miércoles, 13 de julio de 2011

Sandra Arroyo Salgado, el comienzo del fin de una jueza todo servicio

El resultado de los análisis comparativos de ADN en el caso de los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera, augura el principio de la caída de la Jueza Sandra Elizabeth Arroyo Salgado; una jueza que de la mano de Antonio Horacio Stiuso (Director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia) y de su ex pareja el Fiscal de la causa AMIA; Natalio Alberto Nisman, supo pasar en tiempo record, de un puesto en una defensoría de menores a ocupar los estrados del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional Nº 1 de San Isidro, desde el cual se orquestaron y se preparan las más grandes operaciones del oficialismo contra opositores.
Al parecer, la jueza que tiene más escolta policial que varios ministros y otros magistrados de la corte suprema; que llega puntualmente a las 8 de la mañana custodiada por dos vehículos en una caravana de tres con el de ella en medio, como si fuera a ser blanco de un ataque terrorista, parece haber cavado su propia fosa en la carrera judicial, donde juicio político mediante, tendrá que dar explicaciones sobre todas las operaciones ilegales que desde su sede se realizaron desde 2007 a la fecha, en la cual también arrastrará a varias personalidades de la actual Secretaría de Inteligencia y del oficialismo vernáculo, algunos por complicidad y otros por omisión.
Vale destacar que la “jueza” Arroyo Salgado, que tiene a cargo la investigación sobre la causa de supuesto espionaje, en la cual me tiene como “imputado”, junto al General Reimundes, a Juan Bautista “Tata” Yofre y Héctor Alderete entre otros, y por la que solicitó a la justicia uruguaya mi extradición, siendo la misma negada por el Uruguay al entender que hay una persecución política y un montaje en la misma en mi contra, dio muestras claras en ésta causa que carece por completo de conocimientos sobre derecho, ya que labró un oficio a interpol en carácter de circular roja, comprometiendo plenamente a Interpol Argentina, al violar disposiciones del Reglamento sobre el Tratamiento de Información para la Cooperación Policial Internacional (RTI) aprobado en 2003 y enmendado en 2005, y el Reglamento sobre el Control de la Información y el Acceso a los Ficheros de INTERPOL (RCI), aprobado en 2004 que prohíbe emitir pedidos de captura por asuntos políticos como lo fuera en mi caso, razón por la que tendrá que dar explicaciones, y eximiéndome a la vez de futuros ataques de locura de esta pseudo jueza y de cualquier pedido de jueces argentinos corruptos que sigan en la “Cadena de la felicidad” al servicio de la Secretaría de Inteligencia y monten en lo sucesivo, alguna causa o pretexto en mi contra, ya que desde la Argentina no podrá provenir ningún tipo de solicitud hacia INTERPOL en contra de mi persona, razón por la que me fuera levantada dicha circular y permitiéndome nuevamente viajar por el mundo, con excepción de mi patria, dado el capricho de una jueza incompetente y menopáusica, que ha hecho quedar a la justicia argentina ante la justicia oriental como el hazmerreír de estos últimos años, ya que en su capricho por ver perdida su oportunidad de tenerme para su show mediático, llegó a cursar un pedido de extradición en mi contra por supuestas amenazas. Debería seriamente considerar esta “Jueza” volver a cursar derecho. O lo que fuera en un país serio donde las instituciones funcionasen, sería rápidamente sumariada y desafectadas de sus funciones.
Sin embargo, el caso noble es marca ya varios ítems claros de persecución política que dan justo con los requerimientos necesarios para poder llevar a esta jueza a un paso más del juicio político y de su eventual final de carrera.
Quiero personalmente agradecer al Sr. Juez Federal, Daniel Rafecas, al ex Fiscal, Carlos Stornelli, y al Ex Juez Federal Guillermo Montenegro, por haberse negado a ser partícipes del montaje de operaciones de la Secretaría de Inteligencia a pedido de Antonio Stiuso y de Fernando Pocino, cuando estos les solicitaron abrir sin pruebas, un expediente judicial en mi contra cuando desempeñaba funciones en el Ejército Argentino y posteriormente en la Policía de Seguridad Aeroportuaria en los intentos de la banda de la SIDE capitaneada por Stiuso Fernando Pocino, por blanquear operaciones de inteligencia propias al atribuirlas hacia mi persona y subalternos; negocio que la menopáusica jueza si acepto como moneda de cambio en metálico y bajo promesa de manejar grandes e importantes causas judiciales.
El revés de los hermanos Noble Herrera y el revés de INTERPOL sobre mi causa en particular, anticipan el ocaso de Sandra Arroyo Salgado y de algunos jueces serviciales que a la fecha siguen creyendo que la impunidad es eterna. Si en las próximas elecciones esta jueza sigue en su puesto, me tendrá que ver personalmente en Argentina como uno de los tantos querellantes que aportarán todas las pruebas necesarias para llevarla tras las rejas por el sinnúmero de delitos cometidos y los irreparables daños causados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario