miércoles, 10 de agosto de 2011

Se avecina un gran escándalo electoral

En más de una oportunidad nosotros y otros analistas sostuvimos que cualesquiera fueran las circunstancias, el gobierno haría lo imposible para no entregar el poder, no sólo por la ambición de conservarlo e imponer su peculiar visión ideológica, sino también para evitar lo que parece imposible: sortear las consecuencias legales que ya impuso la corrupción que caracteriza la gestión del kirchnerismo. Ahora, la piedra del nuevo escándalo podría ser el proceso electoral que debe realizarse este domingo, que ya despierta susceptibilidades, algunos de cuyos detalles se consignan en este mismo número. Por un lado, ha llamado la atención que no se hayan tomado medidas para contar con observadores extranjeros ni la presencia de ONG’s especializadas, que habitualmente se interesan e intervienen en estos asuntos. Concurrentemente, ayer se supo que la justicia electoral dispuso -por primera vez en nuestra historia político-institucional- que las urnas se depositen en el lugar de la votación el día anterior, es decir, en este caso, durante algún momento del próximo sábado. ¿Cuál es el motivo? Por ahora no se ha dado ninguno, lo que ha dado lugar a interrogantes sin respuesta.
Los más desconfiados se preguntan si es lógico sospechar la posibilidad de que se introduzcan sobres con boletas del Frente para la Victoria u otros elementos que lógicamente serían descubiertos antes del sufragio o durante el recuento de votos, por lo que las suspicacias se orientan hacia las urnas mismas, es decir, que al conocerse estas circunstancias deberán ser revisadas en detalle por las autoridades de mesa. El asunto parece sin importancia y sin duda surge como un distractivo, inocente o disparatado, por lo que la atención se ha puesto ahora sobre el tema de las boletas que ya han sido distribuidas pero que no podrán utilizarse. Es el caso de la candidatura de Adolfo Rodríguez Saá quien, además de senador por San Luis, desea competir sin posibilidad alguna por la gobernación de Buenos Aires, una iniciativa insólita que, sustentada en la imposibilidad de una doble candidatura, fue desechada por la Junta Electoral de Buenos Aires. Lo que llama la atención es que esto último venga a suceder cuando falta menos de una semana para el comicio pero, como lo dijimos, las boletas ya han sido distribuidas. Esto puede ser motivo de una confusión, y utilizadas, es decir que convenientemente intercaladas con otras, un elector poco ilustrado las podría colocar en el sobre correspondiente e introducirlas en la urna. Esto anularía el voto, interpretándose que la escasa cantidad de fiscales aumentaría esta eventualidad que, convenientemente utilizada, con seguridad favorecería al oficialismo.
Una situación parecida y de difícil interpretación para el votante y de las mismas autoridades de mesa, es el corte de boletas que se sabe preparan distintas fracciones políticas, especialmente dentro del peronismo, un proceso que, dentro de su complejidad, se sumaría al hecho de que corte mediante, se puede votar por candidatos de distintos partidos pero sin repetir los cargos seleccionados. Esto, que parece un galimatías, generaría una fabulosa confusión que podría provocar lo que apretadamente tratamos de describir; también demoraría el recuento de los sufragios, que se prolongaría en exceso, lo que según los análisis más objetivos explican las versiones surgidas desde anoche. Éstas dicen que se provocaría una verdadera catarata de impugnaciones, observaciones y protestas. Si esto sucede, podría determinarse una extensión de la fecha prevista para la elección más importante, es decir, la presidencial de octubre. El argumento sería encontrar una solución al entuerto pero de inmediato se generarían disímiles y encontradas interpretaciones legales y una notable confrontación política que de cualquier forma cumpliría con el objetivo gubernamental. Hay que recordar que el juez federal de La Plata, Manuel Blanco, anticipó varios meses atrás que las primarias eran impracticables, lo que fue desoído por la Cámara Nacional Electoral.
Veamos un poco esta perspectiva que parece insólita pero que permite, una vez más, la reflexión de que con el kirchnerismo todo es posible. Planteado el tema en la forma que hemos descripto, surgiría la cuestión de una nueva fecha: ¿noviembre por ejemplo? Pero si hay una segunda vuelta y dadas las festividades de fin de año, ya se menciona al mes de enero con todas las dificultades que esto plantea. Para los analistas aparecen otras eventualidades como por ejemplo, que si las elecciones se hicieran durante ese mes, se afectaría la concurrencia de determinados votantes opositores como serían los de la Capital Federal que ya demostraron que en su mayoría son opositores. El enrarecimiento que todo esto significa aporta, con firmeza, la aparición de un tremendo escándalo no sólo electoral como lo dejamos dicho al comienzo, sino también institucional, todo lo cual llegaría acompañado con el impacto que quedaría instalado por un conflicto social por los ajustes económicos derivados de la supresión o disminución de los subsidios en tanto permanece latente el grave problema que ha surgido en el noroeste argentino y que promete extenderse por otras regiones del país. No queremos ser alarmistas; sólo describimos lo que se evalúa en determinados centros políticos y especialmente los más cercanos al poder.

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