sábado, 8 de octubre de 2011

UNA SERIE DE HECHOS ALARMANTES

¿Vuelve la violencia política?

En las últimas semanas se fue instalando un clima enrarecido por distintas muestras de violencia política. Por ejemplo, está el caso de Malvinas Argentinas, en el oeste del conurbano. Allí, el intendente Jesús Cariglino se presentó en las primarias con la boleta de Duhalde presidente y le ganó al Frente para la Victoria por 5 puntos, o sea, 42 a 37%. Todo esto con un corte impresionante de boleta. Pocos días después del comicio, seguidores del candidato K a la intendencia, Luis Vivona, que es Subsecretario del Ministerio de Desarrollo Social que encabeza Alicia Kirchner, empezaron a agredir a militantes de Cariglino. Luego aparecieron gendarmes vestidos de civil que completaron la misma tarea, hecho que fue denunciado judicialmente por el propio Cariglino. Pero el hecho más grave -que afecta la libertad de expresión- fue el atentado ocurrido el sábado pasado a la torre de transmisión de las FM Mega y Pop, propiedad de Daniel Hadad. Éste incorporó a su grilla una gran variedad de programas políticos pluralistas que se diferencian claramente de la propaganda oficialista y esto, entre otros motivos, habría precipitado una escalada oficial para la adquisición hostil de las empresas del grupo. Por otra parte, Hadad en ningún momento se sumó a la campaña oficial contra Clarín. Éstos y otros hechos motivaron el duro comunicado de ADEPA en su informe anual sobre libertad de expresión.
Señales inconfundibles
A este cuadro se le agrega la continuidad de las agresiones del poder al grupo Clarín, por ejemplo, las presiones de Guillermo Moreno sobre Papel Prensa y el estreno inminente de la telenovela de ficción denominada “El pacto”. La misma se refiere a la adquisición de Papel Prensa a la familia Graiver en 1977 por parte de los tres grandes diarios de entonces (Clarín, La Nación y La Razón) y en la que el protagonista principal, interpretando a Héctor Magnetto, iba a ser el joven actor Mike Amingorena, que finalmente no aceptó el convite, bien asesorado por sus amigos actores.
El lunes pasado, el Auditor General Javier Fernández, un prominente abogado de nutrida agenda en la familia judicial, cuando iba en su camioneta con su chofer fue agredido con tres balazos, en lo que calificó como intento de homicidio.
Fernández fue, a mediados de los 90, secretario letrado de Rodolfo Barra, cuando éste era ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y en este gobierno su influencia creció gracias a su íntima amistad con Miguel Ángel Pichetto, presidente del bloque de senadores nacionales del Frente para la Victoria. También es mencionado frecuentemente por su influencia en la justicia. Fuentes del Ministerio de Justicia señalan que últimamente hubo algunos choques entre Fernández y Julian Álvarez, el joven Secretario de Justicia, que integra La Cámpora. De ahí que tomen vuelo las versiones sobre un supuesto atentado. Para más datos, ayer en Entre Ríos, sectores que responden al gobernador Sergio Uribarri. O sea, múltiples señales de que desde el poder se podría estar incentivando la violencia política. Esto en momentos en los que empieza a especularse con que el amplio triunfo que obtendría CFK el próximo 23 podría ser utilizado por sectores ultracristinistas para imponer el miedo y convalidar la sanción de una reforma constitucional y un giro chavista.
Al respecto, sería grave -y coincidente con estos hechos- la acusación del senador nacional por el radicalismo Gerardo Morales sobre los antecedentes antidemocráticos del Subjefe del Estado Mayor y Director de Inteligencia del Ejército, General César del Corazón de Jesús Milani. Éste conduce un gigantesco aparato de inteligencia militar al servicio de la ministro Nilda Garré, cuyo resentimiento ideológico es por demás reconocido. El trío se completa con Horacio Verbitsky, mentor de Garré. Hay quienes asocian algunos de los episodios de nueva ola de violencia política con la cuestionada figura de Milani.

Binner le hizo un favor a CFK: instaló la reforma constitucional en plena campaña

Binner le hizo un favor a CFK: instaló la reforma constitucional en plena campaña
El proyecto de reforma constitucional que alienta el cristinismo enfrenta un panorama muy particular. El gobierno estará en diciembre lejos de contar con los dos tercios de los votos de las dos cámaras, que son necesarios para la sanción de una ley que establezca la necesidad de la reforma. Por lo tanto, sería razonable postergar el tratamiento legislativo del proyecto hasta el 2013. Pero los argumentos en sentido contrario son de peso. Ya nadie duda de que CFK contará en los próximos meses con niveles de adhesión que probablemente jamás vuelvan a repetirse. También es muy probable que la desarticulación opositora que se dará en los próximos meses no se prolongue en el futuro. Un tercer factor que alimenta la ansiedad del oficialismo es que la crisis global, la presión sobre el dólar y los problemas de la economía brasileña están conduciendo a una etapa económica mucho más complicada que la actual.
