martes, 16 de agosto de 2011

EL SUEÑO DE DIANA CONTI, MÁS CERCA DE CONCRETARSE

Cristina for ever y borocoteo para todos y todas
El domingo pasado, la diputada Diana Conti era una de las caras más felices en el Hotel Intercontinental. Se explica, porque su sueño ahora puede hacerse realidad. El 50,7% obtenido, inesperado para los propios oficialistas, revivió el sueño de la legisladora sobre una CFK para siempre. Si estos números se consolidan en octubre, el FpV consolidaría una mayoría importante en las dos Cámaras del Congreso que lo colocaría más cerca de los dos tercios necesarios para sancionar una ley de necesidad de reforma de la Constitución Nacional. Con 58 años de edad, reforma mediante que habilite la reelección indefinida, Cristina tranquilamente podría tener dos mandatos más a partir del 2015. No estamos haciendo ciencia ficción, como en Tecnópolis. Sólo hay que recordar que, cuando se hablaba de tres mandatos kirchneristas, parecía una fantasía y ahora ya es realidad, feliz o lamentable, según se esté a favor o en contra.
THE QUEEN
Si el 23 de octubre se repiten resultados similares a los del domingo, el 10 de diciembre el oficialismo no logrará tener mayoría simple en la Cámara de Diputados, aunque renueve casi todas las bancas que están en juego, y estará todavía lejos de los dos tercios necesarios para la reforma constitucional. Pero muchos diputados no K electos en el 2009 se encuentran hoy desorientados y con serios riesgos de no ser reelectos en el 2013. Una situación ideal para ser captados por el gobierno para sumarlos en la búsqueda de los dos tercios de los miembros de las dos cámaras que podrían sí declarar la necesidad de la reforma. De todas formas, hay que tener también en cuenta que Eduardo Duhalde y el extinto Raúl Alfonsín siempre fueron partidarios de un régimen parlamentario. Aunque no se expresa claramente al respecto, es probable que Ricardo Alfonsín opine lo mismo ¿Se podría llegar a la reelección eterna a cambio de un régimen parlamentario? En un acuerdo así, también ingresaría el Frente Amplio Progresista. Y si no es así, el poder de seducción del gobierno llega también hasta el PRO, donde el “Tano”Daniel Angelici, probable futuro presidente de Boca Juniors, siempre estaría dispuesto a hacerle un favor a la Casa Rosada convenciendo a algunos diputados macristas. La reelección permanente convertiría a CFK en una reina sin corona, como anticipa el libro de Olga Wornat “La reina Cristina”. Por ahora, ella está dedicada a otras cuestiones, como ir a la reunión del G 20 para demostrar que nuestro modelo capitalista autoritario se mantiene en pie pese a las crisis internacionales y gracias a la “excelente gestión” de este gobierno. Y el que no crea que esto es así, que mire los resultados completos del domingo pasado.

