domingo, 18 de septiembre de 2011

Con sus enemigos derrotados, el cristinismo se dedica a la lucha interna

Con sus enemigos derrotados, el cristinismo se dedica a la lucha interna
En una racha que no parece tener fin, la oposición sufrió una nueva derrota con las declaraciones de Sergio Schoklender ante la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. El ex apoderado de las Madres no aportó ninguna denuncia consistente y sus acusaciones sobre las presiones recibidas de parte del director de la SI (Ex SIDE), Fernando Pocino, se diluirán como siempre ocurre en estos casos. Este ejemplo completa un cuadro en el cual el kirchnerismo se está quedando sin enemigos importantes. Su principal contrapunto electoral, Eduardo Duhalde, no consigue superar los efectos del castigo sufrido el 14 de agosto y en su entorno ya se habla de post-duhaldismo. Los demás candidatos opositores, empezando por Hermes Binner y Alberto Rodríguez Saá, se cuidan de aparecer como anticristinistas, en tanto que Ricardo Alfonsín parece abrumado por la indiferencia que le prodiga la propia dirigencia radical. En otro terreno, la partición de la Mesa de Enlace y el acercamiento formal de Eduardo Buzzi al gobierno son suficientes como para paralizar cualquier rebrote de conflictividad con el campo. En cuanto al enemigo intimo de la Casa Rosada, Hugo Moyano, su conducta es meramente defensiva, porque se sabe acorralado no sólo por la causa de la mafia de los medicamentos sino por las maniobras internas en la CGT para voltearlo a más a tardar en junio próximo. Rápido de reflejos para apropiarse de cuanta caja esté a su alcance, el gobierno está a punto de aprovechar la debilidad del camionero para meter mano en el Fondo Solidario de Redistribución (unos 10.000 millones de pesos que deberían redistribuirse a las obras sociales) para pagar vencimientos de la deuda pública en el 2012. Clarín, otro de los enemigos vip del gobierno, parece destinado a sufrir una fuerte ofensiva tal vez antes mismo del 23 de octubre.
Múltiples focos
Con sus principales enemigos derrotados o momentáneamente paralizados, el cristinismo se enfrenta a nuevos riesgos. Para empezar, su ejercicio del poder se basa en elegir enemigos y dar una batalla atrás de otra, dándole un tono épico a lo que en una democracia normal sería simplemente la administración del Estado. Así es que el actual triunfalismo, sin rivales a la vista, está generando un aumento importante de la conflictividad interna. Convencidas de que nadie está en condiciones de desalojarlos del poder, las distintas tribus kirchneristas se preparan para una interna que puede ser salvaje. Uno de los factores centrales de la discordia es la irrupción de Amado Boudou como actor político de primera clase. Por su pasado liberal y su estilo posmoderno, la vieja guardia del kirchnerismo lo resiste. Esto es, Carlos Zannini, Héctor Icazuriaga, Nilda Garré y Horacio Verbitsky. Ellos temen que el futuro vicepresidente termine siendo el delfín de CFK para el 2015, si es que no hay reforma constitucional con reelección indefinida. Pero también Daniel Scioli y su futuro vice ultra-k, Gabriel Mariotto, recelan que Boudou apunte en realidad a quedarse con la gobernación de Buenos Aires. En su meteórica carrera, el ministro de economía también choca con otra estrella en ascenso, Florencio Randazzo. La dirigencia de La Cámpora coquetea, a su vez, tanto con la mesa chica de Olivos como con Boudou, y su objetivo sería asegurarse el acceso a algunas secretarías de Estado, lo que hasta ahora no les concedió CFK.
De todas las batallas en marcha, la de Buenos Aires es tal vez la más dinámica. El artículo 123 de la Constitución de Buenos Aires le prohíbe a Scioli un tercer mandato. El cristinismo necesita, entonces, instalar en La Plata un hombre propio en el 2015. De este modo tendría un reaseguro en el caso de que el próximo candidato presidencial peronista no sea un kirchnerista. Mariotto sería hoy la figura elegida en Olivos, para lo cual pronto Sergio Massa, un candidato natural a la gobernación, sería invitado a formar parte del gabinete nacional. Esto lo obligaría a pactar con Mariotto. Aníbal Fernández, que será una pieza clave en el Senado, se anota entre los aliados del titular de la AFSCA.
Ajeno al kirchnerismo pero no a la discusión por la gobernación, Francisco de Narváez no por nada moderó sus críticas a la Casa Rosada, intuyendo tal vez que después de octubre habrá mucho para negociar. A este panorama cabe agregar que Julio de Vido tendría intenciones de digitar a su sucesor en el Ministerio de Planificación y que Guillermo Moreno combate a capa y espada para sobrevivir en algún alto cargo, ya que sería difícil que subsista en la Secretaría de Comercio. La posibilidad de que aparezca en el gabinete el actual embajador en España, Carlos Bettini, es incierta, porque le reprochan que se opuso tenazmente a la reelección de su jefa. Otra vacante que se abriría es la del Ministerio de Justicia, porque se descuenta el alejamiento de Julio Alak. La Secretaria de Seguridad Cristina Camaño y el Auditor General (y operador judicial) Javier Fernández ya compiten por ese sillón.

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