O sea que el calendario ahora le estaría jugando en contra a la Casa Rosada. En otras palabras, que la tentación de avanzar rápidamente hacia una reforma para crear un régimen parlamentario, con reelección indefinida del presidente, es cada vez más fuerte. Al confirmar que está a favor de un sistema parlamentario, Hermes Binner le acaba de hacer a la presidente un enorme favor, instalando el tema desde la vereda opositora. La inmediata crítica de Elisa Carrió hizo que Binner aclarara de inmediato que de ningún modo apoya la reelección indefinida. En realidad -y siguiendo la táctica de empezar por lo que reúne consenso- al gobierno lo que interesa ahora es la creación de un clima político favorable a la instalación del parlamentarismo, dejando la reelección aparte para introducirla cuando se den las condiciones.
¿Consulta?
Con este panorama, en el laboratorio de Olivos se estarían esbozando nuevas alquimias destinadas a presionar al Congreso ni bien se inicie el período de sesiones ordinarias del 2012. Una idea que gana terreno sería la convocatoria a una consulta popular -no vinculante- sobre la reforma constitucional. La misma estaría simplificada en la opción a favor o en contra de una reforma para establecer el parlamentarismo, sin entrar en la cuestión de la reelección. Después del previsible castigo que recibiría el 23-o, la oposición no estaría en condiciones de hacer campaña pidiendo el voto contra la reforma. Con un resultado abrumador a su favor, el gobierno contaría entonces con un instrumento importante para presionar a los bloques de la Cámara de Diputados y arrimar así a los dos tercios en esta cámara, que le permitirían ir por la media sanción. El Senado, más difícil, quedaría para una segunda instancia.

¿Al son del tambor?

¿Al son del tambor?

“¿Qué les falta para ser libres? ¿Qué? El placer mismo de serlo. No me pidáis que analice éste placer sublime: es necesario experimentarlo. Penetra por sí mismo en los grandes corazones que Dios ha preparado para recibirlo; los inflama. Hay que renunciar a hacerlo comprender a las almas mediocres que jamás lo han sentido” Alexis de Tocqueville.
El gobierno decide cupos de importación y exportación, dibuja el índice oficial de precios, no honra las deudas, incumple las reglas de la comunidad internacional, evita la libre información, y decide entre muchas otras cosas que la ley no es igual para todos.
Podemos vaticinar que después del triunfo kirchnerista -lo dan por descontado hasta los opositores- los argentinos marcharemos al son del tambor de la actual presidente de la República. No olvidemos que puede obtener la mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Si para que esto pase se necesita de los votos de más de la mitad de los argentinos, podemos decir sin equivocarnos que éstos quieren que el gobierno decida sobre sus vidas.
¿Qué pasará con los que ambicionamos hacer nuestro propio camino, con quienes creen que el hombre inventa su destino al andar, propone sus metas y el modo de alcanzarlas? ¿Con los que entendemos que el sentido de la libertad se compone de autonomía y riesgo?
¿Volveremos a dar pase libre al tan temido Leviatán que esclavizó a la sociedad soviética a partir de 1917? ¿Tendrá el gobierno, si se reforma la Constitución, y con el poder de veto y los decretos de necesidad y urgencia, facultades ilimitadas?
¿La propiedad privada estará sujeta a su capricho? ¿Del 23 de octubre en adelante las elecciones serán digitadas y el sucesor de Cristina elegido autoritariamente desde la Casa Rosada?
¿Se regulará aún más el comercio exterior?
¿Se enseñará en las escuelas y universidades sólo la ideología nacional-socialista-kirchnerista, denostando a la que nos hizo progresar desde 1853 a 1930?
¿Las acciones de funcionarios estatales estarán por encima de las leyes que rigen a los ciudadanos?
¿Continuará la malversación creciente de los fondos públicos sin que haya control legal alguno fuera de las decisiones amañadas del gobierno?
¿Los sindicatos unidos al poder por intereses espurios se transformarán en agencias políticas favorables al gobierno?
¿Se extenderá el sometiendo a jueces obligándolos a actuar parcialmente?
En 1983 la mayoría en nuestro país aspiraba a vivir en una democracia participativa, donde reinara la paz y la libertad.
Casi todos pretendíamos recorrer el camino hacia el fortalecimiento del sistema de partidos, y poder expresar nuestras ideas sin estar sujetos a coerciones.
