miércoles, 29 de junio de 2011

¿Qué sucederá si Cristina va al descenso...?

Una de las preguntas más serias e inquietantes que todos se formulan se divide en dos partes. La primera es qué sucederá si Cristina gana los comicios de octubre, como ella parece creerlo; la segunda, obvia, es inversa: ¿y si pierde? En el medio queda el interrogante acerca de los porcentajes correspondientes a cada caso y, en un ensayo de flotación, el par de nombres que podrían corresponder al único perdedor para el primer caso y al ganador en el segundo. Las especulaciones son variadas y numerosas y vale la pena hacer una primera aproximación a cada uno de estos supuestos. En el primero, todo indica que la Presidente podrá alcanzar una mayoría formal pero que numéricamente estaría en minoría respecto del conjunto de votos sumados de quienes son opositores. Sin embargo -siempre en el supuesto ganador-, para no perder respaldo por el agotamiento de la economía, Cristina deberá de hacerse de liquidez de manera rápida y es aquí donde se plantea el problema: los recursos para mantener los subsidios y los llamados planes sociales estarán virtualmente agotados, con lo que surgiría el problema de la crisis social y el descrédito político. A esto debe agregarse el riesgo que suponen las organizaciones de izquierda, que ya mostraron los dientes al sentirse marginadas de las listas electorales y se encaramarían a las protestas para captarlas, dirigirlas y luego explotarlas políticamente.
De acuerdo con el perfil de los candidatos parlamentarios y los que se forzarán a sumarse según sea el resultado electoral en las provincias, Cristina tendría las manos libres para vencer cualquier resistencia que le permita contar con la suficiente liquidez hasta que esté en condiciones de lograr el montaje de otros instrumentos para conservar el poder: fuerzas armadas, de seguridad y policiales propias, que le respondan monolíticamente y acorde con la anunciada propuesta de “radicalizar el modelo”, algo tan impreciso como el “modelo” mismo pero prometedor de innovaciones complejas, agresivas y resistidas por quienes resulten afectados. Estos serán los integrantes del conjunto productivo a quienes se les reducirá drásticamente la renta para que el Estado adquiera artificialmente la liquidez que le permita mantener el sistema y sostenerse políticamente. Por lo tanto, no habrá reinversiones, la producción caerá drásticamente y se iniciará una espiral de consecuencias previsibles. Frente a la oscilante situación en que se encuentra el mundo, cuya evolución sí es imprevisible, y a las condiciones argentinas para desempeñarse en el difícil escenario de la economía, el interrogante se profundiza, se hace peligroso, las inquietudes suben varios escalones -sobre todo si la enfermedad no se lo lleva a Chávez- y los pragmáticos sobrevivientes a quienes se les suele llamar pesimistas, sólo les quedará repetir que tenían razón, pero nadie les hará caso. Ni siquiera estarán en condiciones para hacerlo.
A la inversa, si Cristina pierde, también es impredecible definir el futuro. Antes digamos que este escenario, el de la derrota, hoy es el más probable, pese al empeño propagandístico por demostrar que el triunfo está virtualmente asegurado. En medios diplomáticos del más alto nivel, ayer se manejaban números alarmantes para el kirchnerismo, pese a los millones y millones puestos en demostrar lo contrario. Esos números -con algunas variantes cercanas que apuntan a mejorarlos- están semiclavados en el 30 por ciento de los sufragios, y decimos semiclavados pues la tendencia muestra una inclinación descendente que no puede ser desconocida para la Casa Rosada ¿O se lo ocultan a Cristina? Lo interesante es que esta encuesta obtiene ese resultado cualquiera sea el oponente que se le enfrente, se llame Ricardo o Eduardo. Pero los temores oficialistas parecen salir a la luz. Según parece, ya existieron conversaciones ultrasecretas con grandes promesas al socialista santafecino Binner para ejecutar un mutuo respaldo llegado el momento y suceda lo que suceda. Lo mismo habría ocurrido con Juez en Córdoba, pese a los improperios de éste contra el Gobierno central, con su peculiar estilo chabacano. Los K quieren que gane en la provincia.
