domingo, 4 de septiembre de 2011

EL CASO CANDELA REAVIVA LA OFENSIVA K CONTRA SCIOLI

Garré pidió la intervención de la bonaerense y las cabezas de Casal y Larcher
A nueve meses de iniciada su gestión como Ministro de Seguridad de la Nación, Nilda Garré sólo puede mostrar en su haber la formidable purga realizada en la Policía Federal, que sólo habría debilitado a la institución y fortalecido a la delincuencia. Ahora, el resultado trágico del secuestro de Candela Rodríguez habría acelerado el desgaste de la ministro, que intentó distraer criticando a los medios de comunicación y la difusión de escuchas telefónicas, mientras ponía en marcha una operación para tratar de aprovechar las circunstancias. Tomando la iniciativa, Garré se reunió con CFK y le pidió el descabezamiento del hombre fuerte de la SI (ex SIDE), el Subsecretario de Inteligencia Francisco Larcher, y la intervención de la policía bonaerense. Esto último apuntaría a que el actual jefe, Comisario Juan Carlos Paggi, sea reemplazado por un civil, volviéndose así al esquema de la era Arslanián. Como es obvio, esta purga tendría como justificativo la falta de profesionalismo que se puso en evidencia en la investigación fallida del caso Candela, ya que hasta hoy ni siquiera hay pistas firmes sobre quiénes la secuestraron y asesinaron.
No pasarán
Resulta sugestivo que Garré parezca desconocer que la Secretaría de Inteligencia nunca fue consultada ni pedida su colaboración en la investigación. También sería extraño que el ataque no tenga como blanco al titular de la SI, sino a su segundo. De bajo perfil, Icazuriaga, no se priva, sin embargo, de habitar en la misma torre de Puerto Madero donde residía José Pedraza hasta su detención. CFK, según una fuente gubernamental, no estaría dispuesta a destituir a Francisco Larcher, que en los últimos tiempos se habría ganado su confianza. Todo sin perjuicio de que la presidente se maneja también directamente con otro personaje clave, Sonia Fornasero, la Directora de Finanzas, y con el Director de Inteligencia Interior, Fernando Pocino. Ambiciosa, Garré tendría en mira avanzar sobre los fondos reservados de la SI, una caja que Néstor Kirchner custodiaba celosamente, costumbre que habría heredado Cristina.
Más próxima, en cambio, estaría Garré de obtener su objetivo en el territorio bonaerense. La caída de Ricardo Casal es desde hace tiempo una idea fija de la ministro, que impulsaría para jefe de la policía bonaerense al ex juez Martín Arias Duval, ex Director Nacional de Migraciones y ex Viceministro de León Arslanián, cuando éste dirigía la seguridad provincial. El autor intelectual de la ofensiva de Garré no sería otro que Horacio Verbitsky, cuya influencia sobre Cristina creció en los últimos meses. Verbitsky tiene varios motivos para atacar a Casal, que está estrechamente ligado a su enemigo, el ex Procurador del Tesoro Joaquín “Chango” da Rocha. Por lo que trascendió, Daniel Scioli estaría estudiando realizar él mismo la purga antes de que se la impongan desde Olivos. Así es que estaría cerca el relevo de Paggi y de su subjefe Hugo Matzkin, este último famoso por atesorar escuchas telefónicas de gente poderosa y uno de los pocos oficiales superiores que le quedan a Arslanián en la fuerza. Pero la realidad es que ni Paggi ni Matzkin pasaron en su carrera por las comisarías y son considerados hombres de escritorio. Scioli estudia también la situación de Casal y, en caso de pedirle la renuncia, intentaría ocupar ese cargo con un hombre de su estrecha confianza, para evitar una intromisión de Olivos. “Conmigo no, Garré”, habría advertido en una reunión con sus asesores.

REPONIÉNDONOS DEL MAZAZO

¿Por qué un gobierno impopular gana elecciones?
