sábado, 13 de agosto de 2011

¡Llamen al Chapulín!

La confesión que le hizo Bossio a la Corte Suprema sobre la impotencia financiera de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) para honrar las sentencias judiciales a favor de jubilados no sólo es una virtual declaración de quiebra de la entidad sino absolutamente innecesaria dado que por supuesto el gobierno no piensa molestarse en cumplir fallos eunucos del Alto Tribunal como lo hizo con el caso Sosa y otros.
En cuanto a los trabajadores pasivos, si se tiene en cuenta que el 75% de los más de cinco millones de jubilados nacionales que votan cobran un haber miserable, no se puede sino concluir que se tienen merecido que el gobierno kirchnerista los utilice como variable de ajuste con el sencillo expediente de estirar los juicios hasta que se mueran porque pesar de esta especie de solución final las cifras dicen que muchos de ellos siguen aplaudiendo “aumentos” misérrimos y votando a la viuda y su cohorte de paniaguados camporistas para que a su vez ellos y sus amigos empresarios sigan llenándose los bolsillos a costa de sus padecimientos.
Pero lo más relevante de las declaraciones de Bossio es que confirman que la verdad siempre pasa por alguna hendija para mostrar su rostro y desenmascarar las engañifas urdidas por buhoneros de la política como en el caso de Néstor Kirchner.
La gran mayoría de los analistas estrella de los medios más importantes y ciertos economistas se cansaron de alabar durante años la destreza del ex presidente para manejar la economía sin ser economista obviando algunos pequeños detalles como el crecimiento exponencial de lo que se denomina técnicamente “pasivo contingente” que nunca aparece en los presupuestos pero que puede llegar a transformarse en una imparable bola de nieve que no molesta mientras rueda pero arrasa con todo cuando explota.
Según el propio director ejecutivo de ente hoy por hoy la deuda ya alcanza la friolera de u$s 10.000 millones, el mismo monto que el“genial” economista le pagó sin necesidad al FMI para “desendeudarse” con el extranjero y endeudarse con los indefensos. Lo único eterno que dejó el“eternauta” es esta deuda con los abuelos.
¿Este es lo que entiende el kirchnerismo por “justicia social”? ¿Pagarles a los capitalistas y enterrar a los desamparados?
Por cierto el revelador reconocimiento de Bossio da para escribir un libro sobre la génesis de los próximos temblores económicos que se avecinan y sobre los extraños factores que hicieron que un dirigente mediocre y atrabiliario pudiera fascinar a tantos expertos con trucos tan rudimentarios como amañados.
Sin embargo este comentario sólo quiere destacar como la degeneración del sistema made inKirchner va carcomiendo hasta sus mismos cimientos porque ahora el máximo Tribunal quedó embretado en un dilema de hierro: si falla conforme a derecho y en base a su propia jurisprudencia provoca el blanqueo del default del Estado y una brutal transferencia de ingresos a sectores improductivos. Si por el contrario inventa alguna solución oblicua para esquivar este resultado retorciendo sus propios argumentos precedentes cae aun más su credibilidad ya herida a partir del caso Zaffaroni.
¿Por qué el gobierno no recurre al tradicional recurso de la “emergencia previsional” por “gravedad institucional” inventada por Raúl Alfonsín con el decreto 2.196/86 con el que inauguró el funesto instituto de la“necesidad y urgencia”?
¿Por qué no arbitra la emisión de bonos a largo plazo y pone bajo control la deuda de los jubilados con quitas razonables? Primero porque nadie los compraría sabiendo que la economía del país hace agua y si los compraran representaría una brutal inyección de dinero al circuito que haría volar la inflación y el tipo de cambio, segundo porque el encargado de encontrar a una salida a este embrollo está muy ocupado tocando la guitarra y paseando en moto hasta el 23 de octubre porque no sabe qué hacer, y tercero, porque es más fácil ignorar las sentencias de una Corte impotente para hacerlas cumplir.
Naturalmente este es sólo un botón de muestra de los numerosos agujeros que denuncian la vulnerabilidad de una economía manejada por un almacenero durante cinco años pero que sin embargo algunos expertos consideran sólida porque tiene suficientes reservas como para parar corridas bancarias contra el peso sin aclarar que 35 mil millones de dólares de ellas ya son ajenas y que los trucos contables como el diferimiento de pagos de obras públicas, los adelantos del BCRA, la reasignación de partidas presupuestarias y otros yuyos esconden el fuerte deterioro de la macro que en algún momento va a pasar la factura y provocará la salida de los “indignados” argentinos a las calles.
Entonces, confirmado el apotegma de que con la economía se puede hacer cualquier cosa menos evitar las consecuencias, a la vista de los resultados de las chapucerías de Néstor Kirchner (de su viuda ni hablar porque ni siquiera sabe donde está parada) ¿Habrá que llamar al Chapulín para que arregle el entuerto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario