viernes, 3 de febrero de 2012

La “brocha gorda” de Cristina ahora con los jubilados, las paritarias y el dólar

La “brocha gorda” de Cristina ahora con los jubilados, las paritarias y el dólar
Se está aplicando un freno al drenaje fiscal, llamémoslo como quieran a las idas y vueltas y a las verbalizaciones del “relato-discurso épico” del oficialismo; este freno lleva al Gobierno a aplicar desde controles draconianos a los particulares que ahorran en dólares, hasta impedir el pago de dividendos en las empresas, pasando por exigir que se liquiden en el país las divisas de las exportaciones de mineras y petroleras, la no remisión de ganancias a las casas matrices de las empresas extranjeras radicadas en el país, hasta traspasar el subte con quita del 50% del subsidio a la Ciudad de Buenos Aires y “fogonear el conflicto social mediante los delegados troskos de la empresa” que se oponían a la suba del boleto.
Ahora pretenden que sea el pueblo el que “renuncie voluntariamente” a un subsidio que nunca fue pedido y que el Estado impusiera como un sistema de mantener artificialmente planchada la inflación, que igualmente se disparó hasta llegar a ser la segunda a nivel mundial, sólo superada por la Venezuela chavista; exigir del pueblo que decida por sí mismo la naturaleza de las políticas públicas -“a vos te toca”, “yo quedo afuera”- son la nueva mamarrachada de éste régimen populista berretizado, que esconde dos cuestiones cruciales: 1º.- el gasto público debe achicarse o, al menos, no crecer del modo en que lo vino haciendo desde hace cuatro años, porque llegó la hora de “pagar la fiesta de la opulencia ficticia”; y 2º.- iniciar el camino en que la etapa de las políticas públicas universalizadas irán cediendo espacio al nuevo carácter de políticas focalizadas.
Ayer la Presidente dijo que las paritarias son una negociación libre entre empresarios y sindicalistas en las que el Estado no tiene participación, pero, acto seguido, desgranó paso a paso el porqué de la intrusión del Gobierno para pasar a ser decisivo definiendo el aumento salarial para los privados de este año, creando un Comité Oficial para analizar el nivel de rentabilidad y productividad por empresa, una verdadera política intervencionista contraria al espíritu de la libre negociación de las paritarias. Les pidió responsabilidad a las empresas “porque han ganado muchísimo” y terminó confirmando la intención de que haya aumentos salariales de acuerdo a la rentabilidad de las compañías, algo bastante parecido a la teoría más ortodoxa del capitalismo más salvaje.
Confesó asimismo, que estuvo hurgando en los sueldos de los directivos de las empresas y que seguirá muy de cerca éstos y los aumentos que pacten las empresas que reciben subsidios del Gobierno, porque “descubrió -aunque un poco tarde ¿verdad?-“ que muchas de ellas dijeron no tener ganancias y aparecieron en las listas de compradores de dólares, a la vez que inició el camino a una posible reestatización de la petrolera YPF de la que “ellos” -CFK y NCK- fueron impulsores en la etapa privatizadora de Cavallo-Dromi-Menem. CFK dejó en claro sin decirlo, con la costumbre de no contar lo que no quiere que se sepa o lo que no le conviene decir, que tiene la sana intención de usar toda la información que esté a su alcance en el intento de que los aumentos del sector privado se encuadren dentro del rango del que ella considera es el porciento adecuado, poniéndole definitivamente un techo a la negociación de entre un 18 y un 20% máximo.
Además de fijar como un logro épico el aumento del 17,62% a las jubilaciones que las coloca en el rango de un 30% de una canasta básica alimenticia, pues los $1.687 mensuales equivalen a $56,34 diarios, lo que es una verdadera inequidad impropia de un régimen que dice bregar por la justicia social y condena a la masa de ancianos a un ingreso que en el del promedio -$2.515- no alcanza al 43,36% de la canasta básica y da que reciben $83,83 diarios, toda una verdadera vergüenza que ella enumera desde su soberbia como una conquista social “increíble” que agrega $253 mensuales a casi 7 millones de jubilados que no les va a alcanzar ni siquiera para compensar los $360 que subieron los servicios apenas entre diciembre 2011 y febrero 2012.
Una verdadera canallada que se disfraza de “épica desde el discurso-relato” y que es otra de las medidas aplicadas para contener el gasto público descontrolado al que llevó esta política de despilfarro de subsidios indiscriminados a empresas, bancos, petroleras, casinos y bingos, empresas de carga y transporte y que muy lejos estaba de beneficiar al “pueblo de a pie”. CFK no olvidó la otra cuestión económica que la desvela desde la pasada fuga gigantesca de capitales de más de US$70 mil millones: el ahorro del dólar, informó las nuevas normas del BCRA que exigen aumentar las capitalizaciones de los bancos y en la práctica implican que por los próximos dos años no podrán girar utilidades, pareciera que para ella todo vale para cuidar los dólares del BCRA que ella luego malgasta pagándoles a los acreedores extranjeros de contado y con reservas.
Claro que existen algunos inconvenientes para desarmar esa maraña de subsidios, despilfarros y pagos extemporáneos, y no es otro que el derivado del mundo fantasioso inventado con las cifras del INDEC, donde según ellas no existen indigentes ni pobres y el crecimiento del PBI sigue a tasas chinas, lo que genera el contrasentido de tener que pagar millonarias cifras por los bonos atados a éste ficticio crecimiento, y despilfarrando los supuestos “ahorros” -¿estafas?- generadas sobre aquellos otros bonos atados a la inflación interna. Intentan ocultar todas estas impudicias cacareando con los aumentos macristas del subterráneo, mientras aplican “ajustazos a la electricidad y el gas”, mantienen el innoble impuesto a las ganancias sobre sueldos que ya alcanzan a casi un 50% de los asalariados en blanco, y por otro lado suman al “futbol para todos”, ahora a “el automovilismo del TC para todos” invirtiendo los dineros públicos inadecuadamente y en propaganda oficialista.
¡Pan y circo!, denunciaban nuestros abuelos a este tipo de mamarrachadas de un populismo berretizado y de fin de ciclo; en post de esconder la realidad acuciante de la falta de superávit fiscal y el deterioro del superávit comercial practicamos la “desaparición forzosa” de los subsidios al transporte, los peajes, los servicios públicos y la energía del gas, la electricidad y los combustibles. Otra medida que no se sabe con qué fin se ha lanzado es la de histerizar a la población con la salida de la tarjeta SUBE, lanzada vale recordarlo hace tres largos años, y que ahora implica “garantizarse seguir subsidiado en el transporte metropolitano”, algo que con el tiempo también, y mucho antes que tarde, irá a desaparecer, si el ahorro necesario es tan importante como pareciera de acuerdo a las medidas que se están tomando apresuradamente desde el régimen cristinista.

