martes, 25 de octubre de 2011

SIN SECRETOS

SIN SECRETOS

 esta altura de los acontecimientos, y aún cuando esta nota se termina de escribir sin conocer con exactitud los guarismos del comicio, nadie puede desconocer que se ha votado por la “profundización del modelo”. Ningún candidato fue tan explícito como la Jefe de Estado: no titubeó jamás a la hora de sintetizar su proyecto, amén de contar -los ciudadanos-, con ocho años de previa en los cuales quedó clara en demasía la concepción política kirchnerista.
Es una quimera pretender cambios sustanciales de aquí en adelante, apenas algún maquillaje, y el paso lógico de aquellos que resultaron electos a los nuevos cargos donde, de algún modo, han de continuar con sus negocios. Sería necio ocultar que la base de la administración oficial reposa sobre la concreción de éstos. Discutir acerca de las similitudes y diferencias entre Cristina y Néstor tampoco es serio, adjudicar a la dama un manejo superior o más racional del poder no aporta ningún dato que pueda modificar el escenario.
Lo cierto es que más allá de los adjetivos que coronen la victoria oficial, de si es o no récord el caudal electoral, etc., etc., ya están las cartas sobre la mesa. Si acaso Daniel Scioli se acerca a la Presidente en porcentajes da igual pues su autonomía nunca fue real ni ha de serlo en lo sucesivo. Basta con observar quién lo secunda en el nuevo período.
Posiblemente, lo extraño de esta elección radique en la actitud de los supuestos opositores, derrotados todos antes de que se emitan los votos. Acudieron a las urnas con una desvergüenza proporcional al fracaso que cosecharon en ellas. Eran conscientes del costo de presentarse como lo hicieron, el individualismo exacerbado arrojó idéntico resultado. De ahora en más, poco aportan las justificaciones que puedan dar. De qué manera ha de enfrentarse Ricardo Alfonsín y sus mentores a Ernesto Sanz o Julio Cobos es el interrogante con que se inicia otra etapa de internas más compleja todavía. Y ese es un ejemplo apenas de cómo quedará compuesta la dirigencia.
Curiosamente, muchos analistas y políticos consideran que, a pesar del resultado “cantado”, la elección puede aún deparar un Congreso con cambios. En rigor de verdad, si algo ha caracterizado al Parlamento Nacional es precisamente su condición de río de Heráclito. Jamás se mantuvo intacto, no hay pues novedad.
Por otra parte, los cambios que se producen en el recinto responden más a intereses particulares que a un legítimo afán por controlar los actos de gobierno y legislar.
Creer que una vez finalizado el comicio quedará delimitado el futuro teatro de la política es solamente una expresión de deseo. Por más que queden definidos números y porcentajes de diputados y senadores de uno u otro lado, y de allí se desprenda una mayoría relativa y una minoría aún más relativa todavía, la experiencia nos muestra que los armados originales al poco tiempo se diluyen. ¿Cuántos legisladores mantuvieron su fidelidad a la fuerza que los llevó al lugar donde están? Respondiendo a ello debía sufragarse si se tuviera un mínimo de civismo real y seriedad.
En el Congreso Nacional parece emularse aquel viejo juego de la silla donde todos corren alrededor de estas, y cuando se detiene la música, se sientan sin importar si era o no ese su lugar al comenzar la partida. Asimismo, si nos detenemos a enumerar quiénes resultaron electos para representarnos en el Legislativo se verá que prima un desconocimiento extremo de todos o de la mayoría de ellos. ¿Cómo aventurar pues sus comportamientos?
La lista sábana sigue siendo protagonista en la democracia argentina. La mentada Reforma Política, paradójicamente o no, no contempló una situación más que peculiar para que una elección sea, sin eufemismos, un optar, un discernimiento. Hoy parece ser únicamente una obligación.
En definitiva, creer que los legisladores mantendrán las posturas por las cuales resultaron precisamente electos durante el nuevo mandato es tan naif como incierto. Lo que sigue se asemeja más a una espera por la depuración de sobrevivientes que a una formación legislativa coherente con el voto popular. Los “pases”, los cambios de camiseta estarán a la orden del día. ¿O no sigue primando la conveniencia y el oportunismo en la dirigencia argentina?
Por lo demás, en esta elección se ha premiado la conformación de estados paralelos como el que dirige Milagro Sala en Jujuy, se eligió la dádiva, las cuotas, la fiesta, el corto plazo en su máxima expresión. Es dable a su vez inferir, que los argentinos disfrutan conscientemente del engaño, las luces de neón. Se ha privilegiado la política de patotas más allá de que continúe Guillermo Moreno en su cargo, se ha justificado el saqueo votando al ideólogo del “traspaso” de fondos de las AFJP a manos de la ANSES, se consolidó también la inseguridad que Nilda Garré instauró como política oficial desde el Ministerio de Defensa y ahora desde el de Seguridad…
Se votaron las valijas sin remito pero con destinatario harto conocido, se priorizó el doble discurso frente al escenario internacional como lo demuestra la postura de Luis D’Elía frente a Irán en contrapartida con la supuesta postura diplomática oficial. Se ha preferido la permanencia de datos adulterados, del peronismo en su versión más radical. Por último, se puede asegurar que se ha inclinado el electorado por la demagogia “nacional y popular”… No hace falta agregar mucho más.
En síntesis, ganó la Argentina del relato. La otra Argentina, la real, seguirá en consecuencia exactamente igual.

