lunes, 29 de agosto de 2011

Fraudes y escándalos patrimoniales

Pensaba dedicar mi comentario semanal a comenzar a difundir propuestas concretas para refundar el país desde sus cimientos -y someterlas a la discusión pública- pero, nuevamente, tendré que postergar ese propósito, toda vez que la vertiginosa actualidad me impone tratar dos temas en particular.
Finalmente, parece que el ya inocultable fraude -pese a la banalización del mismo efectuada por don Lorenzetti, el inefable Presidente de la Corte Suprema de Justicia- cometido en ocasión de las primarias ha conseguido que todos los partidos de oposición, sin excepciones, hayan iniciado una verdadera cruzada para impedir su reproducción en la primera vuelta electoral que se realizará el 23 de octubre.
Creo que en estos hechos y más allá de la prematura y absurda felicitación con que la señora Presidente gratificara públicamente al Ministro del Interior, don Randazzo, lo que pasará a integrar el libro de records personal de este Gobierno son las palabras de este personaje de opereta quien, muy suelto de cuerpo, explicó que se oponía al sistema de boleta única porque, en caso de aplicarse, haría que el Ejecutivo perdiera gobernabilidad. Traduciendo, dijo que ese método, utilizado con éxito en Santa Fe y en Córdoba, permite que los ciudadanos elijan con facilidad a un presidente de un color político y a legisladores de otro, lo cual redundaría en un mayor control desde el Congreso. ¡Qué democrática razón!
Más allá del éxito que pueda cosechar el abanico opositor en la materia, no debe dejarse de lado la propuesta de instruir a todos los fiscales de cada uno de los partidos -de mesa, generales, en el Ministerio del Interior e informáticos- para que cumplan su rol para todo el resto del arco político, controlando que no falten boletas tanto propias como ajenas y verificando la exactitud de la confección de las planillas del escrutinio, (retirando copia firmada de las mismas al terminar el acto), de los telegramas que se envíen y se reciban, y de la carga manual en el centro de cómputos. Además, deberá hacérseles saber que, ante la menor irregularidad detectada, tendrán que solicitar al presidente de mesa o a los funcionarios de la Cámara Nacional Electoral la suspensión del comicio hasta tanto sea subsanada, convocando a la prensa en caso necesario.
Por lo que he visto estos días en diferentes programas políticos, han hecho suya esta sugerencia la Senadora Chiche Duhalde y los diputados Patricia Bullrich y Federico Pinedo, mientras que la Coalición Cívica ha iniciado una inteligente campaña en Internet para juntar firmas que reclamen la implantación de la boleta única.
Sólo así, más allá del resultado final que obtenga cada uno de los candidatos en octubre, todos los argentinos podremos saber, a ciencia cierta, qué Presidente y Vice hemos elegido, cuáles serán nuestros representantes en las dos cámaras del Congreso, qué gobernadores, qué intendentes, etc... Es decir, sabremos que están a cargo de la cosa pública quienes verdaderamente han sido electos para ocupar los cargos y no otros, surgidos del fraude, del patoterismo, de la estafa a la ciudadanía.
Es imprescindible, entonces, que todos -en especial aquéllos que hemos enviado y recibido tantos mails refiriendo robos de boletas, telegramas adulterados y hasta cálculos de porcentajes-, nos comprometamos con el país y con el futuro, y dediquemos un día de nuestra vida a intentar frenar estas maniobras, tan humillantes para la sociedad.
En otro orden de cosas, corresponde reiterar que, como es sabido, resulta muy difícil que los individuos que componen la sociedad, en general, comprendan cuánto perjudica su vida cotidiana y su futuro la corrupción gubernamental. Una prueba de ello es el escaso resultado que obtienen las campañas publicitarias basadas sólo en las críticas a ese flagelo, aunque apelen simplemente a imágenes demostrativas de esos perjuicios, al menos mientras la bonanza económica siga acompañando al gobierno de turno.