LA VIOLACIÓN DEL SECRETO FISCAL POR PARTE DE CFK

Cada vez más cerca de la vida de los otros

En su discurso de anteayer, la presidente, al explicar sus puntos de vista sobre las negociaciones salariales que están por comenzar, señaló que le pediría información al administrador de la AFIP, Ricardo Echegaray, acerca de cuánto ganan los gerentes de las compañías que tienen que negociar las paritarias con los sindicatos. La platea de aplaudidores que acostumbran festejarle las chanzas aplaudió el comentario, que no fue casual.
Sin embargo, el hecho fue grave, porque se trató lisa y llanamente de la violación del secreto fiscal que establece la confidencialidad de la información impositiva de cada contribuyente, que sólo puede utilizarse a los fines del cálculo de los tributos. Parece supina la ignorancia de nuestra primera mandataria sobre el cumplimiento de la ley, aunque algunos sostendrán -y tal vez tengan razón- que sabía perfectamente lo que hacía y no le importa la violación del secreto fiscal. Total no hay institución de la República que hoy funcione regularmente y de acuerdo a la ley.
El gradualismo
Lo grave es que se suman hechos que van profundizando una tendencia. Este anuncio presidencial de que de la AFIP le está dando al Ejecutivo información para presionar a empresarios coincide con la intromisión de la supersecretaría de comercio en la vida y milagros de los ciudadanos, más el nuevo instrumento informático para el control social que es la tarjeta SUBE. Hay en todo esto semejanzas con el clima de invasión de la privacidad que narra la notable película La vida de los otros, dirigida por Florian Henckel Von Donnesmarck y ambientada en Alemania oriental sobre el final de la guerra fría.
Se podría alegar con razón que en la Argentina no hay presos políticos y que estos sistemas de control ciudadano no coartan la libertad de movimiento de las personas. Pero causan gravámenes económicos por pérdida de oportunidades y mediante castigos pecuniarios. Sutilmente, el gobierno instaló un clima de presiones coaccionando, por ejemplo, a los empresarios, bajo la amenaza implícita de que, si no siguen su voluntad, sufrirán represalias vía la AFIP, Moreno, etc. Este avance sobre las libertades individuales también sirve para controlar a funcionarios del propio gobierno. Lo demuestra la conocida anécdota del Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, que varios meses atrás dijo indiscreciones por su celular y fue escuchado por el jefe de la SI (ex SIDE), Héctor Icazuriaga, cuyo principal servicio al Estado son justamente las escuchas telefónicas aunque, al menos por ahora, la inteligencia oficial no tiene capacidad para escuchar a todos los opositores. Así, gradualmente, los argentinos nos vamos acostumbrando a este deterioro de las libertades esenciales. Hasta el momento en que sea ya tarde y esta dictablanda se convierta en dictadura.