martes, 30 de agosto de 2011

EL HOMBRE SOBERANO

Piensen en todas las distintas y variadas cosas de las que depende la gente a medida que transita el día… todos se levantan por la mañana, accionan la llave de la luz y esta se enciende. Un simple giro de la canilla y comienza a salir el agua. Abren el refrigerador y enfrentan un sinfín de productos comestibles y bebidas.
Luego entran en sus automóviles y conducen por una autopista hacia sus trabajos, tal vez parando brevemente en algún comercio para adquirir algún producto. Van hasta la caja, su dinero cambia de bolsillo a las manos del cajero, sin pensar en el valor abonado, y todo el mundo continúa con su diario programa de obligaciones, sin detenerse a pensar ni por un solo momento en los complejos sistemas que han hecho que todo se desarrolle sin problemas.
En el simple, normal y mundano curso de nuestras vidas, todos dependemos de estos sistemas -el sistema del dinero que es manejado por los banqueros centrales; el sistema de autopistas que manejan los burócratas; el día-a-día de los sistemas de trabajos y de la actividad comercial que se ve muy influenciada por los políticos.
Es más, consideren cosas tales como el suministro eléctrico, o la red de logística que transporta nuestros alimentos y el combustible, o las plantas de tratamiento de agua corriente, o la disponibilidad del apoyo para el mantenimiento dedicado a los arreglos domésticos o de vehículos, etc.
¿Cualquiera de todos estos sistemas son, acaso, infalibles?
¿Podemos garantizar sin duda alguna, que la próxima vez que accionemos la llave de la luz a la mañana cuando aún no ha aclarado el día, que se nos iluminará el ambiente?
No es necesario ser obsesivos, pero decididamente que deberíamos considerar la posibilidad que todos estos sistemas aun estando todos bajo control -bancos, gobiernos, servicios públicos, etc., están sujetos a fallas, y obviamente algunos más que otros.
Muchísimas veces he discutido y sostenido que nuestros gobiernos, políticos y banqueros ya han fallado. Y ellos están desesperadamente intentando aplicar las mismas viejas tácticas para resucitar un sistema que ahora está definitivamente muerto, y le mienten a sus votantes diciendo que todo anda muy bien.
Hasta nuestra infraestructura de los servicios públicos privados está sujeta a fallar. Con frecuencia, la posibilidad cierta de que se produzcan fallas está atada a las condiciones económicas, y aquí quisiera -a modo de ejemplo- destacar el caso de Argentina.
LA TRISTE HISTORIA DE ARGENTINA
Habiendo sido una refulgente estrella de la prosperidad de toda América Latina, los años de irresponsabilidad fiscal insostenible de la Argentina se cobró un costo masivo en su economía. Hace 10 años, el gobierno finalmente tuvo que capitular declarando su default soberano, y la subsiguiente quiebra le ha resultado a su población un duro camino por recorrer.
Las respuestas dadas por el gobierno Argentino bien podrían haber salido de las páginas del libro “LA REBELIÓN DE ATLAS” por ejemplo en un tema entre muchos, porque a lo largo y ancho del país fijaron el precio de la electricidad en un monto por demás atractivo para los votantes, pero sumamente perjudicial para las compañías generadoras de fuerza motriz.
Después de pocos años, ocurrieron dos cosas:
1º. La infraestructura eléctrica de la Argentina entró en un estado de colapso por cuanto las empresas no obtenían ganancias como para reinvertir;
2º. Debido al precio artificialmente barato, el sistema era sobre explotado por los residentes quienes poco o nada pensaban en ahorrar en el consumo eléctrico como medio de ahorrar dinero.
Y LAS DEVASTADORAS CONSECUENCIAS…
Naturalmente, la combinación de estos dos factores produjo los cortes de energía totales o por sectores, que ya han pasado a formar parte normal en la vida de los argentinos… O sea que ya no pueden tener la seguridad que se hará la luz cada vez que accionan el interruptor.
Por otra parte, Argentina es un país donde Ud. simplemente no puede contar con que las estaciones de servicio le puedan vender combustible el día que lo necesita, o que los almacenes de productos alimenticios tengan sus góndolas con todos los productos necesarios. Precisamente, porque las políticas instrumentadas por un gobierno reaccionario han sometido el libre comercio de bienes y servicios, que produce frecuentes faltantes/escasez.
En temas más puntuales, por ejemplo, el crimen ha aumentado en la Argentina de manera preocupante. Se ha tornado en algo bastante común en el país, los asaltos y robos a mano armada, incluso a plena luz del día y en los mejores barrios de los alrededores de Buenos Aires.
Debido a los míseros sueldos que dan lugar a mayores oportunidades de obtener réditos económicos facilitan las extorsiones y coimas, la policía se ha convertido en un chiste total. Es así que ya es una rutina normal en ella que fracase en servir y proteger al ciudadano.
SI USTED PIENSA QUE ESTO NO PUEDE SUCEDER EN EL PAÍS, DONDE VIVE…
Piénselo de nuevo. La destrucción del sistema económico promueve el perjuicio de los servicios y sistemas esenciales. La gente que deposita su confianza en los viejos sistemas que funcionaban tan bien en el pasado, se encontrarán con que su forma de vida ha sido absolutamente trastornada.
Uno de los pilares sobre los que se apoya la auto-suficiencia, reside en proteger el sistema -planificando para que las fallas del sistema y sus consecuencias tengan las adecuadas mitigaciones.
En este punto, ustedes me comprenden lo suficientemente bien como para saber que soy un descocado optimista; no pretendo que se produzca algún castigo bíblico… pero pienso que sería razonable asumir que si las condiciones económicas en ciertos países se deterioran, los sistemas básicos con los que nosotros contamos como algo normal, habrán de sufrir.
Tomado en conjunto, no debemos dejarnos ganar por lo negativo; deberá motivarnos para que no nos impida disfrutar de la vida y sacarle el mayor provecho. Pero, deberíamos tomar precauciones y proteger nuestras apuestas.
En mi opinión, los pasos más PODEROSOS que podemos tomar para lograr esto reside en plantar varias banderas, comprando tierras en países extranjeros, aprendiendo habilidades valiosas y contando con fuentes de agua y alimentos alternativas.

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