españoles encontraron cosechas incendiadas, casas vacías y objetos que no pudieron ser llevados, ardiendo en las calles. Sólo desierto y desolación. Esa patriada fenomenal quedó en la historia como “el éxodo jujeño”.
De entonces a ahora, ¿qué cambió? Sin referencias a cambios tecnológicos, socialmente, ¿qué cambió? ¿La necesitada gente jujeña o sus dirigentes? Para no minimizar la enorme figura de Belgrano, al que le sobraba autoridad moral, no vamos a preguntar por Walter Barrionuevo o Jorge Alé, o Eduardo Fellner, que hoy en Jujuy, detentan un poder ficticio, mientras Milagros Sala tiene el poder real. Todos sin autoridad de ningún tipo.
El 14 se votan internas que no son tales, pero son obligatorias. De los argentinos depende optar de una buena vez por la autoridad, dejando de lado el poder, del que este gobierno ya ha abusado demasiado y por demasiado tiempo.