miércoles, 27 de julio de 2011

ESCUDO NORTE SERVIRÍA PARA REALIZAR INTELIGENCIA INTERIOR

Milani, el operador militar del cristinismo, en problemas
El marketing de la seguridad intentado por el gobierno con la operación Escudo Norte tuvo corta vida. A pocos días de su puesta en marcha con toda la pompa por parte de Cristina Kirchner en Santiago del Estero, diputados de la oposición denunciaron que los 20 radares RASIT del Ejército “no sirven” y que tampoco son suficientes los seis radares 3D (tres dimensiones) que prometió la Presidente.
“Los RASIT son para las planicies, para movimientos de tropas y tanques. Llegan hasta la copa de un árbol, no sirven para detectar aviones ilegales”, sostuvo el diputado nacional Julián Obiglio (PRO), lo que se confirma en las características técnicas de los radares.
En cuanto a los radares 3D, dijo que su alcance es de 400 kilómetros.
“Hay 3.600 kilómetros de frontera, y se necesitarían 12 ó 13 para cubrirla. La Presidente llevó un prototipo el miércoles y anunció que habrá otros seis que tampoco alcanzan, y recién para 2015”. El legislador también advirtió que, si bien actuarán aviones Pucará de la Fuerza Aérea, tampoco está contemplado el derribo de aeronaves sospechosas.
Por su parte, una calificada fuente militar coincidió en que los RASIT son “totalmente inútiles para el medio aéreo. A lo sumo brindarían una ayuda auxiliar al radar principal”. Informadorpublico.com, por su parte, había anticipado el tema, analizando las deficiencias de Escudo Norte (ver Radarización: El nuevo negociado). Este plan, destinado a captar votos de clase media, mostrando un gobierno con iniciativas para mejorar la seguridad, tiene un autor, el general César Milani, Subjefe de Estado Mayor y Director de Inteligencia del Ejército. La ineficiencia de los RASIT para rastrear el espacio aéreo tendría una explicación. Los radares en cuestión sí son, en cambio, eficientes para el rastreo terrestre y formarían parte de un plan de Milani para realizar inteligencia interior (prohibida por la Ley de Seguridad Interior para las Fuerzas Armadas), bajo la simulación del combate al narcotráfico y excediendo claramente los límites legales del apoyo logístico a la seguridad. De este modo, el gobierno seguiría adelante con su plan secreto para convertir la inteligencia militar en una herramienta política más del kirchnerismo.
A todo esto, los recientes fracasos electorales del oficialismo hacen sentir su efecto en el núcleo cristinista que conduce la seguridad y la inteligencia, integrado por Carlos Zannini, Nilda Garré y Héctor Icazuriaga. El nerviosismo de este grupo lo llevaría a la desesperación, ante la necesidad de producir hechos de alto impacto público destinados a frenar la tendencia descendente del gobierno. Milani y el Director de Inteligencia Interior de la SI (ex SIDE), Fernando Pocino (de llegada directa a CFK y fotografiado hace poco junto a Hebe de Bonafini), son los dos operadores que acaparan las jugadas oficialistas y con una creciente ineficiencia, vistos los resultados.
Síntomas de descomposición
El caso es que el desánimo se está instalando en el grupo de generales que responde a Milani, sobre todo a partir de la versión de que, en caso de llegar a la Casa Rosada Ricardo Alfonsín o Eduardo Duhalde, aquél sería investigado y sus negocios caerían bajo la lupa de la Justicia Federal, convirtiéndose tal vez en el caso emblemático de la corrupción K en las Fuerzas Armadas. Como una señal de que se acercan cambios, los generales Ricardo Luis Cundom, Alfredo Brown, José Eduardo Demaría y Jorge Luis Motta, asiduos participantes de reuniones con Milani y Garré, estarían negociando con otros sectores del generalato su abandono de la militancia K.
En el otro bando faccioso -anti Milani-, se encuentra el general Mario Gabriel Dotto, Inspector General del Ejército, cuyo principal mérito es colocar sobrenombres despectivos a sus superiores y adversarios. Dotto sigue la política de no asumir responsabilidades ni exponerse, porque abriga la esperanza de que, sin hacerse notar, terminará reemplazando a Milani. Pero éste, aunque mal parado, conservaría sus reflejos, porque ya estaría operando en el más alto nivel (la Casa Rosada a través de Garré) para sorprender a Dotto con su pase a retiro.
En esta batalla entre facciones, Milani todavía está en carrera para ser el próximo Jefe de Estado Mayor, en caso de que CFK sea reelecta. Pero no pasa por su mejor momento estos días, como lo prueban los mails que circulan comentando sus criticadas declaraciones al matutino El Liberal de Santiago del Estero, el pasado 21

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