lunes, 18 de julio de 2011

PARA OCTUBRE Y LAS PRIMARIAS, DURÁN BARBA APOSTARÍA A QUE EL PRO DEJE EN LIBERTAD A SUS VOTANTES

El efecto Macri desconcierta a la oposición
Una serie de hechos convergen para que, de ahora en más, el proceso electoral tenga características inéditas. Para empezar, está la experiencia novedosa de las primarias del 14 de agosto, con su cuota de incógnitas. Todos los candidatos presidenciales se presentarán con fórmula única, así que se votaría como si fuera una primera vuelta. Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde apuestan a ser el opositor más votado, con la idea de que la oposición se polarice para el 23 de octubre. Pero aunque esto ocurra, no es verosímil que ningún candidato opositor dé un paso al costado si se ve superado por la polarización. El propio Duhalde lo explicó días atrás, cuando recordó que detrás de cada presidenciable hay cientos o miles de candidaturas en juego, que van desde las concejalías hasta las senadurías nacionales y que deben ser defendidas el 23 de octubre. Para CFK, en cambio, el objetivo es uno solo: estar el 14 de agosto lo más cerca posible del 40%, lo que le permitiría mantener la tesis oficial de que no habrá segunda vuelta.
Pero dos semanas antes de las primarias, el 31, Mauricio Macri se convertirá en la estrella de la política nacional al vencer por abultada diferencia a Daniel Filmus, si es que éste no renuncia antes a competir en la segunda vuelta. Si antes, el 24, Miguel del Sel obtiene el segundo lugar en la elección de Santa Fe, el papel central de Macri será todavía más sólido. En una sociedad acostumbrada a reaccionar en función de las coyunturas, la palabra de Macri podría influir decisivamente sobre lo que ocurra en las primarias.
Semi paralizados
Hoy por hoy, el efecto Macri no sólo complica al gobierno sino que desconcierta a una oposición que en el primer semestre del año no pudo cosechar un solo triunfo electoral.
La UCR no sólo no ganó en ninguno de los comicios provinciales realizados, sino que perdió la gobernación de Catamarca. En el caso de Duhalde, su aliado Mario Das Neves consiguió ganar la elección complementaria de Chubut, pero su ahijado político, el gobernador electo Martín Buzzi, lo abandonó para incorporarse al kirchnerismo. Con semejante escasez de éxitos, el triunfo de Macri resalta aún mucho más. Y la realidad es que la abultada victoria del PRO en la Capital tiene un efecto semiparalizador sobre las campañas de todos los presidenciables. En este punto es donde el gobierno, golpeado por la derrota de Filmus, empieza a obtener cierto beneficio. El auge de Macri también debilita a la oposición, porque éste puede inclinar la balanza hacia un lado u otro. Pero también esta situación dificulta el despegue de Alfonsín-De Narváez y hasta de Duhalde, si es que el jefe del PRO no emite alguna señal concreta de apoyo. En una de las pocas reacciones lúcidas que tuvo últimamente, el kirchnerismo les prohibió a sus dirigentes que agredan al macrismo, pensando en captar una parte de sus votantes. Todos, desde Alfonsín hasta Carrió, sueñan con atrapar algún porcentaje de los votos del PRO en tres distritos claves: Capital, Buenos Aires y Santa Fe.
Sólo dos opciones
Este complejo proceso se simplifica en la pregunta de qué hará Macri.
En realidad, da la impresión de que deberá optar sólo entre dos alternativas. La primera es arriesgar todo su capital político apoyando a Eduardo Duhalde para que llegue al ballotage y, en caso de vencer, presida un gobierno PRO-Peronista. Si la jugada le sale bien, Macri sería el artífice del derrumbe kirchnerista. Pero si apoya a Duhalde y éste pierde, el PRO sufriría las consecuencias, porque esta apuesta desafortunada afectaría las chances de Macri 2015. Pero además, el kirchnerismo se tomaría la revancha, haciéndole mucho más difícil todavía la gobernabilidad de la Ciudad. Por otra parte, la llegada de Duhalde al poder permitiría que el peronismo se reconstruya rápidamente expulsando a los kirchneristas pero tal vez también relegando a un segundo plano a sus aliados macristas.
La segunda alternativa de Macri es dar libertad de acción a sus seguidores, sin inclinar la balanza a favor de ningún presidenciable. Este curso de acción es el que defendería ahora el gurú Jaime Durán Barba. Él sostendría que así se minimizarían los riesgos y el proyecto Macri 2015 no sufriría entonces desgaste alguno. En caso de ser reelecta Cristina, la abstención electoral le serviría también al jefe del PRO para renegociar su coexistencia con el gobierno. Y, si Alfonsín o Duhalde llegan a la Casa Rosada, necesitarían del PRO para gobernar. En privado, ya hay amigos de Macri que deslizan que, en realidad, la derrota de Alfonsín y Duhalde sería para él un resultado ideal, porque lo dejaría como el gran presidenciable para el 2015, con un kirchnerismo que, para entonces, estará probablemente agotado.

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