jueves, 3 de noviembre de 2011

El gran hermano Echegaray

El gran hermano Echegaray

Muchos que sonreían escépticos cuando en esta columna se anticipó que se venía la instauración de un estado policial luego de la reelección de la viuda de Kirchner deben estar reconfigurando su disco duro ante las declaraciones de Ricardo Echegaray respecto de las pesquisas que realiza la AFIP sobre la vida y hacienda de los osados ciudadanos que se arriesgan a comprar dólares en puntos de venta legales.
Lo que se ve en las declaraciones de Echegaray, si bien en gran parte es una mera amenaza con mucho de bravata, desnuda la metodología represiva basada en el terror y la amenaza de persecución que se propone aplicar el gobierno kirchnerista no sólo para controlar los desbordes que seguramente se irán produciendo como consecuencia de ocho años de despilfarro y demagogia sino para extorsionar y amedrentar a quienes no se sometan a su poder.
La provocativa e impropia fanfarronería del titular de la AFIP (Agencia Federal de Investigación y Persecución de ciudadanos) sobre la profundidad y extensión de los datos que maneja el gobierno merced al sistema de cruzamientos informáticos (““Inclusive sabemos cuántas veces viaja una persona, por los datos de la Dirección de Migraciones y hasta en qué clase viaja en el avión”) revela desembozada y claramente la dirección que piensa tomar la conducción política de la Argentina en cuanto al cercenamiento del derecho a la intimidad de las personas y el grado de peligrosidad que revisten estos sofisticados mecanismos de control en manos de gente tan inescrupulosa como ha demostrado ser el elenco kirchnerista a lo largo de sus años de gobierno.
Es cierto que en países desarrollados también existen sistemas de espionaje ciudadano con seguridad más eficientes que el criollo, pero en ellos la justicia no está sometida por el temor, la codicia o la comodidad, el Congreso no es una escribanía del ejecutivo, los mecanismos de control del poder funcionan, la impunidad de los funcionarios públicos no es una institución y fundamentalmente, sus sociedades conocen el valor de la libertad.
Como es obvio esta maquinaria cibernética de espionaje oficial revelada con soberbia y desparpajo por Echegaray es de “usos y usuarios múltiples” y también será utilizada por la Secretaría de Inteligencia de acuerdo a las instrucciones que reciba de “la superioridad” -léase Zannini, Verbitsky, Kunkel, Conti y Cía.- para intentar hacer realidad la voz de orden lanzada por la viuda presidencial a través de su vocero Abal Medina: “Ahora vamos por todos”.
Plantar pruebas y fabricar causas para doblegar a empresarios reticentes a “colaborar”, periodistas rebeldes y opositores molestos será como coser y bordar para una dictadura votada con entusiasmo por más de la mitad de la población adulta un 23 de octubre que muchos no olvidarán en sus vidas cuando la larga mano del Gran Hermano haga pedazos su existencia y aniquile su libertad.
Hoy todavía analistas de grandes medios insisten en sus editoriales en darle a la señora H2cero recetas para encaminar el país hacia la salida del aquelarre económico en que lo sumieron los desvaríos de su marido y su propia pedante ignorancia, sugiriendo que “todavía estamos a tiempo”. ¿Es tan difícil para estos publicistas entender que la viuda es una persona que cae en éxtasis frente al espejo y que así como no tiene la más mínima idea de lo que es su conceptualmente gaseoso “modelo” tampoco su estrechez intelectual le permite imaginar otra cosa que lo que está haciendo, y que los deseos y recomendaciones más prudentes no caen en saco roto sino en un gran agujero negro? ¿Aún no entendieron que los olmos no dan peras y que los burros no ladran y no pueden hacer otra cosa que lo que hacen los burros?
Si los kirchneristas les están dando cotidianamente a los formadores de opinión señales inconfundibles de que se proponen implantar una dictadura populista que arrase con las libertades públicas y privadas y éstos insisten en recomendarle al escorpión que no pique a la rana que lo transporta pese al inequívoco mensaje del Gran Hermano Echegaray la Argentina está en el horno.

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