Tropezar con la misma piedra

La gente no siempre elige los valores y en eso se equivoca. No debiéramos defender el relativismo ético: hay que proteger la libertad, la vida, la propiedad privada y otros valores esenciales. No los podemos “dejar en el placard”. El relativismo ético llevó a los alemanes al nacional-socialismo.
En Argentina todos los políticos dicen que lucharán por el bien común. La cosa es cómo lograrlo.
El sistema impuesto por el gobierno no ayuda a ese propósito.
Néstor Kirchner copió del ex presidente Perón la receta de permitir el voto sin respetar y tolerar a las minorías. Atacó los pilares de la democracia: los partidos de oposición y la opinión pública.
A Cristina se le intentó dar los roles que tenía Evita: debilitar el papel que tienen los dirigentes gremiales sometiéndolos a una doble subordinación: la de Néstor y Cristina. Crear otro poder sobre los trabajadores que no dependiera de la elite gremial pero sí del jefe supremo: Néstor Kirchner. Su muerte dejó a su mujer sin la instancia suprema.
La presidente requiere de la estructura gremial para mantener la tranquilidad social y para utilizarla -como hacía Perón- para amenazar a empresarios, partidos y otros grupos, cuando se oponen a su política. Aunque con dificultades- la presidente no es Perón- seguirán siendo socios.
También se extenderá aún más la beneficencia estatal como propaganda favorable al gobierno disputando, de este otro modo, a los gremios, la adhesión de los trabajadores.
El estado -como en la década del 40- comienza a tener un papel preponderante en el manejo de la sociedad. Está adquiriendo cada vez más resortes en detrimento de la sociedad civil.
No tendremos democracia si se debilita el poder de las instituciones que controlan al poder político. Éste es el principal problema que los argentinos debemos resolver en las elecciones de octubre mediante el voto.
Si el estado conculca las libertades que pertenecen por derecho inalienable a las personas, los argentinos estaremos a merced del gobierno, dejaremos de estar protegidos por las leyes.
Los grupos con rivalidades -contrariamente a lo que decía Marx- pueden llegar a acuerdos o separaciones ventajosas para la sociedad mediante el diálogo. Si no se les permite comunicar las diferentes posiciones, no podrán adaptarse a la realidad y sobrevendrán consecuencias no deseadas.
Tampoco es cierto que el desarrollo del mercado aporte más pobreza. Por el contrario, donde se desarrolla hay más diferencia entre pobres y ricos, pero hay menos pobres y más clase media. La pobreza no es sinónimo de desigualdad social.
El mundo es demasiado complicado para saber en qué consiste pero podemos aprender de la Historia, para no cometer los mismos errores.
Atacar a la propiedad privada acaba con el pluralismo al concentrar el poder en el estado, aumenta la burocracia y con ello la corrupción.
El sistema al que nos lleva el gobierno actual es maquiavélico: se basa en la indiferencia de los medios morales para lograr fines políticos y en la astucia ligada a los resortes del estado para fortalecerlo y aumentar su poder. La finalidad de su política es conservarlo en desmedro del bien común.
Pero, más allá del éxito que logró Cristina en las urnas, tendrá problemas graves. La gente comenzará a notarlos, con claridad, cuando la situación internacional sea más desfavorable para Argentina.
Se precisa un golpe de timón y poner proa al mundo desarrollado. No es probable que la presidente opte por ello, si gana, en octubre. Se necesitan inversiones que no vendrán si no existen reglas claras e instituciones que las afirmen. Los grandes capitales requieren de la independencia de la Justicia para estar seguros.
La inflación se irá comiendo los salarios mientras el Banco Central seguirá emitiendo para facilitar el despilfarro del gobierno.
La mayoría no siempre tiene razón. Los sectores ligados al campo, votaron en masa a Cristina, cuando pretendía llegar al poder por primera vez. Pensaron que cambiaría el rumbo dado por su marido al gobierno. Creyeron que la realidad la obligaría a hacerlo, una utopía. Así les fue…
Hoy vuelve a ganar el kirchnerismo. Buena parte de culpa la tiene la oposición. Ni se unieron ni se diferenciaron del modelo kirchnerista. Los argentinos, sin remedio, una vez más, nos daremos la cabeza contra la pared.