La conclusión es que, pese a los esfuerzos propagandísticos, los sucesos de River Plate, el teatro realizado en Olivos y los crímenes promocionados por la televisión no lograron desplazar los zafarranchos corruptores de Sergio Schoklender y las Madres de la Plaza de Mayo dirigidas por su jefa, Hebe de Bonafini. La gente todavía es reacia al narcotráfico, al lavado de dinero y a cualquier escala de la corrupción. Digamos que la moralidad innata en el sentimiento colectivo de la sociedad aún no ha sido doblegado y resiste los ataques.
Llegamos entonces a las consecuencias de la segunda alternativa: Cristina pierde. En este caso, como el kirchnerismo tiene una estructura endeble, prestada y sin historia, se encontraría desnudo, con su núcleo duro -el más peligroso- dispuesto a no aceptar la adversidad y hacer lo imposible para que el nuevo gobierno no pueda desenvolverse. Sólo lo apoyará en todo lo negativo que signifique defender el llamado progresismo: imponer “la justicia transicional”, que permita la retroactividad de las leyes, imponer los difusos “derechos humanos”, como valor excluyente y sometido a cualquier interpretación que haga factible las modificaciones de la sociedad, incluso la libertad religiosa, de opinión y de prensa. Si el nuevo gobierno se somete a estos dictados que inevitablemente serán sustantivos de la primera y supuesta alternativa de la victoria en octubre, el “progresismo” será magnánimo en la oposición. Lo fundamental, será oponerse -en ambos casos- a instrumentaciones al“Plan Ahora” que la derecha chilena ha puesto en marcha con críticas al Presidente Pineda, que prometió justicia y libertad para los presos políticos respondiendo, seguramente, a directivas superiores. Apoyará sólo a candidatos seguros. En el Uruguay se aprestan a hacer lo mismo ante la modificación de la actitud de Mujica de iniciar juicios a quienes triunfaron sobre el terrorismo. Todo parece responder a una idéntica directiva como la que se vive en la Argentina. Aquí, la derecha, que existe y es mucha, ya anunció que elegirá al candidato que ofrezca garantías comprometidas.

¿República o qué?

“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”.
Arnold J. Toynbee

Desde el anuncio de la señora Presidente de su inscripción para participar en las elecciones de octubre, mucha agua ha corrido bajo el puente; lamentablemente, toda ella en sentido contrario a los principios de deberían regir una república que se precie de tal.
Recuerdo cuando, en los ya lejanos días de fines de 2007, doña Cristina, ungida como candidata por el mágico dedo de don Néstor (q.e.p.d.) prometía, a troche y moche, respetar las instituciones y, con ello, producir un salto cualitativo respecto a la gestión de su marido, que tanto las había pisoteado.
Como todos sabemos, nada de eso se cumplió. Muy por el contrario, se agudizó el centralismo y el ejercicio absoluto del poder, concentrando aún más la decisión en una mesa cada vez más chica. El Gabinete de Ministros continuó sin existir, las conferencias de prensa -ésas a las que se someten todos los presidentes del mundo normal- nunca se produjeron, y se puso al servicio del Gobierno todo el aparato de comunicación del Estado. Los organismos de control no recuperaron sus facultades y el país continuó careciendo de estadísticas, es decir, sin una brújula que permita tanto a sus autoridades cuanto a los inversores determinar sus políticas y adoptar sus decisiones.
Pero, como digo, ese cuadro de situación, que los argentinos soportamos impávidos desde 2003, sufrió un deterioro mayor a partir del anuncio de la inscripción de la señora de Kirchner en la carrera presidencial.
Lo que sucedió hasta el sábado, a cuatro horas de la finalización del plazo para inscribir candidaturas y listas, fue la apoteosis de un estilo de gobierno que se construyó sobre la base de la humillación de aliados y compañeros de ruta, y de demonización de los opositores, fueran éstos políticos o empresariales.
El viernes, una vez más, esa triste figura, por cierto tan optimista y esperanzada, del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires soportó un nuevo castigo, tal vez el más grande desde que doña Cristina, por entonces Senadora, lo flagelara públicamente en el Congreso. La inconsulta designación de don Mariotto como candidato a Vicegobernador no solamente implicó desconocer cualquier deseo de don Danielito sino que, a futuro y para el improbable caso de que éste ganara las elecciones de octubre, constituirá una verdadera espada de Damocles, dispuesta a cortar cualquier rebeldía y, sobre todo, cualquier camino independiente que Scioli pretendiera transitar.
