jueves, 6 de octubre de 2011

PARA FRENAR LA INTERNA RANDAZZO-BOUDOU

Aníbal Fernández podría seguir como Jefe de Gabinete
En notas anteriores señalamos que aumentarían las chances de que el próximo Jefe de Gabinete sea el actual Ministro del Interior, Florencio Randazzo. También en el gobierno se especula con que Amado Boudou evaluaría pedir licencia como vicepresidente y asumir como Jefe de Gabinete, dada la estrecha relación que mantiene con la presidente, que incluye escucharla durante horas para tranquilizarla. Boudou le habría comentado días atrás a uno de sus colaboradores que, en caso de no ser el sucesor de Aníbal Fernández, apoyaría al Secretario de Comunicaciones, Juan Manuel Abal Medina. Pero la realidad es que las acciones de éste se encuentran hoy en baja. Como una solución intermedia, que le evitaría a CFK tener que laudar entre Randazzo y Boudou, estaría surgiendo otra alternativa: que Aníbal Fernández permanezca en su cargo y pida licencia como senador nacional. A la presidente le preocuparía la creciente virulencia que están alcanzando las diferencias entre el marplatense y el hombre de Chivilcoy.
Esto coincidiría con que las pretensiones del quilmeño para reemplazar a José Pampuro en la Presidencia Provisional del Senado estarían incomodando a unos cuantos senadores kirchneristas.
En la tormenta
Con respecto al número de senadores para alcanzar la mayoría en la cámara alta, el gobierno no tendría mayores problemas, porque ya se habrían anotado 5 ó 6 de ellos y ellas, que están con la garrocha en las manos para aterrizar en el bloque oficialista.
Mientras tanto, en sectores empresarios y gremiales que no cuentan con la posibilidad de dialogar con la presidente, existe mucha preocupación por la crisis financiera internacional, que ya ha empieza a tener efectos en la economía real de nuestro país. Los problemas de Fiat y Alpargatas abrieron el juego. Y aparte, las conducciones sindicales estarían convencidas de que después del seguro triunfo del 23-o se decidiría alguna forma de ajuste económico. Pero en primer lugar está la definición en cuanto al dólar, que sigue preocupando a las autoridades y a todos los sectores de la población. Hoy esta tendencia les costó al Banco Nación y al Central cerca de 200 millones de dólares contado y el doble a futuro. Una verdadera sangría.
Hay conciencia fuera del gobierno de que éste se encuentra mucho más débil que ante la crisis desatada en 2008 y 2009. La soja en esa época estuvo a 380 dólares en Chicago y ahora a 427 dólares en el día de ayer, pero ahora con costos mayores para los productores y con un gasto público mucho mayor. No es menos cierto que, con estos precios, el proyecto de presupuesto, por cierto que bastante dibujado, no cierra. Pero de todas formas sería aprobado sin duda con más de 129 votos. La lectura política es que se trataría de un aporte a la gobernabilidad por parte de la oposición. Después vendrán con seguridad las definiciones sobre el dólar y la puja redistributiva. Lo que a esta altura es casi seguro es que, le guste o no al gobierno, habrá devaluación.

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