lunes, 5 de septiembre de 2011

Al revés del Brasil

Al revés del Brasil
Mientras la oposición política de la Argentina desvanece sus posibilidades como consecuencia de una irrefrenable vocación divisionista y permanece atada a cuestiones menores que la hacen desaparecer de la expectativa de los analistas; el oficialismo cae en los mismos pecados, excepto en que su vocación es la de alcanzar o mantenerse en el poder pase lo que pase, en tanto ignora las realidades que le esperan con el sólo transcurso del tiempo. Todo es lo mismo -al menos, parecido- aunque hay una sola excepción que se impone, tajante y firme, en este enjuiciamiento: el oficialismo, de Cristina para abajo, lucha denodadamente para mantener el control de los negocios y el de la justicia, para impedir las sanciones que ya estaban en vías de preparación antes de las elecciones de agosto. Éstas no permitieron que se eligiera absolutamente nada; en el sentido convencional y formalmente, votaron solamente lo que dejamos dicho. Simples banalidades, a no ser la profunda gravedad que entraña la destrucción de un país y el lanzamiento de una sociedad hacia un precipicio cuyo piso todavía permanece invisible.
Peor aún, la presidente, impulsada por lo que vislumbra como un éxito electoral imparable, ya nos habla de una profundización del modelo, cuyo primer paso consiste en la destrucción del sistema informativo que, por encima de sus fallas y defectos, mal que mal permite que la población se entere de la realidad pero, sobre todo, que pueda expresarse cuando y como lo desee. A la inversa de Perón, que sabía del peso relativo de los medios de comunicación para ganar elecciones -salió victorioso de las primeras, que lo llevaron a la Casa Rosada con todo el periodismo en contra y fue derrocado la primera vez, cuando controlaba absolutamente a la opinión pública- Cristina Fernández de Kirchner requiere de la uniformidad comunicacional para proyectar su ambición hacia toda la región.
No cuestionamos el objetivo en sí mismo, excepto su imposibilidad, por muchos motivos. El primero, porque el mundo actual no admitiría la calidad -o, mejor dicho, la ausencia de ella- en quienes serían los actores de este proceso. ¿Alguien se imagina a La Cámpora en una salida al ruedo internacional para moverse entre figuras de otro rango, otras capacidades y otras experiencias? Rogamos a nuestros lectores que no se rían, habida cuenta de la profundidad que posee esta tragedia argentina, pero antes de explorar el otro camino pantanoso que tendría esta aventura, vayamos rápidamente a un segundo componente de lo que sucede: el liderazgo del Brasil en esta parte del mundo y su colocación industrial y agropecuaria, entre otros valores, que en pocos años ya nos superó con creces. ¿Es necesario repasar los diversos rubros industriales que van desde la fabricación de armas livianas, pesadas, buques y aviones...? ¿Hace falta hablar de automóviles y de otros productos o de lo que otrora ha sido uno de nuestros más grandes orgullos, como fueron nuestras carnes y nuestros cereales, que nos llevaron a definirnos como “el granero del mundo”...? En tanto desaparecemos rápidamente de las expectativas comerciales externas, el famoso modelo requerirá de fondos que desaparecen rápidamente entre las manos de quienes deben votar y aplaudir. El trigo no se exporta y, por ende, no produce divisas; con las carnes sucede algo parecido, mientras disminuyen paulatina y sostenidamente los rodeos. Hasta ahora, milagrosamente y gracias a la derrota de la 125, se mantiene la soja como principal exportación primaria, pero ya está amenazada por el proyecto de estatizar su comercialización, controlar la producción mediante los silos bolsa, que serían provistos únicamente por el Estado, con todo lo que eso significará y, finalmente, para resumir, recordemos el proyecto de los políticos santafecinos, que se aprestan a vigilar el uso del glifosato y otros agroquímicos, que reducirán la importancia económica de la provincia de Santa Fe ¿Será por eso que se lo quiere premiar al gobernador Binner como potencial figura de reemplazo político en el orden nacional? Curioso país nuestra ex República, donde se vota en contra de sí misma y se atenta, sistemáticamente, contra lo que le conviene. Y casi de la mano, esta afirmación nos lleva a lo que pronto será una situación peligrosa: ¿Que harán los frustrados votantes cuando se acaben los subsidios y se agote la posibilidad de consumir, hasta llegar a niveles de difícil subsistencia...?
Para concluir por hoy, digamos que otra diferencia substancial acaba de producirse con el Brasil. Mientras Cristina ataca con frecuente virulencia a las empresas de comunicación. Dilma Rousseff, la presidente del Brasil, resolvió tender una mano firme y prometedora a los medios, sumarlos abiertamente a su proyecto de crecimiento y liderazgo, mientras aquí, en la Argentina, el horizonte se muestra con sostenidos anuncios de una batalla sin cuartel. Así no va.

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