sábado, 10 de septiembre de 2011

A un mes de las primarias, la oposición sigue sin reaccionar

A un mes de las primarias, la oposición sigue sin reaccionar

Anteayer hubo festejos en Olivos. Una encuesta encargada por el gobierno, realizada en las dos semanas posteriores a las primarias, señalaba un nuevo ascenso de CFK. El trabajo la ubicaría en el 52,1% de intención de voto, seguida por Hermes Binner, con el 15,3; Alberto Rodríguez Saá, 11,9; Ricardo Alfonsín, 8,2 y Duhalde, 7,3. Estos números, de confirmarse, marcarían una tendencia inédita: el crecimiento de los candidatos opositores sería inversamente proporcional a su nivel de confrontación con el gobierno. Binner, un crítico moderado y afín a muchas de las políticas de la Casa Rosada, y Alberto Rodríguez Saá, cada vez más lighten sus cuestionamientos, mejorarían su posicionamiento. Alfonsín, algo más severo, seguiría en baja y Duhalde, un opositor frontal, habría perdido -según estos números- nada menos que 5 puntos en tres semanas. De afirmarse esta tendencia, sería acertada la tesis de Jaime Durán Barba acerca de que, ante un modelo económico todavía exitoso, sólo caben las criticas moderadas, porque la gente estaría dispuesta a castigar en las urnas a los que auguran el fin de la bonanza económica. Esta semana, Mario Das Neves se plegó a esta tesis, criticando a Duhalde por sus denuncias sobre la existencia de un presunto fraude informático en las primarias. Más que prudente, Francisco De Narváez le bajó, a su vez, el tono a las denuncias, para referirse a que sólo se habían producido irregularidades. El rebrote del caso Schoklender y las denuncias de éste involucrando directamente a altos funcionarios del kirchnerismo, al menos hasta ahora, tampoco merecieron demasiada atención por parte de la mayor parte de los presidenciables opositores.
Previsible secuela
Este inédito escenario electoral que se está instalando parece darle la razón a Mauricio Macri al definirse como ni oficialista ni opositor. Sin embargo, nada hace pensar que estemos frente a una estrategia exitosa. Como van las cosas, Cristina podría el 23 de octubre quedar a 40 puntos de distancia del rival que la secunde. Un desequilibrio semejante sería inédito en la historia argentina y podría tener consecuencias profundas. Una de las más obvias es que la UCR y el peronismo disidente probablemente implosionen y una larga lista de dirigentes terminen dando un paso al costado para que aparezcan nuevas figuras y proyectos. En las filas radicales ya se da por hecho que en la Convención Nacional que se reunirá antes de fin de año puede generarse un estado de asamblea donde avanzarían Federico Storani y otros críticos de la alianza con De Narváez. Aunque él lo desmienta, también los cobistas intentarían reposicionarse con la bandera de que su jefe anticipó que era necesaria una primaria en la que compitieran dos fórmulas para que el partido se fortaleciera. Mas obvia y descarnada sería la crisis en el peronismo anti K. Carlos Reutemann se va alejando del protagonismo; Felipe Solá ya se reporta en el despacho de Daniel Scioli; Mario Das Neves, desconocido por su ex delfín el gobernador electo Martín Buzzi, está a un paso del eclipse; Duhalde enfrenta un futuro complicado si su esposa no consigue renovar su banca en el Senado y Alberto Rodríguez Saá, por ahora el más exitoso, ya tiene en su haber dos candidaturas presidenciales.

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