En Octubre parece que se va a votar lo contrario. Ya no hay dudas del convencimiento de Cristina Kirchner en que va por el camino correcto. Los votos de las primarias la han convencido en las bondades de tener todos los resortes del poder en sus manos.
Quienes voten a Cristina Fernández, no podrán decir que no esperaban la transformación de nuestro sistema político, económico y el ordenamiento jurídico institucional que emana de la Constitución: la sumisión de más de la mitad de los argentinos lo permite.
El modelo populista se llevará puesto el régimen de propiedad privada y libre empresa, la división de poderes en la práctica será una farsa. No se respetarán los fallos del poder Judicial si son contrarios a las necesidades del gobierno.
Se combatirá a quien discrepe con el gobierno y se monopolizará el comercio a través del control de las divisas y los permisos de importación y exportación.
El Gobierno continuará promoviendo en los jóvenes argentinos sentimientos contrarios a EEUU y a los países capitalistas favoreciendo ideas nacionalistas como lo hace el presidente Chávez en Venezuela.
¿Tendrá éxito? A corto plazo. Esta política termina en vaciar las arcas del Estado. Y en Argentina son muchos los que reaccionan cuando se les toca el bolsillo, no la Libertad.
Si castigan la producción y la productividad, como hasta ahora, si ahuyentan a los capitales, los problemas económicos vendrán por añadidura.
Con la crisis vendrán otros gobernantes y el cambio: no habrá más remedio que regresar a una política exterior que se base en el diálogo constructivo con todos los países del mundo, a permitir y dar garantías al capital nacional y privado que pretenda invertir en nuestro país, y a la defensa de las normas republicanas y democráticas en las que se basan las sociedades democráticas del mundo.
La oposición tiene un deber: no tener miedo a decir la verdad. Mostrar que vamos por un camino equivocado, revelar los errores del gobierno y formarse para cuando llegue el momento de elegir el rumbo no equivocarse tanto.
La receta es simple: permitirle a la gente moverse hacia el futuro con libertad, reglas claras, y confianza en un Estado que no vaya en contra de lo que manda la Constitución. Derogar las leyes que obstruyen la división de poderes y la independencia de la Justicia.
Los argentinos no podemos huir de la vida, de la inseguridad y de la incertidumbre con que está irremediablemente tejida. Darle las riendas de nuestra vida a un gobernante es morir en vida. Debemos pensar, tener convicciones basadas en la realidad y no abandonarlas por un plato de lentejas. Cada uno debe forjar su destino dentro de un marco de autonomía, responsabilidad y respeto a las leyes que lo hacen posible. El tiempo humano es escaso merece ser vivido en libertad.
Cristina está reviviendo un pasado que comenzó en 1943. Repasemos la Historia para no repetir errores que nos llevaron a dejar en el camino valores, que una vez perdidos, cuesta recuperar.

Jueces: exposición mediática e ideología

Jueces: exposición mediática e ideología

A poco más de quince días de realizarse las elecciones nacionales la señora Apatía es dueña y señora de todas las encuestas. La situación tiene su explicación. El kirchnerismo reinante, una suerte de depredador serial de los fondos públicos infinitamente superior al menemismo del cual es hijo pródigo por capacidad y por ser veinte años más joven, se siente respaldado por el 50% de los electores que lo votó en ese gran timo inmoral y anticonstitucional denominado “internas abiertas, simultáneas y obligatorias”. Por su parte, los restos del naufragio llamado “oposición”, un rejunte de voluntades que en la mayoría de los casos se asemejan a noveles PyMEs atendidas en exclusividad por sus propios dueños, como antes lo hicieran Solanas y Macri, se ha bajado de la carrera presidencial para calzarse las llantas y caminar unas treinta cuadras por día con una botella de agua mineral en la mano, máximo esfuerzo que le permite su organismo. Aunque mirando bien la foto de la publicidad que muestra a Hermes Binner y su coequiper vicepresidencial, no parece que se encuentren en condiciones de realizar esfuerzo alguno.
Pero el aburrimiento no es de destacar en la tierra del nuevo proyecto nacional, proyecto que, es bueno recordar, falla en su primera necesidad: la del abastecimiento energético, provisión que debería ser de origen nacional, se entiende. Hay faena para todos los gustos. Significativas, como la de criticar a Messi porque no canta el himno, la compra de zapatos de la Presidente en su visita a los Estados Unidos vía asistencia a la ONU, criticar el empleo de la pena de muerte en muchos distritos de ese país, la revuelta estudiantil en Chile, la crisis en Grecia o la inacabable ocupación de los empleados televisivos y radiales del gobierno acerca de la supuesta relación de la Alfano con Emilio Massera. Han quedado por el momento fuera de la programación orquestada por el ministerio de la Distracción Pública y Afines, la campaña contra el Grupo Clarín. Pero volverá. Aquí todo vuelve tal como era en su versión primogénita, sin Photoshop ni reciclaje. A lo criollo, nomás.
