sábado, 12 de noviembre de 2011

Cristina comienza a cocinarse en su propio caldo

Cristina comienza a cocinarse en su propio caldo

CFK es uno más de los políticos que no dijeron lo que pensaban hacer una vez sumidos o reelectos, sin embargo la población -aquellos que no la votaron tanto como quienes sí lo hicieron- comenzó casi al unísono a desconfiar de la economía; explicar este proceso no es fácil pues ésta no ha variado de partitura sino que simplemente se comenzaron a aplicar aquellas cosas que todos sabíamos que debían comenzar a aplicarse

La fuga o salida de dólares sigue cada vez más firme a pesar de los aprietes, prohibiciones o medidas seudo monetarias impuestas desde la AFIP, la Secretaría de Comercio y el BCRA; pero todas estas medidas resultaron contraproducentes popularmente, pues aquello que expresaba una particularidad del pueblo argentino terminó por convertirse en una apreciación al tope del ranking de prioridades y temores. El “blue” o paralelo ya está disparado a $5 por unidad y el “contado con liqui” ya anda por los $4,85, mientras los bancos para intentar parar la salida de depósitos ofrecen hasta un 22/23% de tasa de interés.
La imparable fuga ya se llevó US$64 mil millones y además se perdió un 5% de los depósitos en plazo fijo en dólares, mientras el BCRA ya opera sin contar con reservas de libre disponibilidad y la ANSES comienza a vender las acciones de las empresas que tenía en su poder. Todo comenzó con un proceso de dolarización de las carteras de inversión normales en tiempos electorales, pero terminó convertido en un proceso permanente de salida de divisas que terminó por desangrar al propio Central quien perdió en el último trimestre US$8,4 mil millones.
Nada se esconde para siempre, y finalmente empezaron a saltar los problemas que estos años el kirchnerismo primero y el cristinismo en este último año escondieron bajo la alfombra; quedó al descubierto que ya no hay como esconderlo y, obvio, después de tanto taparlo aparecieron potenciados; como cualquier enfermedad al no ser atacada a tiempo esta se profundiza y agrava, y esto es lo que ahora está sucediendo. A la fuga imparable de divisas se sumaron los retiros de fondos de las cajas de ahorro en dólares, y encima ahora el pueblo toma conciencia de que los subsidios que le permitían esconder parte de la inflación se comienzan a desarmar atacando el bolsillo popular.
A los problemas de los subsidios al transporte -colectivos, subte y trenes- y su desmantelamiento, total o parcial, debemos sumarles los problemas energéticos que ya acaban de generar un llamado a licitación de 80 barcos de gas licuado, contra 25 barcos del año 2010- o sea triplicando el consumo y por lo tanto los costos de esta operación (hoy de US$3,6 mil millones)-, sólo en 2011 los costos de importación de combustibles para la generación de energía insumieron US$10 mil millones, que se suman a los US$35 mil millones de los subsidios cruzados que irremediablemente deberán ser desarmados más rápido que lentamente. Por donde se lo mire, los números abruman y son verdaderamente irresponsables e imposibles de cargarlos a la cuenta de nuestra economía.
El cristinismo intenta hacernos creer que estas aberraciones son productos del “crecimiento económico” alcanzado durante estos 8 años de gestión K, inútil intento pues el pueblo reconoce que la causa es la caída abrupta de la producción nacional y peor aún de la falta de las inversiones imprescindibles, la pérdida de las reservas hidrocarburíferas dibuja un horizonte totalmente comprometido. El desmanejo, la impericia y la corrupción en esos rubros como en el del tipo de cambio y la inflación descontrolada es parte de lo mismo: estalló bajo la forma de una fuerte presión compradora y de desconfianza popular y quedó a la vista en la sucesión de medidas, trabas y aprietes tomadas de apuro y desordenadamente.
El temor al desmadre es tan grande que el régimen cristinista sigue moviéndose al ritmo de un elefante dentro de un bazar, según el ex funcionario del BCRA, se quebró el modelo cambiario post-convertibilidad, rompiéndose la última pata del modelo impuesto en 2002 y que permitiera el crecimiento sostenido de éstos últimos 9 años “vamos a más restricciones y controles y hasta pueden llamar a quienes retiren depósitos en dólares a dar explicaciones”. Las reacciones tardías provocadas por el desgobierno y la impericia, cuando se decide enfrentarlas suelen deparar graves y enormes problemas y encima ramificados.
“Cosecharás tu siembra o te cocinarás en tu propio caldo”.Las tensiones en el dólar y las tasas ya se están cobrando las primeras víctimas, los productores y los deudores hipotecarios a los que se les ha encarecido el crédito en un 5% -como mínimo- y al comercio al que se le quitan las promociones de cuotas sin interés amesetando como mínimo el consumo; el Gobierno se mueve imprecisamente entre el desafío de frenar la inflación y la fuga de capitales y la necesidad imperiosa de buscar más fondos para el tesoro nacional. Pesan la soja y Brasil, específicamente, pero la clave está en las decisiones de CFK.
Las verdaderas razones del cristinismo para frenar la compra de dólares del chiquitaje y de los grandes compradores se encuentran en que el comercio exterior argentino ya no genera las divisas necesarias para cubrir los pagos al exterior y mucho menos para aumentar las reservas que ya han traspasado la barrera de los US$47 mil millones -US$46,7 mil millones-, y que como explicáramos en nuestro anterior artículo “Tomamos dólares prestados para disimular la fuga” ya realmente no alcanzan a los US$35 mil millones de los cuales líquidos no existen ya ni un centavo.
Argentina por su falta de competitividad y baja escala de producción sólo consigue superávit con los países chicos, siendo deficitaria con los emergentes y los del primer mundo aún en mitad de la crisis internacional; con los top ten mundiales nuestra balanza es deficitaria en US$ 8,9 mil millones. La política implementada en 2002 o sea en la post-convertibilidad se resumía en cuatro puntos: dólar recontraalto, sustitución de importaciones, un robusto superávit fiscal y un muy elevado superávit comercial.
Esta combinación resultó en uno de los períodos más prolongados de crecimiento en la historia económica reciente y fue plebiscitada políticamente hace apenas dos semanas; el total deterioro de tres de esas cuatro variables-pilares que explicaron la fuerte expansión de los últimos años ya son una total realidad y así llegamos a noviembre 2011 con una realidad que impactó en la ciudadanía y terminó de provocar esta sensación-realidad de desconfianza generalizada. El mes de diciembre nos encuentra con un vencimiento de US$2,3 mil millones producto del vencimiento del cupón de bonos atados al PBI y en medio de una verdadera “corrida cambiaria” y un “Korralito”.
El dilema que hoy enfrenta la política económica del modelo cristinista es que difícilmente puedan controlarse todas las variables todo el tiempo, lo que nos enfrenta a la verdadera realidad, no existen los dineros para mantener todo como hasta ayer y eso implican correcciones realmente duras y dolorosas para el pueblo, específicamente para las clases medias y medias bajas y definitivamente para las clases sumergidas y pobres.


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