Aún así, antes de terminar esta nota, quiero hacer hincapié en las escandalosas declaraciones juradas patrimoniales presentadas por quienes ocupan los primeros escalones de este Gobierno, ocultas tras el episodio Alfano-Massera, inventado por los medios afines. Cabe resaltar, a priori, que la Oficina Anticorrupción, digitada por el Ejecutivo, extendió injustificadamente -¡qué premonición!- el plazo de presentación de las mismas hasta una fecha posterior a las elecciones primarias celebradas el 14 de agosto pasado.
Si el funcionario a cargo de ese organismo hubiera leído un párrafo de este artículo, seguramente no hubiera recurrido, por innecesario, a un artilugio por el cual, en algún momento, deberá rendir cuentas ante la Justicia. Como se ha visto estos días, el tema no resulta del más mínimo interés para quienes se encuentran fuera del pequeñísimo círculo hiperinformado.
No ha producido sorpresa alguna que el patrimonio Kirchner haya crecido 27,4% este año, alcanzando la suma de setenta millones de pesos, pese a que sus propietarios doña Cristina y la sucesión de don Néstor (q.e.p.d.)- sólo hayan ejercido cargos públicos desde hace más de dos décadas; sólo desde 2003, es decir, desde que llegaron a Buenos Aires, ese incremento alcanza a 3.540%.
Ya esos datos ya claman al cielo, más allá de los insólitos recursos utilizados para justificar el crecimiento económico -tasas bancarias inexistentes en plaza, fabulosos alquileres de hoteles pagados por inquilinos que pierden fortunas con ellos-, si no fuera que se refiere exclusivamente a la parte blanca del acervo y deja afuera a todos los cuantiosos bienes que aún no deben haber podido ser tratados con jabón fiscal.
Menciones aparte merecen las declaraciones juradas presentadas por el Ministro de Economía y candidato a Vicepresidente, don Amado, y por el Administrador Nacional de la Anses, don Diego Bossio. Estos dos pelafustanes con certeza han sido escogidos por la señora Presidente para sus presentes y futuros cargos públicos por sus evidentes condiciones de emulación, clarividencia, audacia y suerte, ya que han registrado incrementos patrimoniales sumamente envidiables (124%, don Boudou, y aún más -144%- el zar de los jubilados) durante el último año.
Pero tampoco en este caso los ciudadanos creerán necesario pedir explicaciones a tantas desmesuras, ni los jueces alquilados -cuyos contratos parecen destinados a la renovación- sentirán la compulsión investigativa imprescindible en una república que se precie de tal.
Argentina está al borde de padecer uno de los peores males que pueden aquejar a una democracia: el partido único, y la concentración infinita de poder que eso conlleva. Si la señora Presidente y sus acólitos obtienen un porcentaje similar o mayor de votos que los que figuraron a su nombre el 14 de agosto, el FpV tendrá mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Aunque no fuera así, no tengo ninguna duda que muchos de quienes jugaron a la independencia, dentro y fuera del PJ, volverán al redil mansos como corderos y agregarán sus manos a las de los oficialistas, a la hora de votar los proyectos que enviará el Ejecutivo.
Tampoco debe olvidarse que, más allá de los buenos modales de quienes representan al FAP, de Binner, los socialistas y los radicales seguramente acompañarán muchos de los proyectos que, desde Olivos, serán diseñados para profundizar el modelo; de allí el interés de la Casa Rosada en beneficiar a estos sectores.
Qué significará esa profundización nos lo están avisando los antiguos y actuales funcionarios, cada vez que se les suelta la traílla. Basta recordar los dichos de doña Conti, cuando reclamó una Cristina eterna, don Feletti, cuando se refirió al aumento de la intervención del Estado, y don Mariotto quien, pensando que el 14 de agosto era el 23 de octubre, exigió a los jueces levantar inmediatamente las medidas cautelares que han limitado, hasta hoy, la aplicación de la Ley de Medios.
Por eso, reitero, quienes queremos otra Argentina y otra República, debemos comprometernos a trabajar como fiscales, en cualquiera de los niveles, para garantizarnos que nuestros representantes serán, en verdad, quienes fueron los elegidos, y no otros.