Los escritores tenemos la compulsión de acercarnos a personas desconocidas con la in-tención impertinente de desnudar sentimientos ocultos, escudriñar psicologías extravagantes y develar creencias, miedos y fobias que jamás encontraríamos en los libros de sicología. También buscamos la cantera de conversaciones ajenas escuchadas en un café, en un velatorio, en un colectivo y hasta con el oído apoyado en una pared indiscreta. Lo hacemos para crear nuestros personajes y dar verosimilitud a las historias que estamos inventando.
Pues bien, después del inesperado resultado de las elecciones primarias del 14 de agosto, y apenas me repuse del mazazo recibido, quise utilizar mi gimnasia “entomológica” para tratar de averiguar por qué ese día inolvidable se produjo lo que se produjo.
No hablé con mucha gente; fue una palabrita sacada acá, otra allá, la escucha disimulada de algunas discusiones apasionadas, y una dosis calculada de observación, intuición e imaginación creadora.
Mis conclusiones son naturalmente discutibles y nada científicas.
Empezaré por decir que hasta las elecciones primarias Cristina Kirchner era tan impopular que los canales de televisión registraban una súbita caída de la audiencia cada vez que ella aparecía en la pantalla. Cualquier canillita nos decía que los diarios y revistas oficialistas casi no se vendían y sabíamos por IBOPE que el Canal 7, con excepción de las transmisiones del fútbol, mide siempre por debajo de los dos o tres puntos.
Sin embargo Cristina, para sorpresa de ella misma, ganó con la mitad más uno. ¿Qué pasó?
El problema de la inseguridad
Aunque con la muerte de Kirchner la imagen de la presidente pegó un salto impresionante (bien explicado por los sociólogos), ella nunca fue popular ni lo es ahora. Al contrario: Cristina y su cohorte de aplaudidores, energúmenos que dan siempre la grotesca imagen de llevarse a todo el mundo por delante, siguen siendo el grupo político más antipático y detestado que ha tenido la Argentina en el poder desde el retorno de la democracia. Apenas apoyado incondicionalmente por una minoría que en ningún caso supera el treinta por ciento de la población.
Sabemos que todas las encuestas han registrado siempre a la inseguridad como la preocupación prioritaria de la gente. Y esa inseguridad es la cara del fracaso de un gobierno que nunca se interesó por resolverla y que llegó a decir que era una sensación instalada por los medios de comunicación. La conmoción generalizada que ha provocado en todo el territorio nacional el secuestro y asesinato de la pequeña Candela, demuestra que los argentinos en su totalidad, votantes y no votantes de Cristina, seguimos profundamente preocupados y encolerizados por esta evidencia de mala praxis del gobierno ante la inseguridad creciente, palpable y dolorosamente comprobable día tras día con episodios cada vez más atroces e impunes, episodios en los que hasta se sospecha de complicidades policiales, judiciales y políticas. Somos todos los habitantes de la Argentina, de todas las edades y de todas las clases sociales, los que nos sentimos vulnerables, totalmente desprotegidos e indefensos, ante una delincuencia cada vez más profesional, fría y salvaje.
Es decir, la consternación ciudadana ante la inseguridad no ha declinado en estos últimos años sino todo lo contrario: se ha incrementado. Todos en la Argentina tenemos miedo. Que nos secuestren, que nos sorprenda un tiroteo cruzado en la calle, que motochorros nos arrebaten la cartera y nos arrojen bajo las ruedas de un vehículo, que se nos metan en nuestra casa cuando entramos o sacamos el auto, o, lo peor de todo, que alguien nos llame a las cuatro de la mañana para anunciarnos la violación de una hija o la desaparición o muerte de un hijo, sobrino nieto.