Sin explicaciones

Después de las elecciones Porteñas y de Santa Fe -en otro artículo- sinteticé una opinión respecto de los resultados: el único dueño de los votos es el pueblo, único soberano que no tiene que rendirle cuentas a nadie de su comportamiento en las urnas.
En aquella ocasión aludía fundamentalmente a las quejas de un kirchnerismo molesto por la elección que hizo la gente en esos distritos. Hoy -en otro contexto- exactamente lo mismo se aplica a los distintos sectores que componen la oposición.
Cristina Fernández de Kirchner no sólo ganó. Abrumó. Y este hecho no puede ser desconocido ni menguado, aunque nuevamente haya provocado el desconcierto de políticos, encuestadores, analistas y -en este caso- hasta del propio kirchnerismo que esperaba, cuando más, llegar al 45%.
Es lo que ocurrió. Así es como se comportó el pueblo. Así es como votó; y el resultado obtenido es el único que vale, al menos en democracia. Y la legitimación que deviene de ese resultado no puede ser banalizada ni cuestionada, aún cuando en la intimidad de cada partido se entremezclen una infinidad de sentimientos, especulaciones, rencores o cualquier otra cosa.
Tal vez para el oficialismo esto pueda significar la oportunidad de exaltar al máximo la creencia de que ha sabido satisfacer la mayor parte de la demanda social. No interesa. Sea cierto o no, el soberano volvió a apostar a su favor.
Y tal vez para la oposición, el comportamiento de la sociedad en las urnas le haya dejado un sabor tan amargo que sientan que el pueblo es un ingrato. Tampoco importa. Lo único cierto es que la mitad del país les dijo que no.
Dicho esto, hay algunas enseñanzas -pareciera- que deberían ser atendidas por todos, pero especialmente por los que militan en cualquier fuerza política.
En primer lugar, cualquier análisis que intente explicar el comportamiento electoral será, con suerte, apenas una mera aproximación. Y si alguien pretendiera constituirse en idóneo intérprete del electorado, detentaría una posición tan altiva que rondaría la ridiculez.
Queda, sí, la tarea de descubrir y analizar los “signos”que -a modo de rastro- el pueblo haya ido dejando a lo largo de los últimos meses o años.
Y es que -normalmente- la “decisión explícita” que el ciudadano manifiesta cuando vota por un candidato en particular, fue primero un“conjunto de insinuaciones o gestos”, con los que trató de expresar sus prioridades y pretensiones reales para los tiempos futuros, quedándose a la espera de que la oferta electoral incluyera la respuesta que necesitaba. Desentrañar esos signos es tarea del político si pretende llegar a algo. Es tratar de entender los códigos de la gente y no pretender que el pueblo entienda los códigos políticos.
En segundo lugar -y esto más para nosotros, ciudadanos- si es cierto que nos molesta y hartan las peleas, cruces, especulaciones, mentiras, maquinaciones y descalificaciones que observamos en muchos de los políticos que nos representan, tal vez tengamos el desafío de bajar un cambio, serenarnos un poco y continuar, tratando de no contagiarnos...
La política (como el deporte) tiene una gran capacidad de generar pasiones. Pero las pasiones extremas pueden dividir a un pueblo. Un ejemplo ínfimo: esta mañana vi -por casualidad- cómo dos vecinos, amigos de años pero de signos partidarios distintos, llegaron a las manos por los resultados de los comicios. No es razonable, y es una lástima.
Muchos gobernantes han pasado. Muchos pasarán en el futuro. Pero, finalmente, siempre quedamos los mismos: nosotros, con nuestros muertos a quienes ya despedimos, con nuestros enfermos a quienes cuidamos, y con nuestros hijos a quienes criamos y educamos...

LO QUE DEJARON LAS PRIMARIAS

El campo “cacarea”,pero votó a CFK: ganó en todas las zonas rurales
Todo el núcleo de la economía agropecuaria pampeana, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, y también las economías regionales votaron a favor de la reelección de Cristina Kirchner.

