martes, 22 de noviembre de 2011

COMO ANTES DE LANZAR SU CANDIDATURA

CFK recurre otra vez al suspenso para concentrar poder

Durante el reciente proceso electoral, CFK hizo del suspenso su principal arma. Durante varios meses dio señales ambiguas acerca de si aceptaría o no ser candidata, llevando su indefinición hasta el límite de los plazos. Y luego, al aceptar la candidatura, afirmó que tenía tomada la decisión desde el primer momento. Dentro y fuera del gobierno crece la hipótesis de que la presidente estaría de algún modo repitiendo el mismo patrón de conducta, al menos en dos temas centrales: el rumbo de la política económica y los cambios en el gabinete. Imitando a su fallecido esposo, desde que se agudizó la demanda de dólares y el retiro de depósitos, Cristina se hizo cargo personalmente de la conducción de la política económica, sin preocuparse demasiado por el papel desairado que le toca a su vicepresidente electo Amado Boudou. Así fue que Guillermo Moreno terminó recibiendo carta blanca para presionar a los operadores del mercado financiero. Algunos kirchnerólogos deducen que esta actitud indica algo más: que el futuro ministro de economía, como viene ocurriendo desde el 2003, será un incondicional y no tendrá peso propio, para reafirmar así que las decisiones de política económica se seguirán tomando sólo en Olivos. La reaparición de Julio De Vido como vocero principal del gobierno parece querer decir más o menos lo mismo.
Otras señales
La concentración de las decisiones en la presidente habría aumentado aún más a partir del 23 de octubre. Un proceso que se había iniciado cuando CFK le arrebató el área de seguridad -entre otras cosas- a Aníbal Fernández, poniendo en evidencia que no habría superministros. La creencia de que ahora podría haber una delegación de funciones en Amado Boudou está siendo desmentida también por los hechos. Al contrario, cada gesto de CFK parece estardestinado a construir el hiperpresidencialismo. La decisión de devolverle el control de los vuelos a la Fuerza Aérea habría sido un mensaje acerca del fortalecimiento de su autoridad. Otra señal en el mismo sentido fue su ausencia en la cumbre del PJ realizada el jueves pasado en Río Gallegos, a la que se pensaba que iba a concurrir. Pero ella avisó a último momento que no iría y que quería una manifestación de apoyo incondicional de Daniel Scioli y los demás gobernadores, pero sin prestarse a la foto con ellos. También habría intervenido directamente en la distribución de la cuota de poder que se le permitirá conservar al gobernador bonaerense. Aparentemente, se le concedería mantener a Horacio González a cargo de la presidencia de la Cámara de Diputados, pero rodeado por José Ottavis y otros operadores de la Casa Rosada, en tanto que el Senado será un coto de Gabriel Mariotto y el cristinismo. Y tampoco habrían faltado los vetos: el ex peronista federal Felipe Solá estuvo a un paso de quedarse con la presidencia del grupo BAPRO. Pero CFK habría prohibido que Scioli cerrara este acuerdo.
Días atrás, la presidente convocó a Buenos Aires al embajador argentino ante la ONU, Jorge Argüello. Muy seria, lo recibió diciéndole:“Jorge, necesito que te ocupes de Haití, donde tenemos que solucionar serios problemas con nuestro contingente militar”. Según testigos, Argüello habría palidecido pensando que debía dejar Nueva York para instalarse en uno de los países con peor calidad de vida del mundo. Entonces Cristina habría sonreído, para decirle: “en realidad quiero que vayas a la embajada en Washington”.
El canciller Héctor Timerman también experimentaría una tensa situación, ya que su jefa lo mantendría en su cargo pese a recriminarle serios errores. Pero ella pensaría que cambiarlo sería mostrar que cede ante la presión de los disconformes.
Entre otras directivas recientes, la presidente habría prohibido que sus funcionarios hagan declaraciones sobre las relaciones con Hugo Moyano y la CGT. Por su parte, Florencio Randazzo, tal vez convencido de que estaba asegurado su ascenso a Jefe de Gabinete, habría recibido cierto castigo en las últimas semanas y desde las usinas oficiales empezaron a mencionarse otros candidatos para ese cargo.
El suspenso y el misterio como instrumentos para asegurar su hiperpresidencialismo parecen ser el método que, al menos por ahora, mejor domina CFK.

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