miércoles, 9 de noviembre de 2011

UNA CONVERGENCIA OBLIGADA POR LAS CIRCUNSTANCIAS

Scioli y Moyano, aliados para contener el avance cristinista

Daniel Scioli, sometido a presiones cada vez mayores por parte del cristinismo, ya se habría resignado a que el Ministerio de Desarrollo Social, hoy a cargo de su mano derecha, el senador provincial electo Baldomero Cacho Álvarez, caiga en manos de alguien cercano a Alicia Kirchner. De este modo, la Casa Rosada conseguiría un objetivo importante: que las carteras de desarrollo social nacional y provincial queden unificadas bajo su batuta. Gabriel Mariotto, líder de la ofensiva para recortar el poder del gobernador, organiza para el próximo 25 un acto masivo en la sede la UOCRA en Lomas de Zamora. La finalidad de este tipo de movilizaciones es clara: mostrarle al sciolismo un kirchnerismo agresivo y demandante
Todo esto sin hablar de la pulseada en torno al Ministerio de Justicia y Seguridad, a cargo de Ricardo Casal. En esta área, Nilda Garré pretendería que el ex Subsecretario de Seguridad de León Arslanián, Martín Arias Duval, asuma como ministro o que la cartera se desdoble y éste se quede con la seguridad y Casal con la justicia.
Sitiado, Scioli está profundizando su buena relación con Hugo Moyano. Ambos comparten la posición de apoyo crítico a CFK, aunque Scioli nunca la critica en público y se limita a diferenciarse con determinados gestos.
La aproximación entre ambos no es nueva, ya que el ex motonauta apoyó calurosamente que Facundo Moyano fuera incluido en la lista de candidatos a diputados nacionales por Buenos Aires. La alianza Scioli-Moyano apuntaría ahora a por lo menos tres objetivos. El primero es consolidarse políticamente en la tercera sección electoral, que concentra el 30 por ciento del electorado bonaerense. Cacho Álvarez sería allí el operador clave que debería contener a Mariotto, contando para ello con la anuencia de los principales intendentes que, con mucha diplomacia, temen que, si se debilita Scioli, La Cámpora, Carlos Kunkel y Fernando “Chino” Navarro, entre otros, terminen yendo por ellos. Hoy por hoy, el ultracristinismo sólo cuenta con tres municipios incondicionales en el conurbano: Quilmes (Francisco “Barba” Gutiérrez), Lanús (Darío Díaz Pérez) y José C. Paz (Mario Ishi).
El segundo objetivo del eje Scioli-Moyano es ganar las elecciones del próximo 18 de diciembre en Independiente. Álvarez será candidato a presidente por la lista oficialista, que se completará con Julio Comparada, actual titular del institución, y el ex titular de la Unión Industrial Argentina, Juan Carlos Lascurain, quienes irán como vice primero y segundo. Pero el coordinador de la operación será Pablo Moyano, cuya influencia económica en Independiente ya es importante.
Por último, Moyano y Scioli estarían conversando con vistas a llegar a una estrategia común para las elecciones internas que se realizarían en marzo próximo y que definirán la nueva conducción del PJ bonaerense. Para el núcleo duro del sciolismo, sería esencial que el gobernador sea el futuro presidente del justicialismo, resignando simultáneamente la presidencia del PJ nacional, que asumiría CFK. Moyano, hoy a cargo de la conducción del peronismo bonaerense desde el ACV que sufriera Alberto Balestrini, sustentaría en principio las pretensiones de Scioli.
Jorge Macri busca una tregua
En este reagrupamiento de fuerzas también se suman otros factores. Por ejemplo, Jorge Macri, flamante intendente electo de Vicente López, estaría golpeando las puertas de la gobernación platense. Si bien aquél está obligado a reportarse al proyecto presidencial de su primo Mauricio, sus necesidades inmediatas pasan por otro lado. Vicente López sería castigada con la suspensión de toda ayuda financiera por parte del gobierno nacional y, si el gobierno provincial sigue el mismo ejemplo, Jorge Macri quedaría en una posición difícil de sostener. De ahí su búsqueda de una tregua con el sciolismo.
El nuevo mapa político que se va insinuando en Buenos Aires tiene también otras particularidades. El kirchnerismo, engolosinado con los resultados del 23 de octubre, parece caminar hacia una dura interna. El cristinismo, representado por Mariotto, vería su espacio discutido por la aparición del armado territorial de Amado Boudou, sin excluir que Florencio Randazzo y Aníbal Fernández tienen pretensiones de sentarse en la mesa de las decisiones. Y ni que hablar de Alicia Kirchner, dueña del enorme aparato clientelista organizado desde la cartera de Desarrollo Social.

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