Por lo demás, como es obvio, constituyó un verdadero desafío, un ninguneo, al poderoso PJ de la Provincia de Buenos Aires, ese con cuya ayuda don Néstor (q.e.p.d.), a fuerza de zanahoria y palos, pudo construir su poder omnímodo.
La designación de don Amado “del Amado”, tituló Perfil- para acompañarla en la fórmula presidencial, pese a tratarse de uno de los nombres que danzaban en el imaginario político, fue otro paso en el mismo sentido. El Ministro no ha demostrado otras virtudes, ni historia, que las que provienen de la fidelidad canina a su dueña; el elogio explícito de ésta a la capacidad de cambio de su compañero de fórmula ponderó esas características, aún cuando esas modificaciones en ideologías y métodos constituyen verdaderos giros copernicanos respecto a su pensamiento reciente.
Tal como explicara muchas veces, doña Cristina no tenía, en su entorno más íntimo, nadie que pudiera desempeñar el rol que cumpliera Isabelita para el Gral. Perón. Y tuvo que escoger y privilegiar a un sector de su, ahora fisurado, FpV respecto a otros.
Así, quedaron en el camino, rumiando su rencor y su venganza, personajes de la talla de don Moyano, don Piumato y hasta don D’Elía, que tanto aportaron, en su momento, para garantizar la paz de la calle al kirchnerismo reinante.
Doña Cristina optó por La Cámpora, esa cohorte de intelectuales rentados por el Estado que, en el relato oficial, fueron organizados por don Máximo Kirchner. Dejó en el camino a los barones del Conurbano, a sus más fieles espadas legislativas, a los aparatos justicialistas provinciales, a la CGT y a los piqueteros más enfervorizados. Ese abandono, y esas traiciones, se transformarán, más temprano que tarde, en costosas facturas que llegarán a la Casa Rosada.
Porque los muchachos, que tienen siglos de experiencia en la materia, saben que, en un eventual nuevo gobierno kirchnerista, sus bases serán serruchadas sin compasión y sin dilación, que perderán sus territorios y que, básicamente, se pretenderá prescindir por completo de ellos para construir un socialismo del siglo XXI, a imagen y semejanza del desastre al que ha llevado a Venezuela su propio papagayo caribeño.
La opción de doña Cristina por el ala pseudo izquierdista del FpV está conduciendo a ese movimiento a un suicidio masivo.
El organismo del PJ reaccionará, como lo ha hecho tantas veces desde 1973, generando los anticuerpos necesarios para conjurar una amenaza que, tal vez sin armas, intentará imponer sus criterios mesiánicos -hoy crematísticos- al conjunto de la sociedad. Ésta aún no ha tomado conciencia, embrutecida por los plasmas y los automóviles, en el caso de la clase media, y por la falta de educación y de futuro, en el caso de los sectores más miserables, del destino que un triunfante cristinismo le tendría reservado.
A partir del sábado pasado, la CGT -con el propio Moyano a la cabeza- el peronismo territorial y hasta los piqueteros marginados han pasado a una ofensiva que, no por silente, dejará de ser trascendental. Sus manifestaciones públicas dependerán del resultado de las próximas compulsas electorales, pues ellas permitirán medir, más certeramente que cualquier encuesta comprada, la real fortaleza del kirchnerismo.
Porque, como ya se dijo en estas notas, el Gobierno llegará a la fecha crucial del 14 de agosto con graves y sonoros cachetazos: la Capital, Santa Fe y Córdoba. Los votos que ha obtenido en las pequeñas provincias en las que ya hubo elecciones no le servirán frente a la derrota en los grandes distritos a los que, después de la designación de don Mariotto para secundar a don Danielito, se sumará la Provincia de Buenos Aires.
De agosto a octubre, la segura polarización del electorado detrás del candidato opositor más votado pinchará, con absoluta certeza, el globo inventado del “ya ganó”. Si de algo estoy seguro, es que doña Cristina no se presentará para perder; cómo será instrumentada esa deserción final, no lo sé, pero esa ignorancia no me hace cambiar de opinión.
Mientras tanto, desde el ex quincho de Olivos o desde el Salón de los ¿Próceres? Latinoamericanos -recuérdese que uno de los retratos pertenece al asesino Che Guevara- la señora Presidente sigue haciendo retroceder a la República.