¿Y quiénes son los responsables de que vivamos en este estado de miedo permanente? Sin ninguna duda la señora presidente, sus ministros, los legisladores y los gobernadores de las provincias. Ellos son los grandes culpables de, por lo menos, no haber podido o no haber sabido hacer nada ante este implacable tsunami delictivo. No hay probablemente un solo argentino que no haya sufrido él mismo o algún familiar o amigo, un arrebato, un robo, una salidera, un asalto a mano armada, o cualquier otro acto violento donde la indefensa persona experimentó (y jamás lo olvidará) el vértigo de descubrir que, en un eterno minuto, su vida valió menos que la de una cucaracha.
“El nuestro es un pueblo indefenso, un pueblo triste”dijo en una homilía reciente el cardenal Bergoglio.
Y sin embargo Cristina ganó con el voto masivo de esas víctimas tristes e indefensas.
La cuestión económica
Ahora bien, al mismo tiempo que se manifiesta una repulsa prácticamente unánime contra la inseguridad, hay también una complacencia silenciosa, casi vergonzante, con la marcha de la economía. Complacencia irresponsable, sin finura analítica, pero complacencia al fin. Como la del alcohólico que no quiere ver el daño que le causa su placentera adicción. A nadie parece importarle las advertencias de los economistas que señalan que el modelo de consumo, subsidios y déficit creciente, sin inversión y sin crédito externo, es insostenible en el tiempo y explosivo ante cualquier cambio de las condiciones internacionales.
Pero a los argentinos les importa solamente el hoy, porque estamos en un país donde pensar en el futuro siempre fue un camino equivocado. Les satisface que haya abundante crédito para el consumo, que los aumentos de sueldo le están ganando a la inflación, y que las remuneraciones de la administración pública estén mejor que en otros tiempos. Piensa, y no sin fundamento lógico, que después de las hiperinflaciones de Alfonsín y de Menem, del corralito de De la Rúa y del corralón y la pesificación asimétrica de Duhalde que nos llevaron a la crisis inédita de 2001/2002, pensar más allá del día de hoy es por lo menos de una ingenuidad conmovedora. Por lo tanto si el presente es satisfactorio, me quedo con este presente aunque la cara de Cristina no me guste y la inseguridad me arruine la vida.
No nos enojemos con los que piensan así. Ni con los que votaron por agradecimiento hacia quien les dio una jubilación no remunerativa, o una asignación universal por hijo o un plan social que los rescató de la necesidad de estar encima de los tachos de basura para buscar comida.
A éstos los respeto como cristiano: son mis hermanos desposeídos que nunca han tenido nada, que han padecido frío y hambre, sin una mísera garrafa para hervir el mate cocido de la mañana y de la noche, que tratan de calentarse con peligrosos braseros en casillas heladas y húmedas, carentes de la menor comodidad material que nosotros tenemos como cosa natural y que muchas veces ni siquiera valoramos; pero también sin atención médica, con más inseguridad y desprotección que nosotros, sin que nadie piense en ellos, salvo el solitario curita de la villa, el puntero que los explota, el narcotraficante que los usa miserablemente o el tratante de personas que les promete a las chiquitas una vida mejor.
A los otros, a los que votaron porque prefieren no cambiar de montura en la mitad del río, también los comprendo. En primer lugar porque no saben que esta economía acelerada va a terminar mal, y si lo saben también los comprendo, porque son como el alcohólico que es consciente de su enfermedad pero piensa que hoy, y hasta que termine el día, su mejor amiga es la botella. Mañana, Dios dirá.
Pero hay algo más: a unos y otros, indigentes y trabajadores, empresarios y profesionales de clase media, los comprendo sobre todo porque cuando dudaron y miraron los rostros de la oposición, una oposición claudicante, insegura y, encima, fragmentada en cinco pedazos, ¿qué vieron? Vieron la pavura, caras y partidos que les recordaron las plagas de Egipto de nuestro pasado reciente, con su secuela de bancarrotas, desesperación, enfermedad y muerte. (Y no exagero, conocí gente mayor que quedó hemipléjica y otros que murieron al ver pulverizada en un segundo toda una vida de trabajo y ahorro).