Hacia la República mínima

El que un ministro como Randazzo siguiendo a Paul Valéry acerca de que “la política es el arte de impedir que la gente se mezcle en lo que le concierne” y obligado a defender posiciones indefendibles del gobierno con respuestas al dente aún cuando ellas se basen en argumentos de un patético infantilismo haya justificado la negativa a instrumentar la boleta única sugiriendo que hay muchos votantes que padecen el síndrome de Boudou (no distinguir entre pesos y dólares) y por lo tanto el gobierno corre el riesgo de que ciudadanos extraviados voten equivocadamente otras opciones en desmedro de la gobernabilidad puede quizás ser explicable en funcionarios a los que la vergüenza se les quedó olvidada en algún rincón de su existencia, pero que analistas políticos como Ignacio Fidanza que se supone cuentan con cierto grado de versación jurídica consideren que las gruesas irregularidades comprobadas en el proceso electoral finiquitado el 14 de agosto son una cuestión menor agitada por el arco opositor para ocultar su desorientación postelectoral ya que de todos modos esa transparencia que reclaman no cambiaría mucho el resultado dada la considerable diferencia entre la interna del FPV y las demás agrupaciones es un claro ejemplo de cómo se siembra desde los medios la degradación de la democracia como forma de organización social y de la república como sistema de gobierno.
Desde que según la leyenda Clístenes “creó” la democracia en Atenas estableciendo el paradigma de la igualdad política conocido como “un hombre, un voto” las sociedades que presuntamente adscribieron a esta forma de constituir y reproducir sus autoridades entre ellas la argentina pasaron por muchas vicisitudes que lo desmintieron o lo desfiguraron completamente a pesar de las permanentes proclamas de dirigentes autocalificados como “demócratas”que sin embargo no tuvieron empacho alguno en inventar y sostener por ejemplo el “fraude patriótico” frente al peligro que masas políticamente incultas representaban para la gobernabilidad y que es el mismo fundamento que con otras palabras hoy invoca Randazzo para oponerse al mecanismo electoral de boleta única.
Pero a despecho de los constantes embates de los falsificadores de la democracia para los cuales las minorías “no existen” y por lo tanto las mayorías pueden hacer tabla rasa con los fundamentos mismos de su propia existencia y con las instituciones creadas justamente para limitar esa propensión, el paradigma sigue en pie esperando su realización mal que le pese a periodistas que lo ponen en un peldaño inferior de la escala de valores políticos.
Si se aceptara que la importancia de los votos que no se pudieron emitir por falta de boletas o emitidos no se contabilizaron en el escrutinio se reduce a la posibilidad o no que ellos tuvieran de modificar los porcentajes obtenidos por una de las agrupaciones intervinientes, como lo sugieren livianamente algunos comentaristas obviando el hecho de que detrás de ese sufragio perdido hay un ciudadano cuya voluntad ha sido desconocida mediante “picardías” delictivas, se estaría dinamitando conceptualmente el principio de igualdad que se encuentra en la base misma de los derechos humanos tan meneados por la facción gobernante.
Esto es algo que tampoco parece quitarle el sueño nada menos que al presidente de la Corte Suprema que llama a “no magnificar” esos atroces atentados al sistema electoral cuya única razón de ser es precisamente la protección efectiva de la voluntad de todos y cada uno de los votantes habilitados para expresarse políticamente.
Puesto que no se entiende muy bien la causa de la irrupción de un ministro de la Corte en cuestiones operativas ajenas a su misión constitucional prácticamente prejuzgando públicamente sobre posibles reclamos judiciales futuros vale preguntar ¿Para eso Lorenzetti exhortó enfáticamente a los ciudadanos a que concurran a votar en las internas abiertas, para luego postular la inocuidad de las gruesas irregularidades verificadas por jueces electorales en desmedro del derecho a la igualdad electoral reduciendo la cuestión a números y a una supuesta “precariedad burocrática”? ¿Los votantes tenían la obligación de concurrir al comicio pero el Estado no la de asegurar que el derecho de ellos a votar la propuesta de su preferencia fuera puntillosamente respetado? Las nada inocentes tentativas de desviar la atención pública de las escandalosas maniobras que violentaron el derecho de un número de ciudadanos imposible de determinar se basan en un sofisma constitucional que lamentablemente es avalado por confusiones conceptuales de varios publicistas consagrados entre ellos Mariano Grondona cuya condición de periodista parece haber nublado la de jurista cuando habla con notable imprecisión de la “victoria rotunda sobre la oposición” del FPV cuando en rigor de verdad no existió tal competencia porque formalmente se trataba de elecciones internas de cada agrupación.

