lunes, 17 de octubre de 2011

YA EMPIEZA A JUGARSE PARA EL 2015

¿Quién se queda con el otro peronismo? De La Sota se anota

A seis días de la entronización de CFK por un porcentaje que podría ser mayor que el obtenido el 24 de agosto pasado en las primarias, en las filas peronistas ya empiezan a tejerse planes para ocupar otro espacio: el que está dejando vacante el peronismo federal con su diáspora. La baja en la intención de voto que las encuestas le asignan a Eduardo Duhalde le dificultará a éste convocar a los disidentes en torno a la única propuesta válida en términos políticos. Es decir, su candidatura para el 2015. Y ni que hablar del eclipse que opaca a Mario Das Neves, al pendular Felipe Solá y también a Carlos Reutemann y Juan Carlos Romero. Encumbrada como está, Cristina podría tal vez con facilidad reducir a su mínima expresión a los disidentes si les abriera las puertas de la Casa Rosada y los invitara a integrarse al gobierno. Pero esta hipótesis se va diluyendo a medida que pasan los días. La presión de los ultracristinistas -por ejemplo, de La Cámpora- cada vez se hace sentir más y la reconciliación no figura en el diccionario de Olivos. Así las cosas, la propia intransigencia oficial volvería a recrear un espacio, aunque por ahora difuso, para que los disidentes construyan su juego. Alentado por las encuestas que lo dan por encima de Duhalde, Alberto Rodríguez Saá tiene in mente relanzarse antes de fin de año como el jefe del peronismo no kirchnerista. Sin embargo, contra este objetivo conspiran varios problemas. El primero es la escasa gravitación de una provincia chica como San Luis, donde además ya no gobernarán los Rodríguez Saá sino el ex Jefe de Gabinete Claudio Poggi. Pero además, el actual gobernador va por la segunda candidatura presidencial y se ve afectado por las críticas hacia sus recientes coqueteos con la Casa Rosada.
Por lo que se sabe, al salteño Juan Manuel Urtubey le gustaría plantarse como líder de los peronistas críticos, pero no está dispuesto a correr el riesgo de que el kirchnerismo le desestabilice la provincia, por lo que esperaría hasta el 2013 para oficializar su alejamiento del kirchnerismo.
Lo dicho para Urtubey vale aún más para Daniel Scioli, un experto en diferenciarse sin confrontar, que intentaría mostrarse como el candidato natural del peronismo para el 2015, pero sin correrse un centímetro de su alineamiento con la Casa Rosada.
Córdoba vs Buenos Aires
Esta vacancia de liderazgo para un confundido peronismo disidente le estaría abriendo paso al retorno al escenario nacional de un veterano gladiador: José Manuel de la Sota. En varias reuniones que mantuvo últimamente con dirigentes peronistas de distintas provincias, éste habría deslizado que antes de fin de año anunciaría su candidatura presidencial para el 2015. Las relaciones entre el cristinismo y el delasotismo oscilan entre la crisis y fríos acuerdos circunstanciales. El PJ cordobés, controlado por Juan Carlos Schiaretti y De La Sota, se resistió en cuanto pudo a las presiones del entorno presidencial, donde el malestar creció cuando este último anunció que su compañera de fórmula para la gobernación sería Alicia Pregno, la intendenta de Laboulaye identificada con las protestas del campo contra la política oficial durante el 2008 y 2009.
En represalia, el Frente por la Victoria se presentó en la Justicia Electoral para prohibirle al PJ cordobés que utilizara su sigla. El 7 de agosto, la noche de su victoria, De La Sota proclamó el nacimiento del “cordobesismo”y desafió indirectamente al gobierno nacional. Pero una semana después, el 50,7% obtenido por Cristina lo obligó a arriar sus banderas. La paz -sin amistad- se firmó el 4 de septiembre, cuando De La Sota retiró su lista de candidatos a diputados nacionales para apoyar la del Frente para la Victoria. Pero la convivencia no mejoró demasiado; tanto Amado Boudou como Florencio Randazzo ningunearon más de una vez a los funcionarios cordobeses en las últimas semanas. Como símbolo de la situación, en su última visita proselitista a Córdoba, CFK se mostró sin De La Sota y Schiaretti. En la Cámara de Diputados, los peronistas cordobeses anunciaron la creación de un bloque propio.
Ahora, un eventual paso al frente de De La Sota anunciando su postulación para dentro de cuatro años podría tener varios efectos en el universo peronista. El kirchnerismo tendría, por lo pronto, motivos válidos como para no molestarse demasiado. Es que el cordobés, a cargo del segundo distrito del país, debilitaría en realidad más a Scioli que a Cristina. Una disputa entre Buenos Aires y Córdoba para conducir el poskirchnerismo podría aumentar entonces la capacidad de maniobra de la Casa Rosada.

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