Los pueblos tienen el gobierno que se merecen

Los pueblos tienen el gobierno que se merecen
No hay duda de que esta es la conclusión una y otra vez en la Argentina, la mayoría no siempre sabe lo que necesita el país pero si tiene en claro lo que necesita cada uno individualmente.
Los argentinos miden la política de acuerdo a sus beneficios personales, sin siquiera considerar el rumbo ni el destino del país, tampoco evalúan si está transitando por un camino de crecimiento o si existen políticas de Estado.
La oposición sigue teniendo una presencia política importante (45%), sin embrago no cuenta con un candidato que sea el referente máximo de ese segmento que pueda liderar el espacio opositor. La debilidad de los partidos y la falta de un proyecto país ha permitido que se destruya esa posibilidad. De ahora en más la función de los adversarios políticos seguramente será comenzar a reflexionar sobre la falta de capacidad y solidez que ha faltado para conformar una alternativa.
Los dirigentes no pudieron hacer coincidencias programáticas. Mientras, el gobierno gestó los pasos para lograr este triunfo. Antes del fallecimiento del esposo de la flamante mandataria argentina la oposición y la población la subestimó, consideraron que no podía hacer nada a causa de su marido, dado el temor o respeto que le tenía, pensando que con ella se iba a poder dialogar y comenzar una nueva etapa en la política del país. Sin embargo no fue así y por haber supuesto su debilidad, ella los ha superado.
Sin embrago todos los argentinos tienen su cuota de responsabilidad, tanto los ciudadanos como los dirigentes y candidatos. La población que no supo votar lo que los candidatos no lograron conformar, una concentración de votos para poder unificar a la oposición. No cabe ningún tipo de lamento y habrá que admitir a la actual administración mientras pueda sostener la economía y equilibrar las cuentas.
La concentración de poder que ha logrado la actual mandataria va ir conformando un escenario muy difícil de contener y sostener en largo plazo. La nueva etapa no será para todos los argentinos, como intentó anunciar en su discurso conciliador la electa gobernante, sino para aquellos que le son funcionales o los que están conformes por vivir en forma prebendaría y no analizan las ventajas de ganar su propio sustento.
Para entender la progresión electoral había que analizar estos porcentajes y comprenderemos que la actual Jefa de Estado ha logrado ir avanzando hasta superar a su difunto consorte. 2003: 22% el ex presidente, 2007: 45% la actual Jefa de Estado, 2011: 53% reelecta a presidente. Lo que muestra que no estaba “tapada y sometida”, como muchos suponían.
Evidentemente que con la astucia y la capacidad estratégica ha logrado un avance significativo, evitando que todos los conflictos y manifestaciones callejeras le quitasen un solo voto.
Sin duda que la hegemonía y el ánimo de superioridad no tendrán limites. Ni la figura de la primera dama esposa del Gral. (PJ) será referente en sus próximos pasos. La flamante gobernante irá marcando su propia trayectoria en la historia como una líder superior y la única que ha logrado una reelección, por lo que se considera la mejor de todos los tiempos en la Argentina. Aunque haya intentando pronunciar un mensaje diciendo lo contrario y queriendo destacar su modestia.
Otro de sus objetivos fue alcanzado con éxito, intentar impulsar simpatía y adhesión sobre el candidato socialista y así desterrar de la política a dos referentes que le eran sumamente molestos y le significaban una amenaza política, tanto el candidato de Unión Popular como la líder de la Coalición Cívica. Ambos fueron expulsados en votos de la vida política argentina.
Este logro proviene ni más ni menos de la propaganda y el impulso estratégico y sutil que fue instalando el gobierno entre la población. Ya ha sucedido en otras oportunidades Menem, Duhalde y López Murphy. Recordemos cuando se digo que: Menem (ex presidente) acusó a Duhalde (ex presidente interino) de “inflar” la figura de López Murphy para que él no gane y le endilgó al jefe del Estado haber hecho todo lo posible para sacarlo “de la cancha” y que el objetivo era que no ganara Menem”, textuales palabras del ex presidente, en esa ocasión.
Esta estrategia peronista del pasado se repite y ahora la encabeza el mismo que fue, en el pasado, acusado de instrumentarla. Pareciera que el objetivo “país “no fuera la prioridad de casi nadie, ni siquiera de los que se postulan.