Ploratur lácrimis amissa pecunia, sentenció el poeta romano Juvenal en el Siglo I (“La pérdida de dinero se llora con lágrimas verdaderas”).
Ya los romanos conocían esta realidad de la naturaleza humana que ahora nosotros, creyéndonos los inventores de la rueda, denominamos despectivamente “votar con el bolsillo”, o “salir a cacerolear solamente cuando nos tocan la plata”. ¿Pero acaso no vivimos todos en un universo predominantemente económico? Si hasta el imperio Romano se derrumbó por la inflación que provocaron sus emperadores ignorantes y despilfarradores. Siempre los seres humanos juzgan a sus gobiernos por lo bien o mal que les fue en la feria, y aunque haya muchísimos otros factores que los movilizan, el voto, la protesta y hasta las revoluciones, se originaron siempre en motivaciones económicas.
Similitudes de la Economía y la política
En economía el comportamiento de las personas es siempre racional y movido por el afán de lucro. Ya sea que compren, vendan o se abstengan de hacerlo, el mercado es una suma de decisiones de millones de personas que racionalmente evalúan minuto a minuto sus posibles ganancias o pérdidas. Pero que las personas actúen siempre racionalmente no implica que no puedan equivocarse si disponen de información limitada o errónea.
En el “mercado” electoral ocurre algo parecido: La gente vota evaluando muchas cosas, pero, como dijimos, le otorga prioridad al aspecto económico. Y también aquí puede equivocarse si está mal informada. Si los argentinos que votaron a Cristina supieran con cierto grado de certeza que este modelo va a desembocar: o en una nueva confiscación de depósitos bancarios, o en la nacionalización del comercio exterior, o en la emisión de cuasi monedas tipo “patacones”, o acaso en una nueva explosión de inflación espiralizada, o en todas estas calamidades juntas seguidas de un feroz e inevitable ajuste, probablemente habrían votado diferente y hoy estaríamos en la antesala de una segunda vuelta.
Por eso no es una contradicción que desde que Cristina ganó por la mitad más uno, se haya acelerado la fuga de capitales: la misma gente que votó por el modelo salió a comprar dólares como quien contrata una póliza de seguro.
La cuestión moral
La cuestión moral es otra cosa y exige un análisis diferente. En esto sí pareciera que los argentinos somos originales aunque en el mal sentido de la palabra. Todos conocen la corrupción de este gobierno, pero muchos no asocian esta inmoralidad con su particular situación económica. Los pobres no alcanzan a visualizar que sus vidas miserables son causadas por una minoría de sinvergüenzas que se roba los fondos para sus prometidas viviendas, para el agua corriente, las cloacas y hasta la electricidad que nunca les llega, y que para peor los tiene de perpetuos rehenes políticos. No relacionan su pobreza con las consecuencias depredadoras de esa corrupción organizada desde lo más alto del poder político.
Pero la clase media, más ilustrada y escéptica, está convencida de que todos los gobiernos roban, que eso es inevitable, por lo tanto lo deja pasar con aquella necedad tan argentina de: “Roban pero hacen”. Y esta actitud es reflejada fielmente por todas las encuestas: la corrupción figura entre los últimos lugares de una larga lista de preocupaciones ciudadanas. En otras palabras, a casi nadie parece importarle un ardite que los funcionarios levanten plata con pala ancha.
Insisto sin embargo en que no debemos enojemos con la gente.
Más bien redireccionemos los reproches hacia nosotros mismos, los que tenemos el privilegio de poder ver las cosas con alguna claridad y con un sentido profundo de la ética y la honorabilidad republicana. ¿Hicimos todo lo que debíamos hacer para mostrarles el camino a los que, parafraseando a Ortega y Gasset, están perdidos en la selva? ¿Ocupamos nuestro lugar en el proscenio de la clase rectora para hacer docencia política y económica con algún grado de sacrificio personal? ¿O también estuvimos todo el tiempo inmersos en nuestra propia economía doméstica, obsesionados en vender más, en juntar algunos dólares o en cambiar el auto y arreglar la casa antes de que la inflación se coma nuestros ingresos, en lugar de dedicarnos un poco más a ayudar a la gente a pensar bien y a votar mejor?
