domingo, 6 de noviembre de 2011

EL CAPITALISMO EN SERIO QUE PROPONE CFK, ¿SERÁ EL NUESTRO?

Dejar flotar el dólar o más fuga de plazos fijos, la única opción

El discurso de la presidente en el cónclave de Cannes -como era previsible- intentó mostrar que la Argentina está al margen de la crisis financiera mundial que sufre Europa y, en parte, Estados Unidos y Japón. No hay duda de que tanto Barack Obama como Nicolas Sarkozy conocen a fondo los problemas de la economía argentina. Por eso, cuando el mandatario estadounidense le comentó al francés: “debemos aprender de Cristina para la reelección”, cabe interpretar que hizo un fino uso de la ironía acerca de cómo un pueblo que tiene una política económica con tantas distorsiones puede darle un cheque en blanco del 54% de los votos al gobierno responsable de las mismas. Pese a todo, CFK se despachó a piacere contra las calificadoras de riesgo, seguramente porque constantemente nos recuerdan nuestras distorsiones, coincidiendo así con los líderes del G20. Además, cuando criticó el anarco-capitalismo, en realidad se habría referido a nuestra situación, que marca un récord, ya que los mercados tienen jaqueado al gobierno transcurridos apenas 10 días hábiles de su reelección, mientras las medidas irracionales se acumulan sin que los funcionarios den pie con bola. Por último, cuando la presidente propuso volver a un capitalismo en serio, seguramente no se refería a la Argentina, donde los recaudadores de impuestos deciden quién puede comprar dólares y las importaciones dependen de los caprichos de Guillermo Moreno.
Sólo 2 alternativas
Así las cosas, al gobierno se va enfrentando a una opción de hierro. O deja flotar el dólar hasta donde llegue, o se encapricha en aumentar el kafkiano sistema de nuevos controles, induciendo así contrario sensu a los depositantes en dólares y pesos a retirarlos de los bancos. Los primeros, con destino a las cajas de seguridad o el colchón, y los segundos, para comprar los dólares en el mercado paralelo. Ya explicamos la escasez de reservas brutas para anclar el dólar ante la montaña de pesos que inunda el mercado por la emisión desordenada. En realidad, más que fijarse en cuánto valdría el dólar dividiendo reservas brutas por la cantidad de pesos, habría que poner el acento en lo que la gente cree que valdrá el dólar. En este sentido, la mayoría piensa que está muy barato. A esto último se le agrega un elemento adicional y es que tenemos un gobierno confiscador al que le faltan dólares hasta el mes de abril, cuando ingrese la cosecha de soja. De ahí que los depositantes en dólares temen que el gobierno se apropie de los U$S 7.300 millones que están como encajes en el BCRA, donde ya se fugaron esta semana U$S 700 millones y, a cambio, les entregue un bono con un interés del 3%. Algo que sería visto en estos momentos como una confiscación y un eventual corralito de depósitos, conmemorando así con un revival los diez años transcurridos desde el corralito que precipitó la caída de Fernando de la Rúa. Cualquier análisis que incluya los costos políticos de este tipo de medidas coincidirá en que es muy difícil que el gobierno tome semejantes decisiones, que podrían ser el principio del fin. Sin embargo, las torpezas que comete día a día el cristinismo lo pueden llevar a una encerrona.
La semana que comienza mañana será clave. La versión de que pueden aparecer los inspectores de la AFIP en las cajas de seguridad de los bancos puede, a su vez, incentivar aun más la fuga de depósitos. Sobre todo si se tiene en cuenta que en una semana se fugaron U$S 700 millones, casi el 9% de los depósitos totales, mientras las cuevas florecen dentro y fuera de la city.

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