sábado, 2 de julio de 2011

El curioso progresismo cristinista

Con la salida de Chávez por razones de salud, la Presidente aspira a centralizar en la Argentina el Socialismo del Siglo XXI y canalizar a las izquierdas latinoamericanas. Sin licitación, se compra gas a Qatar por 40 mil millones. Preparaban una silbatina para la Presidente y Evo en La plata. Se esperan más protestas por las candidaturas. La filosofía de la Casa Rosada.
A partir del momento en que Cristina Fernández resolvió enclaustrarse políticamente con la vieja izquierda maoísta que encarna Carlos Zannini, eligió el camino de una derrota casi segura. Su amigo, el embajador en España, se lo advirtió cuando se enteró de su proyecto de convertir a la Argentina en un punto referencial ideológico, político y económico para lo que ella entiende como un proyecto lanzado hacia el futuro de una nueva realidad convocante de la región y de allí jugar una posición más amplia y universal. Esta vez Carlos Bettini tuvo razón cuando dio un portazo y regresó a Madrid a continuar con sus negocios.
Esto que parece una fantasía exagerada es lo que realmente la Presidente puso en marcha con la suficiente anticipación. Para ello creó La Cámpora como órgano de reclutamiento pago, única forma de contar con elementos jóvenes y otros no tanto, que acepten jugarse en una idea que se inserta en el llamado Socialismo del Siglo XXI. Esto no resulta tan simple pues constituye una mezcla curiosa de dirigismo, capitalismo comprometido y lealtades demostradas. Para la inculta Cristina, es una fórmula que, sustentada en su egolatría, la llevaría a pasar -cree- a la historia como la inspiradora de un nuevo movimiento histórico, trascendente y convocante de las tendencias izquierdistas que asoman en Latinoamérica. Ahora que desaparecerá Hugo Chávez Frías -todo un tema- desde su altura intelectual piensa que muy bien podría ser Buenos Aires el centro de atracción y expansión del proyecto.
Esta forma de razonar (¿razonar?) marginada de la realidad y de los componentes que configuran el imaginado escenario de esta parte del mundo, posee un eje cuya sola mención permite entender algunos de los pasos de su Gobierno. Se trata del reemplazo de una burguesía (la nuestra, como lo mencionamos hace unos días) por otra que es la que asoma bajo la cobertura del amiguismo económico que crece a costa de todo. El interés material debe suprimir cualquier otro sentimiento y dimensión cultural vigente. Reemplazar valores y recuerdos históricos es otro de los puntos cardinales de lo que se trata de impulsar acorde con la filosofía de Ernesto Laclau y Chantal Mouffet, entre otros “pensadores” modernos a los que nos referimos oportunamente en medio del desinterés de los políticos por esa curiosa y forzada realidad que ya encendió sus motores. Cristina asegura que es hegeliana, aunque creemos que limitada a estos conceptos, a este criterio reducido principalmente a lo expresado.
Para llevar adelante esta aventura hace falta contar con dinero y con actores fieles que sepan utilizarlo. Como una parte substancial de esta operatoria requiere romper con tradiciones y sus representantes, lo importante es suprimir el “antiguo” sentido de la jerarquía, la autoridad y la identidad y en consecuencia, la educación es uno de los principales blancos que requiere una transformación con miras al futuro. Concurrentemente, el progresismo propicia el reemplazo de toda representación de los miembros y del orden “de la vieja burguesía” y así, tras la reforma de los códigos que limita y lo reduce progresivamente la función policial del Estado, otro factor a ser destruido es el militar. Esto explica la política contraria a las actuales Fuerzas Armadas y la persecución a que son sometidos sus integrantes, persecución que reúne una carga psicológica lo suficientemente poderosa como para suprimir cualquier intento de reacción.
El dinero discrecional para este proyecto se obtiene de diversas maneras: adjudicaciones directas, planes de obras necesarias o aleatorias, centralización de todas las fuentes financieras o de acumulación de capitales de cualquier índole y sobre todo, contar con el respaldo de la mayor cantidad posible de componentes sociales. Para eso están los subsidios. Simultáneamente, las decisiones políticas quedan personalizadas en quien ejerce y simboliza el poder. Lo ocurrido el sábado en Olivos para designar a los candidatos del oficialismo, es un resumen bastante aproximado a lo que explicamos.
Pero estos planes suelen enfrentar escollos inesperados: la enfermedad de Chávez, quien gobernará a Venezuela desde Cuba, es uno de ellos, al margen de las apetencias que pueden despertar en Cristina. Sin duda, el problema para el socialismo que pregona el teniente coronel con cáncer es uno de esos escollos, tanto hacia afuera como hacia adentro de su propio país, que puede ingresar en un gravísimo conflicto interno. Sea o no así, lo concreto es que ahora se abre en la región un proceso de inestabilidad que puede tener impredecibles derivaciones. Mientras tanto, las persecuciones militares tienen un denominador común: no sólo en la Argentina sino en el Uruguay, Chile, Bolivia, Colombia incluso y posiblemente Perú con aspiraciones de extenderse al Brasil; hay y habrá presos políticos, por cierto, con variantes acordes con sus propias realidades.
Hasta aquí el curioso progresismo cristinista que aspira a extenderse. Ahora veamos las reacciones. Ayer por la tarde, los asesores de inteligencia de la Presidente le aconsejaron que no concurra a La Plata a la inauguración de la Copa América. Jugaban la Argentina y Bolivia, encuentro que justificó la presencia de Evo Morales, quien vino para negociar un contrato millonario de exportación de gas a valores muy superiores de los de mercado. El caso es que se preparaba una gran silbatina que dicen organizaron los intendentes del conurbano molestos por la digitación de las candidaturas en Olivos. Después de la plantada del gobernador de La Pampa, éste sería el segundo paso de la debacle.
Mientras tanto, la obtención de recursos sigue su marcha, aunque con dificultades, por la repercusión en nuestra economía de la crisis europea. China amenaza con reducir sus compras de soja y los valores de la oleaginosa y de los cereales caen en el mundo. Esto no impide que se haya firmado con el estado árabe de Qatar un contrato -sin licitación- por 40 mil millones de dólares -así como suena- para comprarle gas durante veinte años a un costo superior en un 50 por ciento al promedio de la plaza internacional. Ahora se prepararía una importante operación con Chile que también quedará a cargo de De Vido, no de Boudou, que debe esperar una poco más para estas cosas. De todos modos, el candidato a vicepresidente podrá imaginarse el monto de las comisiones que dejarán las compras, como así también las de la construcción de un gasoducto de 200 kilómetros de extensión, que debe partir desde el Golfo San Julián. Así trabaja el progresismo dispuesto a crear una nueva dirigencia.

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