Ya no se trata del uso del dedo gran elector, pecado que comparte con muchos de los partidos opositores, sino del extraordinario abuso del aparato estatal puesto el servicio a los intereses de su sector político. No resultó bastante el Fútbol para todos, que atosiga con su publicidad y su endiosamiento del fallecido, ni con el enorme andamiaje de la Televisión Pública o la prensa militante.
Se requirió, entonces, convertir a la residencia de los presidentes argentinos y a la propia Casa Rosada en unidades básicas conquistadas, a fuerza de negocios y billeteras, por los nuevos “jóvenes idealistas”,falsos herederos de los originales, que pretendieron obtener idénticos objetivos mediante la sangre y el fuego.
Al Gobierno, sin embargo, le han comenzado a salir los tiros por la culata. La pacificación de la calle, prometida por doña Garré después de criticar tan duramente a don Anímal Fernández, voló por el aire el domingo en Núñez.
Si la violencia continúa, no será la Policía Federal, que vio cómo caían heridos por la turba más de veinte de sus hombres desarmados, la que pondrá la carne de cañón para enfrentarla. Menos, si se piensa en cómo la han criticado y escarnecido desde el poder don Verbitsky y sus secuaces; lo mismo ocurrirá con la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que también ha sufrido la invasión de su jurisdicción por las fuerzas federales, y que lo vive como una afrenta directa.
Esa violencia puede llegar, casi espontáneamente, de los sectores más empobrecidos de la población. Basta conversar con algunos productores de alimentos básicos -por ejemplo, los lácteos- para confirmar cuánto se caído el consumo de los mismos, por efecto de la inflación que tanto castiga a quienes dedican todo su salario a la compra de comida.
El “modelo” -¡vaya uno a saber en qué consistió, más allá de enriquecer a los integrantes de la banda que rodeó, desde siempre, a los Kirchner!- se ha agotado. Sólo puede huir hacia adelante, hacia más intervención en la economía, hacia más estatización, hacia más inflación.
En definitiva, hacia más poder absoluto y menos República

SIGUEN COMPLETANDO EL ELENCO DEL CIRCO

Con su tradicional metodología-show (por supuesto exclusivo para aplaudidores), la presidente Cristina de Kirchner anunció quién la acompañará como candidato en la vicepresidencia en los próximos comicios presidenciales.
El trascendental anuncio no se efectuó en un teatro como es habitual, sino en el Quincho de la Quinta de Olivos, transformado en una especie de circo.
El espectáculo se monto como si fuera una novela, una mala novela, de teleteatro venezolano. Hubo suspenso, nerviosismo, alegría pero también cierta tensión e inquietud.
Lo peor y más cuestionado de la dirigencia argentina, gobernadores, intendentes y funcionarios de menor cuantía, reforzados con sindicalistas, actores y artistas y personajes de la cultura oficialista, entre otros, llenaban el espacio disponible.
Todos vestidos sin ninguna formalidad, sin corbata y muchos con campera. Todo de acuerdo a como ellos interpretan que debe ser una reunión “progresista”
Inclusive estaba presente la responsable directa del último gigantesco desfalco, robo y tremenda estafa y burla a los argentinos, la presidente de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, tal vez para reclamar a la presidente su parte de la responsabilidad en este mega delito. Cuando esta impresentable señora entro en el recinto, fue fuertemente aplaudida por los presentes. ¿¿ ¿?. (¿Será este el mundo del revés?)
También estaba presente el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano para recibir en persona, su extremaunción como aliado del gobierno.
No se notó la presencia de Ricardo Jaime, seguramente por no haber conseguido un jet privado que lo acerque a tiempo para el espectáculo o porque una cuestión de negocios impostergable le impedían su concurrencia a tan magno acto.
Tampoco estuvo presente el piquetero Luis D’Elía, porque como se sabe, por sus principios “democráticos” evita mezclarse con gente de tez blanca y que vivan en la Zona Norte.
En las dos o tres primeras filas estaba lo más cuestionado e impresentable de la dirigencia argentina. Los responsables directos de la situación de corrupción generalizada, desorden civil y administrativo de nuestro país. El gabinete en pleno y también el vapuleado, sumiso y genuflexo gobernador de la provincia de Bs. As.