Los jueces están marchando a la cabeza en la lista de popularidad ciudadana. Los Kirchner los han obligado a salir de sus despachos para apoyar el “modelo”. Ahora hablan hasta por los codos con el periodismo porque no se estila más que lo hagan a través de sus sentencias. Puede ser en los tribunales, en las entradas de sus viviendas o en estudios radiales y televisivos. También cantan y bailan en fiestas populares con artistas populares y buscan el aplauso de la tribuna. Se han vuelto, en síntesis, populares. Pero expuestos, también, como cualquier jugador de fútbol, vedete o político, al escarnio público. No compartimos esta actitud pero tampoco nos da asco como diría el “progre” Páez.
Atrás han quedado dos siglos de silencio y recogimiento. Los tiempos cambian y quien no lo entiende así, está out, fuera del circuito de la comprensión de lo novedoso. Así como los terroristas de ayer fueron convertidos en jóvenes idealistas, hoy se puede fumar marihuana libremente en las calles y mañana será en los bares; hoy, un grupito de culos sucios puede usurpar un colegio, mañana nombrará al personal directivo; hoy, son secuestradas mujeres a granel por la trata, mañana las madres deberán entregar a sus hijas obligatoriamente a las redes a los doce años; hoy, la homosexualidad es promocionada, mañana será obligatoria. Sobre este último punto es poco edificante el jocoso comentario que se tiene de la justicia local en los países limítrofes. Conocedores y fieles seguidores de todo lo que acontece en Argentina, en esos lugares se afirma que la justicia argentina no es ni garantista ni de mano dura: es. gay. Todo cambia. Y hay que ponerse a punto.
Sin embargo, somos de creer que cuando los máximos responsables del gobierno deben exponerse una y otra vez ante la opinión pública, algo anda mal tirando a peor. Máxime cuando se es el número uno de cualquier área del gobierno. Recuérdese sino al Canciller abriendo en personas valijas diplomáticas de los Estados Unidos. Hace poco, Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema, ante denuncias de la oposición política de fraude en las internas abiertas, salió a la palestra como si fuese el jefe de Gabinete y defendió la forma en que se había desarrollado el escrutinio al decir que “si hay errores se deben corregir”, pero que “los resultados no están en cuestión”.
La parcialidad manifiesta del titular de la Corte no se condice con lo que le sucedió recientemente a otro juez, José María Pérez Villalobo, que fue separado en Tucumán por los otros dos jueces del Tribunal cuando debía integrar la terna de otro juicio por delitos de lesa humanidad. Sus colegas lo consideraron imparcial debido a que los abogados de la defensa lo tildaron de falta de objetividad por haber jurado por las víctimas de Trelew y haber marchado por el Día de la Memoria en 2009.
¿Actuaron bien o mal esos jueces? ¿Debería prohibírsele a un marxista ocultar su ideología? ¿Acaso no son los liberales de derecha quienes se cansan de proclamar que darían la vida por permitir que otros (en este caso el juez) expresen sus ideas? Eso sí, los de izquierda no opinan lo mismo, ¿será porque no lo permitirían (ni dar sus vidas ni que otros formulen sus pensamientos)? Y hace horas, Mario Jaime Kestelboim, defensor general de esta Ciudad más o menos autónoma del poder central, acaba de nombrar al juez Roberto Gallardo como su defensor adjunto quien publicita en su despacho una imagen del Che Guevara, ícono mundial de la democracia, el sistema republicano y la no injerencia de los estados en asuntos de otros.
Kestelboim no es un desconocido. Es uno de los tantos personajes de los tullidos 70. Durante el terrorismo de Estado del gobierno de Héctor Cámpora, la universidad sirvió como refugio y reclutamiento de guerrilleros y militantes de base. Rodolfo Puiggrós, uno de los tantos comunistas infiltrados en el peronismo a través de lo que se llamó mundialmente entrismo, a la sazón nombrado rector de la Universidad de Buenos Aires, designó a Kestelboim, por entonces un importante jefe de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), decano de la Facultad de Derecho, casa de estudios que terminó de convertirse en un verdadero santuario terrorista.
Es necesario aclarar que el “peronismo” de Kestelboim se cristalizó en 1985 cuando se afilió al Partido Justicialista de Capital Federal y que la aceptación del acuerdo como Defensor General de la Ciudad de Buenos Aires tuvo en febrero de 2007 el apoyo de los diputados pertenecientes al partido que lidera el jefe de Gobierno Mauricio Macri y de Ricardo López Murphy que, como se sabe, son hombres de “derechas”, todo lo contrario a CORREO DE BUENOS AIRES, fiel seguidor de las enseñanzas de Pol Pot.
