Las oficinas del titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (ASFCA) y candidato a vicegobernador, Gabriel Mariotto, son un hervidero. Allí se planifica el golpe político para vaciar de poder a Daniel Scioli apenas CFK sea reelecta presidente el 23 de octubre, como todo parece indicar. El desembarco cristinista en La Plata empezó con el anuncio de que Silvina Gvirtz, hermana del conductor del programa oficialista 6,78, Diego Gvirtz, reemplazará a Mario Oporto en la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia. También avanza a paso firme el desplazamiento del ultrasciolista Baldomero “Cacho” Álvarez -Ministro de Desarrollo Social- por el diputado provincial cristinista Fernando “Chino” Navarro. Esta jugada tendría valor estratégico, porque implicaría que el control político de la gran caja de Desarrollo Social pasaría a manos kirchneristas, favoreciendo un mayor condicionamiento de los intendentes. Por su parte, Cristina Álvarez Rodríguez, actual ministra de infraestructura, ya se reporta al gobierno nacional.
Paralelamente, el principal operador bonaerense de Florencio Randazzo, el Ministro de Asuntos Agrarios Ariel Franetovich, reemplazaría a Raúl Pérez en la presidencia del bloque de diputados del FpV. Con Franetovich presidiendo el bloque de diputados y Mariotto el Senado, el cristinismo cree que se asegurará el control de la legislatura bonaerense. Pero el vaciamiento de Scioli iría mucho más lejos, porque en Olivos ya se habla de que debería renunciar el actual Ministro de Gobierno bonaerense, Eduardo Caamaño, un ex duhaldista considerado el ideólogo de muchas de las iniciativas de Scioli para tratar de diferenciarse del gobierno nacional.
De producirse, la caída de Camaño sería una señal inequívoca de que el gobierno platense sería un simple satélite de la Casa Rosada. Pero hay más, los repetidos ataques de Hebe Bonafini, Eugenio Zaffaroni y León Arslanián contra el ministro de Seguridad y Justicia Ricardo Casal -que se detuvieron sólo por la campaña electoral- continuarían pronto con mayor ímpetu. El objetivo de que un hombre del equipo de Arslanián conduzca la seguridad provincial seguiría en pie, aunque también corre la candidatura del ex director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, Marcelo Saín, próximo a Horacio Verbitsky.
La conquista de La Plata
Convertir a Scioli en un gobernador títere sería, desde la óptica del cristinismo, una estricta necesidad política. Sólo así se podría completar el proceso iniciado en el 2003 por Néstor Kirchner. Éste hizo que los intendentes fueran financiados directamente desde la Casa Rosada, para erradicar así el duhaldismo de los municipios. La intervención del gobierno platense, que está en marcha, apunta para empezar a abortar el eventual lanzamiento del plan Scioli-2015. Y también levantaría una barrera para las pretensiones de Sergio Massa de suceder al ex motonauta. La presidente seguiría de cerca la evolución del eje Scioli-Massa, que podría canalizar a un peronismo que busca futuro, ante la imposibilidad de una nueva reelección (salvo, claro está, una reforma constitucional). Además, el ya publicitado entendimiento entre Scioli y Felipe Solá inquieta a la Casa Rosada, porque podría ser el embrión de un futuro oficialismo critico, en el que ya están anotados dos gobernadores: Juan Manuel Urtubey y José Manuel de la Sota. Hasta ahora, el patrón de conducta de Scioli es claro: ante cada presión kirchnerista trata de resistirse discretamente pero, antes que confrontar, siempre prefiere ceder. Ahora, paradójicamente, el día de su reelección puede marcar el comienzo de la pérdida de su poder.
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