sábado, 2 de julio de 2011

LA POLARIZACIÓN EN LA PRIMERA VUELTA: ¿ES INEVITABLE? Primarias: El gobierno atrapado en su propia trampa

En los últimos tres años, el kirchnerismo creó, impulsó y defendió a capa y espada las primarias abiertas simultáneas y obligatorias. La paradoja es que ahora quedó entrampado por su propio invento. Primero algunos analistas y ahora no pocos dirigentes van instalando la idea de que las primarias del 14 de agosto producirían en el electorado una polarización entre el Frente para la Victoria, que obtendrá seguramente la mayor cantidad de votos, y el que le siga, hoy supuestamente la UDESO con Ricardo Alfonsín. Este efecto polarizador haría que, para el 23 de octubre, el radical absorba probablemente un alto porcentaje de voto útil que migre de las otras candidaturas opositoras. Así las cosas, las primarias se estarían volviendo peligrosas para CFK. Si en la polarización Alfonsín llega luego a superar la barrera del 30%, el kirchnerismo se vería obligado a disputar el 20 de noviembre un difícil ballotage.
Esta encerrona que va tomando forma le plantea al Gobierno una redefinición de su estrategia electoral. Es que el probable efecto polarizador del resultado de la primaria minimizaría entonces la gravedad de la dispersión opositora en seis fórmulas presidenciales.
La lógica indica que, para escapar a esta trampa y evitar la segunda vuelta, el oficialismo debería encaminarse entonces a conseguir el 45% de los votos en la primera vuelta. Un porcentaje que, hoy por hoy, parece al menos improbable.
Otras soluciones
Pero el efecto polarización podría licuarse si se producen algunas variantes. Por ejemplo, una diferencia en votos reducida entre el segundo y el tercero en la primaria podría abortar la tendencia a que la oposición se concentre detrás de Alfonsín. Con los números que se disponen actualmente, Eduardo Duhalde sería el que más arrima a Alfonsín. Una diferencia pequeña entre ambos podría tal vez solucionarle entonces el problema al kirchnerismo, diluyendo la polarización.
La otra alternativa que favorecería a Cristina sería que el segundo en la primaria alcance un porcentaje de votos tan inferior al del FpV, que el electorado opositor no se entusiasme con votarlo. Por ejemplo, una diferencia en contra de 20 o más puntos pondría en evidencia que Alfonsín no estaría en condiciones de disputar la presidencia.
De más está decir que el incierto efecto polarizador de la primaria no sólo podría llevar a CFK al ballotage sino que vaciaría parcialmente el caudal electoral de los otros competidores, Hermes Binner, Alberto Rodríguez Saá y Elisa Carrió.

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