De manera que parece que los jueces están en todo su derecho de expresar sus ideas y defenderla con la militancia activa, tanto como propuso hace poco el presidente de la Agencia Nacional de Noticias (Télam) a los periodistas adictos al gobierno que ya son incontables. Así lo hicieron en su momento otros dos jueces de la Corte. Carmen Argibay, a quien se le reconoce su posición abortista, manifestó que era “atea militante”, mientras que Eugenio Zaffaroni, de mucha más exposición pública, garantista a ultranza, fue convencional constituyente nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, ideólogo de la constitución local que incluye el principio de “no discriminación” por ningún motivo y avanza, recogiendo los aportes del “constitucionalismo social”y del “internacionalismo humanitario”, en la formulación de la igualdad real de oportunidades y de trato, reconociendo el derecho a ser “diferentes” de todas las personas. También actuó en política siendo electo diputado local desde 1997 al 2001 y como presidente del numeroso bloque del Frente País Solidario (FREPASO), confederación de izquierda integrada por la flor y nata de la gauche argentina compuesta por socialistas, demócratas cristianos, comunistas y ex terroristas del tipo de la ex ministra de Indefensión y actual ministra de la Inseguridad, Nilda Garré. Por lo que, hace tiempo que los jueces participan directamente en la arena política sin pedirle permiso a nadie y como hemos expresado en más de una oportunidad, tienen ideología, la del gobierno al que acompañan con sus fallos.
Al participar de la vida política los jueces se arriesgan a recibir toda clase de chubascos y no solamente aplausos como quisieran y acostumbran de los organismos subvencionados de Derechos Humanos o de la prensa ídem. Véase el caso del presidente de la Corte que siendo un civilista escribió en colaboración un libro sobre el tema y en su presentación en la Facultad de Derecho de la Ciudad de Buenos Aires, estando presente la misma claque izquierdista que aplaudió hace poco en el mismo lugar en un acto de desagravio otro ministro, Eugenio Zaffaroni, por el que se lo indemnizaba en público de una supuesta campaña de escarnio por ser propietario de una media docena de departamentos en donde se ejercía la prostitución sin su conocimiento, recibió fuertes abucheos por jóvenes familiares de integrantes de las Fuerzas Armadas y agentes de organismos de seguridad que en la actualidad son juzgados y están encarcelados por delitos de lesa humanidad.
El juez bien pudo obviar su trámite contestatario debido a que cuenta con suficientes guardaespaldas como para sentirse intimidado en un accionar que hace años hemos considerado como lamentable: el escrache. Pero redobló la apuesta y si antes, en el caso de las internas abiertas, les dio una orden a los inferiores como para que se abstuvieran de dar vía libre a cualquier escrito que hablara de fraude eleccionario, se ejecutivizó y respondió que “no se va a retroceder en los juicios de lesa humanidad, porque son parte del contrato social de los argentinos”. Hemos advertido hasta el cansancio la inexistencia de la “independencia” judicial. Los jueces, humanos al fin, piensan y sienten siempre muy cerca del Ejecutivo cuando no son abiertamente parte de él. Como el caso que nos ocupa.
Pero que el Judicial sea abiertamente parcial es otra cosa. Que no considere delitos de lesa humanidad los asesinatos y acciones cometidos por los guerrilleros en nuestro país somete a escarnio a una parte importante de la población que desconocemos en su exacto número pero que estamos en condiciones de asegurar que es bastante amplia. Cuando se cometieron esos lamentables hechos se vivía bajo gobiernos constitucionales, cinco gobernadores pertenecían a organizaciones terroristas y ministerios y universidades tenían la misma suerte mientras que los jóvenes que “pensaban distinto” iban y venían a países considerados amigos a llevar millonarias cargas producto de sus secuestros y a recibir instrucción y equipamiento militar. Si eso no fue participación de los estados en delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra “cometidos por un Estado o por grupos que operen con anuencia y complicidad del mismo contra una población civil, de conformidad con una política de Estado o de una organización”, es lo más parecido a una mirada unilateral de los hechos o simplemente negación de justicia.
Por lo demás, no debería preocupar que el presidente de la Corte Suprema visite lugares detención clandestinos de los años de sangre y plomo de Argentina. Puede manifestar su tendencia con total libertad. Algún día, es posible que otro presidente, de ideología distinta, visite el Regimiento 29 de Formosa del que este cinco de octubre se cumplieron 36 años del intento de copamiento por Montoneros en el que murieron el subteniente Ricardo Massaferro, el sargento Víctor Sanabria y los conscriptos de 18 años Antonio Arrieta, Heriberto Ávalos, José Coronel, Dante Salvatierra, Ismael Sánchez, Tomás Sánchez, Edmundo Sosa, Marcelino Torantes, Alberto Villalba y Hermindo Luna mientras se bañaban o dormían; el edificio en donde funcionaba la antigua Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal donde el estallido de una bomba produjo el fallecimiento de 23 personas y 60 resultaron heridas; al hijo del coronel Larrabure, secuestrado durante 372 días y asesinado posteriormente o a la viuda del capitán Viola y madre de su hijita de cinco años también asesinada. Hay que esperar. Esperar.

