Tímidos intentos antes de la nueva etapa
Dos temas de enfrentamientos internos en el oficialismo bonaerense vienen germinando a paso lento, pero firme. Coparticipación y regionalización.
El primero de esos tópicos apareció tal vez de boca de algunos sciolistas que, en procura de habilitar excusas por alguna tormenta inminente en las finanzas apelan ya a recursos que no fueron tenidos en cuenta en los últimos cuatro años.
A manera de quien ya abre el paraguas antes de la lluvia, una funcionaria, que muy pronto dejará sus funciones en el Ejecutivo lanzaba su lamento a viva voz: “somos la Provincia que menos recibe recursos en materia de coparticipación”. Esto ocurrió durante la última reunión de la comisión técnica salarial docente, una denominación que posterga la realización de las paritarias.
De esta manera, y como confesión desde el gobierno se intentaba fundamentar el ofrecimiento de una oferta salarial que, con suerte, podría conocerse para febrero del año que viene.
La respuesta de algunos de los gremios allí presentes no se hizo esperar. Se le indicó a esa funcionaria que eso encerraba un deber pendiente del Ejecutivo y correspondía cuanto antes hacer saber de esas circunstancias a quien corresponda. Entre otros, a la Casa Rosada y al Congreso.
Ocurre que, en el contexto de una sequía financiera, determinada por la crisis internacional, por la ausencia de créditos y por imperiosas necesidades de cubrir erogaciones fijas, el subconsciente aflora de manera espontánea. Aquel problema de la escasa coparticipación, minimizado durante toda una gestión, ahora parece cobrar ribetes de cuestión de estado.
La situación financiera no es algo producto de una interpretación intencionada. Ya existen distintos estamentos de la administración pública donde el pago a proveedores aparece más demorado de la cuenta.
La primera consecuencia que se dispara de este asunto delicado surge de la tensión que se sufre puertas adentro del sciolismo de no poder siquiera denunciar abiertamente esta cuestión para no provocar a la Casa Rosada. El kirchnerismo más consecuente operará como escudero de Cristina reprochando abiertamente o en la intimidad la supuesta mala administración de los recursos disponibles.
El otro gran disparador pasó a ser el proyecto de regionalización ideada por el vice del grupo BAPRO, Santiago Montoya.
Hay cierta intención de Daniel Scioli de darle curso de aprobación antes del recambio legislativo. Se supone que después del diez de diciembre Gabriel Mariotto, quien ya está operando sobre el tema tendrá agigantada su influencia cuando asuma y alentará al Senado a un estudio intensivo del cual derivarán varias modificaciones.
Esto Scioli lo toma como un fuerte condicionamiento. El mandatario, quien siempre fue muy flexible con sus iniciativas no está dispuesto a ceder a Mariotto un ápice de lo prescripto por el ex titular de ARBA.
Curiosamente sí lo hizo con las bancadas radicales, a quienes se les contempló una serie de inquietudes de sus intendentes, quienes desean tener un mayor protagonismo en el armado de este nuevo sistema.
Sin embargo, el Senado dio la sorpresa y postergó el tratamiento, sin conocerse si habrá sesión antes de producido el recambio. En la Cámara Alta bonaerense la oposición se mantiene entre la obcecada resistencia y la crítica constructiva. Esas perspectivas son difíciles de combinar y es difícil lograr una síntesis. Y, por el momento, aparece la incertidumbre respecto de un número favorable para obtener la aprobación, aunque en el oficialismo dicen que todo tendrá un desenlace positivo para sus expectativas.
Después del 12 de diciembre, fecha de asunción para el nuevo mandato del Gobernador, la situación será muy distinta. Habrá otros protagonistas monitoreando de cerca y controlando ciertas salidas de cauce que pudiera producirse respecto del pensamiento de la Casa Rosada. El proyecto nacional ajustará firmemente las clavijas y sólo el tiempo será testigo de cuanto es el límite que intentará dar Scioli ante eventuales intromisiones de sus socios en el oficialismo.
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