DESPUÉS DE PACTAR CON TECHINT

CFK pone en marcha la nueva ofensiva contra Clarín

No fue casual que el titular de la Agencia Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y candidato a vicegobernador K, Gabriel Mariotto, reclamara que el juez Edmundo Carbone resuelva la causa que impide aplicar al Grupo Clarín la cláusula de desinversión de la Ley de Medios.
Se trató de la primera señal de la nueva ofensiva contra el multimedios que estaría a punto de comenzar, aun antes del 23 de octubre. La decisión habría sido tomada por CFK ni bien festejó su triunfo en las primarias del 14. Justamente, uno de las conclusiones que se pueden extraer de estos comicios es que los medios de comunicación no son determinantes para ganar las elecciones y que las tendencias electorales de la opinión pública se definen por una serie de factores complejos. El kirchnerismo aprovecha la ocasión para proclamar su victoria sobre el gran diario argentino, pero la realidad es muy distinta: el gobierno logró un apoyo masivo de la población que vota en función de sus mejoras económicas y también de algunas políticas sectoriales y no por lo que los medios. Sin embargo, el cristinismo no sólo es resentido y obcecado sino que, en privado, admite que vienen tiempos difíciles, así que lo ideal sería que, por las dudas, Clarín quedara reducido a su mínima expresión.
La paz con Techint
A principios de este mes, el gobierno acordó con el grupo Techint, declinando su reclamo por un reparto mayor de dividendos y su intervencionismo en el holding, previendo además su participación en el Gasoducto del Nordeste. La multinacional, por su parte, aceptó la presencia simbólica en su directorio de Axel Kicilof -la joven estrella de la economía K- y de otros dos directores estatales. La magnitud del acuerdo sugiere que Paolo Rocca habría abandonado a Magnetto -o, por lo menos, es lo que cree el gobierno-, que ahora prepara una nueva embestida contra este último. Igual que ocurrió dos años atrás, la Casa Rosada les habría vuelto a exigir a varias empresas que dejaran de avisar en Clarín y sólo habría logrado, hasta ahora, que se fueran cinco. Sin embargo, otra sería la perspectiva a partir del triunfo aplastante del 14. Los empresarios no se engañan; saben que tendrán que convivir cuatro años más con el cristinismo y que no les queda otra que el sálvese quien pueda. Para salvar las apariencias, a lo sumo están dispuestos a declarar cada tanto que sería bueno volver al mercado de capitales y que se debe combatir a la inflación. En definitiva, son conscientes de que el gobierno no hará ni lo uno ni lo otro. Al contrario, CFK le seguiría dando nuevos consejos al mundo sobre nuestro modelo económico, avalada por Joseph Stiglitz y Paul Krugman, que estarían percibiendo altos honorarios del gobierno, aunque el primero sorprendió días atrás augurando una mala etapa para la economía argentina debido a su exclusiva dependencia del precio de los commodities.
Broche de oro
Como sucesor de Mariotto en la AFSCA se menciona al ex diputado nacional Manuel Baladrón. A su cargo estaría ejecutar la fase final de la ofensiva, o sea, consumar la separación entre Cablevisión y Multicanal. Un empresario amigo se quedaría con la primera y Clarín quedaría reducido a Multicanal. Esta situación, a su vez, haría improbable la subsistencia de TN. De ahí que los carteles aparecidos después de las primarias decían “La TNés adentro”. Papel Prensa es la parte faltante de este cuadro. Circulan ya borradores de un proyecto de ley para su intervención por el Congreso o directamente mediante un DNU. Todo esto parte de la premisa, aparentemente correcta, de que la sociedad avala con su voto el haber gobernado al margen de la Constitución Nacional durante ocho años y medio. En otras palabras, que a la gente lo único que en realidad le importaría es el bolsillo y que la defensa de la calidad institucional es patrimonio de grupos reducidos. Así las cosas, el cristinismo piensa que ningún sector empresario defenderá a Clarín y que parte de la oposición aplaudirá, en cambio, su ofensiva. Y el resto quedaría tan debilitado que poco podría hacer para evitar la maniobra.