Factótum de Mariotto y el gobierno nacional critica a los medios que “intoxican” con malas noticias

Factótum de Mariotto y el gobierno nacional critica a los medios que “intoxican” con malas noticias
Respondiendo a una orden evangelizadora de Mariotto, los apóstoles periodísticos del gobierno nacional recorren la geografía argentina, tratando de convencernos a los periodistas que llevamos las plumas (en la cabeza, no en la mano), que hay una sola forma de hacer periodismo, el militante y que hay una sola manera de entender la “noticia”, la que esconde o ignora la miseria, el costo de vida, la inflación, la corrupción, la mentira, los negociados, el narcotráfico y la inseguridad. Si Ud. se aproxima a ese modelo de verdad, está con ellos; si es libre, es enemigo.
El maniqueísmo del gobierno nacional no es nuevo ni lo vamos a descubrir ahora. En él conviven el malo y el bueno, el santo y el diablo, la verdad casi absoluta y la mentira rayana. Tampoco vamos a descubrir la característica propia que tiene la política de comunicación de la presidencia, cuyo mayor exponente, candidato impuesto a Scioli como compañero de fórmula, es un férreo defensor del periodismo militante y cuyo concepto de la noticia se basa, fundamentalmente, en la teoría del vaso medio lleno.
Lo que es novedoso dentro de la costosa (para los argentinos) política comunicacional que desarrolla el gobierno central, es una suerte de evangelización periodística nacional, que ha dispuesto Gabriel Mariotto, sacando a sus apóstoles a recorrer los infinitos rincones del país, usufructuando interesantes viáticos y abultados cachets, para llevar la palabra del señor (funcionario) a las masas de periodistas ignorantes, que generalmente vivimos en el interior y que como a todos nos pasa, no sabemos distinguir lo bueno de lo malo, o lo que es peor, no sabemos reconocer todo lo bueno que hace el kirchnerismo y transmitimos todo lo malo, lo tóxico, lo despreciable y en consecuencia, negativo para la estabilidad política del país.
Martín García por Télam, Orlando Barone por la televisión del gobierno y Víctor Hugo Morales desde la radio, son algunos de esos apóstoles que están llegando alternativamente a estos lugares, pontificando el “nuevo periodismo” o el “periodismo limpio” o la refinada concepción de la “verdad periodística”, ostentando ser los exégetas del modelo comunicacional del kirchnerismo y pretendiendo impartir escuela desde el sesgo de la mirada goebeliana sobre los asuntos de la realidad argentina.
Basta repasar la actitud de Barone que recientemente visitó Río Gallegos, ante algunas preguntas de colegas que compartían el auditorio, al que, debo reconocer, no asistí a pesar de las invitaciones que tan cordialmente nos cursaron. Según pude escuchar, el controvertido periodista, ex empelado de Clarín, pecó de soberbia y produjo un desacato a la humildad, levantando la voz y afirmando implicaciones hacia aquellos que osaron cuestionar mínimamente sus puntos de vista. Como no podía ser de otra manera el objetivo terminó siendo el mismo: imponer una sola verdad, denostar a La Nación y Clarín e imponer el mensaje unívoco del gobierno.
Sin autocrítica y mirándose el ombligo militante, Barone olvidó su paso desapercibido por los mismos medios que hoy critica al calor de la billetera oficial, que lo catapultó de ser un gris cagatintas de dudosas competencias, siempre empleado y nunca patrón, a pontífice K, que como los demás, pulula por el país con el catálogo debajo del brazo de cómo ser un buen periodista militante, desconociendo, tal vez, que hay quienes aún estamos convencidos que podemos pensar por nosotros mismos.
Víctor Hugo, un excelente expositor de los temas sociales (y no digo periodista porque él mismo reconoce que no lo es), conductor, competente relator del fútbol y culto animador, pertenece también a la pléyade que disparó Mariotto para evangelizar sobre las técnicas del nuevo periodismo, llevando a Clarín y La Nación, enganchados en la punta de la espada, como estandarte de lo que no se debe hacer en materia de comunicación, pero ocultando los más de 300 medios que tiene el gobierno a su mano para desplegar las campañas de propaganda oficial y que amplia mensualmente.