Estas son las principales razones, según mi modestísimo enfoque, por las cuales una mayoría del electorado argentino votó por un gobierno impopular, ineficaz, autista y corrupto. Y, como habrán observado, en ese fatídico resultado tenemos más responsabilidad nosotros que ellos.

…SE ESCUCHÓ EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS…

…SE ESCUCHÓ EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS…
(Algunas expresiones lamentables y otras mal interpretadas)
Los políticos y la dirigencia de diferentes sectores del quehacer nacional, particularmente en el período presidencial iniciado en el 2003, han ido desnaturalizando y degradando el uso de nuestro lenguaje, no solo en su aspecto gramatical, sino también en su contenido y en la oportunidad de su expresión.
Ha sido el vehículo comunicacional más importante particularmente en la gestión de la presidente Cristina Kirchner, pero también como la herramienta más empleada para agraviar, mentir, tergiversar y engañar.
El poder de la palabra, en esta época de alta tecnología, que asegura su penetración y llegada a prácticamente todos los ámbitos, es realmente gravitante y se convierte en algo terrorífico cuando es empleada para fines espurios.
No me voy a retrotraerme al tiempo que la presidente anunciaba eufórica el tren bala chino que uniría la Capital Federal con la ciudad de Rosario, ni cuando exaltaba las virtudes de la carne de cerdo y lo bien que le fue íntimamente con su esposo ese fin de semana en Calafate, ni cuando se refirió a la posibilidad de volar como los pollos si se ingería carne de esas aves.
Me referiré solamente lo ocurrido en estas últimas semanas.
* El grosero e insultante exabrupto del barbado cantante Fito Páez, cuando expresó “qué asco”refiriéndose a más de la mitad de los habitantes de la ciudad de Bs. As. cuando se impusieron en forma arrolladora y aplastante al oficialismo, en los comicios por la candidatura de Mauricio Macri a jefe de la ciudad.
* Los confusos e inteligibles argumentos del desaliñado y desprolijo, Director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, ya conocido por muchos argentinos por sus comentarios sobre Vargas Llosa, tratando de defender y justificar el grotesco insulto de Páez al grueso de la ciudadanía porteña.
* Hugo Biolcatti, excelente y brillante orador en cuanto a contenido y forma en todos sus discursos como presidente de la Sociedad Rural Argentina, en particular en su último en la inauguración de la reciente exposición del campo. ¡Quién podía estar en desacuerdo con el contenido de ese discurso!
No obstante, se equivocó recientemente, cuando expresó que a los votantes sólo les importa “pagar la cuota para tener un plasma y ver a Tinelli”.
Fue una expresión desafortunada, no por su contenido o esencia, sino por la ocasión del momento y forma de su expresión. Lo que Biolcatti dijo, se puede pensar o expresar reservadamente en rueda de amigos, pero nunca en público.
Lo que el seguramente quiso manifestar, y hubiera sido mucho más elegante, es que el modelo para este gobierno es “pan y circo”. Todos sabemos, casi no es necesario aclararlo, que esa es precisamente la característica distintiva de este modelo “progresista” de neto corte populista y demagógico.
¿Quién puede poner en duda esta afirmación? Lo triste del contenido de esta popular frase es que lleva implícito la incógnita de lo que va a pasar cuando se acabe el pan. Cuando ello ocurra se terminará también el circo…y a partir de ese momento solo Dios lo sabe.
* El juez federal Manuel Blanco, afirmó que hubo “errores muy grandes y afectan a todas las fuerzas políticas” en el escrutinio provisorio de las recientes elecciones. Agregó “…que no creía que sea un intento de fraude. Hubiera sido muy burdo. Se puede ser pícaro, pero no animal”.
