domingo, 9 de octubre de 2011

UNIDOS POR EL ESPANTO

El ajuste y el sindicalismo combativo reconciliarían a Moyano con CFK

Las críticas relaciones entre CFK y Hugo Moyano están por ingresar en una nueva etapa. Desde el inicio de la campaña para las primarias, la presidente realizó permanentes gestos de distanciamiento de la cúpula sindical en general y del camionero en particular, buscando captar el voto antisindical de la clase media. El gobierno hasta hizo correr versiones periodísticas acerca de un presunto acuerdo para provocar el reemplazo de Moyano por Gerardo Martínez (UOCRA). Con encuestas que le dan a Cristina hasta un 55% para el próximo 23, en las últimas semanas crecieron las especulaciones acerca de una ofensiva judicial “final” en la causa de la mafia de los medicamentos, que podría precipitar la caída del moyanismo y el encumbramiento en la CGT de líderes con menos peso propio, como Andrés Rodríguez (UPCN) o Antonio Caló (UOM).
Sin embargo, los vientos del mundo están cambiando aceleradamente el escenario. En el gobierno se da por descontado que el inminente triunfo sería festejado con un plan de ajuste apenas camuflado como Pacto Social. En este marco, se considera inevitable un tarifazo derivado de la necesidad de recortar parcialmente los subsidios al transporte y la energía.
La oposición social
Despreocupado por una oposición política que quedará anémica por escasez de votos, el cristinismo ya trabaja en evaluar la conflictividad social que produciría el plan de ajuste. El espectáculo dantesco de la violencia social en Grecia y la movilización masiva de los indignados en España -justamente dos gobiernos de centroizquierda- son un espejo más que suficiente como para preocuparse. Concretamente, el gobierno temería que se multipliquen los focos de conflicto promovidos por el sindicalismo combativo, al estilo de lo ocurrido el año pasado en Kraft Foods y los subtes, y esto sin ajuste alguno. Además, la Izquierda Unida que postula Jorge Altamira viene de obtener en las primarias más de 400.000 votos, un sorprendente 2,5%. El caso es que el previsible deterioro de la capacidad adquisitiva del salario, que sería el resultado del ajuste, crearía óptimas condiciones para que el sindicalismo combativo le complique la vida a la cúpula cegetista. En este contexto, podría ser hasta suicida para el gobierno debilitar a Moyano, porque habría riesgo de que la situación se descontrole. Así es que, forzado por las circunstancias, el cristinismo estaría girando hacia apoyar al líder camionero por lo menos hasta que pase la tormenta. Los encendidos elogios de Moyano al gobierno en las últimas horas van en esta dirección.
La obsesión del cristinismo por la pérdida del control de la calle y los conflictos sociales es, sin duda, mayor que la de otros gobiernos. Para la épica oficial, no son suficientes los votos sino que es esencial que las movilizaciones sociales sean siempre a su favor. Como es comprensible, en estos momentos de decisión, Moyano se ocuparía de hacerle llegar a Cristina mensajes inequívocos. Por ejemplo, que una crisis en la CGT dejaría al gobierno inerme ante los desbordes de los combativos.

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