jueves, 3 de noviembre de 2011

“¡¡¡Yo no la voté!!!”

“¡¡¡Yo no la voté!!!”

Cristina todavía estaba en plena tarea de seleccionar los vestidos, zapatos y carteras que usaría en Francia, cuando en la Quinta de Olivos fue informada reservadamente sobre las primeras consecuencias que se producirían en el mercado financiero, en el ámbito de la producción, del comercio y en la opinión pública en general, gracias a las medidas restrictivas de la comercialización de divisas, cuando tras un breve intercambio de ideas con sus asesores más inmediatos, dijo con gesto adusto que debía continuarse con la política adoptada en la materia. “A mí no me van a doblar la mano”,sostuvo con tono severo, lo que reveló la persistencia del prejuicio conspirativo que reina en el gobierno y la peculiar visión que en la cúpula del oficialismo se tiene para con las leyes económicas y particularmente sobre las que, inexorablemente, rigen para el mercado en cualquier circunstancia y lugar. También esta cuasi anécdota puso de manifiesto la ignorancia del oficialismo sobre lo ocurrido en otras épocas y bajo gobiernos de distinto signo.
No hace falta que recordemos en detalle la enorme carga de experiencia que arrojaron esos hechos que, en este conflictivo presente, volverán a repetirse con todas sus consecuencias políticas, renuncias y cambios bruscos, aún imprevisibles tanto en el tiempo como en su dimensión. Sin embargo, sí podemos sostener que el escenario político y económico se mantendrá todavía por un tiempo, en medio de las protestas y confusiones que se han generado, aunque también es probable una eventual corrección de las normas que quieren imponerse y provocan la existencia del “mercado negro”, que surge inmediatamente para imponer la realidad de la situación. La esperanza de una rectificación por parte de la Casa Rosada todavía es esperada por el grupo de industriales -especialmente adeptos del presidente de la Unión Industrial a la cabeza y el respaldo de unos pocos pero significativos empresarios-, creen que Cristina podrá volver de Francia con una nueva visión acerca de lo que sucede... y de su propio futuro. Para poder sostenerse en la conducción de su sector, De Mendiguren y sus amigos necesitan con urgencia la modificación del rumbo que ya llevó a la principal divisa referente en nuestro medio, el dólar, a una cotización paralela ascendente que comienza a arañar los cinco pesos ($5) por unidad, en tanto se enrarece rápidamente la atmósfera política y social. Esto no quiere decir que las principales figuras políticas se hayan manifestado o estén por hacerlo, sino todo lo contrario. Exactamente como sucedió en la trágica década de los años setenta, salvo algunas excepciones, ningún político quiso definir lo que debía hacerse frente a la situación más grave y peligrosa que vivió la Argentina moderna. Sí lo hicieron Juan D. Perón y Ricardo Balbín, pero ambos están muertos; los revolucionarios marxistas que fueron vencidos con las armas -tal como ellos eligieron- y sobrevivieron hoy vuelven a instalarse en el poder y en buena medida ésas son las consecuencias que ahora se soportan.
Al respecto, es bueno destacar que exactamente igual a lo ocurrido en el pasado, las dirigencias partidarias callan la boca -siempre con alguna reconocida excepción- que merecerán comentarse oportunamente en profundidad pero además, es imprescindible reiterar que escasos días después de las elecciones, quienes desconocieron las advertencias y votaron con entusiasmo a Cristina Fernández de Kirchner y al guitarrista Boudou ahora son los primeros en protestar por lo que sucede, con el agregado de que nadie desconoce que la inversión hormiga en dólares es pequeña si se la compara con los grandes movimientos que hacen a la marcha de la economía y ahora están paralizados. El mercado inmobiliario no funciona en pesos en los que nadie confía, la inflación avanza, la devaluación que exigen varios sectores la impulsaría más aún, las protestas crecen y ya nadie recuerda que en los últimos comicios puso en la urna la boleta del Frente para la Victoria. Más aún, muchos de ellos ya ingresan rápidamente en el segmento de la desocupación o en el trabajo reducido, un factor que agrava el escenario en términos que muy pocos imaginan.
