jueves, 21 de julio de 2011

BLANCO PATEÓ EL TABLERO

La guerra por las boletas puede cambiar los resultados de las primarias
Al realizarse simultáneamente las primarias nacionales y las bonaerenses el 14 de agosto, el Juez Federal de La Plata Manuel Blanco tiene a su cargo entonces el control de ambas. Ayer, el magistrado sorprendió a la dirigencia política al resolver que la Justicia provincial no tendrá la responsabilidad de distribuir las boletas para “la apertura de las urnas” y “la reposición” en las elecciones primarias.
Según aclara la resolución, el “juzgado no tomará a su cargo la distribución de boletas de sufragio, resultando la provisión de las mismas a las mesas electorales, y su reposición, exclusiva responsabilidad de las agrupaciones políticas a través de sus respectivos fiscales”.
Aunque la información periodística no lo aclara, semejante decisión se fundamentaría en que, debido a la enorme cantidad de listas que compiten en cada agrupación política -sobre todo para concejales e intendentes- la multiplicación de boletas complica sensiblemente su distribución. Blanco pudo resolver así -y unos cuantos partidos ya están recurriendo su decisión- porque la ley 26.571 de reforma política y el Código Electoral Nacional difieren en el punto de las boletas. Este último, en su artículo 66, inciso 5, establece la obligación de la Junta Nacional Electoral de remitir a las mesas las boletas entregadas por los partidos políticos. En cambio, la ley 26.571, un engendro jurídico difícil de entender, nada dice sobre la distribución de boletas, lo que le permite al juez que controla el 40% del padrón nacional decirles a los partidos que organicen su delivery electoral como puedan, si es que pueden. Blanco lidera en la Justicia Federal una cerrada oposición al nuevo régimen de primarias. El 28 de noviembre del año pasado no se anduvo con medias tintas y aseguró que las primarias son impracticables. Su cálculo su simple: las primarias se realizarán el 14 de agosto y el 3 de septiembre vencerá el plazo para que los partidos presenten sus candidatos para su oficialización para las elecciones generales, por efectuarse el 23 de octubre. La Justicia tendrá apenas 18 días para realizar el escrutinio. Y la determinación del cumplimiento del piso del 1,5% de votos válidos emitidos que exige la ley para poder participar en la elección general podría quedar paralizada si uno o varios escrutinios entran en crisis o se judicializan, con las correspondientes impugnaciones y apelaciones que podrían llegar hasta la Corte Suprema. Más de un funcionario de la Justicia está convencido de que la advertencia de Blanco puede ser profética y que existen riesgos de que las primarias terminen en un escándalo mayúsculo, si el calendario electoral entra en crisis.
Los puntos que faltan
Volviendo a la batalla por la distribución de las boletas que acaba de empezar, el tema no es menor. Sólo hay dos fuerzas políticas en condiciones de autogestionarse en la distribución de boletas para las 32.000 mesas de votación que hay en la provincia, en un territorio cuya superficie supera la de Italia. Éstas son el PJ y la UCR, hoy aliada de Francisco De Narváez en la UDESO. Mucho más lejos, el duhaldismo podría contar con una aceptable red de distribución, aunque le costaría cubrir toda la provincia. Los que seguramente entrarían en emergencia con la decisión de Blanco serían Elisa Carrió, Alberto Rodríguez Saá, Hermes Binner y Alicia Argumedo. A sus respectivas alianzas les resultaría bastante difícil cubrir este gigantesco esquema, que sería problemático aun contratando empresas especializadas.
Si alguien quisiera pensar en las posibles consecuencias de esto, parece obvio que la no distribución oficial de la boletas favorecería al kirchnerismo y en menor medida a la UDESO, pero les restaría votos a todos los demás, porque en muchas mesas los votantes de las alianzas menores se encontrarían con que no encuentran la boleta de las mismas. Esta escasez haría que tengan más consumo las boletas que sí estén presentes, lo que aumentaría el porcentaje de votos del Frente para la Victoria y tal vez también de la UDESO. Es sabido que en Olivos crece la inseguridad acerca de si CFK obtendrá el 14 de agosto el 40% de los votos que le permitiría al gobierno darse por ganador, sin ballotage, para el 23 de octubre (siempre y cuando ningún opositor alcance el 30% de los votos). ¿Está empezando el juego sucio para que el gobierno se garantice el 40%? Según algunas fuentes oficiales, el kirchnerismo hasta podría forzar todavía la suspensión de las primarias a través de su judicialización. Sin embargo, cada día que pasa esta posibilidad se acota.
Lo que a esta altura resulta indudable es que el kirchnerismo está cayendo en su propia trampa: el “Cristina ya ganó”. En circunstancias normales, obtener 35 puntos en la primaria sería un buen resultado, que le daría serias chances de superar el 40& el 23 de octubre. Pero en las actuales circunstancias, llegar a 39 puntos podría ser leído como un fracaso oficialista. La esperanza cristinista para la primaria es el corazón del aparato clientelista montado en el segundo cordón del conurbano, donde una abrumadora diferencia a favor de Cristina le permitiría compensar con creces los flojos resultados que le esperan en Santa Fe, Córdoba y la Capital. La guerra por las boletas acaba de empezar. La decisión de Blanco, si es confirmada por la Cámara Nacional Electoral, le podría dar entonces a la Casa Rosada algunos puntos vitales para llegar al número mágico: 40%.

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