Pareciera que el Juez buscaba suavizar diplomáticamente, lo burdo del fraude efectuado y no quiere tildar a los autores como cuadrúpedos irracionales.
* Por su parte dos de los tres principales sumisos aduladores y voceros oficiales del gobierno, se mantuvieron en relativo silencio: el jefe de Gabinete habló lo estrictamente necesario y el Canciller, sabemos que tiene la palabra totalmente prohibida.
Pero alguien debía poner la cara, y por estar los comicios dentro de su área de responsabilidad, el Ministro del Interior, Florencio Randazzo, no tuvo más remedio que aclarar, ante el “sorpresivo y sospechoso” el triunfo del oficialismo en las elecciones primarias. Con su permanente cara de circunstancia se expresó en forma agraviante para con la oposición, utilizando un lenguaje de carrero inadecuado a su alta investidura. Dijo que las denuncias habían sido una “chantada”.
Posteriormente a los pocos días, seguramente cumpliendo al pie de la letra las órdenes de su “patrona”arremetió contra los medios, acusando principalmente al diario La Nación y a Clarín de “haber condicionado a los gobiernos democráticos en los últimos 30 años y de atentar contra la democracia.”
En definitiva, el poder del lenguaje que debería ser el vehículo para unirnos, limar asperezas y amalgamarnos como sociedad civilizada, es utilizado para agraviar y confundirnos.
Y, como siempre, el responsable principal de esta grave anomalía que enfrenta argentinos contra argentinos es el gobierno liderado por la presidente Fernández de Kirchner.

La inseguridad y el dólar complican el triunfalismo de CFK

La inseguridad y el dólar complican el triunfalismo de CFK
La semana que termina mostró con crudeza la doble realidad nacional. CFK convocó con éxito a la cúpula empresaria, que se expresó elogiosamente sobre la política económica, mientras Hugo Moyano se mostró inusualmente moderado y sin intenciones de confrontar con un poder presidencial en alza. Pero, al mismo tiempo, el dólar aceleró su escalada, al igual que la fuga de capitales, que indica, sobre todo, una profunda desconfianza sobre la política económica post 23 de octubre. La segunda contradicción la marcó el secuestro y posterior asesinato de Candela Rodríguez. Apenas transcurridas tres semanas de que en las primarias Cristina fuera plebiscitada, el crimen puso de manifiesto el profundo malestar social con el gobierno. Luego de ocho años en el poder, el kirchnerismo simplemente no tiene excusas para el bajo rendimiento del sistema de seguridad.
La línea argumental -o el relato, como se estila decir en Olivos- sostiene que la policía bonaerense necesita una reforma estructural como la que Nilda Garré está llevando adelante en la Policía Federal. Luego de negociar la paz con Mauricio Macri, es evidente que el cristinismo se prepara para cruzar la General Paz e imponerle a Scioli funcionarios y programas de trabajo.
La otra contradicción que deja la semana es que, pese a las miles de denuncias de irregularidades ocurridas en las primarias -y sobre todo en territorio bonaerense- el gobierno parece haber sepultado las denuncias de fraude sólo con proclamar que el escrutinio definitivo coincidió con el recuento provisorio, con la pequeña diferencia de 400.000 votos más que se le comprobaron a CFK, lo que en sí mismo es la admisión de una situación irregular.
La debilidad global de los candidatos opositores es tal que prácticamente no se los escuchó sobre las señales de recalentamiento de la economía ni menos aún sobre el nuevo pico de inseguridad.
Hacia el Congreso monocolor
La actual tendencia estaría indicando que, con distinta suerte, Ricardo Alfonsín, Eduardo Duhalde y Francisco De Narváez están más preocupados por no perder votos que por ganarlos. Hermes Binner sería la excepción, ya que parece crecer moderadamente.