La economía sólo puede ir a peor

Desde que escribo de economía siempre he asistido a una pugna entre los keynesianos y los neoliberales. Los primeros son partidarios de dar más cancha al Estado frente al capital privado, y los segundos, de todo lo contrario. Creo que una de las consecuencias que traerá esta crisis será la muerte del keynesianismo.
En la medida que existan las agencias de calificación, los Estados jamás podrán utilizar ya su política fiscal para impulsar la economía en tiempos de crisis. Una práctica que permitió salir del atolladero a la mayoría de los países occidentales durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué lo que funcionó en los años 30 ha dejado de hacerlo en 2011?
La clave, probablemente, esté en que en los albores del siglo XX, los Gobiernos impulsaron el gasto productivo en la construcción de carreteras y vías férreas, que apoyó ulteriormente el avance de la industrialización y el desarrollo. Sin embargo, en la actualidad, más que gastar se despilfarra. Véanse los planes E utilizados para renovar farolas y aceras municipales.
Acorde con los tiempos, la propuesta de Angela Merkel de que los 17 miembros del euro se obliguen a respetar en sus constituciones el equilibrio presupuestario limita enormemente el margen de éstos para actuar en las dificultades. Desde este punto de vista, es lógico que surjan voces críticas.
Otro de los conceptos introducido por Keynes, el Estado de Bienestar, será víctima de la nueva política económica. La paradoja de esta moda por la austeridad es que, en un primer momento, reducirá los ingresos fiscales y elevará el desempleo y, por tanto, mermará la actividad en lugar de impulsarla.
En una crisis como la actual, provocada por el exceso de deuda, un período largo de crecimiento endeble es inevitable. Algunos economistas vaticinan una vuelta a la recesión que se vivió en 2008-2009. En el caso español, prácticamente puede decirse que seguimos en una depresión continuada.
El segundo gran conflicto es la falta de ajustes en profundidad. Italia anunció hace unas semanas un recorte de 40.000 millones, mediante la reducción de diversas partidas presupuestarias y la subida de impuestos, sobre todo a las clases más adineradas.
Pero sigue sin abordar la apertura de su mercado laboral -más rígido en ocasiones que el español- y de su economía. El plan no contempla siquiera la privatización de emporios energéticos como Eni o Enel.
Algo similar ocurre en Francia, donde el gasto estatal es responsable del 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) y el Estado es aún mayoritario en los grandes grupos empresariales. El ajuste de Sarkozy se ha quedado en sólo 12.000 millones, menos de un tercio del italiano.
Aunque la palma se la lleva España, cuyo paquete no contiene ninguna medida de calado laboral o presupuestaria. La explicación que cabe dar a semejante vaciedad de propuestas es el adelanto de las elecciones al 20 de noviembre. Todo esto me lleva a concluir que los recortes no han hecho más que comenzar y deben ser más intensos que los anunciados hasta ahora.
El último escollo es que los políticos europeos continúan a la greña. El paradigma es el nuevo rescate griego, cuya exigencia de garantías por parte de Finlandia ha vuelto a poner en duda su plan de salvamento. Una incertidumbre que se ve incrementada por la creciente oposición interna a la que se enfrenta Merkel para sacar adelante los acuerdos europeos.
Esta semana han sido los presidentes del Bundesbank y de la República Federal alemana, Jens Weidmann y Christian Wulff, quienes censuraron a la canciller por su autorización para que el BCE compre deuda de España e Italia. El 7 de septiembre, los tribunales podrían declarar inconstitucional el rescate griego y, a finales del mes que viene, el Parlamento federal debate su aprobación.
Europa camina sin rumbo, su moneda está amenazada de extinción y sus estados miembros adoptan medidas cosméticas y son incapaces de hablar con una sola voz. Hay quien vaticina otro crash bursátil peor que el de 1929 en los próximos meses. Espero que se equivoquen, pero en este contexto las cosas no pueden ir más que a peor