Tres de las principales terminales automotrices decidieron para el personal vacaciones fuera de fecha u otras medidas similares frente a una caída de la demanda interna y externa, todo un síntoma recesivo que en otras partes del mundo son motivo de serias preocupaciones mejor atendidas, sin ideologismo y mayor capacidad. Varias actividades subsidiadas dejaron o dejarán de serlo, el aumento del transporte será una sangría inatendible por parte de los sectores de menores recursos, el encarecimiento de la vida angostará los ingresos y los primeros reclamos a cargo de Hugo Moyano y su familia están puestos sobre la mesa. Por cierto, nadie desconoce que esto último posee un contenido político de envergadura pero precisamente ésa es su mayor importancia. Los reclamos vendrán acompañados de una violencia progresiva y nuestra ex República podrá vivir en un escenario que por ahora no queremos calificar. Más aún, existen grupos a la espera de esta circunstancia para oportunamente intervenir, factor que se agranda frente a la destrucción de los aparatos de inteligencia, la drástica reducción de las fuerzas defensivas de la sociedad, la insólita y extraordinaria desfiguración de las capacidades policiales, la demonización de la historia utilizada como ariete ideológico impulsor de una nueva etapa revolucionaria que ya late en el horizonte.
Como si esto fuera poco, las recientes medidas generan otras situaciones irritativas que curiosamente, como todo lo que comentamos, se dan de golpe mientras Cristina se encuentra fuera del país. Entre esas situaciones podemos mencionar las excepciones adoptadas para con funcionarios de hasta un cierto nivel, para adquirir o vender divisas oficiales sin que nadie les pregunte nada. Así sucede, por ejemplo, con aquellos que pertenecen a la Aduana o a la AFIP -precisamente este último es el organismo que requiere informes a cualquiera que se acerque a una casa de cambios o a un banco. Esos funcionarios privilegiados pueden hacer sus operaciones sin explicación alguna, lo que genera fundadas suspicacias ¿Qué político ha salido a la palestra para exigir una explicación que permita entender y aceptar lo que sucede y controlarlo acorde con el espíritu intervencionista del Gobierno...? Ninguno, como antes y como ahora. Otro dato concurrente pero expresivo de una faceta moral más profunda es el referido al intento de despenalizar el aborto, una medida que nadie o muy pocos votaron. Precisamente, quienes siguen de cerca este tema recurrente y representativo de la decadencia que caracteriza a nuestra época, han detectado que los grandes intereses que están detrás de esta iniciativa quieren aprovechar el conflicto financiero y económico como un instrumento distractivo que permita superar el escollo que significa la ausencia de los votos necesarios para el primer dictamen de Comisión en Diputados. Éste cuenta con la firma de sólo cinco legisladores sobre treinta y uno y ya fue impugnado por la diputada reelecta Patricia Bullrich. A su vez, la más que discutida ultrakirchnerista Diana Conti quiere impulsar el confuso texto para su debate -siempre en ausencia de Cristina- y plantear este espinoso asunto en el centro de la tormenta que ya sopla para avanzar en busca de una difícil aprobación.
Para alcanzar este objetivo habrá más movilizaciones y se levantarán argumentos desde todos los rincones religiosos pero impertérrita, Conti repetirá la misma conducta que desempeñó en el Consejo de la Magistratura, un asunto que ofrece un paño amplio y severo para un detallado análisis. Esto no es lo único que ocurre. El campo de la droga y el consecuente narcotráfico, cada vez más poderoso, posee un contenido que ya pasó el nivel de alarma y llega a las familias, escuelas, universidades, discotecas y sacude el difícil futuro de la juventud. Todo se suma y agrega demasiado peso a las probabilidades del devenir: políticos ausentes, dirigentes que no aparecen, escarnio para todos quienes llevaron o llevan uniforme, leyes modificadas en favor del desguace de la sociedad, leyes retroactivas que desmerecen la institucionalidad, jueces prevaricadores en distintas cuestiones y, para sintetizar, una tragedia nacional que viene a ocurrir sin cabezas frías y aptas para atender estos momentos de crisis mundial para la que no estamos blindados como se aseguró en un momento de apuro. Es posible que en Francia, cuando se hable de la creciente importancia de Irán en el escenario estratégico de allí y de aquí, Cristina tenga un atisbo, una percepción de la envergadura en que está colocada la Argentina y lo que le espera de aquí en adelante, sobre todo cuando por el rigor de los acontecimientos -los cacerolazos serán los menores- la gente grite a voz en cuello “¡Yo no la voté!”... aunque lo hayan hecho. Así es de cambiante una importante porción de la sociedad argentina, incluso los jóvenes remunerados de La Cámpora, seleccionados para gobernar, sin antecedentes válidos y para cobrar un sueldo. En su momento, ellos también serán militantes vergozantes.

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