Aunque algunos productores de trigo se resisten a convalidar la realidad de las urnas, lo cierto fue que en la mayoría de los distritos del país, tanto urbanos, como los “pueblos” y pequeñas localidades del país, se expresó a favor de la continuidad de la política de Gobierno.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, el único departamento en el cual Cristina Kirchner resultó derrotada fue Salliqueló, mientras que en Santa Fe Hermes Binner, además de obtener una ajustada victoria en Rosario (38% contra el 37,3% del oficialismo), sólo logró ganar en el departamento de Las Colonias por 35,9% respecto del 28,8% de la Presidente.
La única provincia en la cual perdió el oficialismo fue San Luis, donde el candidato Alberto Rodríguez Saá (Alianza Compromiso Federal) obtuvo el 52,3% de los votos versus 28,4% del FpV, pero en ese caso, la producción no es predominantemente agrícola extensiva, es decir, no se caracteriza por las producciones de trigo, maíz o de ganadería vacuna en escala.
También el Frente para la Victoria ganó, aunque en forma más ajustada, en la cuenca lechera de Santa Fe y Córdoba.
Sin duda, la alta contribución que deja la soja, aun pese a las retenciones del 35% a los exportadores, explica gran parte de la resistencia al cambio de los pueblos rurales, en particular aguas arriba de la producción primaria, como son los casos de los acopiadores, comercios y fuerzas vivas de las áreas de influencia, muchos de los cuales dan origen a los pools de siembra.
Tal vez el precio de la soja, en torno a los $1.300 la tonelada, explique el resultado en el mayor polo productivo del mundo, los partidos de Pergamino, Rojas y Colón en la provincia de Buenos Aires.
Los resultados favorables a Cristina Kirchner fueron 36,5, 35 y 50,7%, respectivamente: en todos los casos hubo una diferencia notable con el segundo, Eduardo Duhalde en Pergamino y Rojas y Binner en Colón.
Incluso en la triguera Tres Arroyos, donde hace más de un siglo no se pierde una cosecha del grano fino, el 66% depende directamente de los negocios del cultivo. Cristina Kirchner ganó con casi 53% de las voluntades.
Algo de eso supo Mario Llambías, presidente de CRA y candidato de Elisa Carrió, en su campaña por el interior bonaerense: los afiliados de CRA le advertían que se inclinaban por Duhalde y en algunos casos por Cristina de Kirchner. (Nova)
El voto del sector agropecuario fue netamente favorable al oficialismo kirchnerista
Los departamentos de base ruralista de las provincias de Córdoba, Entre Ríos y La Pampa le dieron un amplio margen a la lista del Frente para la Victoria.
El explorador no admite los marcos flotantes o no está configurado actualmente para mostrarlos.
En casi todas las localidades de base agropecuaria de las provincias que integran la región pampeana, con apenas dos excepciones, la lista oficialista logró la mayor parte de los votos en las elecciones primarias realizadas este domingo.
Los departamentos de las provincias de Córdoba, Entre Ríos y La Pampa le dieron un amplio margen a la lista del Frente para la Victoria encabezada por Cristina Kirchner.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, el único departamento en el cual Cristina Kirchner resultó derrotada fue Salliqueló, mientras que en Santa Fe Hermes Binner, además de obtener una ajustada victoria en Rosario (38 por ciento contra el 37,3 por ciento del oficialismo), sólo logró ganar en el departamento de Las Colonias por 35,9 por ciento respecto del 28,8 por ciento de la presidenta.
La única provincia en la cual perdió el oficialismo es San Luis, donde el candidato Alberto Rodríguez Saá (Alianza Compromiso Federal) obtuvo el 52,3 por ciento de los votos versusel 28,4 por ciento de Cristina Kirchner (94,5 por ciento de las mesas escrutadas).
El Frente para la Victoria ganó por amplio margen en zonas agrícolas y ajustado en las tamberas.
Tal vez la soja, en torno a los 1.300 pesos la tonelada, explique el resultado en el mayor polo productivo del mundo, los partidos de Pergamino, Rojas y Colón en la provincia de Buenos Aires.
Los resultados favorables a Cristina Kirchner fueron 36,5 por ciento, 35 y 50,7 por ciento, respectivamente: en todos los casos hubo una diferencia notable con el segundo, Eduardo Duhalde en Pergamino y Rojas y Binner en Colón.
En Tres Arroyos, donde hace más de un siglo no se pierde una cosecha de trigo, el 66 por ciento depende directamente de los negocios del cultivo.
Hace ya varios años que los que siembran el cereal están en pie de guerra con el Gobierno por las trabas a las exportaciones.
Pero esa bronca no se notó en la votación de ayer: Cristina Kirchner ganó ampliamente con casi el 53 por ciento de las voluntades.
Algo de eso supo Mario Llambías, presidente de CRA y candidato de Elisa Carrió, en su campaña por el interior bonaerense: los afiliados de CRA le advertían que se inclinaban por Duhalde y en algunos casos por Cristina de Kirchner.