martes, 15 de noviembre de 2011

ANÍBAL FERNÁNDEZ Y PICHETTO: ¿ALIADOS PARA FRENAR A BOUDOU?

La batalla contra la dolarización ya condiciona los cambios en el gabinete

El 23 de octubre, la magnitud del triunfo electoral había provisto a CFK de un amplio margen de discrecionalidad no sólo para recomponer su gabinete sino también para gobernar casi sin consultar con nadie. Pero la actual batalla contra la dolarización está cambiando rápidamente las cosas. Nadie está en condiciones de afirmar si la demanda de dólares por el mercado se atenuará o, lo que es más probable, se profundizará, en la medida que siga aumentando la desconfianza incentivada por las erráticas medidas oficiales. La designación de un nuevo gabinete económico, en este contexto, es cuando menos riesgosa para la presidente, porque si la crisis avanza, el 10 de diciembre el deterioro ya podría haber afectado a sus nuevos colaboradores, desgastando además la autoridad presidencial. Este tipo de razonamientos serían los que están provocando que los cambios sigan congelados. Todo esto, en el medio de un florecimiento de las fricciones entre Amado Boudou y Mercedes Marcó del Pont, Julio de Vido y Guillermo Moreno, etc. El resultado que en las próximas 72 horas tengan las medidas recientemente adoptadas para garantizar los depósitos en dólares y frenar así la corrida bancaria será decisivo para la adopción de decisiones políticas. De continuar o profundizarse el volumen de retiro de depósitos, el desgaste golpearía seriamente a Marcó del Pont, así como Ricardo Etchegaray no puede explicar ya cómo la ilegal intromisión de la AFIP estableciendo un control de cambios solapados sólo consiguió alimentar en el público el interés por conseguir dólares.
Una alianza defensiva
En el actual proceso de desgaste, Boudou parece llevarse las palmas. Máximo Kirchner y Carlos Zannini le recriminan sus infidencias tomando distancia de las medidas de control de cambios de la AFIP, mientras que la corrida cambiaria y bancaria salpica el final de su gestión. En este contexto, su desembarco en la presidencia del Senado puede no ser todo lo brillante que el ministro rockero esperaba. Para empezar, tomó estado público que el vicepresidente, rodeado por varios equipos de La Cámpora, pretendería tomar por asalto la cámara alta, a través de una purga para dejar libres 2000 vacantes. Una especie de intervención masiva que provoca temor y malestar hasta en algunos senadores del oficialismo. Este clima coincide con otra cuestión. Durante largos años, el bloque del FpV fue regenteado cómodamente por Miguel Ángel Pichetto, mientras Juan José Pampuro se acomodaba -desde la Presidencia Provisional- a esta situación.
A partir del 10 de diciembre, el mapa del oficialismo en el Senado será totalmente distinto. Habrá tres figuras K de primera línea y con perfiles competitivos: Boudou, Aníbal Fernández, que será Presidente Provisional, y Pichetto, que continuaría a cargo del bloque. No es un secreto que, así como Boudou pretende catapultarse desde el Senado a la Casa Rosada, Aníbal F. quiere que su banca sea el trampolín que le permita suceder a Daniel Scioli. Es razonable suponer lo que pasará cuando los senadores oficialistas se dividan entre los que se reporten a cada uno de los tres, que tienen además llegada independiente a la presidente. Este panorama inquietante puede empezar a acotarse rápidamente. Un antiguo aforismo dice que “no hay pelea de tres”. Es decir, que generalmente terminan formándose dos bandos. En este caso, hay algunos indicios de que Aníbal F. y Pichetto podrían aliarse para resistir el embate de Boudou y su corte de tecnócratas y dirigentes de La Cámpora. Y hasta hay suposiciones de que en el entorno de CFK habría más de uno complacido con este proyecto.
La posibilidad de un armado en el bloque oficialista que le ponga límites a sus pretensiones sería un nuevo llamado de atención para la carrera estelar del hombre de la guitarra. Luego de hacer carrera en los pasillos de Olivos, Boudou está a punto de ingresar a un mundo político más complejo y lleno de acechanzas.

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