Aunque falta bastante, a esta altura ya se puede evaluar cuál sería el impacto político de que Binner fuera en octubre el opositor más votado. Sin duda que el mayor impacto lo sufriría la UCR que, además, celebraría su convención nacional inmediatamente después de las elecciones. Si la oposición más votada de un gobierno que se define de centroizquierda termina siendo otra fuerza de centroizquierda, el sistema político quedaría bastante desequilibrado. Días atrás, Binner ya anunció su coincidencia con el proyecto de ley de tierras del gobierno. Si la UCR ingresa en una etapa de crisis interna, sus bloques legislativos podrían perder efectividad. A esto se le sumaría el achicamiento de los bloques del peronismo disidente, donde unos cuantos ingresarían al oficialismo. En definitiva, existe la perspectiva de un Congreso casi monocolor, donde el peligro estaría no en el bajo número de diputados de la oposición, como planteó días atrás Ernesto Sanz, sino en la convergencia natural con el oficialismo de buena parte de los opositores.

Lo que el modelo le hizo al campo

Lo que el modelo le hizo al campo
Para ganar las elecciones, el gobierno trasladó masivamente recursos del campo a la Ciudad. Así, tenemos:
* Planes sociales clientelistas para todos los que no quieran trabajar nunca más.
* Gobiernos provinciales, intendentes, legisladores y presidentes de comunas completamente sometidos a los recursos que les autorice el feudo, o a obras públicas direccionadas a los adictos del “Modelo”.
* Clientelismo periodístico, judicial, empresarial, sindical y de entidades del campo.
* Fútbol para todos…
Y la lista sigue para apoderarse del voto eterno y destruir la escasa y debilitada democracia.
En provincias “ultra K”, como Formosa, Chaco, Misiones, se dan, por ejemplo, créditos a chacareros (en muchos casos truchos, de por ejemplo un millón y medio. Y por los mismos tienen que pagar $200.000 de coimas. Los créditos en cuestión se destinan a la construcción en ciudades y probablemente otra vez nadie los pague NUNCA.
Algunas veces me tentaron con este tipo de beneficios políticos, con la intencionalidad que dejara de molestar. Jamás acepté y muchos de los que leerán la nota hasta dirán “qué boludo”.
Este despilfarro de dinero que nos expropiaron es el instrumento para explotar la necesidad de muchos.
Otra argentinada en este ambiente tremendamente CORRUPTO como NUNCA. Recordemos a ese Ider Peretti de Córdoba, que en el entierro del innombrable, le gritaba “Gracias, Cristina, por ayudar al campo”.
¿Cuántos de estos tenemos en nuestra devastada sociedad?
La corrupción estructural
La situación para muchos de los que intentamos trabajar el campo es insostenible. Muchos estamos fundiéndonos; otros ya quedaron en el camino (estimó el mismo INDEC que hay 60.000 familias chacareras MENOS, entre el 2006 y junio del 2009. Así vamos perdiendo el resultado del sacrificio de varias generaciones y a duras penas logramos sobrevivir económicamente, mientras le aportamos una fortuna en impuestos al “Estado K”, como ningún otro sector lo hace. Y mucho menos el industrial.
Tenemos que reconocer que el más perjudicado en la salida de la crisis del 2001 fue la ciudad. Pero fue el campo el que aportó los recursos para salir de esa crisis, con el compromiso oficial de eliminar retenciones, cuando se normalizara la situación económica, que era originalmente de solamente el 10% a la soja.
No sólo no se volvió a la vigencia de la Constitución, sino que se profundizó el modelo de expropiación para manipular y concentrar PODER.
¿Cuál es la “actitud” que debemos que tener ante esta situación insostenible?
El problema es “El Modelo”. Tenemos que hacer un severo análisis de las extremas necesidades de tanta gente que vive en extrema pobreza, secuestrada por el “Modelo”, mientras los Ideólogos de la criatura se hacen hipermillonarios, y nos han inundado con los peores flagelos de toda sociedad en decadencia: narcotráfico, piratería del asfalto, secuestros y crímenes, que son apadrinados por el poder político, el judicial, y el policial, que se ven a diario. Sobre todo en los últimos días (con los casos de Candela y Maximiliano, el de Casilda) se demuestra que no se salva ni el pueblito más alejado de cualquier provincia. Esta realidad tiene vinculación directa con “EL MODELO”.
