lunes, 8 de agosto de 2011

Zaffaroni: La Biblia junto al Calefón

En una república según Montesquieu debe primar la virtud, en consecuencia ante el descubrimiento que un Ministro del más alto tribunal de justicia de la Nación, tiene seis departamentos donde se ejercía la prostitución y la trata de personas, descubramos también, a los principales responsables de su nombramiento y a sus sostenedores actuales.
El 22 de julio pasado, la jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carmen Argibay declaró públicamente con respecto a la trata de personas, “Cada vez se llevan más chicos, no solamente mujeres, también varones”. Con respecto al gobierno nacional y a los provinciales agregó, “miran para otro lado” y siguió diciendo, “no creo que el Poder Judicial se salve, que sea totalmente impoluto en este tipo de cosas”.
¿Sabía algo la jueza y quiso anticiparse para salvar su imagen? No lo sabemos, pero sí es público y notorio que la jueza se ocupa en la Corte Suprema de la “Oficina de la Mujer” y por eso se había demostrado preocupada por la prostitución que trae aparejada el secuestro y la explotación violenta de mujeres.
Por su parte, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, afirmó “los detalles de la situación del ministro Zaffaroni “ya fueron explicados” por el juez y corresponden a una actividad privada.
“Hoy el acuerdo fue normal, con clima de cordialidad”,sostuvo el titular de la Corte. “No hay ningún problema, porque no hubo ningún cuestionamiento a lo que Zaffaroni hace dentro de la Corte”, agregó una fuente judicial.
“Tenemos un gran respeto y amistad, que no ha cambiado en absoluto”, comentó, después del acuerdo, Lorenzetti, y refiriéndose a Zaffaroni, un ministro del alto tribunal que participó de la reunión dijo, la Corte mantiene una “fuerte unidad interna, estamos muy unidos y nadie le increpó nada ni mucho menos; para nosotros sigue siendo el mismo Zaffaroni de la semana pasada”
Claro ya sabemos que las prostitutas y los tratantes de blancas no ejercían dentro de la corte, por lo menos por ahora, pero sí en seis departamentos propiedad de uno de sus miembros. Esta solidaridad, que declara el presidente de la Corte, de todos los miembros de la misma hacia Zaffaroni, incluye entonces a la Doctora Argibay, a quien ya citamos criticando la trata de personas y la prostitución y además la misma está encargada en dicho órgano de gobierno, nada menos que de la Oficina de la Mujer responsable del problema de la prostitución y la trata de personas.
Nuestra Corte de lujo mira para otro lado, como había dicho sobre este tema Argibay, quien ahora se solidariza con Zaffaroni, junto con Lorenzetti y el resto de la misma.
Lamentablemente, con esta actitud la Corte se implica en el caso y no en uno aislado sino en un tema que es considerado, después del narcotráfico, el principal negocio ilegal, que azota al país, con jóvenes desaparecidas y secuestradas. El ejemplo moral imprescindible, que se espera de sus miembros, como garantía de los derechos de todos los ciudadanos argentinos, queda afectado seriamente, junto con su confiabilidad.
¿Quién nos protege entonces? ¿Dónde está la independencia del máximo organismo judicial de esto que debería ser una república? Sin embargo prefieren apoyar una posición política indefendible del gobierno nacional y reaccionan como parte de una corporación política a las que se sumó Horacio González, Presidente de la Biblioteca Nacional, quien dijo, “Van contra Hebe y Zaffaroni para destruir el núcleo ético del kirchnerismo”, pero se olvidó González, que Hebe de Bonafini el 17 de octubre del año pasado declaró públicamente con respecto a la Corte Suprema, “No solo turros hay que decirles, mucho más que turros” y continuó la jefa de Sueños Compartidos con el gobierno,“Y si hay gente honesta y proba y son buenos, como algunos que son casi nuestros amigos, que se vayan, que se vayan, que renuncien a la Corte, no se pueden quedar”, agregando “Porque donde hay un tipo que comete delito, todo lo demás queda sucio. No hay cosas limpias si Lorenzetti se reúne por atrás y recibe dinero y sobres y lo que sea, los demás también están envueltos en esto.”.
Claro Hebe no contaba en ese entonces con que se descubrirían sus Sueños Compartidos con Schoklender y la presidencia. Si el “núcleo ético del kirchnerismo”, como dijo el kirchnerista Horacio González, son Hebe y Zaffaroni, no necesitamos agregar nada sobre el tema.
Continuando con la reacción corporativa, el ministro del interior, Florencio Randazzo afirmó, “Creo que hay una carga ideológica con respecto a un ataque sin sentido, sobre todo teniendo en cuenta el prestigio, la honorabilidad y la trayectoria de Zaffaroni”. Lo esperado frente a una situación tan grave, era que el gobierno avalara la investigación judicial y del Congreso sobre tan grave hecho.
