jueves, 8 de diciembre de 2011

EL CRISTINISMO SE CIERRA SOBRE SÍ MISMO

CFK blinda al gobierno y De Vido es ahora el ministro político

Los movimientos de piezas que CFK viene realizando en las últimas semanas parecen tener un denominador común: la obsesión por blindar el poder. Por primera vez, el kirchnerismo coloca en la Jefatura de Gabinete a un funcionario sin gravitación política. A diferencia de los Fernández (Alberto y Aníbal) y también de Sergio Massa, Juan Manuel Abal Medina es un hombre de gabinete que sólo trata con la dirigencia política del oficialismo. Su relación con el resto de la dirigencia es entonces prácticamente nula. Sí, en cambio, el nuevo jefe de la administración pública es el guardián de un preciado tesoro, ya que la Secretaría de Comunicación es el laboratorio del proyecto de reforma constitucional que le permitiría la reelección a CFK. Egresado de Ciencias Políticas, Abal Medina avanzó -con el asesoramiento de Raúl Zaffaroni- en borradores para establecer un régimen parlamentario con un “ejecutivo dual”, es decir, una figura de Primer Ministro y un Presidente, similar al sistema que se utiliza en Italia. Pero el proyecto también incluye la creación de un “Tribunal Constitucional”a la par de la Corte Suprema.
La prioridad oficial por el blindaje se advirtió también en los elogios presidenciales de los últimos días para Guillermo Moreno, el comisario político de los empresarios y ahora del mercado cambiario. El otro que recibió una medalla fue el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, por haber conseguido arrebatarle a Daniel Scioli el control de la legislatura bonaerense. Aunque en menor medida, el ascenso de Julián Domínguez a presidente de la Cámara de Diputados también se vincula al blindaje del poder. El rápido crecimiento de Domínguez es un premio al éxito de éste en su operación para dividir la Mesa de Enlace. El caso es que Mariotto y Moreno son operadores eficientes en la confrontación, pero sin capacidad política. Y en cuanto al confirmado Ministro del Interior, Florencio Randazzo, hasta ahora creció sólo por su obediencia como operador.
Esta línea de funcionarios políticos que prácticamente no hacen política y que operan como fuerza de choque se complementa con los cambios en otras áreas sensibles. No parece casual que el Comisario General Hugo Matzkin se haya hecho cargo de la jefatura de la policía bonaerense justo cuando se avecina un ciclo de conflictividad social y sindical. Llamado entre los uniformados “el hombre que sabe demasiado”, Matzkin es un especialista en espionaje electrónico y escuchas telefónicas que viene sobreviviendo a muchos cambios políticos, tal vez por su habilidad para hacerse indispensable. También en el área de Defensa se ve cómo la prioridad del blindaje está por encima de todo. Está a punto de asumir la Jefatura del Estado Mayor del Ejército el general César Milani, mano derecha de Nilda Garré durante su gestión en esa cartera. Milani, en una situación sin precedentes, es a la vez Subjefe del Estado Mayor y Director de Inteligencia. Estos superpoderes se explicarían porque conduce una estructura de inteligencia al servicio del oficialismo que funcionaría al margen de las leyes de Defensa y Seguridad Interior. La coordinación entre Matzkin, Milani y el Subsecretario de la SIDE Francisco Larcher conforma el escudo que protege a la presidente de las amenazas -reales o imaginarias- que son una verdadera obsesión en Olivos.
La excepción
Este proceso de blindaje está de hecho dejando al gobierno casi sin operadores políticos de vuelo. El destierro de Aníbal Fernández es la prueba más evidente de ello, aunque también hay que contabilizar que un veterano negociador como Juan José Pampuro está pasando de la Presidencia Provisional del Senado a un gris despacho en el Directorio del BAPRO. El despacho de Pampuro en el Senado fue para otra especialista en confrontar, la esposa del gobernador tucumano José Alperovich, Beatriz Rojkés.
El caso es que este operativo de blindaje casi no ha dejado a nadie en la primera línea del gobierno con juego político como para negociar con los factores de poder y la oposición. La excepción es, obviamente, Julio De Vido que, aunque siguiendo en un área técnica, parece ahora el único puente importante que queda abierto entre la Casa Rosada y los sindicalistas, empresarios, gobernadores y hasta algunos políticos opositores. Hasta los radicales hoy se conectan discretamente con el gobierno a través del Ministro de Planificación, que conserva capacidad de generar instancias de negociación política.
Si Amado Boudou crecerá o no políticamente desde el Senado es algo que todavía está por verse, pero hoy por hoy De Vido parece llevarle mucha ventaja. Convertido por las circunstancias en el ministro político, sería también el único en condiciones de expresarse con puntos de vista propios ante una presidente decidida a escuchar sólo el sonido de su propio discurso.

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