domingo, 31 de julio de 2011

NO HAY PLAN “B”

Anoche era imposible disimular el nerviosismo que reinaba en el círculo cerrado que rodea a Cristina Fernández de Kirchner. Por un momento, alguno de los presentes intentó referirse a la carta de respuesta de Aníbal Fernández a Alberto, su predecesor pero, con cierta habilidad no exenta de resignación, el tema se agotó en las conversaciones que no pudieron disimular las risas con que ese texto lamentable fue recibido en la opinión pública. El pesimismo se imponía en los cortos análisis sobre el devenir electoral y, mientras Cristina tomaba sus tranquilizantes previos a la despedida para conciliar el sueño, el único que aportaba frases tranquilizadoras era Carlos Zannini, la mano derecha de la Presidente de la República, que intentaba el aporte de reflexiones tranquilizadoras.
Curiosamente, nadie se remitió a las posibilidades de una derrota a partir de la segunda vuelta de hoy en el distrito metropolitano que, inevitablemente, profundizará el efecto contagio en otros lugares del país. Aquí, el oficialismo espera algo así como un milagro que le permita a Filmus obtener un poco más de votos para acortar las diferencias con Macri y esgrimir la curiosa interpretación de que un crecimiento, por más leve que sea, permitirá sostener que marcará una tendencia favorable para agosto, cuando se definirán los candidatos definitivos a la Primera Magistratura. Eso es todo. Nadie dijo ni dice una sola palabra acerca de cómo se enfrentarán los dos últimos meses del año, cuando eventualmente deba pasarse el poder al ganador -Duhalde o Alfonsín- ni cómo se explicará a la opinión pública la debacle que ya se perfila con nitidez en el futuro de la vida de los argentinos.
Esto será así, gane quien gane, y sobre todo si se diera el supuesto de que Cristina pueda resultar reelecta. Los problemas que ha generado su administración son inconmensurables. Por ejemplo, y sin entrar en demasiados detalles, cabe preguntarse qué hará ella o su sucesor, cuando el Estado Nacional no pueda cubrir la quiebra del Banco Central de la Nación Argentina, cuya liquidez, con la anuencia de casi todo el espectro político, sólo consiste en simples papeles entregados por el Estado Nacional a cambio de los recursos necesarios para atender la política de incrementar el gasto y el consumo interno. Especialmente la amplia gama de subsidios para atender los requisitos del curioso modelo pergeñado básicamente para conquistar lealtades y votos en los que ahora confía. Reducidas drásticamente las importaciones para evitar la salida de divisas y con el argumento de que se fomentaría algo así como el compre nacional de bienes, que en los hechos no se podrán producir, la parálisis ya se adueña poco a poco de la disfrazada vida económica. Por añadidura, caídas las exportaciones con la peregrina idea de que el costo del consumo interno debe mantenerse bajo por razones políticas, se han perdido mercados donde fuimos reemplazados por países productores que nunca nos podrían haber superado. ¿Este es el regalo que esperan dejarle a un posible sucesor para luego iniciar la aventura de un pronto retorno? Difícil saberlo, pues lo más probable es que sea una simple ineptitud disfrazada de ideologismo y apetencia por hacer fortuna bajo el paraguas de ideas fracasadas.
Por cierto, con las elecciones capitalinas ya en marcha, sólo cabe esperar el final del día de hoy, aunque éste no sea definitivo. Mientras tanto, debemos pensar en la revisión de la vida cultural, estamento máximo de la nueva guerra que se nos impuso, pero sin dejar de pasar nuevamente por la violencia que ya conocimos. ¿Qué otra cosa es la violenta ocupación de tierras en el ingenio jujeño de Ledesma, del que damos un informe con nombres y apellidos en otra parte de este ejemplar electrónico? ¿Está provocado por el gobierno para crear una situación insostenible y de emergencia y así soslayar por un tiempo las elecciones, cuyos plazos ya se han agotado, o es que hay quienes piensan que es viable el plan regional del Foro de San Pablo? ¿Ha llegado el momento...? ¿Hasta dónde es de gravedad la enfermedad de Chávez, que parece terminal? ¿Por qué se tolera sin reacciones que el venezolano gobierne desde La Habana? Tal vez hilemos demasiado fino y nada de esto sea cierto o sólo aproximadamente cierto. La inexistencia de aparatos eficientes de inteligencia aumenta las especulaciones y reduce la información. Todo esto viene a suceder cuando los Estados Unidos de Norteamérica reducen su influencia en el mundo y grandes cimbronazos sacuden a las economías mundiales. La Argentina, sin Fuerzas Armadas, con una inseguridad física, jurídica y ampliamente institucional, sin moneda segura, se apresta a culminar un proceso constitucional y democrático cargado de incertidumbre. La inexistencia de una derecha definida hace el devenir más incierto y la ausencia de un liderazgo ahonda y ensombrece la incógnita.
Hasta ahora, en el gobierno nadie se planteó con seriedad la posibilidad de una derrota; tan fuerte es el voluntarismo que lo impulsa. Ninguno de los grandes problemas que hemos sintetizado forma parte de sus inquietudes. Para el kirchnerismo todo es un juego por el poder, nada más le importa ni interesa y por eso no ha buscado alternativas viables frente a una situación que nos compromete a todos. Lo único que lo desvela es el triunfo político, por más magro que sea, y de allí que no haya pensado en una alternativa que, adversa o no, lo arrastrará inevitablemente. Desde los hechos cercanos ocurridos en el Parque Interamericano, los muertos de hace unas horas en Jujuy y la inseguridad constante y cotidiana, ya marca un rumbo acompañado por los disparos todavía desacompasados de armas de fuego.

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