viernes, 20 de enero de 2012

EL CRISTINISMO A LA BÚSQUEDA DE ESCENARIOS PARA DISTRAER DEL AJUSTE

De la tiroides a la malvinización

Montada como un mega espectáculo político-mediático, la cirugía presidencial de tiroides terminó en un grosero fracaso. La incoherencia de los diagnósticos sobre el inexistente cáncer y la evidente manipulación de la información oficial se convirtieron en un boomerang para la Casa Rosada. Ante semejante bluff, el cristinismo estaría tratando de levantar la puntería dándole a la reasunción de CFK la semana que viene el marco de una nueva saga. En este caso, se trataría de utilizar el legítimo reclamo de soberanía sobre las Malvinas para instalar un escenario de crisis, con múltiples propósitos. Por ejemplo, distraer en lo posible a la opinión pública del impacto de las primeras subas de las tarifas de servicios públicos y de la puesta en marcha del ajuste. Abrazarse a la causa de Malvinas tiene ventajas múltiples para el gobierno. La confrontación con el primer ministro británico David Cameron obligó a un variado arco de opositores como Mario Barletta, Eduardo Amadeo, Federico Pinedo y Adrián Pérez a solidarizarse con la postura oficial. Al Foreign Office, por su parte, tampoco le vendría mal un escenario de crisis en Malvinas que sirva para distraer, ya que Gran Bretaña está impactada por la crisis financiera, aunque en menor medida que Italia, España y ahora Francia. La inminencia del cumplimiento de los 30 años de la recuperación de las islas por el último gobierno militar le da un marco de referencia cierto a las tensiones. Los servicios de inteligencia británicos advirtieron a Cameron que Argentina planeaba una “invasión falsa de pescadores” a las Islas Malvinas, en ocasión del 30 aniversario del conflicto bélico en ese territorio del Atlántico Sur, escribió el diario inglés Daily Mail. Ese medio agregó que el Ministerio de Defensa en Londres cuenta con “planes de contingencia” para desplegar a tropas rápidamente y en caso de emergencia a las Malvinas, a través de las Islas Ascensión.
¿Una crisis sostenida?
El punto a aclarar es si el cristinismo le apunta decididamente a utilizar el legítimo reclamo por Malvinas como un escenario de distracción que sea efectivo en los próximos 120 días, que serán amargos en materia económica y altamente conflictivos en materia sindical y social. La versión sobre el inminente desembarco de Alicia Castro como embajadora en Londres abona esta interpretación. La ex azafata, ahora fanática seguidora de Hugo Chávez, bien podría ser la vocera ideal para confrontar con la diplomacia británica reclamando que Gran Bretaña acate las diversas resoluciones de la ONU que recomiendan una negociación bilateral sobre la soberanía del archipiélago. En lo regional, Brasil, Uruguay y Chile sólo estarían dispuestas a cumplir con la formalidad del apoyo a la Argentina, pero sólo hasta ahí.
Las restricciones que Guillermo Moreno está imponiendo a las importaciones están lastimando las relaciones bilaterales, incluyendo también el MERCOSUR. En este contexto, tanto el gobierno británico como el cristinismo están en condiciones de generar nuevos episodios de tensión, como los recientes con el crucero Star Princess, al que se le impidió atracar en Malvinas o la prohibición uruguaya para los buques que enarbolen el pabellón del archipiélago. En suma y pese a la evidencia de que el conflicto diplomático no variará sus condiciones, el cristinismo está hoy tentado a malvinizar su discurso mientras los fantasmas del ajuste amarguen el humor social.