Quien esto escribe, regularmente recibía la llamada de Víctor Hugo, quien gentilmente lo consultaba al aire, cuando algún hecho de trascendencia ocurría en Santa Cruz. Recuerdo que cuando el ex presidente Néstor Kirchner, compró los 2 millones de dólares para invertir en su hotel de El Calafate, la producción de su programa en Continental me llamó y salimos una vez más en su programa. Víctor Hugo me preguntó y yo le respondí. Después de aquella conversación, nunca más me llamó para conversar de los Kirchner y el “modelo Santa Cruz”. Hasta ese momento Víctor Hugo era el conductor que la iba de crítico; desde entonces no lo fue más. Cuando apareció en Canal 9 con su programa oficialista, me dio pena; sentí que la comunicación nacional había perdido un apoyo importante. Cuando escuché por primera vez el nombre que le había puesto, no pude menos que sonreír: “Bajada de línea”… vaya título, en Río Gallegos, tuvimos su homónimo “El ojo del amo”, pensé.
Sin embargo ninguno de ellos, tal como sucedió con los apóstoles bíblicos, podrían difundir la palabra de la señora si no se apoyaran en pilares locales, aquellos que cumplen a rajatabla el viejo apotegma “ser más papista que el Papa” y coadyuvan desde su posición dominante en alguna oficina gubernamental, para exacerbar las bondades del modelo de comunicación lavada, unilateral, propagandística, sesgada e idiotizante que promueve Mariotto y Cía.
Bocchicchio el Grande
El Secretario de Comunicación Institucional de Tierra del Fuego, Silvio Bocchicchio, preparó el terreno para el desembarco de los contenidos de Télam en esa nueva provincia y dio una excelente clase de funcionario funcional, en una clara interpretación de lo que significa el periodismo con rodilleras, llevando su discurso al pináculo de la obsecuencia oficialista.
Tal como lo transcribe el diario Provincia 23 de TDF, Bocchicchio avanzó sobre los contenidos de los medios nacionales, con el argumento de que «intoxican» y generan una situación de inseguridad que no existe, dijo. Celebró que ahora, a través de Télam, podrá conocerse (en TDF) otro tipo de información, y no sólo los escándalos de Tierra del Fuego y el resto del país. La línea editorial de los medios comerciales estaría«empobreciendo el periodismo», opinó, y sostuvo que imponen precauciones innecesarias por esta falsa inseguridad. «A mí nunca me pasó nada», dijo de sus viajes a la Capital Federal, refirió el funcionario de Fabiana Ríos.
En una particular división entre «medios comerciales» y«medios públicos», tanto nacionales como de la provincia, el secretario de Comunicación Institucional Silvio Bocchicchio colocó de un lado la «pobreza»informativa que «intoxica», y del otro la «pluralidad y la calidad». Fue en el marco de la llegada a la provincia de las autoridades de Télam, para firmar acuerdos con los medios fueguinos y habilitar el envío de contenidos de la agencia nacional estatal.
Bocchicchio comenzó, en una entrevista con Radio Provincia, derrochando elogios a «la política de federalización de las noticias que genera la agencia nacional, que tiene corresponsales en todo el país».
Destacó que «no solamente distribuye las noticias que generan los corresponsales de Télam y la redacción de Buenos Aires, sino que también recibe noticias que se generan en el interior del país, para hacer el mismo mecanismo de distribución», y consideró que esto «es importante para Tierra del Fuego porque una cosa es que haya noticias de Tierra del Fuego cuando es escándalo y desde la visión porteña, y otra cosa es noticias cotidianas de Tierra del Fuego con la visión fueguina».
«En Tierra del Fuego no necesariamente la gente es escándalo, manifestación o conflicto. La lógica de los medios comerciales es visibilizar aquellas noticias o aquellos hechos que sirven para escribir una novela, y nosotros creemos que la vida de la ciudadanía está hecha de historias cotidianas, que son más simples y más representativas, y son más interesantes de escuchar», afirmó, con un fuerte cuestionamiento a los contenidos de los medios nacionales, que sólo se harían eco de los conflictos en la provincia.
«A mí me interesa más cómo resuelve el autoabastecimiento de verduras orgánicas un pueblo de la Puna, que el paro de colectivos en Misiones», ejemplificó, y sostuvo que mientras la primera noticia seguramente no tendrá espacio, la segunda posiblemente ocupe alguna tapa.
Afortunadamente para el funcionario, está Télam con otra propuesta: «La apuesta de Télam es muy importante, interesante y lo que nos faltaba a los argentinos», afirmó, y retomó el argumento de que «no se puede tener un medio de sólo noticias malas. Me parece que el argentino no es así, no es el tipo conflictivo de un paro, con problemas, que toma rehenes».