Lo que ocurre es que el kirchnerismo tiene una responsabilidad moral y política mayor, en conjunto con sus partidarios judiciales y culturales por la designación de este Ministro de la Corte Suprema, propietario de seis departamentos donde se ejercía la prostitución, Esta responsabilidad o irresponsabilidad, surge en 2003, cuando el Presidente Néstor Kirchner fue quien envió los pliegos al senado, proponiendo a Eugenio Zaffaroni como Ministro de la Corte Suprema.
Con el control que tuvo y tiene el kirchnerismo de los servicios de información, no podía ignorar los antecedentes de Zaffaroni. Frente a la Comisión de Acuerdos del Senado, que trato los pliegos, hubo más de cuarenta impugnaciones. Entre ellas sobresalió la de la senadora por San Luis, Liliana Negre de Alonso (PJ), quien pidió que se remitan oficios a la AFIP, a la Oficina Anticorrupción y a la de rentas porteñas, para indagar sobre presuntas irregularidades en las declaraciones juradas de Zaffaroni y quedó comprobado que el ministro propuesto por Kirchner, había evadido impuestos y además no había pagado aportes.
Entre las entidades que reiteraron las impugnaciones presentadas ante la Comisión de Acuerdos del Senado, estuvieron el Colegio de Abogados porteño, que acusó a Zaffaroni de adherir a la corriente “abolicionista”del delito penal.(en este momento de auge de la delincuencia, parece una burla a la ciudadanía soportar a un Juez supremo, con estos principios).
Otra de las impugnaciones sostenía que no ha explicado las vinculaciones laborales que mantenía con personas detenidas por secuestros extorsivos, como su socio Jacobo Grossman, quién es un ex convicto que pasó 13 años en prisión, por habérsele probado una larga lista de secuestros extorsivos, y que fue indultado en 1991. El amigo de Zaffaroni reunió en 1973 a un grupo de delincuentes y los lideró conformando una banda de secuestradores que se dedicaban a sustraer menores de familias adineradas, cobrando por su rescate cuantiosas cifras, vinculándoselo también, con un homicidio sucedido en junio de 1985. Zaffaroni lo habría vinculado a Grossman con el Ministro de Economía Amado Boudou y es actualmente el abogado de este.
Zaffaroni cuando había sido juez, sobreseyó a un violador acusado de abuso deshonesto sobre una nena, porque según él la niña no tuvo conciencia de que el violador la obligó a hacerle un fellatio, porque estaba oscuro y la niña no pudo ver nada. En otra oportunidad sobreseyó a un ladrón de un automóvil, sosteniendo que al dejar estacionado el vehículo en la vía pública, el propietario lo había abandonado y en consecuencia no había robo.
Cuando se expusieron estas impugnaciones en la Comisión de Acuerdos del Senado, el senador kirchnerista Jorge Yoma, fue quien lo defendió con argumentos sofistas, pero quienes lo aprobaron a pesar de todas estas impugnaciones, fueron los senadores, Jorge Busti (PJ- Entre Ríos), José Mayans (PJ-Formosa), Carlos Verna (PJ-La Pampa), Sergio Gallia (PJ-Neuquén), José Luis Gioja (PJ-San Juan, ahora gobernador), Gerardo Morales (Frente Cívico Jujeño), Carlos Prades (UCR-Santa Cruz) y Jorge Agúndez (UCR-San Luis).
La Comisión de Acuerdos del Senado sesionó en aquella ocasión, en el auditorio Manuel Belgrano, del edificio anexo del Senado y entre los concurrentes que asistieron silenciosamente en apoyo de la designación de Zaffaroni figuraron algunas madres y abuelas de plaza de mayo y también ex camaristas federales y ex ministros de Justicia como Ricardo Gil Lavedra y León Arslanián hasta el ex ministro del Interior Esteban Righi, ahora procurador nacional de justicia.
Entre los que se opusieron ahora al juicio político a Zaffaroni, están Ricardo Gil Lavedra y treinta firmantes del oficialismo entre los cuales se destacan Vilma Ibarra, Cecilia Merchán, Sandra Rioboo, Claudio Lozano, Victoria Donda, Nélida Belous, Juliana Di Tullio, Ariel Basteiro, Martín Sabbatella, Silvia Vázquez, Jorge Rivas, Carlos Heller, Adela Segarra, Alicia Comelli, Olga Guzmán, Edgardo De Petris, Remo Carlotto, Héctor “Pampa” Álvaro, Adriana Puiggrós, Hugo Prieto, Ruperto Godoy, Teresa García, Raúl Barrandeguy, Alfredo Villalba (MC).
Todos estos apoyos a Zaffaroni en estas circunstancias, delatan que las denominaciones de república o democracia, no cuadran con el tipo de sistema político que tenemos. La definición más aproximada correspondería a Enrique Santos Discépolo como Cambalache, en donde un gobierno autoritario se vale de la anarquía para lograr su propósito de perpetuarse en el poder e “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto a un calefón...”.

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