¿Cómo se entiende que no se controle para nada el narcotráfico? En cambio, para ir a sembrar, cosechar, llevar un acopladito de cereal, tenés que hacer carta de porte, código de trazabilidad, avisar a la AFIP, o sea, una infinidades de trámites más tramites. Hay una persecución más real que la que la que hacen de los delincuentes.
Creo que lo que digo lo sabemos casi todos. ¿Qué nos pasa, entonces, que muchos son los que aceptan corromperse con “El Modelo”? Es que impera el criterio de “sálvese quien pueda”.
Son las entidades del campo, unidas en la mesa de entidades nacionales, las que deberían lograr los puntos mínimos de coincidencias.
Las entidades que pretendan seguir con el “MODELO” no respetan al campo ni a los principios esenciales que merece la ARGENTINA y nosotros, los productores y ciudadanos de esta hermosa y generosa Tierra.
¿Qué hacer? Resistir a la invitación del “Modelo Chavista”con dignidad y de pie.
La solución está en respetar nuestra Constitución Nacional y el Orden Democrático, Republicano y Federal.

BATALLA JUDICIAL POR EL CUPO FEMENINO

Cruje la alianza de Rodríguez Saá
El cierre de la presentación de listas para el 23 de octubre expuso ayer la creciente tensión existente en Compromiso Federal, la alianza que lleva como candidato a presidente a Alberto Rodríguez Saá. Uno de los principales focos de conflicto son las candidaturas porteñas para diputados nacionales. Compromiso Federal fue la única alianza donde hubo competencia en las primarias (nada menos que cuatro listas). De acuerdo al sistema D’Hont, el segundo lugar en la lista para octubre -debajo de Carlos Campolongo- le corresponde a María de los Ángeles Mainardi, asesora de la senadora nacional puntana Liliana Negre de Alonso, que representa a la lista que salió segunda el 14 de agosto. Todo esto, en función de la aplicación de la normativa que rige el cupo femenino. Pero la semana pasada, un personero de Alberto Rodríguez Saá, Alfredo Barzola, encabezó una operación destinada a que la Alianza violara el cupo femenino para que el abogado Carlos Saad, amigo del gobernador puntano, ocupe el segundo lugar. La maniobra generó una fuerte discusión entre los partidos que integran la alianza y la mayoría de los mismos, es decir, PAIS, El Movimiento y Del Campo Popular, rechazaron las presiones de Barzola y proclamaron la lista de acuerdo a la ley, es decir, con Mainardi como segunda. Los otros dos partidos, UNIR y el MIJD de Raúl Castells, intentaron ayer que el juzgado de María Servini de Cubría les oficializara una lista paralela con Saad sustituyendo a Mainardi.
Aliados enfrentados
El conflicto en cuestión, que deberá resolver Servini, sería el disparador de serias disidencias en el seno de Compromiso Federal, sobre todo a partir de las versiones que indicarían un acercamiento entre el gobernador puntano y CFK. Estas tensiones entre los partidos de la alianza tienen, por otra parte, varios antecedentes. Por ejemplo, varios dirigentes de PAIS acusan a los puntanos de haber incumplido un acuerdo previo a las primarias que establecía que Enrique Sella, presidente de aquel partido, debía encabezar la lista para diputados nacionales en Córdoba.
Tampoco Buenos Aires es una excepción en este clima de crisis. Según una versión, pronto se difundirían en los medios las vinculaciones que unieron al primer candidato a diputado nacional por Buenos Aires, Alberto Asseff, con el fallecido almirante Emilio Massera.
Hoy presidente de UNIR, Asseff habría integrado a mediados de los ‘70 un grupo de jóvenes dirigentes que sustentaban el proyecto presidencial de Massera, en su caso, a través de una agrupación de ex radicales.