lunes, 10 de octubre de 2011

Dos sombras sobre el triunfo de CFK

Dos sombras sobre el triunfo de CFK

La inminente apoteosis de CFK que tendrá lugar el próximo 23 está opacada por dos nubarrones. Uno es la llegada de la primera ola de la crisis global, que obligará a la presidente a encabezar un plan de ajuste absolutamente contradictorio con todo lo dijo e hizo hasta ahora. El segundo problema tiene que ver con una arraigada costumbre argentina: poner en marcha las candidaturas presidenciales cuatro años antes. Hoy por hoy coinciden dos datos: la presidente no puede ser reelecta y las encuestas reflejan que Daniel Scioli ostenta prácticamente la misma intención de voto que ella. La conclusión obvia es que, en principio, el cristinismo corre el riesgo de que el gobernador empiece a ser visualizado como el candidato “natural” del peronismo para el 2015. Para evitar que esta tendencia tome vuelo, el gobierno tiene a disposición dos recursos destinados a frenar el despliegue nacional de Scioli. El primero es la instalación de Amado Boudou como delfín de Olivos, lo que traería no pocos problemas, dadas las resistencias que éste genera en el peronismo y en el propio kirchnerismo. La otra medida -que no es poca cosa- es instalar a brazo partido el debate sobre la reforma constitucional con reelección indefinida, buscando la cooptación de votos opositores para alcanzar al menos en Diputados los dos tercios necesarios para la media sanción de la ley que declare la necesidad de la reforma.
Y llegó el ajuste
En este punto es donde el próximo ajuste puede interferir en la estrategia oficial para el 2015. Para empezar, consultores de la Casa Rosada ya admiten que las medidas de política económica que se tomarían podrían provocar una baja de no menos de 15 puntos en la imagen positiva de Cristina. Esta situación dejaría mejor parado a Scioli que, como gobernador, no pagaría en principio un costo importante por el ajuste. Por otra parte, el plan de los ultracristinistas para erosionar a Scioli, atacándolo para mostrarlo como un gobernador con el poder recortado, sería peligroso para el propio kirchnerismo. En tiempos de turbulencias económico sociales como los que vienen, la inestabilidad política en Buenos Aires podría generar serios problemas en el conurbano, el espacio más sensible y explosivo del país.
No hay duda de que el gobierno soñaba con un largo romance de la presidente con la sociedad -de no menos de un año- que le permitiría congelar parcialmente la lucha política. Pero la presión del dólar, la baja de los precios de la soja y los problemas de la economía brasileña crean un nuevo efecto y pueden ahora ser el disparador de la carrera por el 2015.

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