jueves, 30 de junio de 2011

Boudou Vice

Periodistas, amigos y conocidos me han preguntado reiteradamente sobre Amado Boudou desde que llegó a la jefatura del ANSES. Las preguntas y los comentarios se intensificaron cuando escaló a Ministro de Economía y recrudecieron a partir del sábado pasado cuando la Sra. de Kirchner anunció que la acompañaría como vicepresidente en la fórmula de octubre del Frente para la Victoria. Quieren saber cómo es Boudou como persona y también cómo fue como estudiante del Master de Economía que cursó en la UCEMA.
Hasta donde recuerdo, en el aula era una persona callada, y fuera de ella, muy cordial y simpática. Amigo de todos: de sus compañeros, del personal administrativo y el personal de maestranza, y también de los profesores con los que tuvo más trato. Fue un buen estudiante. No agrego nada más pues no tuve trato personal con él.
¿Por qué Boudou después de estudiar Economía en la UCEMA se volcó al kirchnerismo, que es la antítesis del liberalismo económico que defiende la mayoría de los profesores de esa universidad? No puedo responder esta pregunta. Imposible saberlo. Mi impresión es que de vuelta en su puesto del ANSES, donde trabajaba mientras cursaba el Master, adivinó una oportunidad de progreso en un gobierno que carecía de funcionarios capacitados y la aprovechó.
Muchos periodistas se preguntan con desconcierto cómo es posible que alguien que militó en la UCEDE y que estudió en la UCEMA, se haya volcado sin preámbulo al kirchnerismo puro y duro. Tal vez sea difícil explicarlo, pero no me parece raro. ¿No los desconcierta la gran cantidad de ex-comunistas y ex-montoneros que pasaron sin escalas de las pintadas, las manifestaciones, el exilio o la cárcel por la idea, a trabajar para grandes corporaciones, ocupar cargos en el gobierno del ex-presidente Menem o transformarse en contratistas del Estado? Se dice que la inteligencia es la capacidad de adaptarse al entorno.
La increíble carrera de Boudou es un ejemplo más, apenas uno más, de la presente circunstancia argentina. En la década de 1840, mientras estaba exiliado en Chile, Sarmiento escribió, con referencia a la dictadura de Rosas, que el espíritu y la escala de valores del hombre fuerte que gobierna impregnan a la sociedad por él gobernada. Si aquél es un gobernante que premia el largo plazo y es idealista, republicano y honesto, la sociedad abre sus ojos al largo plazo y se contagia de idealismo, republicanismo y honestidad. Pero si aquél privilegia el corto plazo y es mediocre, la sociedad cierra sus ojos y se contagia de mediocridad.
La crisis que azotó a Argentina en 2001-02, y el gobierno de los Kirchner, que es producto de la crisis, hundieron al país en un mar de mediocridad. Mediocre no es el incapaz sino el que no quiere pagar el precio de lo correcto. La mediocridad es una condición moral. Los empresarios que hacen lo incorrecto son mediocres. Los políticos que se suman al ganador, en vez de abrirles ventanas al futuro a los votantes, son mediocres. Los consultores, los encuestadores y los intelectuales que prefieren seguir la corriente y callar también son mediocres. No sólo Boudou hace lo que le conviene.

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