La Quinta presidencial, como en la época del fallecido presidente, volvió a parecerse a un local partidario o una unidad básica. Y por supuesto la transmisión se iba a realizar en cadena utilizando la red de radiodifusión nacional.
¿Se les habrán dado las mismas facilidades a los candidatos de la oposición cuando nombraron a sus compañeros de fórmula? Realmente no lo sé. Me parece poco probable.
Después de hacerse esperar largos minutos entró triunfalmente la viuda del ex presidente, con su correspondiente vestido de negro, sonriente y con una expresión pícara en su rostro. Fue aclamada de pie por su clásica claque, reforzada por los personajes mencionados en los párrafos anteriores.
Con sus primeras palabras intentó hacer chistes y bromas, que fueron calurosa y obsecuentemente festejados por los concurrentes.
Entre otras cosas, comentó que después de ella, por la puerta abierta, también había entrado “El” para estar presente en la reunión. (Se refería al maligno fantasma del ex presidente).
También, como si fuera una conversación coloquial entre la dueña de un stand en una feria de barrio y la dueña de la verdulería contigua, explicó el golpe que se había dado unos días antes y cuando en el hospital le estaban por aplicar una inyección en la cola, la enfermera le preguntó si ya había decidido quien la iba a acompañar en la fórmula presidencial... y así siguió la interesante conversación entre las dos feriantes, que realmente no vale la pena repetir. Por supuesto todo seguido festivamente por los concurrentes.
Finalmente después, el discurso tomo un sesgo más serio y después de volver a fustigar a los medios y otras consideraciones, casi todas discutibles, informó el nombre de su compañero de fórmula: el ministro de Economía Amado Boudou.
Seguramente Cristina aplicó alguno de los muchos métodos de “Toma de Decisiones” que hoy se aplican en las empresas y en otros organismos de planeamiento. Habrá analizado factores de fuerza y debilidad, ventajas y desventajas, vínculos y límites y todos los demás puntos por los cuales hay que filtrar para analizar correctamente, la decisión retenida.
Un analista menciona que se trata de un tema de la alcoba presidencial. Es probable que así sea. Cristina, de no haber utilizado los procesos de planeamiento, lo debe haber consultado con la almohada de su cama. (Es muy probable que este método sea el que aplica para la toma de sus decisiones, a la luz de otras importantes decisiones adoptadas).
Personalmente creo que la presidente tomó una decisión adecuada: nombró un funcionario que ella utilizará para todo servicio. (Repito…para todo servicio).
La presidente justificó la elección en la “lealtad y valentía”del ministro. Indudablemente son cualidades esenciales en un dirigente de ese nivel. En realidad son cualidades “sine qua non” para todo dirigente, de cualquier nivel que se trate.
Obviamente, casi está demás aclararlo, no hay que confundir lealtad con sumisión.
Fue una buena decisión de Cristina. Tiene un vicepresidente que le va a responder, de acuerdo a la conducta evidenciada en sus últimos años, con lealtad, así como también en su función en el Senado. Se supone que sabe ¿ ? de economía con lo cual también tendrá el asesoramiento adecuado en ese tema. Tiene buen trato con la gente y con diferentes sectores, inclusive con la estafadora de las Madres de Plaza de Mayo y con el multiprocesado secretario de la CGT. Boudou es una persona joven, agradable, de amena conversación y una personalidad entradora y compradora.
Creo como ya expresé fue una conveniente selección de Cristina. Podrá utilizar a Amado para lo que ella o el país necesita.
Alguien comentó que la personalidad de Boudou es similar a la de Isidoro Cañones, el padrino del Cacique Patoruzú, la inolvidable creación de Dante Quinterno (ref. 1). Por lo que se sabe de Boudou, pareciera que efectivamente hay cierta similitud.
Volviendo a la elección de la presidente si bien destacó dos características imprescindibles en el candidato a vicepresidente pienso que hay otros aspectos importantísimos para considerar.
¿Habrá analizado su capacidad de liderazgo con todo que lleva implícito? Capacidad profesional, prestigio, conocimientos, respetabilidad, responsabilidad, tenacidad, decisión, solo para nombrar algunos de la larga lista de condiciones necesarias o deseables.
El vicepresidente es la instancia sucesoria del presidente en caso de acefalia momentánea o permanente del presidente (ref. 2).