Desde las internas abiertas haber logrado construir semejante cambio en la opción de la gente, muestra la gran incertidumbre y confusión que existe entre el electorado. Éstos serán los resultados aproximados a estas horas: participación sobre lo escrutado: 78,89%: Alianza Frente para la Victoria: 53,96%, Alianza Frente Amplio Progresista: 16,87%, Alianza Unión para el Desarrollo Social: 11,15%, Alianza Compromiso Federal: 7,98%, Alianza Frente Popular: 5,89%, Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores: 2,31%, Coalición Cívica 1,84%.
No hay duda que la capacidad política y la facilidad para desarrollar sus discursos de la actual mandataria es innegable y destacable. Sus finas palabras para evitar que denostaran o abucharan a los candidatos de la oposición, su alusión y consideración hacia los derrotados, y sus sensible recuerdo a su fallecido esposo, fueron una maravillosa puesta en escena.
Son varias las virtudes con que lograron llegar a la gente que no conoce la realidad del país y el contexto mundial. Aquellos que poco saben de la distorsión económica y de la falta de garantías que ofrece el país, para quienes todavía creen que la inseguridad es una inercia propia de los tiempos. Para todos ellos sus palabras y su tono conmovido llegan a lo profundo. Es imposible negar tanta capacidad escenográfica y de allí proviene su actual triunfo. “Tengo el honor de ser la primera mujer en ser reelecta y tengo 58 años y los tengo!!”, entre un tono de voz sentido con emoción y buscando siempre la compasión y la admiración. ¡Qué domino de la escena!
¿Quién la detiene en su sentimiento triunfalista de poder absoluto? Nadie, es imposible pensar que verdaderamente pueda evitar considerarse insuperable y muy superior a todos los presidentes de la historia. Dice que: “no la mueve ninguna ambición sino el legado de construir el país como tantos que dieron su vida”. Justamente estas palabras son el signo más fiel de un sentimiento de dominio.
Cuando hace referencia a que “hemos avanzado”, cabría preguntarle: ¿hemos avanzado en delito, flagelo de la droga, en inflación, en falta de producción, en pérdida de independencia de la Instituciones, en falta de Libertad de expresión, en no contar con un Congreso de la Nación representativo y plural, etc.?
“Quiero que sea la victoria de todos los argentinos”, se olvido de decir, “salvo a los que no piensan como uno”. Hay que reconocer que la Jefa de Estado es la que ha dicho el mejor discurso conciliador y emotivo, muy bien pensado.
Los errores de la dirigencia fueron creer que haber advertido sobre el futuro y sobre la corrupción fue un acierto, y no fue así, ya que los políticos deben arbitrar soluciones frente a un panorama que perciben como incierto. Han pasado de intentar un bipartidismo o tres partidos políticos, y por la falta de un proyecto de país y a causa de tanta ambición, se ha transformado en un partido casi único, sin oposición.
Los aciertos mayores del gobierno para obtener este triunfo fueron “fútbol para todos”, ya que lo argentinos se pasan horas frente a la TV, luego el hacer alusión a los jóvenes que nadie los destacó tanto, estos se sintieron incluidos, el buscar la compasión por su viudez y aludir a su esposo fallecido entre lágrimas., el tener siempre presente a “la mujer” y diferenciarla del varón aun en las introducciones de sus discursos. Por ej., “todas y todos”, “argentinas y argentinos”, etc. También están los homosexuales y las madres solteras que obtienen el bonifico que promovió el gobierno nacional.
Con este poder hegemónico ya no va a poder culpar a nadie de sus errores y de los desaciertos de algunas medidas, aunque seguramente intente poner su mirada sobre algunos sectores como responsables para justificar sus posibles fracasos. Quizás sean los sindicalistas, o a lo mejor lo candidatos de la oposición que aún quedan en funciones.
Asimismo cabe analizar: ¿qué va a pasar con la moneda norteamericana, quienes van a integrar el gabinete, como se va desarrollar con todo el parlamento bajo su tutela? A la vez una oposición sin un representante, ni nadie que pueda ser una alternativa o pueda marcar las diferencias y los desaciertos.
La conclusión es que el bipartidismo o tres partidos concentrados, está visto que en la Argentina no funciona, Ya no hay gente que sea consecuente con un partido político más allá de las personas. Esto sucede porque los propios candidatos son mutantes y van de un partido al otro.
Si no existe un profundo análisis y van trazando una alternativa consensuada, la oposición perderá su espacio y no podrá ser una opción ni aún en tiempos de emergencia nacional.
Es de esperar que el nuevo ministro que remplace al actual vice presidente pueda lograr un equilibrio en la economía y las variables, que los próximos pasos den una señal de transformación y de integración real, de lo contrario, el país irá trazando un rumbo de continuos fracasos y puede ir hacia una caída violenta.