El Secretario fue más allá y hasta planteó que los medios generan una sensación de inseguridad que no es real: «Yo viajo a Buenos Aires por trabajo bastante seguido y cada vez que voy ando con precauciones, que no existen. La visión que tenemos de Buenos Aires es de una ciudad insegura, que te roban todo, que cada cinco minutos corre riesgo tu vida, y la verdad es que nunca me pasó nada», contrapuso en una lectura enteramente individualista.
Por si resultaba poco, planteó la pobreza de los medios que tratan sólo estos contenidos, y que resultan tóxicos para los ciudadanos:«Me parece que cuando los medios enfocan sólo el lado malo de la vida, terminan intoxicando, y la gente no es así. Lo peor es que lo que se empobrece es el propio periodismo», fustigó.
Contra todo manual que se aborda en el primer cuatrimestre de la carrera, aseveró que «la definición de noticia no existe. No hay una definición de noticia. La adquiere el medio de acuerdo a sus objetivos. Una revista del PAMI definirá ‘noticia’ como todo aquello que le sirve para mejorar la calidad de vida o le complica la vida a los jubilados; la revista de rock llamará ‘noticia’ a todo aquello que tiene que ver con el mundo del rock, sus artistas y sus públicos; y en los diarios del corazón será noticia todo aquello que te hace llorar. Cada uno define noticia y orienta la línea editorial de su medio de acuerdo a esa visión», argumentó.
Recordemos que Bocchicchio, es el Secretario de Comunicación Institucional del gobierno de Fabiana Ríos, por lo tanto debemos pensar que la gobernadora acepta y comparte absolutamente todos los principios sostenidos por este funcionario en materia de comunicación y de medios. Esto inscribe al gobierno de Tierra del Fuego como un homólogo del gobierno nacional en materia de comunicación y libertad de prensa, un hecho que de acuerdo a lo expresado por ADEPA, se ve restringido en el país y ahora, conocemos a través de las palabras del funcionario de Ríos, también sostenido como un modelo al que adhiere la hermana provincia fueguina.
¿Cómo era eso del monopolio?
Las palabras de Bocchicchio solo han sido una introducción para explicar las bondades que ofrecerá a los medios y a la población de TDF, la firma de más de 160 convenios entre Télam y medios de esta provincia, entre radio, televisión, diarios y páginas web.
El argumento oficial, es que la Agencia aportará a la democratización de la información, obviamente si por tal concepto se entiende recortar la realidad y difundir la propaganda oficial, traducida en difusión de los actos de gobierno, promoción hasta el infinito de cuanta inauguración haga la presidenta, la repetición hasta el cansancio de sus discursos o partes de ellos y por supuesto, los constantes ataques hacia Clarín y La Nación y otros medios que difunden la “prensa tóxica” que trata de erradicar el kirchnerismo y que tan bien ilustró Bocchicchio, funcionario de Fabiana Ríos.
De esta manera, el gobierno nacional demuestra (una vez más) que monta escenarios caóticos (Clarín-La Nación) y contextos populares (Ley de Medios-Télam gratis-Fútbol) para plantar sus negocios políticos. Tras la bandera de la “multiplicidad de voces”, implementa un sistema uniforme de noticias y mensajes de carácter partidario, que tiende a superar con creces el número de los medios que manejan los grandes pooles a los cuales llama erróneamente “monopolios”.
Con la cooptación de los distintos espacios radiales, televisivos y diarios (Ejemplo: Tiempo Argentino, Canal 7, Canal 9 y más de 300 medios), la extensión y control de licencias y la proliferación de estas “redes de información gratuitas”, como las de Télam, incluyendo “fútbol para todos” y una serie de inventos de este tipo, el oficialismo suplanta “un monopolio por otro” e intenta copar absolutamente todo el espacio mediático de la Argentina, con la idea de que va a aislar al periodismo libre. Error: la realidad dice que lo potencia, lo hace cada vez más selecto, más potente y más requerido.
Inversamente proporcional es la audiencia que acompaña a los medios cooptados por el poder y/o las producciones que realiza a costos incalculables para el erario público, con el fin de sostener la falacia. Ninguno de los productos periodísticos o ficcionales que ha montado el gobierno, sobrepasan el 10% del rating que tienen los de la competencia. Esto sería absolutamente inviable en un país donde se pensara en función del interés común y mucho menos en empresas privadas donde ir a pérdida (como en el Estado) precipita cualquier proyecto a la quiebra. Desde el gobierno han demostrado que eso no importa, con tal de “sostener el modelo”. Ello equivale a comprar a precio de shopping a artistas, periodistas, funcionarios y medios, los mismos que en un mercado común de oferta y demanda, estarían ofreciéndose en una mesa de saldos.