En el caso que la presidente, de la cual se sospecha que adolece enfermedades no debidamente explicitadas, o como también es probable, que renuncie en algún momento por cualquier causa o bien sobrepasada por los acontecimientos ¿Los argentinos querrían que en ese supuesto, Amado Boudou sea el presidente de la Nación?
No temo equivocarme en decir enfáticamente que no.
La elección de Cristina fue buena…pero para ella, obviamente no para el país.
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NOTAS:
(1) Isidoro Cañones fue un personaje de una tira cómica en donde representa al padrino del Cacique Patoruzú. Fue la imagen de un tarambana, estafador del ingenio, un irresponsable, timbero, interesado, vago, cobarde, corruptible y desvergonzado, tramposo y algo indolente, pero en el fondo de buen corazón, lo que lo hacía querible. Era aficionado a la vida fácil, a las carreras de caballos, a los autos deportivos y hacía gala de un cinismo casi inocente. .Iba de fiesta en fiesta buscando diversión y viviendo la vida a su manera Le gustaba bailar, sobre todo con música joven y popular. Isidoro no estaba del lado de los buenos: estaba del lado de Isidoro. Si descubría las fallas del sistema, era en su propio beneficio y no para cambiar una situación injusta. La suya era una revolución frívola, que bien justificaba las infames estafas de las que se valía con tal de obtener guita, chapa y chicas”. En definitiva, era un fiel representante del típico “chanta porteño”.Obtenido de internet.
(2) Constitución de la Nación Argentina Art 88.

EL SAQUEO DE LAS CAJAS COMO EJE DE LA POLÍTICA ECONÓMICA

Es cierto que los sindicalistas, movimientos sociales, políticos e intendentes que quedaron fuera de los cargos electivos carecen de acompañamiento popular. También lo es que sus quejas pueden fortalecer a corto plazo al Gobierno, sobre todo por la pésima imagen que los sindicalistas y los piqueteros tienen en la clase media. No es bueno para el Gobierno que gente que lo acompañó ocho años esté sin motivación alguna para las elecciones de octubre. Esto recién se pagará en la segunda vuelta electoral o bien el 14 de agosto, también una buena fecha para que los despechados practiquen la política de “brazos caídos”. Todo esto para conseguir promesas de cargos públicos en la administración si es que triunfa el kirchnerismo.
Lo más grave es, sin embargo, que en épocas en donde la democracia se fortalece en toda la región, acá CFK haya apelado a una forma monárquica para designar los candidatos en las listas nacionales y provinciales. Esto implica un retroceso fundamental en la democracia argentina. Así es que se cubren las candidaturas por el solo mérito de tener menos de 40 años, como si esto fuera garantía de eficiencia en la revolución imaginaria que cree protagonizar CFK. Por otra parte, el plan económico gira alrededor del vaciamiento y la apropiación de todas la cajas del Estado, como por ejemplo los fondos de los jubilados, situación que en el futuro van a pagar con creces. Además, ya hay pocas dudas de que las divisas del BCRA un día serán cortas para enfrentar una eventual corrida.
El paradigma
En ese sentido, el premio a Amado Boudou como candidato a vicepresidente lo es a un funcionario que se caracteriza por ser un “manoteador de las arcas del Estado”. Se trata de un error tremendo que se pagará caro.
Al mismo tiempo, la omnipresencia de Carlos Zannini como el primer comisario político de las listas y eventualmente del futuro Gobierno Nacional, hace recordar al “centralismo democrático” soviético o maoísta. Es una combinación rara con una supuesta reina de Tolosa, localidad marginal de La Plata donde nació la Presidente. Ahora pululan los comisarios políticos como Gabriel Mariotto, un verdadero intervento en el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, aunque la habilidad de Daniel Scioli tal vez pueda neutralizarlo.
Al kirchnerismo ya no le alcanza el viento de cola internacional, que tanto persiste en negar, pues este año recaudó U$S 6.000 millones por retenciones agropecuarias y gastó U$S 3.000 millones en importar energía, pero en próximo años dispondrá de U$S 6.000 millones, que los gastará todos en importar energía. De ahí que no sólo no habrá superávit fiscal sino que desaparecerá el comercial, quedando el país a un paso de una implosión económica. Todo esto, si es que logra ganar el 23 de octubre, cosa que no está asegurada.