sábado, 3 de septiembre de 2011

¿Caminata, minicorrida o corrida cambiaria?

¿Caminata, minicorrida o corrida cambiaria?
Se está acentuando la dolarización de carteras de los grandes operadores del mercado, pero también de los ahorros de la gente común, proceso que ayer llegó a poner el dólar a $4,27. El BCRA puso primero US$130 millones, que rápidamente fueron comprados, por lo cual redobló la apuesta con US$500 millones y logró entonces bajarlo a $4,24. Todo esto, luego de vender 200 US$millones el Nación y US$60 millones la ANSES. Es decir que el BCRA jugó fuerte y logró bajar la divisa. Pero mientras tanto, el real se devaluó y el dólar quedó en 1,65 reales, cuando anteayer estaba a 1,61. Si bien la Argentina evitó una devaluación de 3 centavos, quedamos entonces relegados en materia de competitividad con Brasil. Aparte, la economía brasileña sólo creció el 0,7 del PBI en el segundo trimestre y en julio decreció el 0,27. De ahí que la comisión de política monetaria (Copom) del Banco Central de Brasil decidió bajar la tasa Selic de 12,5 a 12%. Cabe recordar que la inflación brasileña era de cerca del 7% pero desde hace tres meses no pasa del 0,3% mensual. Así, es cada vez más probable que se anuncien nuevas bajas de la tasa de referencia para impulsar el crecimiento, que este año se preveía en el 5%, pero que ahora se redujo al 3,7%. Por éstas y otras razones, sería imperioso promover el crecimiento mediante el aumento de las exportaciones. Éstas y otras razones explican la devaluación del real, que de 1,50 pasó a 1,65.
Soluciones inquietantes
En nuestro país, en agosto, el BCRA vendió US$1100 millones y la inflación se aceleró, pasando al 2%, según la mayor parte de las consultoras privadas. La devaluación fue, por otra parte, superior a la tasa de interés -que estaba al 12,7%- ubicándose en el 1,44%. Es decir, superior a la tasa de interés anual pero por debajo de la inflación del mes. En definitiva, que el BCRA haya ofertado el viernes US$500 millones -perdiendo más de US$200 millones- no aleja el peligro de que el lunes los operadores y la gente vuelvan a comprar dólares. Ayer fue un viernes negro en todo el mundo, porque sigue la incertidumbre sobre la crisis de Grecia y el empleo no creció en los Estados Unidos. Más que suficiente como para derrumbar los mercados del mundo.
La principal usina de la incertidumbre local consiste en que el mercado quiere saber cómo se financiará el llamado “modelo” para pagar los vencimientos externos de el año que viene. Amado Boudou dijo que se negociaría con el Club de París, pero aclaró asimismo que no aceptará la revisión del artículo IV del Fondo Monetario Internacional. O sea que, en realidad, no se sabe cómo negociará con el Club de París, ya que no se pueden pagar los US$9.000 millones en un pago o en dos años -como exige la entidad europea- si no se acepta la revisión del FMI. Boudou asegura, entonces, en privado, que acordará con el Club de París y volverá a los mercados voluntarios de crédito, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. De ahí que los operadores del mercado creen que el gobierno acudirá a nuevas confiscaciones de activos líquidos que le permitan financiarse. Es que hoy, salir al mercado cuesta más del 10% en dólares. Por eso, en el gobierno se habla en voz baja de un manotazo a los depósitos en dólares, aumentar las retenciones al oro, estatizar el comercio exterior o nacionalizar YPF. Este clima de sospechas explica de sobra el nerviosismo por el dólar. Los mercados, sin duda, son oponentes más serios que los presidenciables opositores.

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