jueves, 1 de septiembre de 2011

La Cámpora

La Cámpora financiada por “aquellos y aquellas” que jamás viajaron en avión

Que el negocio aéreo ha pasado de manera total y completa a las manos de la acaudalada juventud de “La Cámpora”, es un escándalo que parece confirmarse con el pasar de los días. En efecto, la agrupación kirchnerista además de controlar Aerolíneas Argentinas a través de su presidente y militante Mariano Recalde, pasó sin más a controlar los dos organismos reguladores: la Administración Nacional de Aviación Civil conducida por Alejandro Granados (hijo del intendente de Ezeiza, alineado ahora a los jóvenes oficialistas) y el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos conducido ahora por el militante Manuel Baladrón (hijo del homónimo diputado kirchnerista).
Descontando que la práctica del nepotismo -que es una forma de corrupción- parece ser la regla entre los acomodados del kirchnerismo, hay un dato que resulta especialmente alarmante. Víctor Maiola, también miembro de La Cámpora, denunció hace algunos días que la agrupación le exigía el 10% de su sueldo para financiarse. El argumento era claro: el trabajo le había sido concedido exclusivamente por su militancia y, por tanto, debía dejar esta suerte de diezmo (¿acaso un impuesto revolucionario?) como una “devolución de favores”.
La Cámpora hizo ingresar ya a centenares de militantes en el negocio aéreo en todo el país, con lo cual es dable preguntarse: ¿Cuántos incapaces e inútiles están ocupando importantes puestos de trabajo en el Estado sólo por una decisión política y no por una cuestión de aptitudes y capacidades? ¿Cuántos de ellos están siendo expropiados de este diezmo que va a parar a las multimillonarias arcas de esta maquinaria progre-empresarial que todos conocemos como “La Cámpora”?
Dado que los sueldos de los “camporistas” provienen del erario público, atrás de todo esto se esconde una pavorosa verdad: es a costa de nuestros bolsillos que los efebos preferidos de Cristina están siendo financiados. Pero hay algo más grave: la mayoría de quienes involuntariamente los financian, encima los votan

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